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Capítulo 1

≪❈Todo es diversión y juegos hasta que alguien pierde la cabeza❈≫

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Camino por los abarrotados pasillos de la preparatoria dirigiéndome a mi casillero para poder dejar algunas cosas e irme lo más pronto a casa. Cursar el último año de instituto es realmente agotador, por lo que sólo quiero tomar una larga siesta.

Abro la caja metálica y dejo el libro de matemáticas y mi uniforme. Mi casillero es de lo que más orgullosa me siento respecto a decoración.

En la puerta del casillero se encuentra mi horario de clases, una foto con mi hermana que fue tomada hace unos meses en una fiesta y otra foto, pero esta vez de mi familia. Dentro del casillero hay cinta decorativa, muchas pegatinas de flores y animalitos y varias notas pegadas para hacerme recordar las tareas en esta primera semana de clases. 

Sí, primera semana y tenemos tareas, cuando estos días deberían ser presentaciones de las clases, profesores y alumnos recién ingresados este año.

De repente, la puerta de la caja metálica se cierra de una forma abrupta. Estoy apunto de reclamar a la persona que causó esto, pero me detengo al notar que es mi hermana mayor: Fallon.

Fallon y yo nos llevamos un año de diferencia. Ella debería estar en la universidad estudiando alguna carrera que le guste.

Debería.

Lamentablemente repitió su último año y ahora estamos juntas en el mismo grado. Desde que empezó la preparatoria a los catorce años no había dejado de sacar las mejores calificaciones. Nuestros padres no se preocuparon mucho por ella porque sabían que no les decepcionaría, pero se llevaron una gran sorpresa cuando vieron sus notas y resultó repitiendo el año.

No sé qué pasó con ella.

Con sus lindos ojos entre un color verde y azul intenso, me observa y me regala una sonrisa digna para un comercial de pasta de dientes. 

—Pensé que llevarías el uniforme de porrista a casa para poder hacerle unos arreglos. —Se recuesta en el casillero de al lado—. Como tu superior te lo ordeno.

—Estoy bien con el diseño de este año, —Ruedo los ojos—. no necesito que le hagas arreglos sólo para poder lucirme en los partidos.

Formamos parte del grupo de porristas de la preparatoria. Que bueno que nuestros padres nos inscribieron en un curso de gimnasia a los cuatro años, si no, ni locas nos hubiéramos inscrito.

—Oye, Sunny, —Presto atención mientras tomo la cuerda de mi mochila y la ubico sobre mis hombros—. tengo una buena noticia.

—Debe ser muy buena para que tengas esa linda sonrisa impregnada en tu rostro.

—Lo es. —Hace una seña con su mano para decirme que la siga—. Vamos, te lo digo afuera.

La sigo mientras nos dirigimos a la salida. Muchos estudiantes ven a mi hermana, especialmente los hombres. ¿Olvidé decirlo? Fallon es popular en la preparatoria, ¿cómo no podría serlo? Ella es delgada con una cintura de avispa que volvería loco a más de un hombre que se le cruzara por su camino, y unas curvas bastante sutiles. Su cabello es negro y un poco ondulado hasta un poco más abajo de los hombros. Capitana de porristas, ingeniosa en casi todas las asignaturas (aunque no sé si lo sigue siendo) y la favorita de muchos maestros.

Algunos chicos se acercan a ella para invitarla a diferentes fiestas por el inicio de las clases. ¿Quién celebra sobre el inicio de clases? Es estresante, sería capaz de no venir a la escuela y dormir todo el día en casa.

Cuando estamos fuera, nos dirigimos al estacionamiento, aunque esto es algo raro ya que yo no tengo auto y el de ella está en un taller mecánico.

—¿Fallon, qué hacemos aquí? Vinimos caminando.

—Esa es parte de la sorpresa...

Siento unas manos tapando mis ojos. Me remuevo tratando de que me suelte, puede ser cualquier persona tratando de hacernos daño a mi hermana y a mí.

