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Capítulo 30

╔══════❀・°・❀══════╗

—¡Jayden, maldita sea, baja la velocidad! —grita Max aferrándose a su asiento.

Después de tener conocimiento sobre dónde deberíamos hacer la entrega, subimos rápidamente a la minivan para dirigirnos a Siracusa y Jayden parece bastante desesperado.

—¡¿Qué no lo entiendes?! —Jayden acelera, así que aprieto el cinturón de seguridad con fuerza, apoyándome en el respaldo de mi asiento—. ¡Si no vamos rápido nos dejarán y tendremos que manejar por horas hasta Nueva York, perdiéndonos así el desfile y nos será más difícil hallar al señor!

Ryan parece asustado ante tanta velocidad, creo que quiere vomitar o arrojarse por la ventana, no lo culpo, yo también siento lo mismo. Skyler está como si nada mirándose las uñas y una que otra vez mira el exterior, ¡ella está acostumbrada! Si estuvo conduciendo a alta velocidad en una carrera, la velocidad que aplica Jayden es absolutamente para nada comparable a cuando la rubia corrió.

—¡Estamos a unas manzanas de llegar, ya baja la velocidad, nos vas a matar! —Y con esas simples palabras, el castaño con mechas rubias parece reaccionar, así que reduce la velocidad haciendo que todos (excepto Skyler) suspiremos de alivio.

—Sí, perdón, me pasé...

—Gracias, Jayden —dice Max—, ya verás que los encontraremos, subiremos a la avioneta y estaremos en esos cómodos asientos rumbo al desfile de Macy's

Y no fue así.

Habíamos llegado al aeropuerto con las esperanzas hasta por los cielos, pero al no encontrar la avioneta al que habíamos llegado Max y yo, supimos que llegamos tarde. El chico que condució el pequeño carrito aquí nos informó que ellos ya habían partido hace no más de media hora, incluso esperaron más de lo debido por si llegábamos a aparecer.

Ahora nos encontramos en el patio de comidas del aeropuerto, esperando por Jayden y Ryan que fueron a recoger nuestros pedidos que pagamos al juntar algo de todo nuestro dinero. No hemos comido desde hace mucho y Ryan y yo solo alcanzamos a ingerir lo poco de una ensalada.

Estamos demacrados, hicimos mucho movimiento toda la noche y parte de la tarde para estar así. Debajo de nuestros ojos están empezando a formarse bolsas, escuchamos a nuestros propios estómagos reclamar comida y creo que Max está durmiendo sobre nuestra mesa. No fue difícil encontrar una, es decir, ya de por sí todas están sin personas, a excepción de dos o tres de las miles que hay. En una hora serán las doce de la noche y los pasajeros de los aviones están abordando hacia sus propios destinos por lo que no hay actividad por aquí. Mientras tanto, nosotros estamos varados sin saber qué hacer ahora.

O bueno, yo no sé qué haremos, no tengo ni idea si los chicos tienen algún plan.

Agradezco cuando Ryan trae mi bandeja con mi comida, Skyler no le dice ni una palabra a Jayden cuando recibe la suya y Max limita a darle una rápida mirada de agradecimiento antes de devorar todo el contenido de la bandeja. Yo como más despacio a comparación de los demás, siento mi estómago revolverse y sé lo que me espera.

¿Por qué siempre me pasa esto en este tipo de situaciones?

Los dolores cerca de mi abdomen disminuyen así que me quedo tranquila por el momento, aunque sé que debería protegerme ante cualquier... accidente, el cual, por suerte, aún no sucede, pero apuesto a que pronto sucederá uno.

—Tengo miedo de que el encargado de la tienda note que el auto está afuera. —Max deja de lado su cuchara y lanza miradas a la salida, a pesar de que por ahí no se encuentra el estacionamiento, sino mucho más lejos.

—¿Cuántas horas te lo dejó? —inquiero llevando una cucharada de comida a mi boca.

—Eh... Respecto a eso. —Aparta la vista de mí y la fija en su plato, llenándose la boca de comida.

—Max ,—Lo miro amenazante—. ¿hiciste otra cosa aparte de sobornarlo?

Señala su boca, indicando que no puede hablar con todo su alimento dentro.

