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Dos mentes prodigiosas, segunda parte.

La mirada de Lisa estaba concentrada en la ventana, podía observar como el exterior iba a una velocidad superior; sus pensamientos no dejaban de rondar en la teoría de la relatividad y en como esta se expresaba de manera rutinaria en la mayoría de los aspectos de la vida.

Por otra parte, el auto en movimiento cargaba una energía amena. La familia conversaba entre ellos, cuestionando por novedades y relaciones amorosas, algo que no faltaba mucho. Así mismo, Darcy tomó del hombro a su mejor amiga.

—Hey, Lisa, ¿cómo te sientes?

La castaña salió de su trance y volteó a ver a su amiga un poco desconcertada.

—Eh... Un poco nerviosa, siendo honesta —soltó un resoplido y regresó su mirada a la ventana—, pero tengo confianza, Darcy. Digo, ¿cuántos participantes puede haber?

El automóvil se detuvo en seco.

—Uh..., oigan. Creo que ya llegamos... —comentó Lori con un tono de asombro.

—¡Vaya! ¡Pero miren cuánta gente hay! Ese señor sí que debe ser famoso —expresó Lori de forma efusiva.

—¿Qué? —Lisa abrió la ventana y se asomó.

Una gran multitud de gente se encontraba conmocionada por la llegada del más grande y revolucionario científico de toda la historia. Se encontraba gente aclamando su presencia y otro grupo silencioso con libros de estudio entre sus manos, se veían muy adentrados en los mismos.

—Se ve que tendrás mucha competencia, cerebrito —habló Lynn con un tono burlón.

Ay..., no puedo creerlo. Más gente de la que creí pasó el filtro, ¿cómo pudo ser? ¿De verdad hay personas con tanta inteligencia? —tragó gordo.

—Lisa —Lincoln habló con un tono gentil—, no te sientas abrumada, ¿vale? Solo sal y da tu mejor esfuerzo, lo logres o no, estaremos aquí apoyándote como familia; aún así, tú eres la niña más lista que conozco, ¡estoy muy seguro de que lo conseguirás!

—¡Sí, sis! No desistas, este es tu más grande sueño, ¡no dejes que nadie te lo arrebate! ¡Entrega toda el alma! —alzó el pulgar.

—¡Y el cerebro! —añadió Luan con una pequeña risa.

—¡Puedes hacerlo, Lisa! Eres la mejor —apoyó Lana.

—¡Sí! Digo, eres la única persona que conozco que prefiere hablar como científica todo el tiempo, solo alguien obsesionada con el conocimiento haría algo así...

Todos la miraron mal.

—Ay, el punto es que Lisa podrá ganarles a esos idiotas sin ningún problema.

—De verdad que Lola se ha vuelto un poco más arrogante de lo común —susurró Lincoln para sí.

—¡Tienen razón, familia! Voy a demostrarle a estos aspirantes el verdadero terror.

Todos celebraron la actitud de Lisa, quien abrió la puerta del automóvil para bajarse junto con Darcy, mas una última voz las detuvo.

—¡Lisa! —la mencionada volteó para percatarse de que se trataba de su hermana menor—. Mucha suerte, y no te confíes.

—Gracias, Lily. Lo tendré en cuenta —sonrió con alegría.

La castaña y su amiga bajaron del auto, la primera observó a su familia, la cual le regalaba un gesto cariñoso y de apoyo. La científica no podía sentirse más feliz y afortunada; se despidió y cerró la puerta.

El resto de los Loud se retiró al centro comercial para aprovechar su día juntos, esperarían la llamada de Lisa para ir a recogerla.

Así, Lisa y Darcy emprenderían esta pequeña experiencia juntas.

—Te has estado preparando arduamente, confía en ti y en lo que sabes.

Respiró profundo.

—Lo haré, Darcy. Muchas gracias por estar aquí y apoyarme.

—¡Eso es lo que hacen las amigas! —la abrazó por el hombro.

Ambas llegaron con la multitud de personas que no paraban de gritar y rogar por la presencia del tan presuntuoso científico, deseo que se terminó cumpliendo para todos los presentes.

Una ola de gritos y ovaciones, además de una interminable secuencia de destellos provenientes de cámaras, se hizo presente. El sujeto alzó la mano saludando a todos mientras se acercaba con una agradable sonrisa encantadora; las marcas características de sus mejillas eran notorias.

—¡Hola a todos! —saludó por medio del micrófono que traía entre manos.

La muchedumbre no se demoró nada en contestar con gritos fanáticos y demás albures.

—Hey, hey. Un poco de calma, por favor. Sé que están emocionados de verme aquí, la verdad no suelo salir mucho de mi casa o mis laboratorios —rio—. Aunque ese no es el punto, debo estar agradecido de contar con tantos admiradores; sin embargo, la razón principal de mi presencia en este sitio es la búsqueda de mi próximo compañero o compañera de trabajo e investigación.

Los involucrados en el tema se enfocaron en las siguientes palabras del doctor. El silencio se dio a notar como señal de respeto, aquello le generó una sonrisa.

—Sí, he trabajado solo en todos estos años de mi vida y, créanme, puedo continuar de este modo; sin embargo, quise dar una oportunidad única. Verán, para los que aún no lo sepan, estoy trabajando en la investigación de una energía auto-renovable que pueda servir para la humanidad en general: hablamos de un beneficio global. Yo ya me he llevado muchos logros y reconocimientos a lo largo de toda mi vida y es por eso mismo que declaro que esta será mi última contribución al mundo.

Hubo una serie de gestos llenos de asombro.

