Los párpados pesados, oigo y respiro pero no sé dónde estoy. ¿Es esto un limbo, una especie de sala de espera donde seré juzgado por cada uno de mis actos? No, no hay quien pueda juzgarme, estoy solo...

— Y ¿No lo estuviste toda tu vida? No recuerdo haberte visto con alguien alguna vez.

— No, si estuve con muchas personas, rodeado de cientos.

— Y solo, te delata tu mirada.

— Bueno, ¿Y qué? ¿Acaso no estamos todos solos? La compañía es una ilusión, podemos compartir como nos sentimos en palabras y con acciones pero, ¿Como sabemos que nuestro receptor las siente igual? o ¿Que interpreta nuestras palabras tal cual como creemos decirlas?

— ¿Te sientes mejor?

— No.

— Perfecto.

Todo es perfecto con el paso del tiempo, tu felicidad, el pasado, la soledad.

— No te engañes. nada ha cambiado.

— Vamos ¿Cómo quieres que lo pruebe? ¿Debería ir a una alta iglesia y lanzarme del campanario para que me creas?

— Aun así no lo haría.

— No podrías entrar siquiera.

— ...

— ¿Qué?

— Se... movió...

— Vaya, ya es muy tarde.