Abro la boca indignada, ¿no quiere contestarme la pregunta? ¿Qué hizo esta vez?

—Summer, —Mis ojos se posan en Jayden—. ¿No lo entiendes acaso?

—¿Entender qué?

Rueda los ojos y me regala una sonrisa socarrona.

—Max obviamente sabía que nosotros vendríamos, y las posibilidades de no encontrarnos con las personas que los trajeron aquí eran altas, así que simplemente alquiló la hora máxima con el auto y después simplemente nos lo llevaremos...

—¿Qué...? —¿Llevarnos el auto, es decir... robarlo?—. ¡¿Qué?! —No me molesta gritar porque no hay absolutamente nadie en este patio, pero de todas maneras, bajo la voz—. ¿Estás tratando de decir que nos... robaremos ese auto?

—No tenemos otra opción. —Encoge los hombros—. Ir en bus nos llevaría años conociendo su límite de velocidad en la carretera, además de que no hay una estación que indique que nos lleve a Nueva York, por lo cual demoraríamos más en encontrar uno a estas horas; gastaríamos el dinero que es lo más importante para comprar nuestra comida; —Señala mi plato vacío en la mesa—. y trasportar todos nuestros objetos sería una gran y dolorosa carga...

—Pero no podemos simplemente robarlo —interrumpo—. No, no podemos hacerlo. Ryan... —Me dirijo a él.

Él deja de beber su soda y me señala con la cabeza a Jayden.

El mencionado me da una sonrisa de lado.

—No me dejaste terminar. —Me señala con su tenedor—. Encontraremos el mismo local que nos arrendó el auto, en Nueva York. Ese tipo de empresas están dispersas por todo el país así que no será un problema.

»De ser el caso de no encontrar un trasporte útil que nos lleve a Boston, seguiremos usando la minivan y buscaremos un local en esa ciudad.

Mis hombros caen y me tranquilizo.

—No vamos a avanzar dos pasos haciendo las entregas para salir de esto y luego retroceder cinco robando, Summer —añade Max.

—Sí, lo entiendo, perdón... —Jugueteo con mi pulsera.

—Además, —Max se levanta, seguido de Jayden y Skyler con sus bandejas vacías, el castaño de mechas rubias tiene la amabilidad de tomar mi bandeja y la del chico a mi lado para botarlas—. sin ese auto, estamos prácticamente varados.

Dicho esto, salen de mi vista dirigiéndose al basurero.

Siento a Ryan levantarse a mi lado, me extiende la mano al ver que me quedo pensativa sin hacer un movimiento.

—¿Vienes? —pregunta.

Y no lo dudo ni un segundo.

—Claro. —Tomo su mano que ayuda a levantarme, y juntos seguimos los pasos de los demás.

Mis ojos empezaron a abrirse, todo lo que encontré fue oscuridad y el sonido del auto avanzando por toda una carretera vacía, ¿en qué momento me había dormido? Me acomodé mejor para intentar dormir de nuevo, pero algo me inquietó, esto no era el respaldo de mi asiento, no lo era, era diferente. Cálido, cómodo, suave, era... un cuerpo, sí era eso.

Y ahí es cuando empecé a tomar conciencia de las cosas.

Después de abandonar el aeropuerto, salimos rápidamente en dirección a Nueva York en la minivan para que así el encargado de la tienda no se dé cuenta de nosotros. Fue sencillo, considerando que Jayden se desesperó un poco y aceleró como nunca. Jugamos unas cuantas rondas de "Veo veo" hasta que finalmente nos cansamos y fuimos a dormir. Jayden apagó las luces del interior del auto, Skyler se recostó en los asientos traseros, y Max se acomodó en el asiento del copiloto inclinando su silla hacia atrás; por otro lado, yo me acomodé a una distancia considerable de Ryan para que ambos podamos tomar parte de los tres asientos y dormir sin sufrir un dolor de espalda, pero, conociéndome, debí haberme movido mucho y terminé recostando mi espalda en el costado de Ryan, casi estoy sobre él.