¿Cómo puede decir eso, señor Dagger? ¡Usted todavía tiene mucho que ofrecer al mundo! —pensó Lisa un poco afligida por las palabras del científico.

—Pero —recalcó—... no quiero llevarme todo el crédito de este trabajo. Para aquellos que pensaban que trabajarían para mí, los corrijo justo ahora: yo no vine a buscar un ayudante, yo vine a buscar un compañero, a alguien que tuviera la voluntad, la inteligencia y la destreza para realizar este proyecto como si fuera suyo. Es por ello por lo que les pido amablemente a aquellos con mentalidad de subordinado, que se retiren...

Hubo un pequeño silencio, pero de manera inesperada, una serie de jóvenes talentos se fue retirando, pues ellos pensaban en que podrían ganar dinero trabajando para un científico de tan alto calibre, pero sabían en el fondo que no contaban con la experiencia para hacerse llamar autores de un proyecto tan importante.

Tras una ligera pausa, James retomó la palabra.

—Solo quiero que sepan que esto no será una tarea sencilla —miró a los participantes—. Estamos hablando de un total de doscientos aspirantes, de los cuales, ochenta y cinco se han retirado por lo que describí anteriormente.

Los murmullos no se dieron a esperar.

—¿Cómo los contó tan rápido? —preguntó Darcy regresando a ver a los jóvenes que se veían en la lejanía, los cuales seguían retirándose a su hogar.

—Es James Dagger, su potencial cognitivo es todo un misterio —reveló ella con asombro.

—Sí, yo sabía la cantidad de gente que venía con esas intenciones, pero no les revelaré mi secreto —guiñó el ojo—. Dejando eso de lado, quedan ciento quince participantes restantes, eso quiere decir que cualquiera de ustedes podría convertirse en mi compañero. Podrías ser tú —señaló a un hombre con anteojos, bien vestido; sonrió con soberbia al ser señalado—, también podrías ser tú —señaló a otro que venía medio desarreglado, tenía pinta de ser un nerd en su totalidad—, incluso —miró a la posición de Lisa y Darcy—... podrías ser tú, jovencita —sonrió mientras la señalaba.

El corazón de Lisa bombeó con tanta fuerza que sintió que estaba a punto de estallar. Los murmullos comenzaron de nuevo al ver a la niña, pues se preguntaban el cómo era posible que alguien de tan corta edad pudiera convertirse en la compañera de un científico tan prestigioso como lo era James Dagger.

—Las apariencias no importan —recalcó este—, sino la capacidad y el potencial que tienen en su interior. Como dice el dicho, caras vemos..., corazones no sabemos —le guiñó el ojo.

Lisa sentía que se desmayaba.

—Ahora que he dado mis palabras, es momento de que se preparen para la aplicación de examen de conocimientos. Estaré ansioso de ver los resultados —miró a los fanáticos y reporteros—. Ustedes que tanto ansían verme y conocerme, hay un espacio para ello dentro del centro de selección. Síganme.

La muchedumbre se acercó velozmente al doctor, y a pesar de ello, este siguió caminando con suma tranquilidad. Las cámaras no se demoraron en seguirlo también.

Por su parte, Lisa estaba en shock.

—¡Lisa! ¡James Dagger te habló!

—No me lo recuerdes... —comentó apenas con la consciencia activa.

Minutos más tarde, ambas amigas se adentraron en las instalaciones del centro. El aire acondicionado ofrecía un ambiente agradable, había puestos de café y demás botanas para pasar el rato. En el centro de todo se hallaba una cantidad considerable de butacas con una hoja encima en cada una.

Lisa se asomó a observar estas últimas.

—Son los exámenes —comentó con un toque de nerviosismo en su voz.

—Ya, ya. Te has estado torturando con eso todo el día. Venga, tomemos un té antes de que inicie la masacre.

—¿Qué cosa?

—El examen —rio.

Lisa parpadeó un par de veces antes de seguir a su amiga.

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—Buenos días a todos —una voz resonó en el centro.

Lisa y Darcy se encontraban relajándose en una mesa, acompañadas del delicioso aroma que desprendía el té de hierbas que pidieron especialmente para calmar la tensión del momento. Voltearon a ver, al igual que una gran cantidad de personas.

—El examen dará inicio en cinco minutos. Pido atentamente a todos los participantes que tomen asiento. Durante este tiempo, colocaremos lápices y gomas en cada una de las butacas por si olvidaron traer una de estas herramientas vitales.

—Vaya, ¿cómo pude olvidar algo tan esencial? —se reclamó Lisa a sí misma.

—No te preocupes, lo bueno que James pensó en todo, ¿no lo crees?

—Sí que es muy considerado... —se acomodó las gafas—, pero bueno. Ha llegado la hora de la verdad, Darcy —frunció el ceño.

La morena se alzó de su asiento y le tendió la mano a la castaña, quien la recibió gustosa para levantarse. La abrazó por el hombro y le habló con entusiasmo.

—Vamos, Lisa. Atérralos a todos con tus conocimientos, ¡ve y dale una paliza bestial a ese examen!

—¡Síííí! —con una efusividad que todas las personas del centro pudieron percibir, Lisa salió corriendo de allí hasta llegar a una de las butacas predestinadas para la aplicación del examen.

Darcy no pudo evitar reír a sus adentros al observar dicha escena.

Los cinco minutos pasaron con rapidez; todos los interesados ya se hallaban sentados en alguna butaca, a excepción de otros cuantos que sintieron la presión y la incompetencia al creer que no tenían lo suficiente para lograrlo (ver al resto de la competencia con una seriedad infranqueable tampoco les ayudó mucho), dándose por vencidos antes de siquiera darse la oportunidad de darle el intento: al final quedó un total de 105 participantes.

