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III

Abrió aquel frasco de vitaminas para poder consumir una entre sorbos de agua que bebió de aquella botella que compró de regreso hacia su habitación. Se echó sobre su cama y sintió una completa frustración de haberse encontrado con ese grupo de trogloditas y en especial con su imbécil líder. Ahora no sabía si volvería a frecuentar aquel restaurante. Era miserable vivir de esta forma; siendo un niño temeroso de ese imbécil. Había vivido así por tantos años.

—Si fuera más fuerte...

Con la vista en el techo se puso a pensar en el aspecto de aquel extraño tan semejante al suyo y querer saber si podría haber alguien más como él. Pero negó rápido la idea. Empezó a reír de lo absurdo que era suponerlo siquiera. Sin embargo, nuevamente volvió a plantearse la idea de que sí hubiera otro como él podría tener más tiempo para hacer otras cosas. Alguien que pudiera dedicarse a la parte académica que en lo social quería vivirlo por su cuenta. Conseguir ser sustituido y poder disfrutar al fin de su juventud.

Eso necesitaba: otro como él.

Levantó enseguida de un salto de la cama para asentir varias veces a esa loca idea que lo tuvo en un chasquido realizando el prototipo de aquel robot humanoide que iba a construir. Estuvo atento a cada detalle hasta tan altas horas que se encontraba con la cabeza sobre su carpeta por sentir que el sueño le ganaba un lunes por la mañana.

—¿Te quedaste hasta tarde otra vez? —consultó Jong Dae en cuanto se acomodó en el asiento de al lado—. Espera, ¿o es qué había tarea a presentar? Noooo —echó la cabeza pronto contra su carpeta para gritar en silencio por no haber estado atento en clases.

—No es nada de eso —negó Chan Yeol entre bostezos tras alzar la cabeza para sobarse los ojos y darle alivio a Jong Dae de no estar en aprietos.

—Entonces... ¿Qué pasó esta vez?

—Es mejor no saberlo.

Esa respuesta dejó con una interrogante a Jong Dae de saber en qué andaba Chan Yeol. Sabía que no eran muy cercanos, pero no era un mal tipo y había sido espectador de lo mal que lo trataban el idiota de Yi Fan y sus secuaces. Quiso acercarse a él más allá de que puedan creer que estuviera chiflado por querer hacerse amigo de «Robot Park». Por supuesto, algunos lo alentaban para que pueda mejorar en sus calificaciones. Pero nada de eso. Jong Dae quería acercarse a él porque le parecía una persona interesante y que tan solo necesitaba de amigos para poder salir de su capullo. Esperó poder saber lo que tramaba cuando la clase culminó, pero Chan Yeol era tan escurridizo como una oruga por no encontrarlo por ninguna parte del salón.

En su camino al lugar de encuentro llamó más de una vez a la persona que sabía podía proveer de la mercancía que necesitaba para este enorme proyecto. Temió que le fuera a fallar por no contestarle y ser una pérdida de tiempo esperar, pero sabía que así fuera plantado, él estaría esperando hasta en plena lluvia. No tenía nada más que hacer. Ni siquiera sería una pérdida de tiempo. Porque él sabía lo que estaría haciendo en ese tiempo perdido. Nada más que estudiar.

Chan Yeol llegó cinco minutos antes de lo pactado y se puso a mirar cada pasillo del corredor de la facultad para terminar recostando la espalda contra la pared y llevar ambas manos a sobarse los ojos por todavía tener las ganas de dormir encima. Eso haría regresando a su habitación: dormir. Cerró inconscientemente los ojos solo un par de segundos, pues una voz muy familiar lo despertó al avisarle que estaba a la hora. Ya que sí llegó a la hora dicha.

—Creí que no ibas a venir, no contestabas mis llamadas —fue lo primero que soltó con cierto reproche por el sueño causarle estar de malhumor.

—¿Qué? No soy tu novio para que me reproches —contestó el otro frunciendo el ceño y entregando una bolsa de papel contra su pecho que se veía estar pesada por tener muchos objetos dentro—. No soy de cancelar entregas. Aquí está todo lo que me pediste —le extendió la mano derecha sabiendo Chan Yeol a que se refería. Él sacó del bolsillo de su polera un rollo de billetes que le entregó de inmediato.

