Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

26. Forced to choose

Desde que nació su hermanito, Griffin veía los amaneceres de otra manera. El significado del nombre Aslan lo vislumbraba todas las mañanas al colarse los rayos tenue por su ventana, dando hincapié la mordaz aflicción en recordarse de él. 

No importaba donde estuviera, el sol nace para todos. 

En Cape Cod, los amaneceres eran preciosos, cálidos, dónde las aves cantaban su venida y el olor pantanoso de los ríos de agua dulce colaba sus fosas nasales al despertar. En la guerra, cuando estaba en alguna misión, la venida del sol era hermosa a pesar de todo, con sus colores brillantes como si derramaban oro líquido sobre el suelo lleno de cadáveres, siendo ambivalente para él disfrutar la vista o no. 

Por todos esos eventos podía sentir a su hermano menor cerca, una luz de esperanza desde que se fue y lo dejó al cuidado de su padre. 

Sin embargo, cada vez que abría los ojos ahora al comienzo de un nuevo día, aparecía la imagen somnolienta de Max sobre su almohada, de ahí sus emociones bailaban ante el son de la inexplicable morriña y el encanto de tenerlo tan cerca; sentir sus brazos rodeados sobre su cintura como si lo protegiera de sus pesadillas continuas; y la ternura calidez que desprendía al dejar fluir su amor correspondido al dormir.

Ese era el problema al despertar cada mañana. ¿Cuándo empezaron con Max compartir lecho? ¿No acaso estaban en Irak aún? 

De repente, la alarma sonó estrepitosamente en la mesa de noche de la habitación, haciendo que Griffin cerrara sus ojos simulando un profundo sueño.

—¿Qué? ¿Qué de qué? —Max resopló al hacer crujir la pequeña cama compartida con sus sobresaltos. —. ¿Eh? ¿Ya es de día? — se lamentó con pesadez. —. Sentí que solo dormí dos horas.

—Es porque dormiste solo dos horas, Max. —abrió un solo ojo. —. Llegaste tarde en la madrugada.

—¡Griff! — su rostro se iluminó de alivio. —. Estás despierto, perdón... — besó su frente con estima y acarició su nuca, haciéndolo temblar de suave excitación. Sin embargo, desde que inexplicablemente llegaron a Estados Unidos, no han tenido intimidad. ¿A qué se debe? Es como si Max lo evitara. ¿Qué pasó realmente? —. Duerme más, por favor... Es hora que me vaya.

Además, Max se ve... distinto físicamente, él también. Griffin sabía que el estrés post traumático podría afectar sus facciones pero en ellos se ven... ¿más mayores? No sabía como explicarlo, tiene lagunas mentales que le molestaban: ¿Por qué estaban en Nueva York y no en Cape Cod? ¿Y su hermanito, por qué no han hablado sobre él? ¿O ya lo hicieron y él no lo recuerda? 

No obstante, lo que le perturbó más era cuando se dio cuenta que necesitaba una silla de ruedas para poder movilizarse. ¿Cómo fue eso posible? Lo último que recuerda era que iba ir al baño... sus piernas funcionaban bien.  Quiso no entrar en pánico por aquello, parecía que todo el mundo sabía sobre su problema motriz menos él. 

Pero la relación con Max era como la de antes, incluso ha conseguido trabajo del cual desconoce qué es, salvo las veces que se veía nostálgico y con remordimiento. Asimismo, se quedan con unos amigos chinos en su casa y han estado viviendo con ellos. Hasta donde sabe, su pareja no conocía a nadie en Nueva York, solo en Los Ángeles. 

Por esas dudas, Griffin comenzó a entrar en pánico, ¿de verdad estaba perdiendo la memoria? Si intenta recordar, le duele mucho la cabeza, y cada vez que saca a colación el tema, todos a su alrededor, incluyendo a Max, son muy esquivos. 

¡Hasta lo tienen recluido en casa! ¡¿Qué pasa?!

El ambiente era tranquilo y amoroso. Quizás era un buen momento para poder hablar con honestidad.

Justo cuando Griffin se animó a preguntar la serie de preguntas que tenía en su haber desde hace algún tiempo, cerró su boca al contemplar la culpa esbozada en la faz de Max tras ver la silla de ruedas. Esa imagen de él le rompió el corazón. 

—Voy a seguir durmiendo...

—¿Eh? — el hombre salió de sus propios pensamientos e intentó sonreír con dulzura. —. Claro, amor... — respondió luego de besarlo en los labios. —. Voy a procurar estar temprano, ¿ok? Cualquier cosa que necesites, pídeselas a Nadia o a Skipper... 

Abiertamente son pareja, pero Griffin presentía que habían muchos secretos entre ellos. Son dos almas estaban juntas por fin pero había un muro incorpóreo que las separaba emocionalmente; siente que algo ha cambiado...  Si siquiera hace tres meses que arribaron a Estados Unidos para su tratamiento (¡y de repente ya no era un adicto a las drogas! ¡¿Cómo?!)¿Por qué todo le resultaba extraño? ¿Por qué no han empezado a buscar a Aslan? Era tanto el secretismo que no sabía en qué cosa Max estaba trabajando y se va todas las mañanas y regresa en las noches. 

Griffin se limitó a despedirse de él y pretendió estar cansado hasta que Max se fuera.

Lo amaba pero se apesadumbrada qué le estuviera mintiendo.

*

Han pasado seis meses desde que Ash fue visto por última vez por Shorter. Varias cosas han cambiado para bien y para mal.

