👑"Capítulo 7"👑
Los rayos del sol alumbraban todo el reino, era un nuevo amanecer, y en el palacio no se mencionaba otra cosa que no fuera el crimen por el cual sería juzgado aquel limpiador real, ese hombre había traicionado a la corona, ahora recibiría su castigo delante de todo el reino para dejar en claro que nadie puede pasar por encima de la realeza.
Los calabozos del castillo estaban en silencio, en el sucio suelo descansaba recostado el limpiador real, cuando escuchó unos fuertes pasos que se acercaban a su celda, levantó lentamente la vista para mirar al hombre que lo observaba con una oscura mirada, abrió la celda y se acercó a él.
—¿Cómo amaneció el ladrón más famoso del reino?— dijo el general observando a aquel individuo. —El rey me ha enviado a interrogarte antes de enviarte a la orca por faltar a las leyes.— una sonrisa adornaba el rostro de Camilo.
—Esto es una injusticia, yo no he tomado nada.— aquel hombre se puso de pie encarando a Camilo. —En estos momentos no hay nadie que lo escuche mi general, puede hablar claro y decirme qué fue su hermosa amiga la ladrona.—
El rostro del hombre palideció y calló de rodillas, las venas de su cuello se resaltaron y sus ojos se pusieron rojos, el general estaba utilizando sus poderes para que se retorciera de dolor, al pobre hombre le empezó a sangrar la nariz y la boca, el resultado de que dentro de su cuerpo se estaba rompiendo algo.
—Mi general, no puede asesinar al acusado sin permiso del rey.— la voz del soldado hizo reaccionar a Camilo, quien dejó de lastimar al pobre hombre que calló desmayado. —Su majestad me ha enviado a buscarlo, dice que necesita hablar con usted urgentemente.—
Camilo miró al soldado que portaba el traje del ejército, era un hermoso traje azul oscuro con el símbolo del reino, un gran dragón entre llamas adornaba los trajes del ejército, el cual representaba la unión de todo aquel reino.
—Necesito que le avises a la teniente Giovanna que todo esté listo para la ejecución del día de hoy.— le dijo el general a Damián. —Quiero que todo esté en orden para el mediodía— Camilo pasó por el lado del soldado tocando su hombro.
Damian se quedó observando cómo su general abandonaba aquellos sótanos donde se encontraba el calabozo, él también caminó hacia la salida, pero alguien lo tomo del brazo.
—Damian, necesito hablar contigo.— era Tomás, uno de los concursantes del torneo de las sombras. —El hombre que tiene encerrado en aquella celda es inocente.— mencionó Tomás mirando al soldado.
Tomás había tenido un romance con Delfinne y aquel día después de terminar la demostración de poderes había ido a buscar a la doncella a su habitación, pero antes de tocar a la puerta escucho la voz del general hablando con la dama, lo que había escuchado no sólo era un crimen, sino también un secreto que podía destrozar al rey y al propio reino.
Dayanne estaba recostada en la cama viendo como su hermana caminaba de un lado a otro, Briseida se había levantado esa mañana un poco nerviosa diciéndole a su hermana que las sombras le habían susurrado algo, pero no le había contado que era lo que aquellas voces le habían contado, Dann había escuchado hablar sola a su hermana desde muy pequeña, la oscuridad le revelaba secretos, pero ella a pesar de contar con el mismo don, nunca pudo escuchar aquellas voces.
—¿Vas a asistir a la función del día de hoy?— comentó la rubia a su hermana. —Yo sí quiero ver que tan crueles son las leyes de este reino.— Briseida se detuvo al escuchar las palabras de su hermana.
—No puedo asistir, tenemos un problema y necesito hablar con Camilo.— dijo Briseida observando a su hermana. —Iré a buscarlo, no salgas de la habitación.—
Briseida caminó hacia la salida de la habitación en busca del general, pero no sabía dónde podía encontrarlo, así que decidió preguntarle a un guardia custodia de las puertas del castillo.
—Disculpe, ¿Sabe en dónde se encuentra el general Camilo?— preguntó la dama de cabello oscuro. —Necesito hablar con él.—
El guardia observó a la mujer, la única información que sabía del general era que se encargaba de custodiar al acusado que descansaba en el calabozo.
—Debe estar en el sótano.— mencionó el guardia. —Interrogando por última vez al ladrón antes de la ejecución.—
Ella no quería bajar a ese horrible lugar, pero necesitaba hablar urgente con Camilo de lo que las sombras le habían contado aquella mañana.
—Muchas gracias, gentil hombre.— se despidió del guardia y caminó hacia el calabozo.
