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👑"Capitulo 1"👑

Un reino, gobernado por un rey joven, heredero a la corana con la edad de 18 años, luego de la trágica perdida de sus padres..., la muerte de sus excelentísimos padres, fue todo un misterio en el reino, sólo se supo que un día el rey y la reina salieron a dar un recorrido por el reino más prospero de la región en uno de los carruajes reales, pero jamás regresaron. Su ejército los buscó por todas partes, pero nunca los encontraron. El reino tuvo que tomar la decisión de coronar al joven príncipe, el cual debía desposar a una doncella para gobernar el reino, así el nuevo rey presentó todo su esfuerzo para ser el mejor monarca, que ese reino podría haber tenido en la historia.

En uno de los balcones del gran castillo, el rey observa cómo su ejército marcha hacia las afueras del palacio, siempre quiso ser uno de ellos, pero era el primogénito del rey fallecido o eso se cree y en consecuencia, el único heredero a la corona, aunque tuviera a su hermana Luisana, pero ella era dos años menor y nunca podría con la responsabilidad que el cargaba en sus hombros.

—¿Soñando despierto Alexey?— Mencionó una voz ronca detrás de él.

Su alteza sabía bien a quién pertenecía esa voz, sólo él lo llamaba por su nombre.

—Camilo, amigo mío, ¿a dónde se dirigen las tropas?— Le preguntó el rey dándose la vuelta para verlo de frente.

El General era el mejor amigo del rey y quien dirigía al ejército, Camilo era dos años mayor que su majestad, el rey le tenía mucho aprecio, fue su apoyo incondicional cuando él  más lo necesitó. El general había buscado a los padres
de su alteza, por más de un año y todavía no había noticias de los monarcas.

 —A las colinas del sur— Contestó Camilo.

El rey sabía que, si el general estaba buscando a sus padres en aquellas colinas, no habría esperanzas, eran uno de los lugares más peligrosos y se encontraba a las afueras del reino.

—¿Su alteza ya se encuentra todo listo para el inicio del baile que da comienzo al torneo anual de las sombras?— Preguntó Camilo.

Cada año el palacio real organizaba un torneo donde los mejores luchadores mostraban sus poderes y habilidades. El padre de Alexey, otorgaba al ganador una espada especial y su excelencia debería seguir con el legado.

Aquel torneo era para recordar tiempos pasados del reino, donde una gran bruja tuvo el poder de controlar las sombras y había puesto un encantamiento de oscuridad sobre ese reino, su majestad ahora desaparecido, en ese entonces quién era un joven, se había enfrentado a esa mujer malvada, destruyéndola y convirtiendo su cuerpo en cenizas. A su alteza, Alexey I, no le gustaba recordar tal historia ya que en su pueblo nadie tenía en la actualidad esa habilidad.

—Sí—  Respondió el rey.

Los bailes reales nunca le fueron de agrado, tenía que sonreír para todos los presentes, adjunto a su esposa, quien era desesperante, ella debió desposarse únicamente por la corona, como dije anteriormente.

—De acuerdo, estaré justo a tiempo— Respondió Camilo, quién debía ir con el ejército a las colinas.

—Ten mucho cuidado, y recuerda que el baile es en tres días, te quiero a tiempo—Ordenó Alexey.

El rey sabía que a su amigo le gustaban esas cursilerías y por ese motivo estaba seguro que llegaría el mismo día del baile.

—Claro mi rey, ya debo irme— Finalizó Camilo con una sonrisa burlona.

El General salió del palco dejando a su majestad solo, había algo raro en Camilo esa mañana, se le notaba más feliz que de costumbre.

—¡General! El ejercito está listo para partir—
La teniente Giovanna ponía al corriente a Camilo cuando salió de palacio.

—Entonces ¿Qué están esperando? Necesitamos estar en esas colinas hoy— Dijo el general casi a gritos.

Él sabía lo qué encontraría en esas colinas y lo llevaría al reino. Alexey I jamás se hubiera imaginado lo qué se traía entre manos.

Camilo siempre ha odiado a su alteza, él se había esforzado por el puesto obtenido, en cambio aquel príncipe nació con el sello de la realeza y de la dinastía, pero el  general estaba dispuesto a acabar con el reinado de su amigo y para eso necesitaría ayuda. Estaba muy seguro de que en aquellas colinas la encontraría, colinas protectoras de secretos inimaginables que ni siquiera el rey creería, pero Camilo lo había descubierto hace tres años, cuando realizaba cazería, si no fuera por su habilidad de controlar todo con su mente, la cual heredó de su padre, aunque Camilo la ha mejorado con fuertes entrenamientos, él estaría muerto.

—¿En que piensa mi general para estar tan alegre?— Preguntó Giovanna, quien siempre marchaba a su lado.