Ryan parece seguir durmiendo profundamente con su cabeza ligeramente inclinada hacia mi dirección. Rayos, no quiero interrumpir su sueño moviéndome, pero necesito hacerlo, me siento incómoda estando en la misma posición. Me muevo sigilosamente haciendo un intento de no despertar a nadie, ninguno se inmuta, así que me acomodo mejor y termino recostada más en Ryan. Diablos, ese no era el plan inicial, el objetivo era separarme de él, no acercarme más. Oh, pero se siente tan cómodo, y él parece estarlo también.

Por la posición en la que se encuentra el chico, las gafas de sol resbalan poco a poco hasta caer y hacer un mínimo sonido en el suelo del auto, cierro mis ojos por instinto, eso debió haberlo despertado. Aprieto más mis parpado al detectar un poco de movimiento de parte de él, pero en vez de alejarme a patadas o empujones, su brazo, que se encontraba aplastado ligeramente por mi cuerpo, hace un esfuerzo por salir y rodea cerca de la zona de mi abdomen para... atraerme más a él. Mi cerebro manda señales a mi cuerpo de seguirle la corriente y eso hago, me acerco más él, me siento un oso de peluche. Al ver que vuelve a un estado de inconsciencia, suspiro levemente, ¿yo soy el oso de peluche, no lo será él? Es decir, estar ahora recostada casi en su regazo me hace sentir bien, cómoda... muy feliz en realidad. Mi corazón bombea con rapidez al ver su cara iluminada por el pequeño haz de la luna que se refleja por la ventana, sus labios rosados entreabiertos, sus pómulos con un pequeño tono de rosa, sus párpados cerrados y una respiración pausada; se nota en paz, a pesar de dormir en los asientos de un auto. Soy capaz de escuchar mis propios latidos por los fuertes que son, siento la zona de mis mejillas enrojecer y... no sé qué es lo que me pasa.

Ignoro esa sensación y me obligo a retomar el sueño. Unos largos minutos tratando de dormir de nuevo y, al final, siento que caigo en los brazos de Morfeo... Pero me alejan de ese lugar al escuchar un fuerte golpe en la parte delantera del auto, haciendo que todos nos sobresaltemos. Me siento rápidamente haciendo que un pequeño mareo se presente, veo a Max hacer lo mismo. ¿Qué acaba de pasar?

—Mierda... —murmura Jayden. Disminuye la velocidad del auto hasta quedar completamente inmóviles.

Max suelta un bufido

—¿Qué sucedió? —inquiere frotando sus ojos.

—¿Pueden callarse? —gruñe Skyler desde atrás.

—Nos callaríamos si esto no fuera grave —contesta el conductor. Enciende las luces del interior del auto y saca una linterna de la guantera—. Ryan, acompáñame.

Siento movimiento a mi lado.

—C-Cla... —Carraspea al escuchar su voz ronca gracias a recién haberse levantado—. Claro.

Ambos salen y la fría brisa se cola dentro del auto, haciendo que me estremezca de frío.

Max se asoma por los asientos y pasa de copiloto a mi lado.

—¿Qué crees que sucedió? —pregunto. Él encoge sus hombros y suelta un bostezo.

—Creo que una llanta pinchada, no estoy seguro. —Acomoda su cabello revuelto—. Si eso fuera cierto, estaríamos en problemas, no tenemos una llanta de repuesto.

—¿No lo sobornaste para conseguir un paquete con herramientas?

—Ja-ja, muy graciosa. —Rueda los ojos—. Y para aclarar, no lo soborné. Además, ¿por qué querríamos herramientas? Nosotros tenemos las nuestras, somos mecánicos después de todo.

—¿Los mecánicos llevan sus herramientas a todas partes? ¿Por eso necesitaban la bolsa que contenía tuercas y llaves en la carrera?

Niega con la cabeza. poya un brazo sobre el respaldo y se recuesta en él, mirando fijamente a la parte delantera del auto donde se encuentran Ryan y Jayden revisando.

—No, eso fue solo por prevención. En las carreras que normalmente asistimos... asistíamos, daban un gran recorrido a la pista, por lo que a mitad de toda la competencia no era extraño tener una llanta pinchada por el tipo de ambiente en la que podíamos hallarnos.

—¿Por qué eso me suena? —Rebusco en mi mente algo parecido—. Oh, los corredores hacían un pit stop*, ustedes son como los pit*. Mi familia a veces ve las carreras de la copa NASCAR por la televisión.