—Oye, oye, tranquilízate...

No puede ser.

Vuelvo a recuperar la visión y doy media vuelta. Sí, no ha cambiado nada. 

Aún tiene apariencia de 1.83 de altura, cabello color negro, ojos de un azul claro, piel blanquecina y cuerpo bien notificado.

Mi hermano mayor regresó a Boston.

Lo abrazo con todas mis fuerzas. Dios, un año completo sin verlo es una locura. La universidad en San Diego debió dejarlo muy atareado para no venir a visitarnos ni una sola vez desde que se fue. 

—Está bien, Summitten, —Siento sus manos sobre mis hombros, apartándome de él—. estabas a punto de asfixiarme.

—Lo siento, Ethan. 

Él mira sobre mi hombro y sonríe haciendo que dos pequeños y lindos hoyuelos se formen en sus mejillas.

—Miren a quién tenemos aquí, —Me rodea y se dirige a mi hermana—. si es la pequeña Ferfly

—Hola Ethan. 

Ambos también se funden en un cariñoso abrazo, para unos largos segundos después se suelten. 

—En serio, ¿qué les sucede? Pensé que estarían más emocionadas al verme. —Cruza sus brazos mientras hace un pequeño puchero—. Voy a hacer un berrinche en este momento si no me dan un saludo digno.

Nosotras nos miramos y sonreímos antes de lanzarnos sobre él y fundirnos en otro abrazo cariñoso que, por suerte, no nos hizo estrellarnos contra el suelo del estacionamiento.

—Bien, muchos abrazos. —Fallon y yo nos separamos de él riendo un poco sobre la situación—. Como el buen hermano mayor que soy, es mi deber llevarlas a casa de nuestros padres; sanas y salvas.

Alza un conjunto de llaves donde se encuentra un control para un auto. Presiona sobre uno de los botones y se escucha el pitido de un lindo auto azul. Nos acercamos a este y subimos, Ethan conduce, yo estoy de copiloto y Fallon se encuentra en los asientos de atrás.

Cuando ya nos encontramos en la carretera empezamos a conversar.

—¿Por qué la milagrosa visita Ethan? —pregunto.  

—¿Milagrosa?  

—Sí, milagrosa, porque nunca nos visitaste y sólo te exceptuabas a hablar con mamá y papá —interviene Fallon.

—Perdón, ¿bien? —Se defiende mientras mantiene la vista al frente—. Estaba ocupado con cosas de la universidad.

—Empezamos las clases esta semana, ¿allá no debería ser lo mismo?

—Faltaré a las clases, no me afecta mucho, soy un estudiante estrella. —Se encoge de hombros—. Nuestros padres me citaron aquí porque querían dar una noticia muy importante.

—¿Faltaste sólo por una noticia que tal vez no sea tan importante?

Summitten, en serio, deja las preguntas. —Gira el volante hacia la izquierda quedando a dos calles de casa—. Debes descansar sobre eso. 

—Perdón —Ruedo los ojos—. y deja de llamarme así, haces apodos ridículos.

Cuando llegamos a casa, bajamos del auto y nos dirigimos a la entrada. Saco la llave de mi mochila y la introduzco en la cerradura.

Ya dentro, nuestros padres bajan las escaleras a recibirnos.

Mamá, como siempre tan efusiva con sus hijos, se lanza a los brazos de mi hermano.

—¡Mi bebé no tan bebé! —exclama mientras se separa lentamente de él y toma sus mejillas para examinar su rostro—. Tus ojos no tienen ningún rastro de que estabas consumiendo drogas ¡Muy bien!

Ethan suelta un bufido.

—No soy de esas personas, madre.

Papá se acerca a Fallon y a mí, y rodea nuestros hombros; dándonos un beso en la frente a ambas. Su rastro de barba molesta un poco mi frente.