—No falta nada, ¿verdad? —se puso a husmear el paquete para saber si faltaba algún pedido.

—Eres un cliente regular, si te hubiera engañado, ya no estaríamos haciendo tratos —admitió contando cada billete para asegurar que estuvieran en buen estado y fuera la cantidad completa—. Sé que no suelo preguntar para qué necesitan mis clientes lo que piden, pero esta vez has pedido objetos que se me ha dificultado un poco encontrar. ¿Puedo asegurarme de que no vas a cometer nada ilícito? Porque sí es así... Yo podría proveerte lo que necesites sin pagar un centavo. Solo necesitaría algo a cambio.

Chan Yeol pensó que iba a salir con alguna amenaza, pero lo que oyó a cambio le causó sorpresa y a su vez cierta desconfianza que achicó los ojos para mirarlo con sospecha de querer saber qué es lo que necesitaba.

—¿Qué sería?

—Solo tomar apuntes de lo que harás. Nada más. Solo apuntes.

—¿Solo apuntes? ¿Para qué?

—Tú solo aprovecha que no te cobraré. Mira cuánto dinero estás pagando —agitando el rollo de billetes frente a sus ojos—. Volverás a pagarme esa misma cantidad en pocos días. No sé si tengas el dinero suficiente para gastar en lo que vayas a hacer. Solo estoy siendo generoso y no suelo serlo a menudo. Yo en tu lugar aprovecharía sin protestar.

—No lo sé... —aunque la propuesta fuera generosa, Chan Yeol no podía confiar del todo en ese tipo. No sabía nada de él. Tal vez lo fuera a delatar en cualquier momento. Y terminaría en prisión tan joven.

—Me llamó Kyung Soo, un gusto —haciendo una venia hacia él—. Soy de la Facultad de Medicina.

Chan Yeol lo miró confuso que Kyung Soo tuvo que volver a hablar.

—No suelo revelar mi identidad a mis clientes y procuro hacer tratos con personas lo más alejadas de mi facultad para no tener altercados. Si estoy haciendo esto es porque realmente no pienso jugarte sucio si es lo que crees. Sé qué haces proyectos ambiciosos y no estaría mal poder contribuir con ello para la salud. Lo que vayas a hacer se ve distinto a otras creaciones que has hecho, ¿o me equivocó?

—Es mejor no saberlo —respondió lo mismo que le dijo a Jong Dae en clase—. Sí, me permites, ya me voy.

Kyung Soo no creyó que Chan Yeol tuviera las agallas para negarse. Con su aspecto y actitud habitual parecía ser alguien que se dejaba intimidar fácilmente, pero por lo visto tenía cierto coraje. Le pareció interesante. Y decidió no insistir porque sabía en el fondo que terminaría aceptando, no por sí mismo, sino por la falta de dinero.

Teniendo razón, Chan Yeol posó la cabeza con los ojos cerrados en el cajero por haber leído en la pantalla que no tenía más que un billete de cincuenta para sobrevivir estos dos meses. Prácticamente, gastó sus ahorros de seis meses en un solo mes.

—¡Hey! ¡Muchacho! ¿Ya terminaste? —avisó el guardia del cajero por haber otros en la fila esperando.

Chan Yeol se disculpó con una venia y sacó su tarjeta de crédito para irse entre maldiciones de allí. Su próximo pago lo recibiría en cuatro meses y eso haría tardar su proyecto. Tenía que pensar rápido como conseguir dinero. Aunque si se pusiera a trabajar el dinero lo recibiría a fin de mes y eso seguiría contribuyendo en la tardanza. Una vez en su habitación se puso a meditar bien todo este asunto de la falta de dinero. No tenía a nadie a quien pedirle prestado. Y cuando menos lo pensó, se vio marcando un número telefónico para saber si cierto trato todavía seguía en pie.

—Seré claro y no espero ser juzgado. Si estás bien con ello... no me va a molestar el que hagas apuntes —la otra persona en la línea sonrió apenas y no dudo en aceptar lo pedido. Le avisó para encontrarse lo más pronto posible.

