Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

No es tu culpa

Amethyst y Tom se miraron por un momento, timbre volvió a sonar, la joven se paró y se disponía a ir hacia la puerta, pero antes Tom la tomó del brazo, la atrajo hacia él, haciendo que ella cayera en sus piernas, le dio un corto beso en la comisura de su labio, luego la soltó para que fuera a abrir, aunque ella reaccionó para abrir la puerta un tiempo después, ahora el que timbraba estaba desesperado, parecía que dañaría el artefacto con su insistencia, ella por fin abrió, ahí estaba Dylan, empapado, afuera estaba lloviendo, ellos no se habían dado cuenta.

-Hola.- dijo él con entusiasmo, pequeñas gotas de lluvia se escurrían por su rostro, temblaba levemente por el frío.- traje comida.- alzó una bolsa que tenía el logo de un restaurante, ella se quedó ahí, estática un momento.- ¿Podría pasar?, moriré de hipotermia si me quedo aquí.- la miró con una masculina súplica.

-Oh, claro, lo siento, pasa.- dijo abriendo completamente la puerta, él entró, tiritaba por el frío.- esto va a sonar un poco raro, pero quítate la ropa, voy por una toalla y algo de ropa seca.- lo dejó ahí y subió a su habitación, él se estaba quitando su camisa y pantalón, ella bajó, le entregó una toalla y él comenzó a secarse, su semidesnudo cuerpo se tensaba con sus movimientos, ella intentaba disimular que lo miraba, pero era prácticamente imposible no admirar aquel bello cuerpo, Tom apareció.

-Así que tenemos compañía.- dijo un poco molesto, Amethyst volvió de su letargo.

-Sí, así es, mira Dylan, creo que es lo único que te sirve.- dijo extendiéndole una sudadera y una camiseta.

-¿Es enserio?- dijo Dylan tomando la ropa, Tom solo reía, la sudadera estaba estampada con corazones rosados y la camiseta tenía un panda azul en el pecho.

-No te burles, fueron regalos de la tía Betty.- dijo mirando mal a ambos.- lo siento, es lo único que te sirve.- Dylan le sonrió y se puso lo que ella le dio, la ropa le quedaba un poco apretada en las piernas musculosas y la camiseta se pegaba a sus pectorales, ni siquiera esa vestimenta ridícula lo hacía perder su masculinidad, había cierta tensión en el ambiente, para cortarla Amethyst propuso una actividad.

-Veamos una película.- dijo Amethyst simulando entusiasmo.- y como están en mi casa, yo escojo... ¿Qué les parece... Yo soy Sam?- ambos asintieron sin saber cuál era la película.

Estaban los tres muy cómodos en un sillón justo frente al televisor, los dos hombres estaban uno a cada lado de la mujer, empezó la película y cada uno intentaba pegarse más al costado de ella, ya muy incómoda se paró, cogió unos cojines, los puso en el suelo y se sentó allí, los dos la miraron con extrañeza pero se quedaron en la misma posición, la película mostraba escenas muy tristes, Amethyst lloraba en silencio, atrás de ella se escuchaban leves sollozos, ella se volteó y Dylan limpiaba unas pocas lágrimas que salían de sus ojos, Tom solo podía pensar que era un maestro de la manipulación, sin embargo se había quedó dormido.

Amethyts se paró, se sentó al lado de Dylan, lo abrazó, y luego acomodó su cabeza en el pecho de él, ambos miraban la película, cuando terminó al fin, ya era bastante tarde, ella ya tenía sueño, le dio una pequeña patada a Tom que estaba cerca, para despertarlo, y así él lo hizo.

-Bueno... está un poco tarde... deben irse... adiós.- dijo dirigiéndose a ambos.

-Pero... ¿no podríamos quedarnos?, ya está muy tarde, como tu dijiste, no sería conveniente.- dijo Tom.

-Si... estoy de acuerdo, además, aún hace mucho frío y mi ropa está húmeda.- ambos se confabulaban para manipularla y poder quedarse en su casa.

-Lo siento... pero no...- dijo ella, fue por la ropa de Dylan, él se la puso y ella los empujó a ambos afuera, despidiéndose sin mucho cariño.

Recordó que había comida de la que había traído Dylan, abrió la bolsa y allí había papas con varias hamburguesas.

-Genial, ya tengo desayuno para mañana.- se dijo a sí misma.

Comió una de las hamburguesas con papas y un poco de gaseosa, fue al baño, cepilló sus dientes, se puso una ropa cómoda, una sudadera negra con una camiseta del mismo color y se metió a su cama, se quedó dormida de forma instantánea.

Abrió los ojos, estaba en el infierno, todos los demonios estaban allí, parecía una reunión especial, en el medio estaba Endora con Damián al lado encadenado del cuello, la líder del infierno alzó la cadena, todos los demonios gritaron con euforia.

-Ahora, queridos, presenciaremos lo que es poder...- todos silbaban y tenían sus manos al aire con emoción, Endora llamó a Amethyst, ella se acercó desconfiada.- serás tú la del espectáculo.- la suprema jefe del infierno con su característica ropa blanca se acercó a Damián, lo tomó del cabello haciéndolo subir la vista.- dicen que los hijos son el mayor tesoro para una madre... y pues sí, Damián lo es porque me dio lo que necesitaba, a ti, querida, sin embargo, tenemos ciertas reglas, de las cuales ni mi hijo está exento, por lo tanto está destinado a su fin.- ahora todos estaban callados escuchando atentamente.

-Eso no será así.- le respondió Amethyts.- te daré lo que necesites, solo déjalo ir.

-Oh, pero que buena oferta, pero no puedo aceptarla, pasará algo aún más interesante.- Endora se acercó más a ella y le puso un dedo en la frente.- ¿Qué es más bello que morir por la mano amada?, ¿No será, pues, el amor el sentimiento más doloroso?- Amethyts dejó de tener control sobre su cuerpo, su figura se movía de forma involuntaria pero ella veía todo lo que pasaba.

Se acercó a su padre, lo tomó del cabello de nuevo, extendió una mano, Endora le hizo entrega de una daga labrada con motivos de dragón y con mango en forma de cuerno, antes de que ella hiciera su movimiento él le habló.

-No es tu culpa, pequeña, no es tu culpa, no es tu culpa... te amo, pequeña, no es tu culpa- decía mientras las lágrimas salían de sus ojos, ella también lloraba, intentaba detenerse pero no podía, los gritos se escuchaban fuertes, la impulsaban a continuar.

-Lo siento tanto, yo también te amo, papá...- decía mientras cortaba su garganta con profundidad, murió rápidamente, Amethyst dio un grito.

Abrió los ojos de golpe, se despertó de ese sueño y aún estaba gritando.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro