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CAPITULO 4

     CAPITULO 4

   Respiraba agitado, pero sin que el chico desnudo se diera cuenta de su nerviosismo.

—Sé que te gusta ver a los demás haciendo eso... te entiendo, la verdad. A mí también me gusta—terminó diciendo el chico dándose la vuelta otra vez para seguirse bañando—. Pero ten cuidado que alguien más no te vea, porque eres chico muerto. Y cierras la puerta al salir, por favor.

Mike alejó su mano de aquel tubo y se marchó del lugar con su bolso detrás.

 Sus pasos eran acelerados, pues si se sintió asustado al pensar que aquel chico sabía de su crimen.

 El día de clases transcurrió normal, terminaron yéndose del lugar todos, salvo Sabina, quien estaba esperando a Mike, junto a Damián, quienes, al verle, se le acercaron, diciendo:

 — Oye, toma este papel, es mi dirección. Para la cena, la que te dije.

—O-ok—Aceptó él mientras caminaban en dirección al carro de Damián, el cual se ofreció a llevarlo, pero él se negó totalmente y se marchó del lugar.

—¿Coincides conmigo si te digo que él es muy raro? —le preguntó Damián mientras se subían al carro de este.

—Sé que sí, pero, no puedo decir nada al respecto, pues entre él y yo no hay tanta diferencia, la verdad.

—No, si hay mucha diferencia, no sé de qué hablas.

 ella se negaba, y el le llevaba la contraria mientras se subia al auto y lo ponia en marcha, saliendo de la universidad.

 *****

  Mike estaba caminando cuando vio que Sabina y su amigo le pasaron, por un lado, pero siguió su camino, fingiendo que iba a un lugar en concreto, pues, pensando bien, su cueva estaba muy lejos de ahí.

 No sabía cómo describir su día, era sumamente extraño, pues, no entendía qué sentía. ¿Alegría acaso? ¿Se había enamorado de aquella chica a la cual acababa de conocer? Le parecía muy extraño aquello, era algo nuevo para él. Su cuerpo era recorrido por un escalofrió, el cual tomaba posesión de él en el más mínimo segundo posible, estremeciendo su cuerpo.

 Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando aquel hombre que le había llevado en la mañana, venia en dirección contraria y le vio, saludándole entretanto que se detenía, y le preguntó:

— ¿Vas de regreso, jovencito?

—S-sí, señor— Respondió sin mirarlo a los ojos.
—Te puedo llevar, si quieres.

lo pensó un momento, pero no aceptó, diciéndole: 

— N-no.
—¿Te irás a pies acaso?
—Si.
—Anda, ven y súbete, así te llevo y conversamos un rato.

 Terminó aceptando con gusto pesado, pero es que no tenía como irse del lugar, pensando así que, al otro día debía de regresar a la Universidad.

—¿Vendrás todos los días?
—Sí.

 Iban en camino ya por el lugar solitario de la carretera, cuando de pronto el hombre se desvió otra vez del camino, pero Mike le dijo:

— No le aconsejo que haga algo, señor.

  El hombre se detuvo más adentro, acomodándose en el asiento mirando al chico, diciéndole:

 —No te preocupes, será rápido.

 *********

—Sabina, me avisas si mañana irás a clase—Le dijo Damián a la chica mientras esta se bajaba del carro.

—¿Por qué no iría?
—Pues, recuerda que lo de Leonor no parece ningún accidente, y de seguro tu padre irá mañana a la Uni a preguntar sobre lo sucedido.
—Cierto que sí. Pero igual creo que si iré, vienes a buscarme. Adiós.

 Sabina entró a la casa, y en cuanto cerró la puerta, sonó el telf. de la casa. Puso su bolso en un lado de la entrada y contestó la llamada:

 — ¿sí?

—¿Estás en casa ya? — Preguntó su padre.
 
—Si papá, no te preocupes.

—Claro que me preocupo, en media hora iré a la casa, al parecer lo de tu compañera no fue accidente. Y me dijeron que te vieron tomando fotos, en cuanto los de la prensa lo sepan irán a fastidiarnos por esas fotos.

