-No te preocupes, Dylan.- dijo Amethyst mientras se separaba de Tom, sus mejillas estaban rojas por la vergüenza.- por cierto ¿Qué haces aquí?- se sintió incómoda cuando preguntó, daba a entender que no lo quería allí.

-Louisa me invitó, espero que no te moleste.- su voz evidenciaba timidez, ahí Amethyst recordó que tenía algo por contarle

-Ya lo recuerdo todo.- dijo ella muy emocionada, Dylan se acercó rápidamente a Amethyst, le dio un fuerte abrazo y la alzó en el aire mientras daban vueltas, Tom observaba esta escena un tanto incómoda para él.

-Sí, que emoción.- dijo Tom con sarcasmo hacia Dylan.- ahora vete, estábamos en algo.- su tono era cortante.

-Ella no me ha dicho que me fuera.- lo desafió Dylan.

-Tranquilos...- dijo Amethyst tocando los hombros de ambos, luego entró a la casa sin despedirse de alguno.

Aún era temprano, iban llegando las 9 pm cuando ingresó, su casa estaba asestada de personas, aquí y allá bailando y bebiendo, en la cocina sola se encontró con su mamá, la algarabía obligaba a Amethyst a gritar, era la hora para hablar con su madre.

-Madre...-Galicia se volteó, casi adivinando la reclamación que le haría.- ya puedo recordarlo todo de nuevo, así que me debes una explicación.- ella hablaba con serenidad intentando ocultar su molestia.

-Este no es el lugar para hablar de eso.- cogió a Amethyst y la hizo subir a la habitación de ella.- todo lo que hice, fue para protegerte, es todo lo que tengo por decir.- Galicia se disponía a salir del lugar.

-Merezco una mejor explicación... necesito saber qué soy...- sin pensarlo, todo alrededor flotaba, ella ardía en furia.

-Tranquila Amethyst, te lo contaré todo, solo tranquilízate.- Galicia estaba muy nerviosa, nunca había presenciado una escena así por parte de su hija, Amethyst respiró profundo, todo lo que flotaba cayó, la cama se escuchó con fuerza, se quebraron varias frascos.- ven, sentémonos.

La cama que había caído estaba cerca, tomaron asiento ambas, una frente a la otra.

-De esta historia ya debes tener muchos indicios, mi pequeña, pero ahora te diré toda la verdad.- dio un largo suspiro.- Tu padre es un demonio y antes yo solía ser un ángel, me involucré tan fuerte con él que quedé encinta, cuando se dieron cuenta de lo que llevaba adentro me dieron la opción de matarte pero era tanto el amor que sentía por ti y por tu padre que decidí entregar mi inmortalidad, juventud y otras cosas para que tu vivieras. Lágrimas se deslizaban por su rostro.- me expulsaron por la leyenda que todo ángel sabe, se conocen pocos casos de este tipo de uniones, todos los bebés de estas relaciones fueron asesinados, pero hace muchos años, más de los que yo viví como ángel, existió una llamada Cynthia, que se enamoró de un demonio llamado Urko, ella también quedó embarazada, pero en lugar de ser enviada hacia el mundo humano, ella escapó, la buscaron en muchas partes, hasta que la encontraron, la bebé ya había nacido, ambas fueron degradadas a las sombras, enviadas por debajo de la tierra por haber escapado y ocultado su criatura, al crecer la pequeña, tomó venganza, hizo algo que solo el ser supremo podía, asesinó a muchos ángeles, reclutó a algunos más y formó un ejército, pero antes de poner sus planes en marcha, el ser supremo cerró permanentemente la puerta de las sombras, dejándolos atrapados o eso creía.- así concluyó su historia.

-tu... hiciste todo eso por mi... y... ¿tenías alas?- quería saber si tenía las mismas horrendas cicatrices de Tom.

-Sí, pero ahora solo tengo dos marcas en mi espalda, signo de mi desobediencia pero también de mi amor.- se levantó la camisa como Tom lo había hecho antes, ahí habían dos grandes cicatrices pero estaban cerradas.- siento mucho lo que hice, solo era para protegerte.

-Mamá, aún es temprano.- miró su reloj, eran las 10 pm.- y es 29 de febrero, es el día para visitar a mi padre...- Galicia la miró con sorpresa había olvidado que era ese preciso día.

-¿tu quisieras... que vayamos... juntas?- la miraba suplicante Galicia, realmente quería verlo.

-Claro que sí, vamos al desván, solo sé abrirlo desde allí.- ambas subieron al lugar, se posicionaron frente a la pared, Amethyst tocó y se formó el circulo y se abrió el portal en la pared, la celda a la que entraron estaba oscura, solo una luz iluminaba un cuerpo que estaba sentado en la esquina.

-¿Papá?- la figura de la habitación se volteó, era Damián pero estaba muy herido, su rostro tenía múltiples marcas y rastros de sangre.

-Mi hija...- intentaba mirarla pero su vista se le desenfocaba y no podía ver bien, no había notado aún a la otra mujer que estaba allí, Amethyts se acercó.

-¿Quién te hizo esto?- intentó contener las lágrimas, sin embargo dos se le escaparon.

-Eso ahora no importa, debes irte, antes de que vuelvan, no permitas que te encuentren.- ella tenía sus manos en la cara de él, ella brilló y curó todas sus heridas, sus ojos funcionaban y pudo verla, pero desvió la mirada a la otra visitante.

-Galicia...- de su boca salió solo un hilo de voz.

-Damian.- dijo ella de la misma forma.

-No quería que me vieras así después de tanto tiempo.- intentó levantarse pero las cadenas lo retenían.

-No pierdes tu encanto, inclusive así...- se acercó a él, se sentó, se miraron por un rato, hasta que ninguno de los dos se resistió y se fundieron en un beso.

-Recuerden que aquí está su hija...- dijo Amethyts riendo, sin separarse ambos rieron, estaban tan felices que ninguno de ellos escuchó los pasos de lo que sería el destino, las voces de Dominic y Casius estaban en el pasillo, abrieron la celda para continuar con las sesiones regulares de tortura, cuando ingresaron ahí estaba la familia.

-Pero que conmovedor, el desgraciado siendo visitado...