—Ayer capturamos a cuatro integrantes importantes de la pandilla de Arthur —Max se dirigió a los jóvenes líderes con una voz ligeramente cansada y su porte se denotaba el cansancio acumulado. —, ahora están en custodia policial para ser interrogados... Si logramos su confesión, podremos agarrarlo pronto.

Las reuniones vitales sobre el tema del bando enemigo se acostumbraron en realizarse en el salón privado de Chang Dai (para desconocimiento de Griffin), otorgándoles un banquete para saciar el hambre y mantener la diplomacia entre ellos. Desde que Alex, la mano derecha de Ash, ha estado representando a su jefe, el ambiente era turbio, tóxico y pesado. De por sí el seguía instrucciones dejadas en llamadas telefónicas o mensajes a través de líneas pre pago y, cuando Max intentaba rastrearlas, perdía el paradero en un santiamén. Cuando Max o alguno de sus amigos se colaban en la comunicación, o incluso del propio Alex queriendo preguntarle algo ajeno de la pandilla, él cortaba la comunicación.

Ash Lynx era un escurridizo y para nada estúpido. Cada vez que Max y Shorter estaban a punto de averiguar donde estaba, él ya estaba dos pasos adelante de ellos. Lo único que tenían a favor era la certeza que Ash seguía vivo y en Nueva York, más información adicional no... Ni siquiera nadie de su pandilla sabían dónde encontrarlo pero siempre estaba atento de todo y de todos; aquello lo confirmaron en una ocasión, cuando miembros de la pandilla del Black Sabbath habían sido emboscados por los secuaces de Arthur, casi mueren a quemarropa si no fuera por unas misteriosas lluvia de balas qué repelió el ataque al balearles directamente las manos. 

El único capaz de poseer majestuosa habilidad era nada menos que el Lince de Nueva York.

—Últimamente no han habido bajas —Alex agregó con un tono esperanzador. —, la estrategia policial ha dado sus frutos.

—Yo le doy crédito a otra cosa —dijo Shorter con un orgullo amargo. Era obvio que Ash acechaba las calles día y noche pero le frustraba que no se dejase ayudar. —. Aunque Max también es indispensable. — sonrió entre dientes al ver al aludido encoger sus hombros.

—El interrogatorio déjenmelo a mí — saboreó su paladar seco. —, será pan comido. — expresó ensañado, quebrar voluntades era su especialidad.

—Bueno, creo que damos por terminada la reunión. —sonrió Shorter de prisa, ya tenía otros planes en mente y no quería dilatarlo con pequeñeces.

—Esperen.

Cain, quien se limitó a hablar durante toda la reunión, interrumpió con voz grave.

—Eh... —Alex parpadeó, el afroamericano parecía estar molesto. ¿Será por qué no preguntaron por su opinión? —. ¿Sucede algo malo?

De repente, todo el porte de Cain se transformó en uno tenso y sutilmente colérico.

—¿Nadie hablara qué ese estúpido ha roto nuestro convenio? —señaló a Max despectivamente.

Tanto Shorter como Alex giraron sus rostros ante un inmutable detective.

—¿Qué? —el caucásico se sorprendió.

—¿Estás diciendo que Max nos traicionó? —Shorter estaba incrédulo. —. Eso es una confesión seria.

Sin embargo, Max simplemente rodó sus ojos. No se dejaba intimidar por adolescentes.

—No me digas — se rascó la nuca, tenía un presagio que habría un enfrentamiento con Cain por lo sucedido anoche. —. ¿Es por lo de Gustav Stanton?

El hercúleo hombre se puso de pie abruptamente, ofendido a que Max se lo tomara a la ligera. Los otros se hallaban estupefactos por ese giro de eventos muy inesperados.

—Él no hizo nada para estar en la cárcel —maltrató la mesa con sus puños y el ruedo de los cubiertos sonó como un golpe sordo. —. Se supone que estás aquí para protegernos — se acercó peligrosamente al rostro de Max. —. Sácalo o atente a las consecuencias.

—¿Cómo? — Shorter quiso comprender mejor. —. ¿Eso es verdad?

—¿Por qué? —Alex frunció el ceño.

—A ver, a ver, a ver — el hombre dijo en retintín. —. Yo los estoy apoyando con Arthur y su pandilla para que no molesten y puedan hacer... Sus cosas de pandillas — lo último vaciló en cómo calificarlo. En sí estos pandilleros son de los más sanos qué en Los Ángeles, no causan estragos; sí, venden drogas a quienes la pueden pagar (no exigen fiadores o intereses, las transacciones eran inmediatas. Sin dinero no hay producto), pero ellos no deben ser responsables de las adicciones de la gente como una vez lo fue Griffin. Era una encrucijada complicada porque también ha sido testigo de como se las vende a personas que la necesitan por temas médicos. En cambio, Arthur y sus hombres son otra historia, eran la perfecta definición de bravucones abusivos, destructivos y matones a diestra y siniestra. Si no los controlaban, se catalogarían en asesinos seriales dentro y fuera de los bajos mundos. —. La vida personal de cada uno no nos incumbe.

Sin embargo, Cain no estaba para jugar con Max.

—Respuesta incorrecta.

Entonces, Max suspiró con exasperación. Es verdad que no podía juzgar a ninguno de ellos por la vida que les tocó y era comprensivo en las ilegalidades qué realizaban para poder sobrevivir. Joder, esos pandilleros eran más jóvenes que él, lo comprende mejor que a nadie, pero había límite a su compasión.

—Oye, a tu amiguito lo denunciaron por violencia doméstica —explicó con tirria y con ganas de encender un cigarro, mas se recuerda que está procurando dejar el vicio y se le pasa. —. Yo estaba ahí cuando llegó su novia a la estación de policía, con muchos hematomas e indicios de violación — había descontento en su voz y en sus facciones. —. No me vengas con mierdas.