—Sí, algo así. Nuestros pit stop son muy diferentes a las carreras oficiales, sabes que en este tipo de cosas ni siquiera hay reglas así que...

—Oh. —Retuerzo mi pulsera—. ¿Pero quién corría para ustedes?

Escucho a Skyler gruñir desde su cama improvisada. Su cuerpo se encuentra de costado, haciendo que su cara quede en dirección a los respaldos de los asientos traseros, por lo que no podemos ver su expresión de molestia —que sé que la tiene—.

—¿Pueden callarse? Trato de dormir.

—Un "por favor" te iría bien —reclama Max.

Otra vez más gruñidos.

—Max, te voy a golpear.

—Está bien, está bien, no te molestamos. —Él alza sus manos con inocencia.

Escuchamos el abrir de las puertas por parte de Jayden y Ryan.

—¿Qué sucedió? —inquiero hacia el chico que se ubica a mi costado.

Max regresa a donde inicialmente se encontraba y se acomoda.

—Sí, ¿qué pasó?

—Una rueda pinchada —responde el chico de ojos avellana.

—Ya me lo esperaba. —Max resopla y reposa sobre su asiento—. No tenemos repuestos.

—Eso lo tenemos más que claro. —Jayden parece frustrado—. No es buena idea salir a pedir ayuda a estas horas, ni siquiera hay una sola alma por la carretera. —Señala con la linterna su ventana, y es verdad, desde que desperté no he visto ni un solo auto en el camino—. Además de que no hay ni una barra de señal, y no conozco un taller mecánico cercano.

»Será mejor hacer todo en la mañana.

—Tienes razón —interviene el castaño oscuro—. Deberías descansar, has estado conduciendo por horas, mira esas horribles bolsas debajo de tus ojos.

»Yo me quedaré despierto, el sueño se me ha ido por completo. No sé qué dirán los demás. —Gira hacia nosotros esperando una respuesta.

—A mí también se me fue el sueño. —Estiro mis brazos por encima de mi cabeza—. He dormido lo suficiente hoy.

—Yo también —añade Ryan.

—¿Skyler? —Volteo a verla.

Se levanta de repente y cruza sus piernas junto a sus brazos.

—No tengo sueño por su culpa, hablaban como loros.

—No niegues que prestabas atención a nuestra conversación. —Max interviene.

—Cállate, idiota.

Oigo a Jayden suspirar e inclinar su asiento hacia atrás, cruza sus brazos detrás de su espalda y mira fijamente el techo.

—Bueno, cuéntenme algo, no soy de dormir fácil —informa.

—Oh, yo me sé el cuento de los tres cerditos. —Max se recuesta más sobre su asiento—. ¿Quieres que te la recite y te alcance un oso de peluche junto a una manta?

—No me refería a eso.

—Era solo una sugerencia.

—Yo tengo algo —anuncio—, pero no creo que cause sueño.

—¿Es una historia de terror? —Max parece interesado—. Porque yo me sé unas historias muy buenas, así que no es necesario que cuentes.

Niego con la cabeza, parece una historia de terror, pero para mí.

—Es sobre mi compañero de escuela, —Comienzo—. el chico a quien entregamos el primer paquete, la caja musical.

—Oh, esto se pondrá interesante —dice Jayden.

—¿Qué sucedió? —inquiere Ryan hacia mí. La pequeña luz dentro del auto iluminan sus ojos avellana, haciéndolos brillar.

—Me dijo que mandó dos mensajes principalmente. —Le pido mi mochila a Skyler y ella me lo entrega, busco mi teléfono y lo saco de uno de los bolsillos. Abro las capturas de pantalla de los mensajes y se los muestro—. Los dos primeros son de él, pero no reconoció el tercero, el que decía...

—Que jugaba con nosotros —musita.

—Sí. Además de que... —Suspiro—. Otra de las razones por las que mis padres e incluso el director de mi escuela creen que la culpable fui yo fue por las cámaras de seguridad.

—¿Los pasillos de tu escuela tienen cámaras? —inquiere Jayden haciendo el intento de dirigir su mirada hacia nosotros, pero la posición se lo impide—. La mía apenas tenía salones de clase.

Ignoro el comentario porque me parce algo triste, no quiero divagar ahora en ello.