El anunciador se colocó en su respectiva posición.

—De acuerdo, participantes. Enunciaré las reglas principales de este examen.

Miró hacia el lado derecho, lugar donde se encontraba un muchacho uniformado. El anunciador asintió y este comenzó a avanzar a los asientos de los aspirantes.

—En el transcurso de este examen, está prohibido el uso de teléfonos celulares, por lo que colocaran su dispositivo móvil en la canastilla del joven que estará pasando a un lado de ustedes. Debo recalcar que James Dagger nos observa desde otra sala y está interesado en su honestidad, por lo que agradecería sobremanera que no intentaran permanecer con sus móviles. Cualquier emergencia que sobrevenga y resulte en una llamada hacia uno de sus teléfonos, serán cedidos inmediatamente.

El muchacho pasó por en medio de las filas recogiendo los aparatos mencionados.

—Ahora bien, la duración de este examen será de alrededor de dos horas y media; cuentan con una hoja de respuestas y su respectivo cuestionario, al igual que ocho hojas en blanco para las debidas operaciones. Debo resaltar que en el mismo examen habrá preguntas abiertas, por lo que recomiendo poner nombre a ambas para que no se generen impertinencias más adelante. Sin nada más que agregar más allá de un reglamento ordinario de un examen común, pueden iniciar.

Lisa respiró profundo y cerró los ojos.

Muy bien, Lisa. Es tu momento de brillar —abrió los ojos—. Toda tu vida te has preparado para este momento crucial... Bueno, no necesariamente para eso, pero el estudio ha sido constante en tu vida.

Soltó una gran bocanada de aire.

—Es hora.

Volteó la hoja del examen y rellenó los datos básicos del mismo, al igual que de su hoja de respuestas. Después se dispuso a leer las primeras interrogantes del examen.

"1.- Lee atentamente cada una de las preguntas y problemas de este examen antes de solucionarlo"

"2.- Elige una decisión: si no te crees capaz de contestarlo, rellena el inciso B de tu hoja de respuestas. Posteriormente, rompe a la mitad este examen y retírate. De lo contrario, rellena el inciso A y continúa."

Los ojos de Lisa se abrieron en grande, la sinceridad y la franqueza del doctor la dejaron anonadada.

¡Pe-pero que clase de examen es este? —el nerviosismo la invadió. Sin percatarse, empezó a sudar frío.

Lisa decidió tomarse un respiro antes de continuar, miró al frente por unos momentos, encontrándose con Darcy, quien le daba ánimos alzándole los pulgares.

No me puedo dejar intimidar —frunció el ceño y regresó a ver el examen de nuevo—. No puedo considerar si quiera la opción de rendirme, no me importa qué tan difícil pueda resultar este examen, ¡omitiré el primer paso! ¡No me importa!

Sin miedo al éxito, Lisa agarró su hoja de respuestas y marcó el inciso A.

El anunciador se percató de que Lisa era la única que había iniciado a contestar el examen, recordó que James le había dicho estrictamente que todos los participantes debían seguir al pie de la letra las instrucciones de este. Por ello, se encaminó hacia la pequeña prodigio; sin embargo, se detuvo al recibir una llamada de su celular.

—¿Sí, diga?

Déjala.

El anunciador se sorprendió de escuchar la voz del doctor.

—Pero, señor... ella...

Yo sé lo que hago, obedece.

El hombre se limitó a asentir y se retiró a su posición original.

Los primeros veinte minutos del examen pasaron y Lisa respondía las preguntas con suma facilidad.

¡Ja! Esto es un paseo por el parque. Estaba muy asustada, pero esto es demasiado sencillo, ¡será pan comido!

En un giro inesperado, una aproximada cantidad de 75 aspirantes se levantó de su asiento y rompieron sus exámenes a la mitad, para después proceder a irse.

—Parece ser que se han rendido, señores. Pero no se preocupen, entendemos la complejidad de esta prueba, no se sientan mal sino estaban a la altura.

Los participantes tomaron sus dispositivos móviles y procedieron a retirarse. Algunos maldijeron a sus adentros; el contenido que vieron en ese examen no tenía comparación: James Dagger era un genio bastardo sin igual.

Por su parte, Lisa quedó ofuscada ante la repentina acción que sus rivales al puesto habían realizado, generando confusión en la joven, al igual que un sentimiento de inseguridad.

—¿Por qué habrán desistido? —cuestionó observando su hoja de respuestas, la cual tenía una cuarta parte llena.

Miró al frente de nuevo y vio a Darcy una vez más, aunque ahora contaba con un cartel en sus manos.

"¡TÚ PUEDES HACERLO!"

Lisa parpadeó dos veces, Darcy se tomaba en serio el asunto del apoyo moral al grado de conseguir un cartel y un plumón negro con el que escribió dicho mensaje con puras letras mayúsculas.

Se despabiló y retornó a la resolución de su examen.

No importa eso. Darcy cree en mí, mi familia cree en mí, ¡yo también debería creer!

La determinación de la castaña se elevó exponencialmente.

La resolución de la prueba continuó hasta su conclusión.

...

El anunciador dio el mensaje final.

—El tiempo se ha terminado, es hora de entregar los exámenes. El mismo joven pasará a recogerlos y entregará sus celulares.

Lisa sintió una punzada de desesperación.