Hubo vacilación en Cain por las palabras del hombre, pero siguió insistiendo.

—Ella es una perra, solo los trata como idiotas — Max levantó una ceja. Aún no conocía bien al líder de los Black Sabbath y no era común que perdiera los estribos como ahora. —. Pudo haberlo dejado si no le gustaba estar con mi colega, solo está mintiendo.

—Gustav es un sospechoso, sus antecedentes con la ley no ayudan y lo sabes —intentó hacerlo razonar en hechos y no en sentimientos. —. Además esto es un asunto aparte, ajeno a nuestro pacto con Arthur.

—Pero...

—No puedes estar al mando de la vida personal de tus hombres, no te corresponde tratar con esa responsabilidad —amenazó con voz ronca pero suave. —, te lo advierto, si quieres jugar al justiciero por él, serás el siguiente tras las rejas.

Max supo que le había dado en el nervio sensible al momento de que Cain bufó ofendido y se marchó a paso pesado del restaurante para no darle la razón. Dicha esa frustración se expresaba en enojo hacia su persona. De todos modos, ese muchacho era una gran persona, genuinamente se preocupaba por los suyos y eso lo respetaba, aún si era tachado como el malo de la historia.

—Oye —Alex valientemente enunció después. —. ¿En serio Gustav irá a prisión?

—Lo más probable —Max dijo con punzante honestidad. Todavía recuerda el llanto de la novia, acompañada de su madre y de sus cuatro hijos menores de edad. —. La chica tiene apoyo, está dispuesta a ejercer todos los recursos posibles para encerrarlo tras las rejas y se pudra.

—Pobre... — Shorter se lamentó mucho. —. Cain jamás abandona a su gente, no importando si se meten en problemas.

—¿Código de pandillas? —preguntó curioso.

—No tanto así — Alex respondió a Max. —, por supuesto que cada jefe tiene sus propias reglas y costumbres, pero con el Black Sabbath existe una delgada línea entre compañerismo y hermandad incondicional.

—¿Y eso no lo hacen ustedes? —cuestionó a Alex y a Shorter.

—O sea sí —Shorter quiso explicarse mejor. —, pero creo que Cain los ve a todos iguales como si fuesen su propia familia... desde el miembro más amateur hasta el más veterano al punto de no querer simpatizar con nadie qué no sea de la pandilla.

—Es por eso que es un milagro que esté acudiendo a estas reuniones. —Alex todavía estaba maravillado en los dotes de su jefe por convencer a tal magnificencia de líder como Cain.

—Eso me suena más a una secta. — Max le temblaron sus labios, debía de tener cuidado con él, sobre todo porque su propia vida ya dependía de alguien más.

Sí... Griffin lo necesitaba, más ahora que no han hallado a Ash todavía. Era un modo de protegerlo porque, durante todo este tiempo de recuperación, su amado cree que siguen en el 2009. Mierda, de los seis meses que reaccionó ante su presencia, han trabajado duro a que vuelva a la normalidad y solo hace tres meses recuperó plenamente su conciencia . ¿Cómo se comportaría si supiera que están en pleno 2018, qué el mundo no es el mismo? ¿Qué estuvo en coma por casi diez años? O peor... decirle porque Ash ya no volvió a escribir. En los pensamientos de Griffin, su hermanito tiene nueve años, no recuerda del tiroteo que protagonizó habiendo varias bajas y, de alguna manera, llegaron a Nueva York para su tratamiento especializado en casa. Los chinos que ve en esas cuatros paredes son amigos suyos, aún no le ha dicho en que ha trabajado  y que el niño que lo cuida, Skipper, es un vecino. 

Empero, paulatinamente Griffin está recobrando su lucidez. Max teme el día que empiece a cuestionarse las cosas, como aquella vez que vio un teléfono inteligente en su vida cuando Sing no se dio cuenta que lo sacó (su pobre amor nunca conoció los Iphones, se enlistó en Irak el año de su lanzamiento), o la moda tan extraña de los transeúntes que veía desde la ventana o cuando le era negada la televisión por cable, Internet o cualquier otro medio donde se pudiera informar. Incluso ha visto como él se ve las cicatrices en sus antebrazos, preguntándose a sí mismo porque no ha tenido alguna abstinencia si antes le eran comunes. 

O se acuerde porque está en sillas de ruedas y quien lo dejó lisiado de por vida.

Fue su culpa por haber descuidado a Griffin esa vez; el remordimiento lo carcome pero esta ocasión será distinta. 

Ha podido montar un escenario a base de verdades a medias, no está preparado para encararlo, eso solo lo quebraría mentalmente. Griffin ha luchado en recobrar su cordura, en tener terapia física en casa. Mantenerlo en una burbuja era lo mejor que se le ocurría a Max hacer, tenía tanto en la cabeza que ya no aguantaba las ganas de fumar, pero le prometió a Griffin en quitarse el vicio así como él ya no usaría las drogas en señal de amparo mutuo.

—Alex, cualquier información que tengas de Ash, dinos.

Max regresó en sí al oír a Shorter hablar seriamente.

—Por supuesto — su cuerpo se tensó. —. No sé qué habrá provocado su ausencia, pero la pandilla confía plenamente en él. Yo creo en el jefe, en Ash. 

—Bien.

Max suspiró luego de concluir con la audiencia privada. El mocoso de Ash los estaba poniendo en una posición difícil de adrede. Le provoca sentimientos encontrados en perderlo nuevamente pero estaba convencido que lo volvería a encontrar tarde o temprano. Son pocos los que saben de Griffin, así que ese niño no debía preocuparse que su secreto saliera a la luz.