—Por cierto, —Me separo del agarre de mi padre—. Ethan dijo que ustedes lo llamaron porque tenían algo que decirnos.

—Sobre eso... —murmura papá—. Hay que tomar asiento.

Papá y mamá se sientan en un sofá de dos asientos. Mi padre le rodea los hombros a mamá y la apega más a ella. Dos personas más podrían caber en el sofá si siguen así de pegados. 

Con lo que según recuerdo, su historia de amor fue sencilla. Mamá lo conoció en su último grado de preparatoria mientras papá estaba en su primer año en la universidad. Se conocieron mediante unos amigos en común y a mi edad se sabe perfectamente cómo se hacen los bebés. Mamá se embarazó a los dieciocho años y ahora tenemos a Ethan. Bien, puedo entender que esto fue repentino, pero ¿tener al siguiente año a Fallon y al otro a mí? Padres, me decepcionan un poco. Aunque después de todo, ambos nos criaron muy bien a los tres a pesar de ser muy jóvenes para tenernos ¿Verdad?

—Debo decir que esta decisión la tomamos hace meses, todas las cosas como la empresa que llevará las cosas allá y los boletos de avión ya están, por lo que no podemos revertir esta decisión.

—No entiendo —digo con una cara que claramente expresa confusión—. ¿Qué quieren decir con...?

—Nos mudamos. —Mamá suelta la bomba.

Ah, sólo eso.

Me levanto del sofá y subo las escaleras para dirigirme a mi habitación.

Claro, dejar la casa donde viví toda mi vida es muy sencillo. 

Caigo de espaldas sobre mi cama y miro el techo blanco de la habitación. No puedo hacer que no nos mudemos a donde quiera que vayamos, todo ya está hecho.

Unos toques en la puerta abierta hacen que despegue mi mirada del techo.

—¿Estás bien? —pregunta Ethan entrando a mi habitación para luego sentarse en el borde de mi cama.

Me encojo de hombros.

—Supongo.

—Oye, cálmate, no te eches a llorar. —Su sarcasmo se nota en sus palabras. Río un poco—. No quiero que dejen esta casa a cualquier persona, hay muchos recuerdos en este lugar.

—Yo tampoco quiero que lo hagan. No sé qué pensar, creo que estoy en estado de shook.

—También estoy sorprendido por la noticia, no sé qué es lo que hizo que nos mudemos. —Se recuesta a un costado mío, también mirando el techo.

—Tú ya no vives aquí.

—Sí, pero igual, es la casa en donde me crié. Aún se conservan mis medidas de altura desde los cuatro años en el marco de mi puerta.

—Eso es lindo.

No decimos nada más después de eso, sólo un simple silencio.

──❀•❀──

El gran miércoles ha llegado, es el día en donde finalmente nos vayamos de Boston y lleguemos a San Diego.

Me despido de Fallon en un pasillo de la preparatoria, ella tiene una pequeña clase de treinta minutos, yo ya no tengo más y puedo irme fácilmente a casa, pero la esperaré; además tengo que recoger las cosas de mi casillero. Quisiera haber estado junto a ella para pasar nuestro último día aquí, no compartimos las clases hoy.

Me dirijo al gimnasio ya que ahí se encuentran los casilleros de las porristas, no lo he utilizado mucho salvo para guardar mi uniforme para gimnasia y unos cuadernos. 

Cuando ya estoy en el gimnasio, este se encuentra vacío. Claro, todos salieron corriendo a casa cuando sonó la campana. Pobres los que tienen una clase más como mi hermana.

Ya con mis cuadernos, decido salir y despedirme del lugar donde nos hacían sudar hasta dejar la ropa mojada. 

Los lindos arreglos que le hizo Fallon a mi uniforme de las porristas fue un malgasto de tiempo, fue entregado a una de las chicas del equipo. Este tendrá que hacer audiciones para conseguir a otras dos chicas que nos remplacen. 