—Dios mío, James Dagger sí que tenía preparada una prueba bastante complicada. Sin darme cuenta, los problemas y las preguntas se fueron haciendo más difíciles que las anteriores, eso redujo mi confianza. Ahora me encuentro en la última cuestión, lo bueno que es de opción múltiple, pero no estoy segura de la respuesta...

Cerró los ojos y cruzó los dedos.

—¡Ay, no puedo creerlo! ¿De verdad haré esto?

Lisa recordó una vez que platicó con su hermano mayor cuando hizo un examen de historia bastante difícil, este le dijo que lo dejó en manos de Dios y que fuese lo que pasase, eligiendo de una manera banal; al menos, la científica podía descartar dos de las soluciones propuestas.

—Su examen... —Lisa se sobresaltó, la voz se escuchó justo detrás de ella. También escuchó el sonido del papel agitándose en el aire, indicando su movimiento.

¡Demonios! No tengo opción —marcó la opción C de la última cuestión—. Sé que soy escéptica, pero espero que se escuche mi plegaria...

Su celular, joven.

—Gracias.

Los pasos sonaron y el muchacho se colocó en frente de Lisa.

—Su examen, por favor.

La castaña acomodó los papeles y se los extendió. Este le sonrió y sacó su celular de la canastilla que traía.

—Su celular, señorita.

—Gracias...

El muchacho recogió todos los exámenes y se dirigió junto al anunciador.

—Muy bien, aspirantes. Esto es todo por el día de hoy, pueden retirarse. Los resultados de sus pruebas serán enviadas a sus correos electrónicos a partir de las tres de la tarde. La calificación mínima aprobatoria para acceder a la última etapa es noventa. Mucho éxito.

De este modo, todos comenzaron a retirarse del sitio mientras su mente se encontraba en un estado constante de conflicto: noventa por ciento de aciertos sonaba a un asegurado dolor de cabeza y una intranquilidad incesante por el resto del día. Tanto era el malestar que se estaba generando en sus pensamientos, que ignoraron el hecho de que habían participado en un examen para convertirse en el compañero del científico más imponente de toda la historia: olvidaron que estaba observándolos.

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Lisa y Darcy salieron del centro de selección y se sentaron en una banca que había cerca. La primera sacó su teléfono y marcó a Lori para que viniera a recogerla; la mayor le preguntó que cómo le había ido, pero ella repuso que se expresaría aquello con todos presentes. Lori ya no dijo nada más y se limitó a colgar la llamada.

Lisa emitió un suspiro lleno de pesadez mientras Darcy colocaba su mano en su hombro, regalándole un abrazo afectuoso con un solo brazo.

—¿Estuvo más pesado de lo que creías?

Asintió.

—A pesar de eso, ¿cómo te sientes?

—Ansiosa... Muy ansiosa, a decir verdad —se mordió el labio inferior por instinto—. Noventa, Darcy, estamos hablando de una calificación de noventa. La verdad es que James planteó preguntas hipotéticas extremas que incluían un cálculo exacto, la forma en que combinaba varias teorías para desglosar un solo cuestionamiento era inaudita. Ya no me cabe duda, él es el hombre más inteligente que pisó y pisará la Tierra; de cierto te digo que dudo que alguien con sus mismas capacidades pueda existir.

—Bueno, quizá tengas razón, pero no hay nada que con esfuerzo y dedicación no se pueda conseguir. No creo que James supiera todo lo que sabe solo porque sí, ¿no lo crees? —comentó de forma inocente.

Aquello hizo reaccionar a Lisa. Volteó a verla con una gratificante sonrisa.

—Es cierto, Darcy. Él es un hombre mayor, ha tenido tiempo para inmiscuirse en todos los temas que engloban el Universo. Yo apenas tengo 15 años, sería absurdo pensar que contaré con todos los conocimientos que él tiene; sí, pudiera ser que sé muchas cosas, pero debo reconocer que no lo sé todo y haré un esfuerzo para seguir aprendiendo aún más.

—Sí, Lisa. Recuerda siempre ver el lado bueno de las cosas —sonrió.

—Y también recuérdame mencionarte en los momentos más importantes de mi vida, sin ti no tendría la motivación que tengo.

—Ow, Lisa —la abrazó con fuerza—. Te quiero mucho.

—Y... Y yo a ti —la abrazó de vuelta.

Tras unos momentos más de espera, la van familiar llegó para recogerlas a ambas. La puerta se abrió y unas manos jalaron a las dos amigas de forma repentina; algo que caracterizaba a las hermanas de esa familia, era su motivación de saberlo todo de cualquier evento importante en la vida de cualquiera en la familia.

—¿Y cómo te fue?
—¡Cuéntanos del examen!
—Seguro fue demasiado fácil para ti.
—¿Conociste a alguien nuevo?

Los comentarios y cuestionamientos de su familia aturdieron a Lisa por un momento, hasta que Lori interrumpió.

—¡Chicas y Lincoln! —todos voltearon a verla mientras ella seguía conduciendo—. Dejen de asfixiarla y que ella nos cuente todo por sí misma.

Todos murmuraban entre sí mientras retomaban su lugar en la van. Lisa se arregló un poco tras la tremenda redada que se había armado.

—Pues verán... —antes de que pudiere empezar a decir lo ansiosa y nerviosa que se sentía respecto al examen que había realizado, una notificación llegó a su teléfono—, perdón. Denme un segundo.

Lisa sacó su móvil y se percató que tenía un correo enviado del centro de selección. Sus ojos se iluminaron y el nerviosismo la invadió de repente, tragó gordo. Después de unos toques, ingresó a su correo y detalló el título del mensaje que había recibido.