Bajó los escalones, en la entrada la seguridad se encontraba nula por ser la hora del almuerzo, ante ese motivo las celdas se encontraban sin guardias, todos estarían en algún lugar comiendo sus alimentos, entré al pasillo de las celdas, pero no había nadie, llego hasta la última celda donde se encontraba el prisionero.
—¿A qué se debe el honor de la visita hermosa dama?— dijo el prisionero al observar a la joven. —¿Su hermanita la mando a despedirse de mí?— preguntaba finalmente.
Briseida observó la forma en la que aquel hombre la miraba, era una forma de odio y rencor, pero eso no la asustó, al contrario, eso le divertía, así que abrió a celda y entró para ver de cerca aquel sujeto que había tenido la mala suerte de toparse en su camino.
—Mi hermana no se despide de sucios ladrones como tú.— contestó la mujer. —No sabes cómo voy a disfrutar ver como el rey te quitará la vida lentamente.—
El prisionero al escuchar aquellas palabras dio una gran carcajada, Briseida no sabía que le había causado gracias a aquel hombre.
—¿Qué es lo que te causa tanta gracia?— le preguntó con un poco de impaciencia. —¿No ves en la situación que te encuentras?—
—Una persona estuvo hoy aquí, y me conto un pequeño secreto de usted.— el prisionero sonrió. —Si usted mi señora oscura no quiere que este secreto llegue al rey, me ayudará a escapar.
La dama le regreso la sonrisa al escuchar las palabras de aquel hombre, en verdad aquel sujeto pensaba que podía amenazar a una persona como ella
—No te ayudaré a escapar rata inmunda.— se acercó más al prisionero. —Y no le dirás nada al rey.— dijo la dama observándolo con una mirada tenebrosa.
—¿Y cómo está tan segura de eso?— preguntó el hombre un poco nervioso al tener tan cerca a esa mujer.
—Muy fácil, porque los muertos no hablan.— el rostro de la dama dejo ver una enorme sonrisa al mencionar aquellas palabras.
De las paredes de la celda empezaron a salir unas sombras, que se acercaban cada vez más al prisionero, el rostro del hombre estaba tan asustado, que no podía mencionar palabra.
—Nuestros cuerpos son como las plantas, la luz le da vida y la oscuridad se las arrebata.— el hombre miró como la dama controlaba esas sombras que habían salido de las paredes en la celda.
Las sombras empezaron a cubrir el cuerpo del prisionero sin permitir que de su boca saliera ni un sonido de auxilio, la oscuridad empezó entrar por los orificios de sus oídos, nariz y boca, la dama observaba como la oscuridad comenzó a consumir lentamente la vida del acusado, era como una hoja de otoño, se secaba hasta que cayó al suelo sin vida. Al darse cuenta que aquel hombre se encontraba muerto en el sucio suelo, decidió caminar hacia la salida, cuidando que ningún guardia pudiera verla.
En uno de los salones del castillo, Alexey I esperaba que llegara Camilo, debía tratar con él una situación que estaba pasándole a la reina Blue, pero el general se había tardado mucho por lo que decidió ir a buscarlo, cuando de pronto la puerta se abrió dando entrada al general.
—Alex, uno de mis soldados me ha dicho que me necesitabas con urgencia.— comentó el general con falsa preocupación.
—Camilo, alguien ha estado envenenando a mi esposa.— el rostro del general se quedó serio al escuchar al rey mencionar aquello. —Necesito que investigues quien es capaz de algo tan atroz.— terminó de hablar el rey.
Camilo lo miró unos minutos pensando en la situación que iba a poner en sus manos, él se tendría que encargar de encontrar al supuesto envenenador de la reina.
—¿Algún sospechoso, por dónde empezar?—preguntó el general. —¿Tienes a alguien que creas pueda ser el culpable?—
—La verdad, no sé por dónde empezar, por eso necesito de tu ayuda.— contestó el rey y mejor amigo del general. —Con lo que ha pasado en el cuarto de joyas y esto, necesito tener protegidas a Luisa y Blue.
—Sí majestad.— dijo el general. —Por cierto, casi es mediodía y tienes una ejecución en proceso.— Camilo miró a Alexey que estaba sin expresión alguna.
El rey iba a contestar cuando tocaron a la puerta, era la doncella Melanie que se veía un poco asustada y miraba al rey con miedo.
—Mi rey, dos guardias los buscan, a usted y al general. —dijo la doncella—¿Los hago pasar?— Melanie miró al general que la observaba con curiosidad.
—Que entren para saber qué necesitan.— respondió Alexey. —¿Camilo alguna idea de que sucede?— preguntó el rey al general.