Veo algo moverse en una esquina del lugar, fijo mi vista ahí. Es un chico.

Esto me da miedo.

Tal vez sólo sea algo de mi imaginación.

Abro las puertas del gimnasio que me dan pase al exterior y solo doy una mirada para ver si ese chico sigue ahí. No sé qué le sucede a mi mente, pero ese chico no está. 

Ahora toca recoger las cosas de mi casillero principal. Que bueno que ahora no son muchas porque algunas las lleve ayer a casa.

Veo a lo lejos como alguien viene corriendo hacia a mí, es Fallon.

—¿Qué haces fuera de tu clase?—inquiero abriendo mi casillero y poniendo lo que falta en mi mochila.

—Me escapé. —La miro con los ojos abiertos—. Tranquila. Es nuestro último día aquí, no volveré a ver a estos maestros en mi vida y no creo que me reprendan en la nueva escuela.

—Si tu lo dices. —Cierro mi casillero—. Terminé de guardar mis cosas, podemos irnos a casa.

──❀•❀──
 

Por favor señores pasajeros, abrochen sus cinturones y apaguen todo aparato electrónico que el avión está a punto de despegar —habla la aeromoza. Repiten el mensaje, pero en otros idiomas. 

Despedirme de la casa en donde viví toda mi vida fue un poco difícil. Lloré y sentí como si muchos recuerdos de niña pasaran frente a mis ojos. 

Me pongo mi cinturón al igual que mis hermanos, miro por la ventanilla del avión mientras siento que Fallon recuesta su barbilla en mi hombro.

El avión empieza a ascender, hay un poco de turbulencia y cierro los ojos. No he subido a este tipo de transporte muchas veces, tal vez dos o tres veces. Soy miedosa con este tipo de cosas, espero el avión no se caiga o algo parecido. 

Cuando el avión deja de tener los movimientos, me tranquilizo. 

—Mis piernas se adormecerán en este vuelo —dice Fallon aún recostada en mí—. Cinco horas es mucho para mí.

—Cállate, Fallon, no me dejas dormir —gruñe mi hermano. Él mantiene sus ojos cerrados mientras se recuesta mucho más en su asiento.

—Oh, pues mira cómo no me callo. Na, na, na, na ¿sabías qué el chocolate contiene...? —Y Fallon empieza a hablar hasta por los codos de cosas que no te enseñan en la escuela.

Muy fuera de su pequeña discusión, me acomodo en mi asiento y cierro mis ojos quedándome dormida.

──❀•❀──


—Summer, —susurra alguien. Abro los ojos y veo que Fallon está desabrochándome el cinturón de seguridad—. acabamos de aterrizar, dormiste todo el viaje. Apuesto a que no vas a querer dormir más tarde. Eres muy dormilona.

—Lo siento. —Me levanto del asiento y sigo a Fallon hasta la salida del avión.     

Cuando llegamos con nuestros padres y Ethan, estos tienen nuestras grandes maletas. La maleta de Ethan es un poco más pequeña que las demás porque sólo empacó lo necesario cuando fue a Boston, supongo que mañana será cuando vaya a su casa. 

Mi madre llama a un taxi, todos subimos y ubicamos las maletas en el maletero; excepto papá quien tiene que reportarse en el trabajo. El trabajo fue la razón principal de esta mudanza, si no se presenta no sé por qué estamos aquí.

Papá se asoma por la ventanilla del asiento de copiloto, donde se encuentra mamá.

—Umm, llegaré a casa a media noche o pasado de esta. —Nos da un vistazo a mí y mis hermanos, que nos encontramos en los asientos traseros—. Espero les guste la casa, los amo —se dirige a mi madre, le da un beso y le guiña un ojo—; a ti también te amo.

Después de esto, él se separa de la ventanilla y el taxi avanza a la dirección que le indica mi madre.