Lo único que pensaba Max en ir con Griffin lo más pronto posible, pero para su desgracia, tenía trabajo acumulado, considerando que fue en aumento por ese lío con Cain Blood. Ahora debía cuidarse mejor sus espaldas, no sabía que era capaz de hacer por sus hombres. 

Es hora de pensar en planes de contingencia.

—Ah, por cierto —Shorter lo detuvo cuando Alex ya se había ido. —. Charles Xavier tendrá otra vez una sesión con el excelso doctor hoy. — sonrió de oreja a oreja, emocionado.

—Hey, ¿de dónde vino ese sobrenombre hacia Griff? —emitió un pujido gracioso. ¿Excelso doctor? No lo ha visto antes pero pareciera que Shorter le gusta.—. Todos los chinos le llaman así o el Profesor X.

—¡A Sing se le ocurrió! ¡Le queda como anillo al dedo!

—Denme un respiro. — se lamentó Max. Al menos Griffin no mostraba molestias en ser llamado así.

Shorter se meneó en alborozo, si se daba prisa, podría verlo con sus propios ojos.

—El diagnóstico es alentador, el médico le dijo a Nadia que existe sensorialidad en sus piernas —pero su sonrisa se fue apagando mientras más hablaba. —, aunque eso no signifique que pueda caminar como antes. De ser optimistas, podrá hacerlo con la ayuda de un bastón.

—Ya veo... — Max sonrió dolido. Por él ahora su Griffin sufría innecesariamente.

—Eso... Le dará gusto a Ash cuando quiera regresar.

—No te preocupes — En eso, se acercó a él para darle una palmada en la espalda. —. Lo traeré de vuelta, lo prometo.

Shorter simplemente sonrió por cortesía; conocía perfectamente a su bro como la palma de su mano, las posibilidades en que el investigador lo hallase son mínimas. La primera vez fue pura suerte pero Ash era meticuloso y escurridizo, no cometería los mismos errores, si Max deseaba encontrarlo, debía de esforzarse demasiado.

Qué pesado será este día. 

*

La habilidad de Griffin siempre ha sido conjugar hermosamente sus palabras en papel, explorar las emociones humanas y expandirlas como si se tratasen de una caricia al corazón del lector.

Al menos eso creía antes, aún se seguía preguntando sobre sus lagunas mentales constantemente: ¿Por qué no recuerda cuando llegaron a Estados Unidos? ¿Por qué no está en Cape Cod? ¿Por qué se hallaba en una silla de ruedas y sus piernas no responden? ¿Por qué Max se ve más desgastado y su mirada reflejaba culpabilidad cada vez que pasaban tiempo juntos como pareja? ¿Por qué no lo dejan salir y para entretenerse le otorgan libros, DVD's y una televisión sin cable? ¿Por qué sus terapias son en esa habitación? 

¿Dónde estaba Aslan?

¿Por qué nadie le dice nada? Bueno, al menos con esa si tenía una respuesta concreta: él tampoco ha preguntado porque cuando lo quiere hacer, la mirada de todos es la misma: ansiedad pura y horror.

Parecía que todo su entorno era falso, algo en Griffin no cuadraba, era como si no debía pertenecer a esa realidad. Es muy confuso siquiera cuestionarlo y mientras más lo pensaba, más terror le provocaba.

¿Qué es lo que le están ocultando?

Su último recuerdo claro fue la parrafada que compartió con el doctor Dawson, le había dado una carta, ¿pero que contenía o quien era su emisor? ¡No tenía idea! Solo la voz del hombre gritándole:

¡Te lo mereces!

Y después, su mente se bloqueó hasta que vio a Max ensangrentado, golpeado y fumando un cigarro en esa misma habitación mientras lo besaba y luego se apagó nuevamente hasta recordar sus días en esa casa/restaurante.

A cuentagotas ha podido recuperar ciertos fragmentos de recuerdos muy vagos: hay un niño llorando, de cabello rubio y de preciosos ojos verdes, era imposible que fuera su hermanito, ese quien ve es un adolescente. Mucha gente hablando, agujas, el olor a analgésicos, dolor, arrebatos de ira que quizás era Dawson, y...

BA BA... FSFSH.

La frustración creciente en Griffin era palpable. Si no averigua qué ocurría realmente, se volverá loco. Suficientes problemas tiene con el PTSD, la nula abstinencia con los estupefacientes y el agonizante dolor físico y mental. No importaba si lastimaba a alguien, solo quiere saber qué pasa.

—¡¿Profesor X, me escuchas?! — emitió unas risillas. —. ¿O acaso quieres leer mi mente?

—¿Eh?

Griffin parpadeó ante la voz de los chicos a su alrededor. Él se hallaba en el comedor dentro de la cocina del restaurante. En ocasiones ayudaba a limpiar los trastes para sentirse útil mientras que Sonny y Sing estaban lavando. De por sí, la gran familia Wong (incluyendo los biológicos y los adoptados) se turnaban para ayudar a Nadia en los quehaceres y ese día les tocaba a ellos. Era desconocido para él en saber con exactitud qué hacían el resto o por qué Sing no iba a la escuela; inclusive Skipper, quien se hallaba haciendo el mismo oficio que él ahora mismo, siempre estaba cerca atendiéndole como si no tuviese hogar.

En serio que estaba agradecido por su hospitalidad, pero a veces, Griffin sentía que lo trataban como tonto.

—¡Tienes visitas! — Nadia le comentó desde lejos aún condimentando la carne.

—¿Quién? —parpadeó estupefacto.