—Lo estoy— Contestó Camilo, mientras iban hacia las colinas con el ejército detrás de ellos.

—¿A qué se debe la alegría si se puede saber?— Giovanna se había ganado la confianza de Camilo, era por ese motivo que se sentía con el derecho de platicar con él de esa manera.

—¿Sabías que la magia se hereda?— el general respondió con otra pregunta y continuó. —Si yo tuviera un hijo, él heredaría mi poder— Finalizó Camilo con una gran sonrisa.

—Claro, pero también puede heredar la de la madre, aunque no entiendo a qué  se refiere,
¿Es que acaso usted quiere tener un hijo?— Formulaba Giovanna sin entender una sola palabra.

Camilo dio una carcajada, aquella chica era demasiado joven para entender de lo que hablaba, todos en el reino pensaron que el mal había terminado cuando el rey venció a esa bruja, ¿Pero acaso nadie pensó que aquella mujer podría tener familia? En este caso dos hermosas hijas, herederas de la magia oscura de su madre.

—Este año el torneo tendrá una nueva participante, están vez todo será diferente e inolvidable— Mencionó Camilo.

—Mi señor— respondió Giovanna, pensativa y prosiguió. —Usted siempre participa y ha ganado cada uno de ellos, estoy segura que este año no será diferente—

—Este año el rey no sólo otorgará una espada— Replicó Camilo tan despacio que apenas se oyó lo que había dicho.

Cabalgaron por horas en silencio, hasta que, por fin, en el ocaso del atardecer, arrimándose el crepúsculo de la noche, encontraron las colinas. El ejército acampó cerca de un rio donde podrían dar de comer a los caballos y darse un baño, así todos esperaban las órdenes del general.

—El campamento queda a cargo de la teniente, me retiraré a realizar unos asuntos importantes— Comentó Camilo con voz fuerte.

—Sí mi general— Contestaron los soldados a unísono, respetando la orden que se había dado.

—Señor, ¿A dónde se dirige?— Inquirió Giovanna, mientras el ejército empezaba a ingresar dentro de sus carpas.

—Eso no es asunto suyo, usted dirija el ejercito mientras no me encuentre y punto final— sentenció el general con semblante frio.

—Sí señor— Giovanna no sabía el motivo por aquel cambio de humor en Camilo, pero no quiso preguntar más.

Camilo tomó su caballo, montó en él y se dirigió al bosque, pero había un problema, ahora se encontraba perdido entre la oscuridad de los árboles, cabalgó hasta encontrar una cabaña que conocía perfectamente, bajó del caballo, lo amarró a un arbusto y se encaminó a la puerta de aquella pequeña chosa, lo pensó varias veces, sabía que luego de esto, no habría vuelta atrás, pero finalmente tocó a la puerta. Una mujer de cabello oscuro como la noche abrió esa puerta, miraba a Camilo con una mirada tan fría que podría asustar a quien fuera, menos a él, para demonio, obtenía primer puesto.

—Señora Oscura— Pronunció Camilo dejando caer la vista en aquel collar que la dama tenía sobre el cuello, un collar hermoso de diademas incrustadas y un diamante rojo como la sangre, el pacto que única a Camilo y esa mujer por el secreto que sólo ellos sabían.

—General, ¿El honor de su visita a qué se debe?— Preguntaba la dama, viendo fijamente a Camilo.

Él sabía que estaba frente al mismo infierno pero aún así no dejó que se asomara su miedo.

—Necesito hablar con usted y su hermana, es sobre el reino.— Solicitó el general.

La mujer dejó ver una gran sonrisa, se retiró de la puerta y dio el pase al general, quien entró a aquella cabaña, era un lugar agradable, pero Camilo sabía que esa casa pertenecía a las personas más poderosas que alguna vez había conocido, se quedó parado justo a un lado de la chimenea, mientras la mujer se sentaba en un sofá.

—Donde se encuentra Dayanne?— Preguntó el general, pero instantáneamente  unos pasos detrás suyo se escucharon.

—Miren quién tenemos aquí, pero si es la mascota del Rey— Comentaba una voz burlona detrás de Camilo.

El mismo, dio la vuelta para encontrarse con la vista de aquella mujer, podría decirse preciosa, se había enamorado de ella desde el primer momento que la vio, pero Dayanne, era cruel y siempre lo había rechazado.

—Hermosa Dann, siempre tan amable— Refutaba Camilo sin quitarle la vista, como alguien tan preciosa podría tener tanta maldad.

—Briseida, ¿podrías explicarme qué hace este sujeto en nuestra casa?— Dayanne preguntaba interrogante a su hermana, ignorando a camilo.

—El general nos trae noticias del reino, al parecer tiene algo muy importante que decirnos— Briseida respondía entusiasta con ese toque de malevolencia.