—Las cámaras me mostraron a mí... —Alzo la vista hacia Ryan, me mira fijamente esperando que siga con la información que tengo—. Pero no a ti.

—¿Sabotaje? —Max se dirige a nosotros.

Masajeo mis sienes porque este tema es muy confuso.

—No lo sé, solo... me mostraron los vídeos y solo aparecía yo corriendo por los pasillos, no estaba ni Ryan o la persona que nos perseguía. Tuve que prestar la suficiente atención para notar algunas partes de tu cuerpo. —Me dirijo al chico—. Solo nosotros dos sabemos qué sucedió en esos momentos y... Dios, yo no ocasioné nada, yo no hice nada y esos vídeos hacen parecer lo contrario.

»Además, ese mismo día resulté embarrada de pintura y me enteré que este compañero no tuvo nada que ver con ello.

—¿No tienes a alguien que te odie, o no sé, algo parecido?

—Mi circulo social es muy pequeño. Podría decir lo mismo que Skyler, pero no sucede nada que la perjudique, así que dudo que tengan algo en contra de ella.

»Si fuera alguien de la escuela, no hubiera recortado a Ryan del vídeo, si él estuviera ahí me perjudicaría más, por lo que sería un punto a favor.

—Pero no lo hizo —añade Skyler en voz baja.

—Pero no lo hizo —confirmo.

»He llegado a pensar que la persona que nos persiguió, que nos mandó el último mensaje, que recortó a Ryan del vídeo y me embarró de pintura son la misma. ¿Pero por qué haría algo así? ¿Creen que esto tiene que ver con las entregas que hacemos? ¿Estamos haciendo algo mal...?

—Maldición —gruñe el chico de cabello castaño claro—, esto es grave.

Max me dirige una sonrisa, una que quiere transmitirme tranquilidad.

—Solo hay que entregar todos los paquetes de allí atrás. —Señala la cajuela con su dedo índice—. Sigamos como en un principio, no tienes por qué alterarte, verás cómo nada estará en tu contra cuando acabemos. Si sigue pasándote cosas peores en la escuela cuando terminemos esto, no dudes en avisarnos.

Siento unos toques en mi hombro derecho. Ryan me extiende una manta azul porque noto que estoy temblando, es el frío y los nervios combinados. Le agradezco y me regala un sonrisa.

—Ahora, ¿puedo contar el cuento de los tres cerditos? —Hacemos quejidos solo para molestar al chico—. ¿Qué? Apuesto a que el sueño regresa a ustedes en un santiamén.

Así pasamos un par de horas más, contando historias entre nosotros, de terror para ser específica. Me quejé en un principio porque a veces soy muy miedosa y ni un pequeño relato puedo escuchar antes de taparme los oídos y hacer de la vista gorda, además de que el ambiente en el que nos encontramos (dentro de una minivan en medio de la nada, y sin ningún alma en la carretera) no ayudaba para evitar el miedo. Por suerte mía, Max contó un par de historias de miedo antes de pasar a las de humor, haciendo que todos, sin excepción, soltemos carcajadas, haciendo que poco a poco nuestros cuerpos se cansen y nos quedemos profundamente dormidos.

—¿Tienes algo? —pregunta Jayden desde abajo.

Muevo su celular de un lado a otro, tratando de encontrar un posición donde la señal llegue y poder llamar a un servicio mecánico. Hay una pequeña empresa que Max conoce a un par de pueblos lejos, logró recordar el número y ahora solo necesitamos llamar.

Lamentablemente sigue sin haber alguna alma sobre la carretera, y cuando un auto pasaba ignoraba nuestros llamados.

Bajo la mano donde se encuentra el celular de Max, no hay ni una sola barra en este lugar. Suspiro.

—Nada de nada —Salto desde el tronco y caigo medio agachada, Max se acerca hacia mí para tomar el celular entre mis manos.

—Lo único que nos queda es caminar y pedir ayuda a quien sea que nos aparezca.

Mi estómago ruge, ya son las diez de la mañana y no hemos probado bocado desde ayer.

—¿No creen que deberíamos esperar si llegan más autos? —Los tres nos acercamos a la minivan.

—Si esperamos no llegaríamos a tiempo a Nueva York. El desfile empieza a las nueve de la mañana, mientras vamos, compramos repuestos, nos alojamos, comemos y encontramos al señor, es mucho a mi parecer.