¿Aslan?

No...

Para su inesperada sorpresa, era el médico que lo trataba, un joven de aspecto delicado pero con gran conocimiento en acupuntura y medicina tradicional china: Yut Lung.

—¡Ah! ¡¿Por qué llegaste temprano?! —Sing gritó abrumado por tantas ollas que enjabonar. —. ¡Estamos a la hora pico!

El jovial hombre sonrió hilarante por las miserias de todos.

—Eso veo —se acercó a Griffin con suma gracia al caminar y sostuvo las empuñaduras de la silla de ruedas. —, pero no se molesten, ustedes sigan con sus tareas... subyugadas —aclaró su garganta. —, podemos comenzar la sesión sin problemas.

—¡No, voy con el Profe X! — Skipper alegó entusiasmado.

—¡Sí, niño, ve! — ordenó Sonny mientras que Nadia estaba ajetreada sirviendo.

—Está bien —Griffin sonrió, frenándolo de inmediato. —. Él doctor ya no es un desconocido y la habitación no está tan lejos— observó a todos con una mirada apacible. —. No se preocupen por mí.

Todos estuvieron en silencio. No era común que Griffin los contradijera. Además, lo pidió con tanta amabilidad que era imposible negarse. 

—D-De acuerdo —Sing sonrió nervioso. Además, Yut Lung era alguien de confianza de Shorter, de seguro le ha hablado un poco sobre el trato con Griffin.

Fue así que ellos los dejaron solos a sus anchas porque los demás estaban ocupados en atenderlos.

Griffin tiene algo en mente. 

Con los años, ha podido identificar bien las intenciones de la gente con una sola mirada; a juzgar la de Yut Lung, esta colmada de misticismo, ambiciosa, férrea y con ápices de malicia. Afirmaba que su personalidad amable y dulce no era la cual aparenta. ¿Entonces por qué arriesgarse con una persona de dudosa generosidad? Precisamente por eso, Yut Lung no era del círculo de cercano de Shorter, Max o de cualquiera que él conozca, y estaba seguro que no seguiría las instrucciones dadas por los Wong si se beneficiaban de su persona.

Sí... De algo ha aprendido Griffin al pasar tiempo con Yut Lung era su genuino interés por él. ¿Por qué? ¿Qué tenía él que le podría ayudar? ¿Acaso estaba engañando a todos para aprovecharse?

Ya es tiempo para recibir sus respuestas, aún si la verdad estaba recubierta con congoja.

Durante la sesión, Griffin se encontraba en shorts, inmovilizado en su cama con agujas penetrantes en su piel, sobre puntos claves de acupuntura. La verdad era que no dolía, solo era punzadas molestas que se acostumbra a lidiar con ellas.

El silencio permaneció en toda la cita.

Al momento de girar su rostro hacia el joven y verlo ocupado en guardado sus instrumentos para quitarle las agujas y hacer masajes en sus piernas para estimularlas, Griffin suspiró exhausto.

—No importa que te hayan ordenado —cerró sus ojos para seguir comportándose valiente. —, quiero que seas honesto conmigo.

—¿Perdón? —sacó la última aguja mientras que Griffin se sentó con su ayuda.

—¿Qué pretendes? —espetó confundido. —. Sé que quieres algo de mí.

El muchacho chino no se inmutó ni tampoco quiso eludir la pregunta, se veía ligeramente atribulado. 

—No te gustaría saber.

Sin embargo, Griffin exhaló con fuerza, aprovechando la oportunidad de presionarlo cuando su fachada ha caído.

—¿Cuál es tu objetivo? ¿Por qué me ayudas? —pausó para que le contestara pero, al no haber respuesta, siguió diciendo: —. Dudo mucho que haya sido por compasión o el sentido del deber, tu mirada... expresa lo contrario.

YUt Lung levantó una ceja. 

—¿Cómo? — preguntó sorprendido.

—Tienes un interés por detrás, uno no muy altruista qué digamos.

Griffin vio afable y fulminante a Yut Lung para forzarlo a confesar. Lo más curioso era que no estaba logrando intimidarlo; es más, el chino explotó a carcajadas en su cara como si su comportamiento militar fuese un chiste mal contado.

Fue más sencillo de lo que pensó en sacarlo de la zona de confort a Yut Lung, pero sintió que sus orejas se sonrojaron porque se estaba riendo de él. 

—Cielos —sonrió malicioso. —, realmente eres familia del Lince.

—¿Quién? —frunció el entrecejo.

Hubo un silencio incómodo. 

El mutismo delató a Yut Lung a compadecerse un poco de Griffin.

—Tampoco tienes noción de él —negó con la cabeza. —. ¿Qué clase de vida patética te han sometido?

Griffin parpadeó atolondrado por su actitud. Cada vez comprendía menos la situación.

—Yo... Quiero saber... —dudó por un instante. —. ¿Qué está pasando a mi alrededor?

—¿Seguro?

—¡Sí! —¡Lo sabía! ¡Ellos les estaban ocultando cosas!

—¿Estás completamente seguro?

Griffin selló sus labios abruptamente. Yut Lung se lo estaba tomando en serio. 

—Dímelo todo lo que sabes... — cerró sus ojos con frustración. —, no importa si es algo grave, merezco saber la verdad...

Por un momento, el chino lo analizó de pies a cabeza, sintiendo como su mirada punzante le atravesaba el alma a Griffin. Como acto de reflejo, Callenreense apretó su mandíbula y se mantuvo sereno durante ese lapsus. 

Sin embargo, Yut Lung le indicó que se vistiera nuevamente y se sentara en su silla de ruedas, haciendo que Griffin se desubicara un poco mas obedeció sin rechistar. 