Recorremos una calle donde se puede ver el mar, la olas están un poco fuertes a esta hora de la noche. Seguimos recorriendo el camino y después de unos minutos, pasamos por un parque llamado Balboa Park; según mamá, este lugar esta cerca de nuestra nueva casa.

Nos detenemos frente a una linda casa de tres pisos color crema. La casa es un poco angosta, pero lo suficiente grande para que mi familia y yo podamos vivir tranquilamente. Ahora me doy cuenta que el primer piso, no es tan primer piso; es especialmente una cochera. Hay unas escaleras de costado que llevan al segundo piso, es decir, a la entrada. 

—Escojan sus habitaciones —dice mamá, desabrochándose el cinturón de seguridad—, se encuentran en el último piso. Estaré hablando con la persona que conduce el camión de mudanzas frente a la casa. 

Nosotros salimos disparados hacia nuestro nuevo hogar no prestando mucha atención a las palabras de nuestra progenitora.

Subimos las escaleras y atravesamos la puerta de entrada que, por alguna razón, está abierta. Corro rápido al tercer piso y escojo la habitación donde se encuentra unos de esos asientos bajo la ventana. Cierro la puerta detrás de mí, reclamando el espacioso cuarto como mío. 

Me acerco a la ventana y veo el exterior, no es un gran exterior; apenas unos diez metros de distancia con la casa de al lado y un árbol de tronco algo delgado pero alto que llega hasta la ventana de mi habitación.

—Linda casa, ¿no? —Volteo viendo a mi hermano que se encuentra a unos pasos detrás mío.

—No me fijé mucho por llegar a escoger una habitación rápido. —Me encojo de hombros—. Exploraré todo el día de mañana.

—No creo que puedas hacerlo —dice ubicándose a mi lado.

—¿Por qué?

—Tienes preparatoria.

¡¿Preparatoria?! Por favor, acabamos de mudarnos y ni siquiera hay unas mantas en el piso para poder dormir. No sé dónde se encuentran mis cosas de la anterior preparatoria, ¿cómo piensan que tomaré apuntes, en mi mano?

—Debes estar bromeando —digo saliendo del cuarto en busca de mamá. Daré preguntas y recibiré respuestas.

Ethan se cruza en mi camino y me detiene.

—¿Crees que nuestros padres hagan que ustedes pierdan clases? Ningún padre o madre en el mundo hace que sus hijos no vayan a la escuela, además están siendo más precavidos por el descuido que tuvieron con Fallon.

—Tú estás perdiendo clases en la universidad sólo por esta mudanza cuando fácilmente pudimos haber tenido un videochat. Si es por Fallon, creo que es muy exagerado. Un día no nos hace mal y la casa está completamente vacía, no tenemos dónde dormir.

Rueda los ojos.

—Ya soy un hombre mayor e independiente de mis padres (gracias a Dios), asumo mis responsabilidades. —Ubica sus manos sobre mis hombros y me empuja lentamente, guiándome a la que ahora llamo habitación—. Ahora, quédate aquí que traeré tus maletas y las de Fallon, luego ordenaré una pizza e improvisaremos una cama para que duermas y puedas levantarte temprano e ir a la escuela; lo mismo haré con nuestra hermana.

Dicho esto sale de mi cuarto.

—Yo también soy independiente —murmuro pateando levemente un pequeño trozo de cartón que por alguna razón estaba en esta habitación. 

Pensé que tendría un día libre de tareas y exámenes.

Odio esto.

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Holaaaaaa, soy yo, volviendo de nuevo. Esta vez vengo con todo a escribir capítulos n.n. Mis ideas ya se aclararon y además estoy de vacaciones ┏(^0^)┛

Si ven algún error ortográfico, gramatical y más, me lo notifican (incluso si hay en esta nota, conociéndome tal vez sí xD). Así aprendo un poco más y trataré de no cometerlo de nuevo ¯\_(ツ)_/¯

(2/08/19)


ℒüḉ¥ ϟ℘αґкℓε

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