—No quiero caminar, Max.

—Y no es necesario que lo hagas, necesitamos que alguien cuide el auto mientras pedimos ayuda.

—Entonces me quedo.

Entro al vehículo y encuentro a Ryan en mi sitio con las gafas de sol puestas, por lo que no sé si está mirándome o sigue durmiendo desde ayer.

La escena de nosotros dos durmiendo juntos se proyecta en mi mente y hace que me sonroje notablemente. Desvío mi mirada y me siento donde él antes.

—Yo caminaré para pedir ayuda —informa Jayden desde afuera, le dirige una mirada a Skyler en los asientos traseros—. Skyblue me acompañará.

Los ojos verdes de la rubia se posan en él.

—¿Disculpa?

—¿Qué? Necesito que convenzas a las personas con tu lindo rostro.

—Jayden, no me estés jodiendo.

Él rueda los ojos.

—Era solo una pequeña broma, pero sí necesito que me acompañes.

—Te acompañaré solo para matarte.

—Que linda...

—Yo me uno —interviene Max—, tal vez conozca a alguien en pueblo cercano, así no pagaremos un servicio.

—Buena idea —opino.

Esperen.

Eso significa que Ryan y yo estaremos cuidando el auto. Nosotros dos.

Solos.

A menos que él también quiera acompañarlos.

—Ryan, quédate con Summer. —Max me regala una sonrisa, sabe que sé sus planes—. La acompañarás por si sucede algún conflicto.

El chico a mi lado carraspea, bueno, no estaba durmiendo en un principio.

—S-Sí, claro, me quedaré.

—Les traeremos comida si encontramos un local. —Jayden sigue con los intentos de encontrar una mínima barra de señal, gruñe frustrado—. Deberíamos partir ya.

—Una carrera hasta el cartel de bajar la velocidad. —Y Max sale corriendo a la velocidad de la luz.

Jayden le secunda pero trotando y Skyler se mantiene cruzada de brazos caminando detrás de ellos.

Y quedamos los dos solos.

Maldición.

—¿Crees que lo consigan a tiempo? —Me sobresalto al escuchar su voz, no pensaba que él iniciaría la conversación.

—Supongo que sí. —Encojo los hombros—. Deben haber un par de casas a unos cuantos metros.

—¿Unos cuántos metros?

—Bueno, medio kilómetro. —Le hecho un vistazo al exterior, nubes grises cubren el cielo, cuando normalmente a estas horas de la mañana hay sol—. Con las pintas que tiene esta carretera parece que no debe haber una muy cerca.

Froto mis brazos para transmitirme calor, a pesar de tener todas las ventanas y puertas cerradas para evitar que la pequeña brisa entre, aún siento un poco de frío.

—Toma —Me extiende la manta azul que usé en la noche.

—Gracias.

Nos quedamos unos minutos en silencio, yo me concentro más en mantener el calor dentro de la tela. Ryan frota sus manos, dando indicios de que también tiene frío, así que, me acerco un poco hacia él para estar ligeramente pegados el uno al otro, así le transmitiré aunque sea un mínimo de calor.

Me dirige una mirada de agradecimiento, una ligera sonrisa y pómulos sonrojados (aunque creo que lo último es más por reacción del frío que vergüenza en sí).

Como nos mantenemos en silencio, transmitiéndonos calor, decido hablar.

—Perdón por no cerrar la boca y decir tu nombre, —Jugueteo con mi pulsera dentro de la manta—. solo se me escapó.

—No hay problema con ello, Summer.

—No, ellos se rieron de ti, fue sin ningún sentido en realidad. Creí que no tenían problemas con tu nombre.

—Y no la tienen, solo... les causa gracia y ya.

—Deberías hablar con ellos más adelante. —Baja la mirada—. No te veías muy cómodo al escuchar sus risas.

—Sí, pero... no quería ser un aguafiestas.

—No es para nada ser un aguafiestas. Tienes que decirles cómo te sientes al respecto. —Yo no soy psicóloga, pero fue un buen consejo de mi parte—. Ellos entenderán por qué no te gusta que se rían de tu nombre, ¿verdad?

Asiente con la cabeza.