—Si de lado mío te preguntas —le abotonó la camisa con mucha paciencia; su voz era suave y firme. —, me acerqué a ti porque quiero información pero ya eres un inútil.

—¿I-Inútil...? — la forma en como lo expresó Yut Lung lo lastimó un poco. —. ¿Para qué me querías?

—Te quería doblegar. —Por alguna razón no pudo hacerlo. 

Griffin lo observó estupefacto. No hace mucho conoce a ese chico y ya profesa una frustración gigante hacia él. ¿Qué tiene de especial para que alguien como el chino se acercara, ganara su confianza y después pretendía apuñalarlo por la espalda?

—¿Yut Lung?

—La droga... —lo vio con severidad. —. Quise usar la droga. 

—¿Droga? —ha consumido antes y las podía encontrar en cualquier esquina. ¿Qué tenía que ver él en todo eso? ¿Necesitaba un ex drogadicto para algo? —. En serio que no entiendo...

La disonancia era mayor entre ellos. Yut Lung comenzó a desesperarse por la falta de armonía en la conversación. No quería ser duro con el joven Callenreese, pero se agotaban los recursos.

—Dime —se puso enfrente de él, acercandose peligrosamente hacia su rostro. De manera sombría sonrió y con voz apagada le preguntó: —, ¿recuerdas el Banana Fish?

¿Banana Fish?

¡Te lo mereces! ¡¿Para qué leíste sobre el Banana Fish, idiota!

La mente de Griffin dio un vuelco y apretó sus parpados por el repentino mareo, su cabeza se sintió pesada y su cuerpo entumecido. De su boca emano un quejido fuerte porque sus oídos comenzaron a zumbar.

—¿B-Banana Fish? —se esforzó en decir tras varios recuerdos sin sentido golpeaban su memoria.

Alexander Dawson.

La carta de su tía.

El informe escondido entre los estantes de la enfermería.

La lluvia de balas a sus compañeros y el gritando.

La agonizante ausencia de Max.

Un cuarto de hospital sucio y abandonado, donde vivía suplicio y el dolor pero la cara de Dawson era complacida al torturarlo. 

Después un adolescente rubio qué aparecía de la nada, llorando en su regazo.

¡¿Qué es esto?! ¡¿Esos son sus sueños?! 

No... eran sus recuerdos bloqueados.

Entre el trance y los jadeos de miedo que se estaba manejando Griffin, Yut Lung, lo contempló, haciendo una mueca sutil de pena.

—Banana Fish, lo repetías constantemente por años.

Tan solo por una palabra, quebró el temple del hombre.

—¿A-Años...? —palideció, viendo al chino con estupor.

—Correcto —sus facciones se endurecieron. —. Todos te han mentido.

A Griffin le tomó un momento en entenderlo y percatarse qué tenía mucho sentido. Esa sensación de falta de pertenencia era como se escuchaba, de verdad él nunca ha estado presente con su prójimo.

¿Pero cómo eso fue posible?

—Y-Yut...

—Me dijiste que fuera honesto y sí lo seré —explicó estoicamente. —. Sé todo sobre ti, Griffin Callenreese: tu familia, tu servicio en Irak, la dependencia hacia los estupefacientes, del Banana Fish en especifico, y los efectos de manipulación qué estuviste sometido desde hace diez años...

—¿Qué...? —sonrió en negación. Aún si todo lo que decía el muchacho tenía sentido, no lo aceptaba. —. No... No, no es posible... Estoy en el 2009... Max y yo... 

—Mal, muy, muy mal y lo sabes —peinó sus cabellos castaños con los dedos y le susurró. —. Ya has empezado a cuestionarte hace tiempo, ¿verdad? Por eso me preguntaste.

Terror y angustia palpable. 

Era mucha información que Griffin empezó a temblar de impotencia; comprendía mejor porque todos a su alrededor lo trataban de manera condescendiente, de no enseñarle cómo era el mundo allá afuera, hasta el propio Max se ponía raro en algunas ocasiones. Sin embargo, todavía habían muchos cabos sueltos qué no lo dejaban tranquilo: ¿Él, controlado por una droga? ¿Cuándo fue que se inyectó? ¿Por qué no recuerda lo que le escribió su tía? ¿Por qué poseía ese miedo perdurable al recordar ese cochino hospital? Si han pasado años... ¿Dónde estaba su hermanito?

Ante el último pensamiento, Griffin fue víctima del pánico.

—A-Aslan, mi h-hermano... —sus labios se entumecieron.

No obstante, la cómica reacción de Yut Lung no aligeró el ambiente.

—Ugh, amor fraternal.

—¡¿Y Aslan, joder?! —alzó la voz sin medir sus exaltadas emociones. 

—Es Ash Lynx ahora — de repente, el chino dejó a un lado su repelús en virtud a que Griffin en cualquier instante podría llegar a golpearlo si no se apuraba a aclararse. —. También sé de él pero no te gustará qué fue de su destino.

—¡¿Está muerto?! —gritó no sobrellevando lo abrumado que se encontraba.

Yut Lung sonrió con ironía.

—Creo que él hubiera deseado estarlo.

Así el joven doctor le contó con lujo de detalle el caso Barba Azul, los años de situación de calle del chico y cómo fue envuelto en pandillas. Mientras más hablaba, Griffin se desataba emocionalmente, quedándose en shock. No pasó mucho para asimilarlo porque recordó el contenido de la carta de su tía. 

Su papá... ¿Qué mierda estaba haciendo su papá cuando eso pasó? Solo le encargó una cosa en la vida y terminó destruyéndola. ¿Acaso Joe no le dijo que Jim quería más a Aslan que a él? ¿Eso era amor para Jim?