—¿Al fin dejaran que incendie ese maldito reino? mis manos quieren sentir la sangre del hijo de aquel rey que nos quitó a mamá— Decía Dayanne en un tono frío y malévolo.

—Toma asiento para poder contarte el plan pequeña— Dijo Camilo a Dann.

Sabía que eso las haría enfurecer, aquella mujer tenía fuego en las venas en lugar de sangre.

—Vuelve a llamarme pequeña y te cortaré la lengua— Mencionaba Dayanne, tomando asiento junto a su hermana.

Camilo sonrió, era lo que más le gustaba de ella, esa crueldad tan similar a la que él tenía, en cambio Luisana en el reino era tan diferente a ella, mientras la hermana del rey era alegre y ayudaba a cuantos pudiera, por otro lado, a Dann no le importaba absolutamente nadie, sólo su hermana menor, Camilo sabía bien que esa era su debilidad. Sí controlaba a Briseida, controlaría a Dayanne.

—Pronto será el concurso de sombras, el rey realizá un baile para dar su inicio y quiero que ustedes, mis hermosas damas, sean mis acompañantes— Explicaba el general.

—¿Haz venido a invitarnos a un significante baile? Si pisara ese reino, será para bailar sobre el cadáver de tu rey.— Inquirió Dann con una carcajada.

—Eso no es todo, también quiero que Briseida participe en el concurso de las sombras, ¿qué opina mi señora?— Dijo Camilo mirando directamente a la hermana de Dayanne.

—No tendría sentido, tengo prohibido enseñar mis poderes, se darían cuenta de la sangre que corre en mis venas, sabrían que soy la hija de la mujer que un día casi volvió su pueblo cenizas— comento Briseida mirando a camilo con desconfianza.

—Mi Señora, usted no sólo  controla las sombras también es una gran manipuladora de la tierra, tiene dos talentos y solo mostrara uno— comento Camilo con una gran sonrisa y continuó. —La necesito en ese baile y sobre todo en ese concurso, necesito su ayuda para lo que tengo planeado—

_ ¿Qué ganamos nosotras con tus estúpidos planes, Camilo?— Preguntaba Dann, al ver que su hermana no respondía.

—Quiero la corona del rey y para eso necesito que él no exista— Comentaba el general viendo cual era la respuesta de Briseida. Viendo que no respondían, prosiguió. —Ustedes quieren ver al rey muerto, venguen la muerte de su madre, en este juego todos ganamos—

 —¿Qué va a pensar si tu rey nos descubre al llegar a palacio?, ¿Quiénes seremos nosotras en aquel reino?— preguntó Dayanne.

—Mis invitadas— Camilo miró a Dann mientras continuaba hablando. —En el reino me respetan, no solo soy el general, también el mejor amigo del rey—

—No sé cómo ese rey controla un pueblo, si su propio amigo es un traicionero, pero hare lo que mi hermana decida— Finalizó Dayanne.

Los dos voltearon a ver a Briseida, quien se encontraba en silencio pensando en lo que Camilo proponía, el pobre de Camilo pensaba que Dann era la mala aquí, pero no sabía que Briseida ocultaba un monstruo detrás de aquel encantador rostro.

Briseida aceptaría la propuesta del general, dejaría que la llevara a aquel reino e incluso participaría en ese fastidioso concurso, pero ella nunca dejaría que Camilo tomara el poder, no dejaría que tomará la corona, porque ella quería esa corona y si tenía que aceptar su plan lo haría, Camilo había dicho que en este juego ganaban todos, primer error del general, en este juego sólo habría una ganadora y sería  ella o eso pensó de momento.

—Mi general— Briseida dijo sonriente y continuó. —Para mi hermana y para mí será un placer asistir a ese baile—

—Entonces es un trato, tendrán que seguir mis órdenes— Respondió Camilo.

—Claro— dijo Briseida, dándole una mirada a Dann y volviendo a hablar. —¿No es así hermanita?—

—Por supuesto, será un gran placer entrar a ese reino— Sonrió Dayanne.

Ella conocía muy bien a su hermana, sabía que algo tramaba y que eso le encantaría.

—¿Cuando nos vamos? quiero conocer a ese rey, quiero saber quién es la persona que tuvo el error de nacer del hombre que mató a mi madre.— Briseida comentó vivaz mirando a los ojos de Camilo.

—Ese baile será tan divertido, espero que a sus súbitos les guste el olor a sangre— Dayanne soltó con una carcajada viendo al general traidor.

Camilo sólo observaba a aquellas mujeres, sabía que no había vuelta atrás. Era algo difícil, pero la única opción si quería vencer a su majestad,
 Alexey I. Era la única forma que él tendría, pero debía tener cuidado para que esto no se saliera de sus manos, si eso pasaba todo el reino estaría perdido, pero a veces el control queda a la suerte de quien fuera que estuviese a cargo del universo.

CONTINUARÁ...

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