—Ahora... —Trato de desviar el tema, titubeo un poco porque no encuentro las palabras exactas para que esto suene un interrogatorio—. ¿Qué... qué le sucedió a tu ojo?

Retuerce sus dedos.

—Perdón, si te estoy incomodando —Me adelanto en decirlo, maldición, creo que sí lo estoy incomodando.

—N-No, no, no lo haces —responde—. Fue algo complicado.

—¿El qué? ¿Que te golpearan? —Me retracto al instante—. Perdón.

—No es problema, solo que... —Baja la mirada—. Creo que ya me lo veía venir.

—¿Veías venir qué?

—La golpiza que me asestaron.

—¿Es decir que fue intencional, alguien fue hacia ti a golpearte? —Silencio—. Ryan, qué... ¿qué sucedió?

Suelta una pequeña risa, y no está para nada desbordando diversión y felicidad.

—Creo que me acostumbré mucho a ese nombre.

—¿Te refieres a Ryan?

—Soy Dane.

—Por supuesto que lo eres, Ryan, ese es tú...

—¿Quién es Ryan?

Me detengo abruptamente, ¿qué está tratando de decir?

—Tú eres Ryan.

Niega.

—No, yo soy Dane, Ryan es solo alguien que no conozco, un nombre que es para los maricas sensibles que...

—¡Hey! —Lo detengo tomándolo por el brazo—. ¿Pero qué... qué rayos estás diciendo? ¿Qué...?

»Eres Ryan y Dane, son la misma persona, uno es el primer nombre y otro el segundo.

—Dane es el que obedece fielmente a su padre, y Ryan... él s-solo, solo se retuerce del miedo y la angustia ante él.

—No, es decir, ¿qué...? —"Un nombre que es para los maricas sensibles..." "Se retuerce del miedo y la angustia ante él"—. Acaso... ¿Acaso tu padre te dijo todo eso? ¿Acaso...? —Siento un nudo en la garganta, muerdo por unos momentos mi labio—. ¿A-Acaso tu padre fue quien te golpeó?

Desvía la mirada mordiéndose el labio.

—Fue tu padre... —afirmo—. Él te hizo, él... lo, él te hizo eso. ¿Pero cómo?

—Estaba en Toronto, por las carreras, hablamos un poco y... —Suspira—. Llegó este moretón al ver que no reaccionaba al llamado con mi segundo nombre.

¿Qué demonios le sucede a ese señor? Ya suficientes problemas le ha dado metiéndolo al tráfico de drogas ¿y ahora le golpea solo porque empezó a reaccionar a los llamados con el nombre Ryan y no Dane? Mi sangre empieza a hervir de solo pensar cómo fue el acto de que el chico consiga ese moretón en su ojo, pero no demuestro mi ojo al tener a mi compañero de vigilancia del auto.

—¿Los demás saben sobre esto?

—No, no lo saben, creen que me golpeé con un poste... Tú eres la única a quien se lo dije.

¿Su padre en Toronto? Creí que no podía movilizarse como para hacer él mismo la entrega allí, pero parece que no... Saco esos pensamientos de mi mente, este no es el mejor momento para pensar en ello.

Bajo la mano de su hombro.

—¿Le tienes miedo a tu padre? —murmuro.

Parece pensar su respuesta, y se la piensa mucho.

—A veces pero..., al final del día, sé que no lo odio y... lo quiero, él ha estado toda mi vida a mi lado, él no podría hacerme daño.

Frunzo notablemente el ceño.

—Pero, Ryan, te ha golpeado. —Mis ojos se posan sobre su rostro, sus ojos se encuentran ocultos gracias a las gafas de sol, acerco mis dedos lentamente hacia ellos, para no chocar con su herida y no causarle dolor; logro quitárselos y tener la vista de sus lindos ojos color avellana, donde cerca de uno de ellos se encuentran manchas moradas, verdes y ligeramente amarillas—. Alguien que te querría no te haría daño, de ninguna forma.

Mi mano izquierda de forma inconsciente se posa en su mejilla, sus pómulos ligeramente marcados y suaves, su piel caliente que contrasta con el frío del exterior, se siente... mágico tocar esta parte de su cuerpo. Me quedo embelesada en los movimientos que realiza mi mano sobre su mejilla, y, en algunas ocasiones, sobre sus ojos que me miran fijamente.