Griffin sentía que sangraba por dentro. No podía llorar porque la impotencia era más grande que su tristeza. 

Por eso, sintiéndose muy herido y traicionado, Griffin escapó del Chang Dai a toda velocidad con su silla de ruedas, ni siquiera el propio Yut Lung, quien se asombró de su huida, o el resto de chinos pudieron pararlo.  

*

El caos se desató y ya era demasiado tarde cuando le avisaron a Max sobre lo sucedido.

Desde el momento que el hombre cruzó la puerta casi al derivarla, los presentes se asustaron por su porte.

—¡¿Griffin?! — le faltó el aire y su sudor se deslizaba en todo su rostro. —. ¡¿Qué le hicieron a Griffin?!

Skipper y Sing se veía sumamente culpables; Charlie, quien llegó por la llamada de su novia, y la propia Nadia ligeramente abatidos pero Shorter, Sonny y Lao tenían rodeados a un inexpresivo Yut Lung.

Nadie se atrevió a decirle nada en un inicio a Max por el temor de cómo reaccionaría. Sin embargo, ese silencio solo fue un cúmulo creciente de estrés en el investigador al punto de querer golpear a alguien.

—Pregúntale a ese tarado de ahí — Lao indicó al referirse a Yut Lung. —. Él es el causante de que se haya ido.

Max no dudo en fulminar al susodicho con la mirada, y este le dio escalofríos.

—Glenreed, cálmate — dijo Charlie al meterse de repente. —, no pudo haber ido tan lejos, ahora mismo lo están buscando.

—E-En serio lo lamentamos. —Nadia habló por todos con voz nerviosa. —. Solo fue un descuido.

Max sobre analizó el ambiente en el lugar, su presencia solo provocó el cohibido de los chinos por ser ellos responsables del cuidado de su amado. No valía la pena ahora en desquitarse, la prioridad es tener a Griffin devuelta y después... Y después vería cuál sería su siguiente movimiento.

—Cierto, Dickinson — sonrió de manera burlesca. —, creo que yo sobro aquí.

La caminata de Max solo bastó unos segundos para ser detenida por una voz desafiante a sus espaldas.

—Para ser catalogado como el mejor, eres el peor detective que he visto.

Por un instante, Max creyó haber escuchado a Ash, era el único que lo desvalida con ese tonito orgulloso y cruel. Mayor fue su decepción al percatarse quien le profesó esas punzantes hechos fue nada menos que Yut Lung.

—¡Oye! ¡No te eximas de la culpa! —Sonny le alegó con sus manos empuñadas, listas para usarlas.

—Lo puedo hacer porque soy tu superior.

—¡Jah! — Shorter carcajeó inesperado y se señaló a sí mismo. Le gustaba que ese chico fuese aguerrido.—. ¿Hola? ¡Yo soy el líder!

Yut Lung hizo un mohín. 

—Soy parte del Clan Lee, esperpento.

De repente, todos los chinos se crisparon.

—¡¿Ah?! — Sing abrió inmensurablemente sus ojos. —. ¡Con eso no se juega!

—¿Y pues quién es? —Skipper se rascó la cabeza.

—¿Qué quién es? — Sonny se trabó al hablar. —. ¡Es la familia más poderosa de China!

Entonces, los asiáticos bajaron sus rostros hacia el suelo en señal de respeto, ganándose la satisfacción de Yut Lung por la subordinación.

—¿Es el rey o qué? —Skipper preguntó a Charlie y este negó con la cabeza.

Ante esa inesperada giro de eventos, Max se frustró.

—Mis reconocimientos policiales te contradicen —le contestó despectivo. Esto era una perdida de tiempo. —. Luego lidiaré con ustedes, no estorben...

—Cuando Griffin Callenreese comenzó a recuperar la consciencia, lo mantuviste encerrado como si fuese un ave exótica en su jaula para evitar que saliera volando cuando aprendiera a hacerlo —Yut Lung cruzó sus brazos, hablándole a Max sin escrúpulos. —. Me pregunto si lo sobreproteges porque miedo a que te abandone luego que supiera la verdad o lo hacías para no perjudicar tu propia cordura por la enorme responsabilidad que te has cargado en los hombros.

Max volteó a ver a Yut Lung.

—O-Oye... — murmuró Shorter muy tímido.

—Sea lo que sea, es tu culpa por no saber qué hacer —alzó las manos en señal de inocencia. — . Griffin Callenreese me preguntó directamente, un desconocido para él, que le dijera absolutamente toda la verdad y yo se la di por compasión. —enfatizó con soberbia y sonrió con amargura. —. Pobre miserable, sus más allegados son los que lo han engañado al mentirle todo este tiempo.

Max quedó en shock. ¿Cómo es que Griffin encaró aquello estando solo?

—¡¿Por qué?! —Sing le gritó por ese descorazonada. —. ¡Eso fue cruel!

—¿Y el silencio por parte de ustedes no lo era? ¿Tenerlo como ignorante en su progresiva crisis? — Yut Lung suspiró agotado. —. Yo soy la víctima aquí por querer hacer el bien mayor.

Max exhaló abrumado. De nuevo había pasado... Griffin era excelente en ocultar sus verdaderos sentimientos si se esmeraba en ello. ¿Cómo no pudo ver que estaba sufriendo? ¿Se fue a buscar las drogas? ¿Qué tal si estaba cayendo nuevamente? ¿Qué clase de apoyo se supone que le ha estado brindado todo este tiempo, era para él entonces? ¿Por ser un cobarde y no querer dañar más a Griffin con más mierdas?