"Resultados del examen para la aplicación..."

Debido al largo del título, no se pudo leer por completo en su celular.

Lisa abrió el mensaje.

—Familia, tengo algo que decirles —todos prestaron atención—. Aunque suene increíble, el centro de selección ya ha calificado las evaluaciones.

—¿Tan rápido? Pero ni siquiera ha transcurrido una hora desde que terminaron —comentó Lori extrañada.

—De seguro James Dagger tendrá una explicación lógica para ello, lo importante es saber qué dice el mensaje —aclaró Lincoln.

—¡Claro, sis! Es hora de saber si lo lograste o no.

—Veamos que sucede, estoy un poco nerviosa, je, je...

—Tranquila, Lisa, ya verás que todo saldrá bien —animó Leni.

Lisa respiró profundo y soltó el aire. Comenzó a leer el mensaje.

—Gracias por haber participado en la prueba de conocimientos para la selección de compañero o compañera para James Dagger. El resultado de su evaluación fue de noventa y nueve. Felicidades, es usted una de las seleccionadas para participar en la última etapa y ser oficialmente partícipe del último aporte de este gran científico para el mundo. Le deseamos mucho éxito.

El automóvil no tardó mucho en estallar de felicidad mientras Lisa seguía estática en su sitio.

—¡Lo hiciste!
—Era demasiado evidente.
—¡Qué bien, Lisa! ¡Pasaste!

El abrazo familiar tampoco se hizo esperar, aunque algunos tuvieron que esperar al estar en diferentes filas de la van, sobre todo Lori, quien venía manejando.

—¡Esto hay que celebrarlo! Vayamos a comer, yo invito.

—¡Yo pago el postre! —declaró Luna.

—¡Y yo compré ropa para todas en el centro comercial! —confesó la modista con una grata sonrisa.

Todos estaban eufóricos y alegres por el logro de Lisa, aunque ella se encontraba aún inmóvil, pero con una sonrisa gratificante en su rostro; la verdad era que nunca se había sentido tan feliz y nerviosa en su vida.

—¿Lo ves? Todo salió bien —comentó Darcy guiñándole el ojo.

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Después de haber pasado una tarde con toda su familia, Lisa se sintió agradecida. La convivencia con sus hermanas y hermano era agradable y podía rememorar todas las desventuras que juntos pasaron, pero que fueron quedándose en el pasado debido a la ausencia de los integrantes de la familia. Era cierto que el tiempo podía ser cruel, pero era inevitable que continuara y eso significaba que cada uno de ellos tendría que seguir con su vida.

Así pues, los hermanos Loud llegaron a su casa para tener una última convivencia con sus padres, ya fuera platicando o teniendo uno de esos juegos de mesa que disfrutaban, más que Lynn ya había dejado atrás su obsesión por ganar (aunque reconocía que su chispa de competencia seguía muy latente) y sus bailes de victoria.

La noche se hizo presente y Darcy se despidió de Lisa para retirarse a su casa. La científica, por su parte, se dirigió a la habitación de su hermano mayor para tener una plática seria.

Tocó la puerta.

—Adelante...

Lisa entró emitiendo un suspiro.

—Vaya, de todas no creí que fuera tú, Lisa. Debo admitir que de mis recuerdos de antaño eras la que menos me molestaba —comentó con cierta gracia en su voz.

Lisa se limitó a sonreír.

—Lamento importunarte, hermano. Es solo que eres en quien más confío, aparte de Lily, pero siento que con ella no puedo hablar aún de temas serios.

Se sentó en la cama para estar al lado del albino.

—Bueno, Lisa, Lily ya tiene trece años. Puede que no tenga tanta experiencia como yo o nuestras hermanas, pero no significa que no puedas hablar con ella algunos temas importantes.

—Debería corregir mis palabras —se sobó el hombro izquierdo—. A lo que iba era que con ella no puedo acudir como una guía. Tú eres alguien noble, Lincoln y sé que eres la persona adecuada para hablar de esto.

—Veo que es serio —se sobó el mentón—. Dime de que se trata.

—Verás, conseguí pasar a la última etapa de la selección y esta se trata de una entrevista que nos efectuará el mismísimo James Dagger. Estoy ansiosa y nerviosa de lo que pueda pasar ahí y no estoy cien por ciento segura de lo que debo decirle.

Lincoln se quedó pensativo por unos segundos hasta que concluyó en lo más obvio.

—Solo dile la verdad, Lisa. No trates de camuflar nada o de exagerar las cosas; yo digo que toda pregunta que te haga, la contestes con sinceridad.

—¿Es así de fácil?

—Sí, Lisa. Hablamos de una entrevista, eso usualmente se hace para conocer a la otra persona y si James Dagger quiere hacer eso, entonces lo más adecuado es contestar de la manera más honesta posible, ¿no lo crees?

—Pero... ¿qué pasaría si me pregunta sobre irme de Royal Woods? Yo la verdad no quisiera moverme de aquí porque en verdad valoro a mi familia y a mi amiga Darcy.

—Lisa... —se acercó a ella para rodearla con el brazo—, la verdad es que nadie de la familia quiso irse nunca de aquí; pero siempre hay que tomar en cuenta que se trata del ciclo de la vida, tarde o temprano tendremos que volar del nido para hacer nuestras propias vidas. Es un poco complicado al principio, pero con el tiempo te acostumbras. A pesar de ello, nunca debes olvidar a quienes siempre estuvieron para ti desde el principio, quizá no nos debas nada por el simple hecho de que eres de nuestra familia y es nuestro deber moral haberte cuidado desde que eras pequeña, pero no se trata de deber algo, sino de ser agradecidos.

Lisa se sintió realmente reconfortada con las palabras de su hermano mayor, por lo que expresó una amplia sonrisa.

—Necesitaba escuchar eso. Gracias, Lincoln.

—No hay de qué, Lisa. Ahora, si me permites, debo de irme a dormir. Mañana nos iremos al atardecer, tenemos que seguir con nuestras respectivas vidas.

Lisa asintió y le dio un fuerte abrazo a su hermano antes de irse, la verdad lo valoraba sobremanera.

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La última etapa de selección se llevaba a cabo el siguiente fin de semana. Lisa no sacó nunca de sus pensamientos las palabras de Lincoln, pues sentía que tenían un gran significado moral para ella. La científica pasó lo que pudo del domingo con su familia entera antes de que la mayoría de sus miembros tuviera que retirarse para continuar con sus vidas.

El resto de la semana se la pasó reflexionando sobre su vida y sobre las posibles preguntas que el científico prominente podría plantearle a la hora de la entrevista. Estuvo practicando durante los recesos y en su casa con la ayuda de Darcy y su hermana menor Lily.

Para su fortuna, la tortura de la espera se terminó y el día había llegado. Como la vez anterior, Darcy acompañó a Lisa para la selección; aunque en esta ocasión, sus hermanas y hermano no estarían presentes, al menos sus padres tuvieron la disposición para trasladarla, ya que ese fin de semana lo tenían desocupado.

—Estoy muy orgullosa de ti, cariño —dijo Rita con una sonrisa en su rostro.

—La verdad es que sigo preguntándome de donde pudiste sacar tanta inteligencia, hija —comentó el señor Lynn.

—Supongo que las probabilidades jugaron a mi favor, papá. Nacer con este don cognitivo no es algo que cualquiera pueda tener.

—Bueno, me alegra entonces haber tenido la posibilidad de tener una hija superdotada —el positivismo de Lynn contagió el ambiente—, pero, en fin, hemos llegado niñas.

—¿No quieren que las acompañe?

—No, mamá. La verdad es que quiero enfrentarme a esto por mí misma.

—De acuerdo, pero mándenme mensaje en cuanto termine la entrevista.

—Sí, mamá.

—Pues mucha suerte, Lisa. Recuerda que pase lo que pase contarás con tu familia —Lynn guiñó el ojo.

—Gracias, padre. Daré lo mejor de mí —abrió la puerta del auto y se bajó junto a Darcy.

—Gracias por traernos, señores Loud.

—No hay de qué, Darcy. Cuida de mi pequeña.

—Sí, lo haré —rio nerviosa.

Cerraron la puerta y se dirigieron al centro de selección, al ingresar, sus padres arrancaron.

Adentro del centro, Darcy tenía una última conversación con Lisa.

—Oye, Lisa, hay algo que me gustaría preguntarte antes de que vayas a hacer la entrevista.

—¿Qué cosa, Darcy?

—Si resultas ser la compañera de ese científico, ¿qué pasará con la preparatoria?

Lisa se detuvo en seco y observó a su amiga.

—Estuve tan emocionada con el asunto que ni siquiera me inmuté de ello. Siendo honesta, no lo sé... Supongo que faltaré.

—Pero ni siquiera sabemos cuanto tiempo estarás junto a ese doctor. ¿no podrían darte de baja?

Lisa se puso a reflexionar el asunto, pero al final de cuentas, ella sentía que podía equilibrar sus sueños junto a su vida.

—Bueno, si somos objetivas, simplemente podría acordar con James un horario para coordinarme y así no perder ambas partes de mi vida.

—Suena a una buena idea, Lisa. Así ya me siento un poco más tranquila, eres mi mejor amiga, después de todo.

—Lo mismo digo, Darcy.

Los altavoces del lugar tocaron una melodía corta para llamar la atención.

—Aspirantes, favor de ingresar a la sala de espera para la entrevista.

—Con los detalles arreglados, es hora de presentarme, Darcy.

—Tú puedes, Lis —alzó ambos pulgares. La científica asintió y se retiró.

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La puerta de la oficina del científico más conocido a nivel mundial fue abierta por uno de los aspirantes a convertirse en su compañero de trabajo. Lisa tuvo que esperar a lo largo de dos horas para por fin tener su oportunidad, eso tomando en cuenta que la cantidad de participantes que lograron la puntuación aprobatoria era muy reducida, contando con un total de 7 personas.

—Lisa Loud, favor de pasar a mi oficina.

La castaña observó como el joven que recién salió pasó de largo sin decir ninguna palabra, se veía hasta cierto punto un poco molesto, incluso la volteó a ver y negó con la cabeza; era de los muchos que no podían creer que una joven siquiera hubiera tenido aquella oportunidad.

Como siempre, ella se relajó un poco antes de aventurarse a su siguiente hazaña. Se levantó de la silla en la que estaba sentada y se dirigió a la oficina del científico. Entró y vio a James con un rostro serio, pero amigable; esperaba paciente a que tomara asiento.

—Bienvenida, Loud. Estuve esperando con ansias su llegada —extendió la mano—. Tome asiento, por favor.

Ella asintió y se sentó.

—Buenas tardes, señor Dagger. Es todo un honor para mí tener siquiera la oportunidad de hablar con usted —sonrió con cierto nerviosismo.

—Es el primer comentario de este tipo que he recibido en todas las entrevistas —comentó con una sonrisa burlona—. La mayoría de los aspirantes eran ególatras y soberbios, los demás resultaron más modestos, pero tu saludo fue muy humilde para alguien que sacó el mayor puntaje en la prueba de conocimientos.

