Espectro
Amethyts solo le dedicó una sonrisa a Tom, el monstruo se apresuraba hacia ellos, ella intentó golpearlo en la boca, pero el endriago fue mucho más rápido, con su hocico agarró el brazo derecho de la chica, hundió sus dientes en su carne, la herida ardía, la boca de la criatura de las tinieblas estaba rebosada en veneno ardiente, Tom muy desesperado le dio un golpe al lado de la mandíbula, la feroz bestia aflojó su agarre hasta soltarla, intentó atacar a Tom pero el hoyo blanco en el techo apareció de nuevo, todos estaban mirándolo, de allí cayeron 4 cápsulas brillantes, poco a poco se abrieron hasta mostrar los que estaban dentro.
Allí estaba Dylan, ahora llevaba un tipo de armadura de plata, en su mano llevaba una espada dorada con inscripciones en un idioma desconocido por el hombre y con grabados de dragones, a su lado estaban Louisa y Louis, cada uno con un escudo en forma de ala, que al juntarlos formaban un par de alas de ángel y por último ahí estaba Caroline, con un carcaj de hilos plateados y forma de enredadera colgado a su espalda y adentro flechas con punta en forma de hoja.
Los cuatro ángeles muy decididos avanzaron en dirección a la bestia, ese monstruo también reaccionó y atacó, los gemelos se hicieron justo al frente del monstruo, uniendo sus escudos formando unas alas esplendidas, el endriago chocó con la barrera que ambos le ponían, ese golpe los hizo retroceder cierta distancia, pero ambos, con mucha fuerza, lo hicieron correr hacia atrás, Caroline desde atrás de los hermanos lanzaba flechas con gran precisión pero poco éxito, la piel de esa criatura era dura como el acero.
Dylan ya muy determinado a terminar con el animal, corrió hacia él, saltó encima de esa espeluznante criatura, alzó su espada con ambas manos y con una fuerza que solo podría tener un ser inmortal, hundió el arma en el cráneo del Reiktag, este abrió la boca en señal de quejido, aprovechando ese pequeño lapso, Caroline lanzó una de sus flechas en su boca, el monstruo se estaba tambaleando desorientado, por su boca salían graznidos infernales y aturdidores, hasta que por fin cayó de lado, derrotado, muerto.
-¡ayuda!- gritaba Tom desesperado, tenía la cabeza de Amethyts apoyada en sus brazos mientras el resto del cuerpo de ella estaba reposado en el piso, tenía una capa blanca cubriendo sus ojos, Dylan se acercó a ella y le tocó la frente, al simple contacto de él, ella comenzó a hacer movimiento convulsivos, se movía frenética, una baba blanca se escurría por su boca.
-¿Qué le sucede?- preguntó Dylan muy preocupado.
-Se está transformando.- respondió Tom, intentaba estar tranquilo pero no podía.
-¿En demonio?, sobre mi cadáver, ofrecería mi inmortalidad porque ella no se transformara.- decía él desesperado.
-Ni ángel ni demonio, se está transformando en espectro, sin lugar entre mortales o inmortales.- hablaba con calma.- no puede terminar el cambio, si lo acaba, no hay posibilidad de devolverla, será parte del mundo en la nada.- ahora todos estaban desesperados.
Mientras tanto en el infierno Endora gritaba de furia.
-Maldita sea, que se presenten los que lo llevaron.- hablaba fuerte.
Ahí aparecieron los dos demonios que habían llevado al Reiktag con ellos.
-Señora, se hizo lo que usted pidió.- dijo uno de ellos.
-oh, pero claro Endor, pedí que llevaran al Reiktag con ustedes, pero creo que fui clara al decir que solo quería traerla, sana y salva.- hablaba muy calmada.
-No señora, esa parte de la instrucción olvidó decir....- fue interrumpido por un golpe en las costillas de su compañero.
-Tal vez lo olvidé, lo siento mucho mis demonios, pero ahora mi pequeña nieta está convirtiéndose en espectro...- hablaba de forma amable.
-Cuando nos fuimos ella estaba bien.- respondió Endor.
-Por supuesto.- dijo ella riendo.- ¿sabes de que nos sirve un espectro?
-Para nada, señora.- respondió el otro demonio.
-Es cierto, querido Segen, una respuesta muy acertada... así que... ¿Cómo vamos a solucionar este pequeño problema?- los demonios se miraban confundidos.- llamen a Casius y Dominic.- momentos después aparecieron ambos en la sala.- necesito que la traigan... si hace falta con ellos también, díganles que solo yo puedo sacarla del mundo espectral.- ambos asintieron.
-¿Cómo podremos subir, señora?- preguntó Casius.
-Ya lo he solucionado.- con un movimiento rápido cogió un cuchillo que tenía cerca, agarró a Segen, el demonio más joven, los ojos del muchacho mostraban miedo, ella lo movió hasta una piedra chata, lo hizo arrodillar, exponiendo su cuello, Endor intentaba ayudar pero Casius y Dominic lo sostenían, con firmeza hundió el cuchillo en la columna del demonio, de la herida salió una sangre negra que se derramó en el suelo, abriendo un portal, todos reían menos Endor.- pásenme el látigo.- Casius con obediencia le tendió el arma, ella dio un movimiento que lo hizo sonar, luego lo movió hacia Endor, este látigo se enredó en el cuello del demonio.- a este mátenlo para el regreso.
Los tres demonios entraron por el portal, llegaron a la casa de Amethyts, muy conocida entre inmortales, tumbaron la puerta, entraron, Tom se paró y se puso en posición de ataque, al igual que los ángeles, Amethyst solo estaba convulsionando en el suelo.
-Tranquilos todos, esta pelea se puede dejar para otro momento, por ahora, Endora los solicita a todos en el infierno, solo ella puede sacarla de ese estado.- Tom se relajó pero ninguno de los ángeles se movió.
-Debemos llevarla con ella, es cierto que puede salvarla.- les decía Tom.- es como entregarla pero es nuestra oportunidad.- Dylan se relajó y luego los demás siguieron su ejemplo.
Los demonios tomaron a Endor del cuello, apoyaron su cabeza en una de las escaleras, cuando le iban a quitar la cabeza con sus propias manos el alcanzó a decir algo.
-Su reinado acabará, su poderío flaqueará, la herramienta tomará su lugar....- iba a continuar pero Casius con su descomunal fuerza arrancó la cabeza con sus manos, de su sangre surgió el portal, los demonios empujaron a Tom y Dylan para cogerla en brazos, pero Thomas lo impidió, él mismo la cargó, ahora ella estaba calmada, su cuerpo no se movía frenético, pero sus ojos seguían blancos, cuando entraron Endora los estaba esperando.
-Poganla en la mesa, la estamos perdiendo.
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