CAPITULO 8

Sería sinduda alguna una tarea algo difícil, porque era normal que tuvieran problemasentre los mismos compañeros, pero, luego de haber entrado aquella chica delentes, con sus manos sujetando su mochila, su cabello que le cubría sushombros, ropa ancha, y con la mirada clavada en el suelo, no podía creer quehubieran dicho su nombre sobre algo así. Parecía demasiado ñoña.

 Recordó que Leonor tenía novio, y le dioorden al policía para que lo buscasen, necesitaban hablar con él.

 Encendió la grabadora, y con algo depena notoria en su rostro, le comenzó a interrogar:

― Durante elinterrogarlo a una estudiante, salieron a flote dos nombres, el tuyo y el deSabina Vlas...

 ― ¿Su hija? ― Le interrumpió la chicacon algo de sorpresa.

 ―Si, mi hija. Y dijo que tu habíasamenazado a la chica de muerte. Quiero que me hables sobre ese día, y porqué laamenaza hacia ella.

 ― Ese día... habíamos ido a la práctica deporristas y nadadoras. Yo quería participar en los juegos de Natación en esteaño, pero ella se opuso a mi participación para ver si lograba quedar. Había entrenadodurante cinco meses, y estaba segura que quedaría en los juegos, pero, ellasolo se burló de mí, junto a sus amigas. Me dio tanta rabia que, solo dije que seríacapaz de meterla viva en una trituradora para que sufriera su muerte. Peronunca dije que la asesinaría...

 ―Eso es amenaza de muerte.

 ―Pero no la mataría yo...

 ―Si la matarías tu.

 ―Lo haría la trituradora, ¿escuchócuando dije que "la metería viva"?

 ―Si. Y eso es homicidio.

 ―En todo caso, yo no lo habría hecho.

 ― ¿Cómo qué no?

 ―Pues lo habría hecho la trituradora.Que ni siquiera tengo.

―Pero allanzarla tú, habrías sido tu su homicida.

―Pues...

―Necesito quepermanezcas dentro de Bancage mientras continúan las investigaciones -Le ordenómientras se levantaba y luego apagaba la grabadora. Llevó a la extraña chicahasta la puerta, y ahí en la entrada estaba el, el novio de Leonor Fert.

  Le hizoentrar y le invitó a sentarse, mientras pasaba la página de su libreta yencendía la grabadora. Este se mostraba algo nervioso, cosa que alertólevemente al Detective, y su primera pregunta fue:

― ¿Por qué estásnervioso...?

―Theo Nuk, Señor Vlas- respondió elchico.

―Theo. ¿Por qué estas nervioso?

 ―No lo estoy.

―Si que lo estás. Estoy viendo cómo te frotas tus manos.

―Tengo comezón – se inclinó en suasiento-. ¿Estoy siendo culpado de algo?

― Claro que no. Solo estoy realizando elrespectivo interrogatorio a cada uno de los que rodeaban a la estudiante Leonor― le respondió.

―Entiendo.

― ¿Me puedes decir cómo se la llevabantú y ella?

 ―Yo la quería, de verdad la quería.Aunque en ocasiones discutiéramos, como cualquier pareja, pero nos queríamos.Éramos la pareja perfecta de la universidad.

―Suena tonto escuchar eso.

 ― Pero es la verdad, y solo estoyrespondiendo a su pregunta.

― ¿Quién me afirma que eran felices, yno que en un momento de discusión tú fuiste quien la asesinó de esa manera y ladejó en la piscina?

 ―Claro que... 

―Quién me lopuede confirmar?

―Es que no séquién se lo diría.

― ¿A quién me traerías para que confirme tuinocencia y diga quién podría ser el culpable? Se levantó enojado el detective, inclinándose hacia Theo con su miradaamenazante-. Dame un nombre, y te dejaré en paz unos días mientras sigo la investigación.

 ―Mike... -Divagóel chico aun con duda de si debía decir un nombre o no.

 ― ¿Mike qué?

 ―Mike Blue. Un pasante de afuera del pueblo,es Fotógrafo y es también amigo de su hija Sabina.

 Otra vez había salido a flote el nombrede su hija, y eso le dio rabia.
 

*********

 Mientras, muy lejos de la Universidad estabaMike, caminando por las calles del pueblo. Hermosas casas podían ver a loslados, de alguna manera despertaban en el algo de ilusión por la felicidad,aunque no supiera qué era eso.
 Daba pasos lentos, con su cámaracolgando de su cuello, hacia un lado, y venía a su mente un recuerdo que lehizo llenar de lágrimas contenidas a sus ojos. En el recuerdo, podía ver comoalguien le lanzaba un pan al piso, mientras él estaba en cadenado y cerraban lapuerta dejándolo en medio de la oscuridad.
 Se le podía ver en su rostro muchamaldad, odio hacia alguien. Su expresión se tornó oscura, malévola, y susurró:

―Estoy aquípara protegerte.