Lisa no se sorprendió de lo que dijo, de hecho, tan solo recordar que muchos se dieron por vencidos antes de siquiera responder el examen, le generó un sentimiento de orgullo.

—Bueno, ¿qué puedo decir? Me preparé mucho para esta ocasión, tuve buenos consejos por parte de mi familia.

—Muchos de nosotros estamos donde estamos gracias a la familia, Lisa. Algo que no todos pueden entender y quizá yo tampoco debería entenderlo, conoces mi historia después de todo; pero tengo los conocimientos suficientes como para saber que un buen núcleo familiar es importante para desarrollar una calidad de persona con buenos valores.

—Bueno, siendo honesta con usted, al principio yo creía que estaría mejor sin mi familia; sin embargo, tras muchos sucesos me daba cuenta de que era todo lo contrario. Me percaté de que necesitaba de elementos esenciales que hay en ella, un factor notable era el amor, por muy ridículo que suene.

—No es nada de que avergonzarse, al contrario. Es hermoso que lo admitas —sonrió—. Me has dado una agradable presentación, Loud. Te he estado observando y la verdad me llamas mucho la atención —puso sus manos sobre el escritorio—, pero debes saber algo muy importante. Yo no busco tanto la inteligencia, sino sus ideales. Esta entrevista será algo dura, pero me dirá si eres digna o no de ser nombrada mi compañera de trabajo.

La presión en Lisa comenzó desde ese momento. Su mente daba muchas vueltas tratando de adivinar las interrogantes que le serían planteadas, por muy básicas que pudieran llegar a ser.

—Empezaremos con una serie de preguntas, las cuales tendrán una opción como respuesta, ¿quedó claro?

—Sí.

—Supongamos que la elijo mi compañera de trabajo, ¿estaría dispuesta a dejar su rutina?

Las preguntas iniciaron como una daga filosa atravesando su moral. Tragó gordo, aunque en ese momento, Lisa por fin pudo comprender porque aquel científico tan imponente se había puesto un apellido tan agresivo.

—No, no podría —contestó con sinceridad. La verdad era que Lisa no deseaba dejar de lado su tiempo con Darcy y su familia, los apreciaba bastante.

—De acuerdo, ¿qué escogerías: el bienestar de la sociedad o tu familia?

—Mi familia —contestó sin rechistar.

—Muy bien..., después ahondaremos en esa respuesta. Siguiente, ¿a qué se debió tu participación en esta selección: fama, riqueza u otra?

—Otra.

—Detalla.

—Quiero ser partícipe de algo que beneficie al mundo, el cual incluye a mi familia; así puedo elevar su calidad de vida y brindarles un futuro más prometedor.

—Perfecto. Siguiente pregunta, supongamos que se hace necesaria la experimentación con humanos, ¿rechazarías el proyecto o aceptarías?

Lisa lo pensó por unos segundos, pero ella aprendió por las malas la respuesta a esa pregunta, y no fue porque terminara haciendo algo horroroso a uno de sus hermanos; sino que estos mismos no paraban de concientizar el asunto, sumando el hecho de que en sí misma tenía algunas repercusiones fisicoquímicas.

—Lo rechazaría.

—¿Por qué?

—No quiero ser partícipe de un proyecto en donde se tenga que lastimar a los demás para su realización.

—¿Delatarías a los partícipes del proyecto?

—Si mi familia no se ve involucrada en algún peligro latente, sí; caso contrario, me quedaría callada.

—Muy bien...

Hubo un poco de silencio. Lisa reflexionó las últimas preguntas, hicieron que dudara del científico; sin embargo, nunca se ha escuchado de él haciendo de las suyas con seres humanos inocentes... Quizá solo eran preguntas para determinar lo que mencionó con anterioridad.

James siguió.

—Digamos que uno de los miembros de tu familia se encuentra en peligro latente de muerte y la única manera de salvarlo es teniendo que sacrificar otra vida humana, ¿lo harías o declinarías?

Lisa se quedó en shock ante la cuestión. Sus labios titiritaron. Por su parte, James Dagger mantenía un rostro serio e inexpresivo.

—Yo..., yo...

Cerró los ojos tratanto de imaginarse la situación, ni siquiera especificó si aquella persona fuera un ser que no merecía vivir; solo dejó la cuestión abierta.

—Lo haría solo si esa persona no mereciera vivir.

—¿Qué opinas entonces de que toda vida humana es igual de valiosa? Así mismo, también quiero saber tu opinión sobre la posible redención que los seres humanos pueden conseguir al arrepentirse de sus actos.

Lisa se sintió acorralada ante tal ataque de moral directo.

—Bueno, es cierto que todos tenemos derecho a la vida y que las personas pueden arrepentirse de sus actos...

Antes de proseguir, James regresó la pregunta.

—Entonces, sin recurrir a un depende, ¿sacrificaría otra vida humana con tal de salvar a un miembro de su familia?

Lisa cerró los ojos con fuerza, la verdad es que imaginar esa escena la comenzó a quebrar por dentro y por mucho que le doliese, su corazón le dictaminaba que lo correcto sería no hacerlo.

—No..., sea quien sea, no puedo sobreponer la vida de una persona con otra de mi familia. Estoy seguro de que ellos entenderían mi decisión, sobre todo si hablamos de que la acción explícita es que tenga que arrebatarle su vida.

James Dagger cerró los ojos. El silencio reinó de nuevo sobre la sala.

