Familia
Casius y Dominic reían frenéticamente, de repente Casius se detuvo.
-Ese olor me parece familiar, hace 4 años que lo sentí y aún lo tengo impregnado en mi nariz, es la intrusa.- Dominic también detuvo su risa, parpadeó varias veces y agudizó su nariz.
-Sí, ese olor es inconfundible.- dijo mirando a Amethyst.- Casius, ve por Endora, tenemos algo interesante para mostrarle.- El demonio más grande salió de la celda mientras que el más astuto se quedaba allí.- te advertí que la próxima vez no te permitiría escapar.- los tres familiares estaban juntos en uno de los rincones, esperando lo peor, Dominic se le acercó a Amethyst ignorando a los otros dos presentes.- me darán una buena recompensa por ti, aunque antes podríamos divertirnos un rato.- cogió un mechón de su cabello y lo llevó a su nariz, aspirando su olor.- pero que exquisito aroma.- Galicia harta de esa escena se paró y le dio una patada en el dorso al demonio, él no sintió dolor, solo rabia.- Te arrepentirás de eso.- alzó su mano para golpearla, cuando estaba a punto de asestarle el puño, una voz femenina se escuchó en la puerta, una voz chillona y dulce.
-Detente... no queremos espantar a nuestras invitadas.- río ella, su risa era una mezcla de maldad y belleza.- vengan, vamos a un lugar más agradable y llévenlo a él también.- dijo señalando a Damián.
Ambos demonios ayudantes cogieron cada uno a una de ellas, después llegaron otros dos para agarrar las cadenas de Damián y guiarlo por los pasillos, caminaron un corto lapso y llegaron a un enorme salón con luces color rojo.
-Oh, no puedo verte bien, querida.- llamó a Dominic, le dijo algo en el oído, al rato la luz se volvió blanca, Amethyst notó que ella no era como los demás demonios, vestía un largo vestido blanco con aplicaciones color rosa, tenía una sonrisa constante y se veía levemente mas vieja que ella, Endora era diferente, ni vestimenta negra ni cara seria.- y dime... ¿Qué te trae por aquí visitando a mi hijo?-Endora río.- te vez sorprendida, querida.- Amethyst había puesto cara de sorpresa pero luego la cambió y río también.
-De hecho no me sorprende mucho, al parecer todo el infierno es mi familia.- Endora le dedicó una sonrisa de aprobación.
-Muy bien... siéntate a mi lado.- la reina del infierno tomó asiento en un sofá de color blanco.- me he perdido mucho tiempo con mi nieta, te contaré una historia... Hace mucho tiempo una ángel llamada Cinthya...- Amethyst la interrumpió.
-Ya se te adelantaron...- Endora la miró molesta pero luego sonrió de nuevo.
-Entonces sabrás que te encuentras frente a la criatura que surgió de esta unión, sin embargo... no salí tan beneficiada, no puedo abrir portales de la nada, eso me ha costado el sacrificio de varios demonios para ir a buscarte, pero ahora tú vienes a mi.- esa sonrisa de inocencia maligna no se borraba de su rostro.- y si te tengo a mi disposición todo será más fácil, claro, tu tendrías tus propios beneficios, ¡que emoción!- Endora intentó abrazar a su nieta pero ella se apartó, faltaban pocos minutos para las 00:00, Endora al ver el gesto de Amethyst frunció un poco el ceño pero luego se compuso de nuevo.- pensé que sería voluntario, pero bueno... si así son las cosas.- le hizo una seña a Dominic y el asintió.- Tendremos que dejarte aquí por la fuerza.- el gorila colaborador de Endora se acercó de frente a Amethyst, pero de improviso se abrió un portal que succionaba a Galicia y Amethyst, pero no movía más cosas, todos los demonios presentes intentaron agarrarlas pero simplemente no podían, ambas, madre e hija, estaban entrando al portal, Endora se paró mientras la veía irse, ver marchar a su oportunidad.
-Nos volveremos a ver, querida, no te preocupes.- su sonrisa era ladeada, con cara de orgullo, mientras Amethyst aún se estaba yendo, le sacó el dedo medio de su mano derecha a Endora, luego el portal se cerró, lanzándolas al desván, eran las 00:01, aún había estruendo en la casa.
-Creo que es hora de despedir a todos.- Ambas se hicieron en la parte de arriba de las escaleras.- se acabó la fiesta.- gritó Galicia, todos los invitados bufaron pero al final accedieron, un número considerable de personas iba saliendo de la vivienda.
-¿Dónde estuviste toda la fiesta?, o sea, sé que él está bastante guapo pero no como para perderte toda la fiesta.- Louisa y su gemelo estaban en la planta baja, madre e hija bajaron para hablar con ella.
-Ya lo sé todo Louisa y no puedo creer que aun siendo mi mejor amiga no me contaras.- Louisa iba a contestar pero Galicia habló antes.
-Yo le hice prometer que no te dijera nada y las promesas son sagradas para los ángeles, inclusive para los que no están en su pedestal.- la amiga de Amethyst asentía, eso era total verdad.
-Bueno Louis, creo que debemos irnos...- decía Louisa a su hermano mientras lo halaba de sus prendas.
-Espera...- dijo Amethyst- ¿Louisa podría quedarse hoy?- Amy miraba suplicante a Louis, él asintió.
-No tendrías que pedirme permiso, esta chiquilla.- dijo mientras despeinaba el cabello de Louisa.- ya decide sola, bueno, las dejo, tengo que irme.- le dio un abrazo a su hermana y salió por la puerta, la casa estaba hecha un chiquero, basura en todas partes.
-Mamá... para la próxima piensas mejor que hacerme como celebración.- Amethyst observaba lo desordenada que estaba en su casa.
-Y tú que no tienes el poder de la súper limpieza.- dijo Louisa y todas rieron.
-Aún no tengo sueño... podríamos ver una película o algo...- sugirió Amethyst.
-Yo si estoy muy cansada, pequeña, voy a dormir.- Galicia le dio un beso maternal en la frente a su hija, se despidió y entró a su habitación.
Amethyst y Louisa colocaron algunos colchones para acostarse a ver una película llamada "atrápame si puedes", se pudieron algo de ropa cómoda, en la mitad de la película, Amethyst bostezó, después sonó un gran estruendo, la puerta de entrada había cedido, muchos demonios entraban al lugar y las cogían con fuerza, varios subieron por Galicia, la encontraron dormida, la despertaron de manera brusca y la llevaron del cabello a la planta baja, todas intentaron luchar pero eran demasiados, cogieron a Amethyst primero, luego agarraron unas cadenas y la amarraron, ella ardía con el contacto de las cadenas, el roce le calcinaba la piel, eran unas cadenas que estaban en llamas, después hicieron arrodillar a Louisa y a Galicia al frente de ella, un hombre llegó con una espada, se puso detrás de Louisa y le clavó el arma en su espalda, la gran punta afilada salió por su pecho, la sangre brotaba de su boca y por la herida, dio un último suspiro para entregarse a la muerte, Amethyst gritaba y sollozaba, luego otro demonio se hizo detrás de Galicia, le puso una mano en la garganta, su madre gemía, una voz femenina y dulce se escuchó en la puerta.
-Ella es para mí.- dijo mientras se acercaba, el demonio se apartó, ahora las manos de Endora aprisionaban el cuello de Galicia, luego haló arrancando su garganta, Amethyst escuchaba cómo su madre se ahogaba con su propia sangre intentando respirar, después de un rato de lucha, murió.
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