Lo citó en la Facultad de Ingeniería, precisamente en el pabellón de Mecatrónica donde había un antiguo laboratorio en el sótano. Se encontraba en desuso debido a cierto incidente que llevó a su clausura temporal, pero con los años no se volvió a usar. Y como Chan Yeol suele quedarse hasta tarde en el nuevo laboratorio, un profesor le entregó un manojo de llaves para que cierre al salir, sucediendo que encontró una llave que no encajaba con algún estante del lugar, de modo que, preguntó al vigilante sobre esa llave, descubriendo el antiguo laboratorio.

Ese sitio fue el indicado para poder llevar a cabo con bajo perfil su proyecto que Kyung Soo pronto supo y quedó algo sorprendido por cómo iba su avance. Él escuchó atento cuál sería la función de ese prototipo y su interés de que estuviera funcionando lo más pronto posible. Por supuesto, no juzgo el propósito del proyecto, pero sintió una pérdida prodigiosa de que no fuera a llevar otras funciones. Así que sin el menor tacto arrancó un pelo de su nido de pájaros que suele ser su peinado. Chan Yeol protestó por la acción.

—¿Qué te pasa? —le reclamó sobándose un lado de la cabeza por no haber sido un arranque de pelo y ya, tomó un puñal de cabello para obtener ese preciado pelo.

—Nada, solo que me molestaba ese pelo —confesó sin ninguna culpa y sacando de su maleta una cámara fotográfica para enfocar la lente hacia el prototipo que Chan Yeol pronto cubrió con su cuerpo.

—¿Qué haces? Nada de fotografías.

—Sin fotografías como voy a tener mis apuntes. Tú solo deja que haga mi trabajo. Yo no voy a interferir en lo que hagas, solo haré apuntes nada más —bajando la cámara de su rostro para serle franco con sus intenciones.

—Está bien —aceptó de mala gana—, pero no te metas mucho en lo que no te incumbe.

Kyung Soo no respondió nada al respecto, solo alzó una mano para mostrar el pulgar como aceptando el hecho. Chan Yeol volvió la vista en su prototipo para seguir poniendo las piezas que faltaban, pues no había ni completado el setenta por ciento que recién había hecho lo más difícil: la cabeza. La parte más importante. 

Sabía que eso le tomaría más tiempo, por lo que quiso empezar desde ya a centrarse en los cables, tornillos y demás objetos que necesitaba colocar. Cada avancé lo registraba en su laptop donde configuró el cuerpo completo de su creación sabiendo cada parte cómo iría a funcionar y ayudado de los cables de electricidad probó el movimiento de la mano robótica que pudiera reaccionar cada dedo para dar un apretón de manos con la propia. El acto le causó pedir ayuda a Kyung Soo para liberarse, de modo que debía mejorar sus funciones para que no fuera una trampa mortal.

Observando que Chan Yeol no lo viera, Kyung Soo no solo tomaba fotografías, sino que se puso incluso a grabar con su móvil los gráficos hechos a mano del robot humanoide. Fueron cinco hojas las que guardaba Chan Yeol en un folder verde. Le sacó también una fotografía a la llave del laboratorio por su propósito: sacarle una copia real. ¿Para qué? Para en la madrugada regresar y colocar un USB en la laptop de Chan Yeol para recopilar toda la información sobre su avance. Colocó una cámara de vigilancia entre algunos frascos empolvados de los viejos estantes para vigilar cada movimiento en el laboratorio. Sacó fotos más detalladas del prototipo que le parecía sumamente novedoso y lo llevó a tomarlo prestado. Mirando una vez más el aula, cerró la puerta y salió campante de los pasillos.

Exactamente, pasó una semana desde que Chan Yeol no supo de Kyung Soo y su proyecto. Cuando llegó un martes por la tarde al antiguo laboratorio encontró solamente su laptop y los cables sueltos por ser desconectados, la cabeza del prototipo y de la mano robótica. Lo primero que hizo fue golpear con ambos puños la mesa de metal por haber sido un completo imbécil para haber vuelto a confiar en alguien. Desde ese día no dejó de llamar y ser enviado a la casilla de voz. Teniendo que dirigirse por su cuenta hacia la Facultad de Medicina.

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