—Últimas preguntas —retomó la palabra en un estado lleno de tranquilidad—. Supongamos que llevamos trabajando tiempo en el proyecto, en caso de que el mismo se perdiera o inclusive yo me fuera con el proyecto, ¿estarías dispuesta a hacer lo necesario para continuar?

—Si no incluye poner en peligro a mi familia, sí. Lo haría...

—Bien..., ¿por qué escogiste a tu familia en vez del bienestar de la sociedad?

—Porque a ellos les debo todo..., pero aún así —sonrió recordando las palabras de su hermano mayor—, no se trata de deberles algo, sino de ser agradecida con lo que me han dado y regalado en todos estos años, mientras que la sociedad ni siquiera se ha preocupado alguna vez por mí, la verdadera pregunta es, ¿por qué escogería a un montón de gente que no siquiera estaría dispuesta a dar un centavo por mi bienestar en vez de a mi familia?

James abrió los ojos y esbozó una gran sonrisa en el rostro.

—Sabía desde el principio que tú eras la indicada para este puesto.

Las palabras del científico tomaron por sorpresa a Lisa, quien no pudo evitar soltar un gesto de asombro. El doctor sacó su teléfono móvil y marcó a sus empleados.

—Diles a los aspirantes que ya tenemos al seleccionado, deja que se retiren. A partir de mañana, todos sabrán que Lisa Loud es la compañera oficial de James Dagger —escuchó la respuesta del otro lado de la línea y colgó.

—Señor Dagger..., no sabe...

—Hey, Lisa... Ya eres mi compañera, ahora puedes llamarme James —le guiñó el ojo.

La joven esbozó una sonrisa de oreja a oreja.

—Empezamos mañana, te estaré esperando a partir de las cuatro de la tarde.

—¿Por qué tan tarde, James? —cuestionó Lisa confundida, a pesar de la emoción.

—Porque sales a las dos de la escuela y todavía tienes que ir a comer, ¿no es cierto? Además, dejaré que te vayas temprano de mi laboratorio que hice especialmente en Royal Woods; estaba seguro de que aquí encontraría finalmente a mi compañera tras una vuelta al mundo. Eres la afortunada entre miles de personas que me estuvieron mandando emails llenos de argumentos para que los escogiera.

—Vaya..., yo... no sé qué decir.

—Realmente no hay nada que decir, salvo gracias de mi parte.

—¿Por qué?

—Porque, como dije, eras la persona que estuve buscando todo este tiempo...

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La brisa recorrió el fúnebre momento en el Lisa se encontraba. Tenía los ojos cerrados, recordaba sus primeras interacciones con el doctor.

—Lamento si he me tardado bastante..., si somos honestos, James jamás fue alguien sociable. Siempre trabajó por su cuenta, solo en sus laboratorios dispersos en el mundo. Ni siquiera se había presentado ante el comité de científicos, lo hizo recién y fue por mí —se señaló con la mano—. Recuerdo su apoyo incondicional para que pudiera sobresalir en el mundo, a pesar de que lo único que yo quería era un futuro prometedor para mi familia y para mí; ayudar a la Tierra ya era una misión secundaria.

Se pudo apreciar el sonido de una camioneta estacionándose cerca de allí. Lisa se había extendido un poco en su monólogo, pues el funeral empezó a las ocho de la mañana y ya eran las nueve y media. Su familia entera y Darcy descendieron de aquella van con la vestimenta adecuada para el momento. Lisa apenas y pudo regalar una media sonrisa, se sentía reconfortada de verlos allí, pero la partida de su mentor y compañero seguía doliéndole en el fondo.

—Todavía recuerdo cuando le conté a mi familia sobre la noticia de que había conseguido parte de mis sueños, ser partícipe de un proyecto importante para el bienestar global, para que ellos pudieran gozar de una mejor vida; fue coincidencia de la vida que aquella meta viniera acompañada del anhelo de conocer a James Dagger —suspiró—. También recuerdo cuando abracé a mi mejor amiga con todas mis fuerzas por la felicidad inmensa que sentía en esos instantes; aunque también recuerdo cuando le comenté mi decisión de dejar de lado la escuela tras haberme introducido de lleno en el proyecto —miró al cielo por un periodo breve de tiempo y regresó a ver el público—. James había hablado con el director de mi escuela y le convenció de compensarlo todo con un simple examen que avalara el tiempo que permanecía fuera. Estaba tan gozosa de haber hecho un descubrimiento sin igual que tanto Darcy como mi familia lo entendieron.

Los Loud se sentaron junto a la amiga de Lisa, mostrando empatía ante su ser querido.

—James y yo vivimos en el laboratorio por un largo tiempo, y a pesar de que nunca supe cómo fue que creó lo que nos llevó hasta el día de hoy, quiero decirle donde quiera que esté que cumpliré la promesa que le hice el día en que me hizo su compañera: continuaré con este proyecto sin importar lo que me cueste siempre tomando en cuenta la moral y los ideales que tenía en mente. Muchas gracias por todo.

Ese día todos sufrieron por la partida de un gran científico que estuvo a punto de cambiar el mundo en su totalidad, pero al menos había dejado su legado con su estudiante y compañera.

Ambos compartieron experiencias y pláticas agradables para pasar los días y las noches. Lisa supo que en James Dagger había un gran amigo, el cual su único delito fue preocuparse por el bienestar de los demás.

Por otro lado, el darkanium se había dispersado silenciosamente. El aire de la Tierra absorbió el elemento y sería cuestión de tiempo antes de que el planeta entero lo consumiera.

Lisa está a punto de enfrentarse a algo que ni en sus teorías más alocadas tendría previsto...


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