—Nadie, —Mi voz suena tan baja—. repito, nadie debe hacerte daño. No le des el poder de que te lastime, Ryan.

—Pero él es mi padre...

—Pero también es una persona adulta, una que piensa y sabe que atacar a su hijo no es lo correcto, no lo es para nada. Respetos guardan respetos, y he notado que tú tienes demasiado hacia él.

Parpadea hacia mí notablemente confundido, analizando con las palabras que, sinceramente, no esperaba decir en mi vida, no soy de dar consejos y menos unos que son muy importantes como el de ahora. Pero al verlo tan confundido, no lo sé, simplemente me salieron del corazón.

Parece que olvidamos todo el tema atrás, ya que lo único que hacemos es mirarnos fijamente a los ojos, sus pupilas parece agrandarse y el iris de sus ojos brillan. Siento el ambiente subir de temperatura, tal vez sea por el sol que está sobresaliendo sobre las nubes grises que lo rodeaban, o tal vez sea por otra cosa.

Mi mano no deja de proporcionales leves caricias a su mejilla, me detengo y solo mi pulgar choca contra su rostro. Nos encontramos muy cerca a comparación de la distancia que teníamos al iniciar nuestra charla. Mis ojos vagan sobre sus labios rosados y entreabiertos. Su respiración es errática, la mía debe encontrar a la par de la suya.

¿Qué estamos apunto de hacer? ¿Por qué nos acercamos poco a poco? ¿Por qué me siento tan nerviosa, pero feliz a la vez?

¿Qué está sucediendo?

—¡Encontramos ayuda!

Nos separamos rápidamente y dirigimos nuestras miradas a la puerta de al lado. Max se encuentra con una sonrisa y el sudor perlando su frente. La sonrisa poco a poco va desvaneciendo al notarnos.

—¿Qué...? Oh.

—¿Qué sucedió? —Skyler llega al lado del chico mirándonos con una ceja alzada.

—N-Nada, nada —decimos Ryan y yo al unísono, parece que practicamos esas palabras antes de decirlas.

Dios, que vergüenza, ¿estábamos apunto de...? ¡No puede ser! ¡No! Nosotros no íbamos a hacer eso! ¿O sí? No puedo desviar mi vista hacia él, mis mejillas parecen dos tomates al pensar en la escena que ocurriría si Max no hubiera llegado a interrumpirnos.

—¿Q-Qué harán ellos? —desvío el tema, señalando a los hombre dentro de una camioneta con una grúa. No hay ni una mirada dirigida a Ryan.

—Remolcarán el auto hacia su taller para la rueda pinchada —informa la rubia.

—¡Oigan, está todo listo! —grita Jayden dentro del auto de los mecánicos—. ¡Suban de una vez!

—Skyler —digo rápidamente—, hay que quedarnos aquí.

Frunce el ceño.

—Está bien.

—¿Ryan, no vienes? —inquiere Max.

—S-Sí, ahora mismo.

Me quedo como estatua al verlo pasar en frente mío en dirección a la puerta a mi derecha. Lo veo dirigirse al auto de al frente.

Skyler decide subirse al asiento de piloto para tomar a mando el volante, no necesita las llaves para encedenderlo ya que no será necesario con alguien jalándonos.

—N-Necesitamos hablar —empiezo.

—Y mucho.

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Summer y Ryan en multimedia

1. Pit stop: Término utilizado en las carreras de motor para aludir a la parada que hace un vehículo durante la competición para repostar, cambiar los neumáticos, hacer reparaciones o ajustes mecánicos o cambiar el conductor.

2. Pit: Son los que se encargan de realizar todo lo relacionado a un pit stop.


Hola again u.u

Vine con un nuevo capítulo, por ahora este es un borrador pero cuando termine la historia voy a editarla ya que no me convence (?) es decir, sí lo hace porque, si no, no estaría subiéndolo. Como sea xd

Sé que van a querer matarme por interrumpir un beso, pero es necesario para próximos pensamientos de nuestra prota, solo hay que esperar uwu.

Si encuentran algún error no duden en notificármelo, estaría muy agradecida <3

(08/09/20)

ℒüḉ¥ ϟ℘αґкℓε

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