—Ninguna su majestad— respondió el general viendo salir a la doncella para dar el aviso de entrada a los guardias.
Los dos guardias entraron, pasando la mirada del general a el rey, no sabían cómo explicar lo que habían visto en las celdas después de regresar del almuerzo para montar guardia, cuando habían entrado a la celda del acusado, en vez de encontrar un hombre lleno de vida, habían encontrado un cadáver reseco, como si ese cadáver había estado muchos años encerrado ahí.
—Majestad, tenemos un problema en con el ladrón.— habló uno de los guardias al rey. —Está muerto.—
El silencio se adueñó del lugar, y Alexey volteo a ver a Camilo que estaba callado si ninguna expresión en su rostro.
—General, ¿qué es lo que ha pasado?— preguntó el rey a Camilo. —Usted era el responsable de su custodia.—
—La última vez que estuve en el calabozo ese hombre se encontraba con vida.— comentó el general. —Verificaré de inmediato ese cadáver.— contestó Camilo caminado hacia la salida.
De cerca lo seguía el rey y los guardias, dirigiéndose al calabozo donde mirarían el cadáver de aquel ladrón que de una u otra forma había muerto.
La teniente Giovanna se encontraba con uno de los soldados custodiando el cadáver, al no encontrar al general los guardias le habían avisado para que se encargara de la situación, pero al entrar a la celda, había quedado impactada al ver esa terrible imagen que adornaba aquella celda.
—¿Qué crees que haya pasado aquí?— preguntó la teniente al soldado. —En todos mis años de guerra nunca había visto una muerte como esta, pareciera como si el cuerpo tuviera años de estar secándose en esta celda.
Damian caminó a donde se encontraba el cuerpo del limpiador real, y lo observó detalladamente, recordó lo que esa mañana le había dicho el concursante Tomas, después de esa conversación él había regresado a la celda y le había contado todo a ese hombre que ahora se encontraba muerto a sus pies.
—No sé qué pudo haber pasado, tal vez brujería.— dijo el soldado muy serio. —Los guardias que interrogué juran no haber visto nada.— pero cada palabra de Damian era mentira. Él sí sabía lo que estaba pasando, pero después de ver de lo que esas personas eran capaz sabía que no podía dejar salir ni una palabra.
Unos fuertes pasos llenaron el silencio de las celdas para avisar la llegada del rey y el general que venían acompañados de los guardias que habían ido a buscarlos, Alexey y Camilo entraron a la celda rápidamente observando la escena que tenía en silencio a todos los guardias.
El general al mirar las condiciones en las que se encontraba el cadáver pasó su mano por su cabello negro como si algo le preocupara, el rey sin embargo se quedó viendo el cadáver con un poco de horror en el rostro, los guardias estaban en silencio observado la reacción del rey.
—Entreguen el cadáver a su familia.— rompió el silencio el general. —Era un hombre que de todos modos iba a morir, no hay nada que investigar.— explicó Camilo.
El rey volteó a ver al general con una expresión seria en el rostro, el general se equivocaba, ese crimen tenía que ser investigado, las condiciones de esa muerte no eran normal.
—Abandonen la celda.— dio la orden el rey a los guardias. —Necesito hablar a solas con el general.—
Los guardias salieron de las celdas junto con la teniente Giovanna y Damian, dejando solo al rey y a Camilo, cuando ya nadie podía escuchar su conversación el rey empezó a hablar.
—Camilo, algo malo está pasando en el reino.— pronunció Alexey observado al general. —He visto esa clase de muertes antes, hace muchos años y pensé que ya nunca volvería presenciar algo igual, porque la causante de esas horribles pesadillas está muerta.
El general no dijo ni una palabra al escuchar las palabras del rey, sabía de lo que estaba hablando Alexey, sabía que se refería a los cadáveres que había dejado aquella bruja cuando envolvió el reino en oscuridad.
—Nadie maneja esa magia en el reino.— siguió comentando el rey. —Creo que si la situación sigue así tendré que cancelar el torneo de las sombras.— finalizo el rey.
—No es buena idea.— contestó Camilo. —Si lo cancelas el reino comenzará a hacer preguntas y tus explicaciones sólo sembraran miedo.— decía el general.
El general por primera vez sintió que la situación se estaba saliendo de sus manos, pero no sabía cuál de las dos hermanas podría ser la causante de esa situación, lo más seguro era que fuera Dayanne, ella no sabía controlar su poder cuando se enojaba, aquel hombre le había llamado ladrona, Camilo tendría que enseñarle a respetar el acuerdo que tenían y no lo haría de una forma amable.
CONTINUARÁ...
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