La semilla prohibida
Pasaban los meses y Galicia pensaba constantemente en su amado, pero esta no era su única preocupación, a medida que avanzaban los dias, un bulto en su vientre se empezaba a notar, ella intentaba ocultarlo pero al haber pasado ya 6 meses le era imposible guardar el secreto que se escondía debajo de su ropa. Una noche en la que estaba en una reunión de ángeles, uno de ellos notó aquella prominencia en su vientre, sin que Galicia le diera alguna autorización, tocó su vientre y sintió que algo no natural se movía en las entrañas de aquella ángel, sin dudarlo, advirtió a todos que Galicia llevaba en ella la semilla prohibida, fue llamada ante el poder absoluto que le dijo.
-Llevas en ti el fruto del mal, Galicia- la voz de aquel supremo taladraba los oidos de ella.- solo podría haber dos soluciones para este caso, pequeña, ambas son muy dolorosas para ti, sin embargo, permitiré que tu misma tomes la decisión.- Las lágrimas de Galicia humedecían sus mejillas.
-Dígame por favor, señor, ¿cuales son las opciones que tengo?- su voz se quebrada al decir aquellas palabras. El ser supremo continuó.
-Te ofrezco la primera, debes renunciar al fruto maldito que ahora está en tu vientre y asi podrás seguir tu vida de inmortalidad o...- hubo un breve silencio, el aire se volvió gélido cuando el ser de mayor rango siguió hablando- o te propongo una vida en la tierra, donde tendrás que ver la miseria y sufrir el dolor, tus alas se te serán arrancadas y tu inmortalidad se te será arrebatada, tendrías que vivir con los demás hombres, entre tristezas y miedos.- analizando Galicia sus posibilidades dio un grito.
-RENUNCIO A LA INMORTALIDAD. -su voz sonó menos fuerte.- daré a luz a el hijo de la sombra y la luz, me someteré a sufrir y morir si es preciso, pero lo que llevo dentro podrá vivir. - sus lágrimas no cesaban de caer.
El ser supremo con un grito fuerte ordenó a otros ángeles que le arrancaran sus alas, con un chasquido en sus dedos convirtió a Galicia en humana, inmediatamente la piel de ella perdió palidez, y pudo sentir cada tirón de dolor mientras los otros desprendían sus alas sin piedad. Ella entendió que ya era humana, su espalda sangraba y sus heridas no se curaban inmediatamente como cuando era ángel.
Fue arrastrada hasta el abismo de los desertores, cayó fuerte y la recibió el duro pavimento de la dimensión humana, todo su cuerpo le dolía, era una sensación extraña y no muy agradable, intentó ponerse de pie pero no lo logró, una persona que pasaba por ahí le ofreció su ayuda para que se levantara, con la asistencia del desconocido pudo mantenerse en pie.
Después de darle las gracias al desconocido, Galicia caminó sin rumbo por muchos lugares, ya había llegado la noche, de un momento a otro terminó en un lugar que en la entrada se leía "se solicita mesera urgente, no es necesario que tenga experiencia", ella un poco insegura entró al establecimiento. Allí la recibió una mujer de baja estatura, rechoncha y con una sonrisa en la cara, tras verse la una a la otra la mujer dijo.
-Buenas noches, señorita- hablaba con dulzura.- Supongo que vienes por el empleo- Galicia asintió con la cabeza.- en tu condición... ya sabes... de embarazada, seria un poco difícil contratarte... pero ya que estamos desesperados, tal vez hagamos una excepción.- mientras decía esto, la observaba de arriba a abajo. - ¿como te llamas, mujer?-
-Me llamo Galicia- respondió ella con la mayor seguridad que pudo.
-Bueno Galicia, yo soy Betty, tu jefa, dejaré que descanses hoy, vete a casa, te necesito mañana temprano aquí para explicarte tus obligaciones.- Galicia escuchaba con atención la voz de Betty, pero al oír la palabra "casa" rompió en llanto.
-No tengo casa a donde ir.- Betty la miró analizando la situación.
-Supongo que por hoy y hasta que tengas casa te puedo dar un lugar a donde dormir, menudo problema en el que estás, niña, mis padres también me echaron de su casa cuando quedé embarazada. - Galicia solo asintió ante esta afirmación, no quería responder ninguna pregunta acerca de esa situación. Betty continuó hablando. - Es una pequeña habitación la que te ofrezco, no es un lujo pero podrás descansar allí.
Asi, Galicia y Betty se dirigieron a la parte de atrás del local, subieron por unas escaleras externas, Betty sacó un llavero de su bolsillo, del cual pendian muchas llaves, separó una de ellas y con esa abrió la puerta, al mirar al interior Galicia vio una cama pequeña, cubierta con sabanas blancas que se les notaba el uso, también observó un pequeño baño con todas las cosas necesarias, las paredes estaban raídas y el ambiente olía a humedad, pero se sintió bien al recostarse allí en aquella cama.
-Espero que descanses bien, muchacha, mañana empieza el trabajo duro, ah, y mira las llaves de aqui.- le ofreció las llaves y después se fue.
Galicia se quedó extendida en la cama, miró un rato el techo y después durmió, esa noche estuvo en paz.
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