—Lo sé papá, yo las tomé con esa intención. Quiero venderlas, en realidad son perfectas... papá por favor... no, te lo prometo... papá déjame venderlas... papá.

 La llamada había terminado y ella había quedado hablando sola, pues su padre se había negado a que vendiera esas fotos, tenía miedo que su única se viera envuelta en un crimen como ese, pues, según el registro que acababa de darse, la joven había sido asesinada de una manera atroz.

******

  Un rato después, Mike estaba arrastrando el cuerpo sin vida de aquel hombre que había tratado de abusar de él, dejándolo al borde de un lago, pero no lo seguiría llevando más adentro porque estaba demasiado cansado para eso. Pero algo ya tenía presente, la camioneta de aquel hombre estaba muy adentro del bosque, así que lo tomaría para dormir ahí, así no tendría que caminar todos los días hasta la cueva, la cual tampoco estaba tan lejos de donde estaba la camioneta.

 Regresó y, con un trapo mojado comenzó a limpiar el parabrisas del carro, el cual estaba salpicado de sangre, y parte del asiento del piloto también.

 Luego empujó un poco más adentro la camioneta para que así no se pudiera ni siquiera medio ver por los transeúntes de la vía solitaria.

  Reviso la parte de atrás del vehículo y vio una bolsa grande, y cuando la abrió se sorprendió de lo que veía, pues, eran puras ropas. Al sacarlas de la bolsa, eran ropa que a él le quedaban perfectamente. Ya había conseguido ropa nueva, y no iría a la universidad con la misma.

 Pero ahora una pregunta le rondaba en la cabeza, ¿iría a la cena a la cual Sabina le había invitado?

 No sabía leer, pero podía preguntar hasta que le dijeran donde se ubicaba la dirección que le había dado.

 Su mirada parecía perdida entre los árboles, como si de alguna manera sintiera que nunca debió de haber salido del bosque que, ese era su lugar seguro. Fuera de él se encontraba vulnerable, y, sobre todo, expuesto a que se dieran cuenta de quién era él en realidad.

********

  Mientras tanto Sabina se encontraba en casa tomando agua, cuando recordó de pronto que había invitado al chico a una cena en casa, cena que obviamente había sido cancelada por lo que había pasado en la universidad y, su padre no se encontraría de ánimos para atender a ninguna visita. Menos si era un desconocido.

 ¿Qué haría ahora? No tenía como comunicarse con el chico de ese día.

—Se me ocurrirá algo, yo sé—Se dijo a sí misma mientras caminaba al baño para encender la calefacción de la ducha mientras se quitaba la ropa cantando <Rolling in the Deep -Adele>

 Se encontraba frente al espejo luego de un rato, viendo su atuendo, no sabía si dejarse lo que se había puesto o cambiarse de ropa por una más ligera, ya que no habría cena, solo recibiría al chico para conversar un rato sobre su vida y parte de lo que hará en los próximos días en la universidad.

  Se sentó frente a la casa, en una silla-columpio que estaba en frente de la entrada, escuchando música dejándose llevar por el ritmo de esta mientras tarareaba.

 Mike había logrado llegar a la casa de ella, tenía una camisa color azul, jeans negros con zapatos blanco (obvio no sabía combinarse). En cuanto Sabina lo vio llegar, se levantó para recibirlo con una sonrisa, dejando ver sus dientes por la alegría que le daba verlo llegar.

 Lo invito a sentarse, mientras le preguntaba: 

—¿Cómo lograste llegar? Pensé que no vendrías. Incluso estaba escuchando música para irme a mi habitación a dormir, hoy ha sido un día difícil.

—Lo sé, es que no lograba llegar a tu casa. Fue complicado—respondió mientras se sentaba junto a ella—. Es... primera vez que me invitan a una cena.

—¿En serio? Pero pensé que estarías acostumbrado, después de todo, eres un fotógrafo profesional, deberías de estar acostumbrado a cenas mejores.

 No supo qué decir, pero replicó: 

—Me refiero, a una invitación aquí en Bancaje.

—Ah, claro, así si te entiendo — Riò ella ante tal confesión graciosa—. Te pido disculpas por lo de hacerte venir así, mi padre no vendrá todavía, así que, te podrás imaginar que la cena se canceló. Pero ahí tengo una pizza, puedo calentarla y comemos aquí conversando, ¿qué dices?

—Claro que sí, me gusta la pizza.

 Rieron un momento, luego ella fue y metió en el microondas las cuatro porciones de pizza que tenía en la nevera, y mientras esperaba a que se calentara, caminó porque estaba un poco nerviosa. Tenía miedo a que su padre llegara y consiguiera a un extraño conversando con ella frente a la casa, aunque, pensaba que también la entendería, ya que estaba sola, y últimamente estaba encerrada en casa sin salir a ningún lado. Solo Damián iba a visitarla a veces, sin embargo, a su padre tampoco le agradaba Damián, ya que lo consideraba un chico atractivo y desordenado, cosa que le preocupaba, ya que no quería que en algún momento perdiera a su pequeña hija, Sabina.

 Fue interrumpido su pensamiento con el sonar de la campana del calentador. Sirvió las porciones en dos platos, y sacó del refrigerador unas bebidas en lata, y salió con eso en mano hacia afuera, donde estaban sentados.

 Este se levantó para recibir el plato y la bebida, se sentó luego que Sabina lo hizo, y comenzaron a comer.

— ¿Cuánto tiempo tienes tomando fotos? O, mejor dicho, ¿desde hace cuánto descubriste que te gustan las fotografías? — le sorprendió que ella le hiciera esa pregunta, por lo que tomó tiempo mientras masticaba y tomaba de la bebida, pues no sabía qué responderle.

—Pues, no sabría decirte. Mi papa es un abogado que, quiso que yo le siguiera los pasos, pero yo desde siempre supe que las fotografías eran lo mío.

—¿Te costó hacerlo, aunque él no quería?

—Si... mucho.

—Mi padre no quiere que sea fotógrafa, dice que es un trabajo que me podría meter en problemas, por ejemplo, lo que pasó hoy, tengo fotografías que los del periódico no tienen. Quiero venderlas a uno de ellos, mi padre no quiere. Dice que es un homicidio y hacer eso me podría en peligro a mí.

—¿Homicidio?

—Si.

— ¿Cómo lo supieron?

—Pues, la forma en la que ella murió es claramente un homicidio.

—No lo saben, talvez cayó a la piscina por accidente y se dañó el ojo.

—¿El ojo? — Preguntó desconcertada, pues nadie sabía lo del ojo de ella, solo sabían que había fallecido—. Nadie ha dicho algo sobre el ojo, ¿cómo supiste que le pasó algo en el ojo?

—Solo... solo escuché, quien la encontró dijo que le había pasado... algo en el ojo.

—Qué extraño. Nadie ha dicho nada sobre eso, mañana preguntaré a los chicos sobre eso. Me eriza la piel el solo hecho de pensar que realmente no fue solo un asesinato, sino tortura.

—No fue tortura—Replicó.

Ella lo miró algo extrada, él hablaba con total seguridad, a lo que le preguntó:

 —¿Por qué hablas tan seguro?

—Es que... no la hubieran torturado ahí en la Universidad, ¿o sí? A menos que tenga un lugar secreto donde haga esas cosas sin nadie los escuche.

  Esa respuesta la calmó un poco, a lo que solo respondió soltando una leve bocanada de aire tranquila:

 —Tienes razón, talvez por eso creo también que no fue una tortura. Aunque si mi padre dijo que no fuera mañana, es porque sospechan que fue un estudiante quien hizo eso.

  Sin saberlo, ella estaba hablando con el asesino que mató a sus padres, a un chico fotógrafo (haciéndose pasar por él), mató a su compañera de clases, y mató ese mismo día, también a un hombre más... claramente estaba hablando con la muerte.





Este libro se encuentra en correciòn, y si lo estàs leyendo, es porque ya està corregido.
 Espero que les guste mucho este libro.

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 Ig: SOYJOSEMANUEL02

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