Para Max fue suficiente, se fue del lugar aún más agitado de lo que entró.

*

Las luces estridentes de la ciudad y las pantallas gigantes Led lo cegaba, los colosos edificios, el mal olor de la contaminación y humo, el estruendoso sonido de las bocinas de los autos atascados en el pesado tráfico, los gritos y la mismísima gente lo mareaba mientras era presa de la zozobra.

Los brazos de Griffin se encontraban entumecidos por el esfuerzo moverse en sus silla de ruedas, parte de sus uñas fueron desprendidas y dedos comenzaron a sangrar por la fricción de las llantas. Nadie a su alrededor parecía notar lo perdido que estaba.

A nadie le importaba un carajo. Griffin ya estaba acostumbrado a aquel sentimiento de desamparo. 

Su vida estadounidense terminó en el 2006... a pesar que Cape Cod se reducía a un pueblucho, no era tan ignorante del ambiente estadounidense de las grandes ciudades, sobre todo por el atentado del 9/11.

Este no era el mundo al cual pertenece, lo reconocía al parar la oreja en las conversaciones de las personas y a su alrededor: El modelo de los autos, el estilo de vestir de la gente, los palos de metal conectados a lo que llamaban celulares, streaming, ya no se usan cámaras para tomar fotografías, cash mobile, bailes de tik tok. ¿Qué es todo esto? No había cabinas de teléfono en ningún lado, el logo de las marcas se había renovado. ¡¿Desde cuándo Estados Unidos y China han entrado en una guerra comercial? Si apenas ha terminado la de Irak. ¡¿Cómo que Donald Trump es Presidente?! ¡¿Qué pasó con Barack Obama del cual Richard se jactaba con orgullo?

Richard, Xin...Joe. Ya no estaban pero él seguía aquí.

Solo, estaba completamente solo. 

Entonces, Griffin tuvo que parar en una cuadra, recostando su cabeza sobre una pared para recuperar el aliento. El sudor había empapado todo su cuerpo, era de noche, hacía frío y no traía un abrigo consigo. Las personas seguían caminando su rumbo, ignorando por completo la crisis interna qué batallaba.

Luego, sus ojos azules repasaron con pereza del cansancio la gran pantalla de un anuncio del próximo concierto de BTS en la gran manzana: 06 de octubre del 2018.

Griffin se abrumó todavía más. Yut Lung no mentía, estaba viviendo una mentira.

Si es así... Aslan recién cumplió los dieciocho años, y él... casi tiene treinta años.

¿Cuándo la vida se le escapó de las manos? 

¿Por qué decidió vivir?

Al entender aquello, Griffin quedó en shock y se echó a llorar, tanto que su silla de ruedas comenzó a moverse solo por su cuerpo tembloroso y manchándose el rostro de su propia sangre al cubrirse el rostro con los dedos ensangrentados. ¡Debió haberse suicidado o haberse muerto por la droga! ¡¿Por qué Alex Dawson tardó tanto en dejarlo vivo?! Como dijo Richard, solo estaba tomando tiempo prestado. No había lugar en el mundo como él. Aslan estaba perdido y no podía confiar en nadie. 

 Era una vergüenza, su padre siempre tuvo razón.

Si él moría, todos estarían mejor sin él, era una carga para todos. ¿Por eso Max lo veía con culpa? ¿Ya era una carga para él?

Ya nadie lo necesitaba. Solo era una bola de masa inservible. 

Un inútil... un Bastardo como lo apodó su padre. 

Quizás, un choque automovilístico sería lo ideal. Lo lamentaba por todos pero él ya no quería más de esa vida. 

Ya no más... dolía seguir respirando.

Era mejor irse. 

Al sentir el helado viento besar sus mejillas por un movimiento constante, Griffin se despabiló.

—¿Qué? —parpadeó asombrado, el andar de su vehículo era suave y calmado. —. ¿Eh?

Cuando giró su rostro hacia la persona que lo empujaba, quedó absortó al conectar sus miradas.

—¿Está bien? Parecía perdido y agobiado — el desconocido sonrió con nostalgia. —, y sus manos están heridas... lo iré a dejar a un sanatorio cercano. No se preocupe. 

Griffin se crispó lo hermoso que era ese joven con ojos brillantes como una gema qué trasluce el sol al amanecer. 

—Tú... — sintió que su pecho se retorcía.

ASH. 

¿Qué? ¿Eso recordaba en su estado de inconsciencia?

Pero el porte era de un adolescente. ¿Acaso no eran figuras creadas en su mente? ¿De verdad ese muchacho triste existió?

—Lo vi desde la lejanía y supuso qué estaba perdido — canturreó con leve tristeza. —. Nueva York es gigante...

Sin embargo, no podía dejar de verlo y comparar su cabello lacio, rebelde y dorado como los vastos campos de trigo; su piel blanca y delicada como la leche recién ordeñada de las vacas; o aquellos ojos... Verdes, penetrantes y hermosos como las hojas de las manzanas pero a él le gustaba relacionarlo con algo más bonito como el jade.

Analogías referentes a los más precioso de Cape Cod... Y allá estaba su tesoro más amado.

Por fin, Griffin lo comprendió.

—A-Aslan... —exhaló casi sin aliento con los ojos todavía llorosos y sus manos se aferraban con fuerza a su camisa blanca, tiñéndola de rojo carmesí.

De repente, la silla de ruedas se detuvo de golpe.

El buen joven samaritano simplemente sonrió.

—¿Quién?

El corazón de Griffin se rompió. ¡No cabía duda! ¡Era él, su hermanito!

—Aslan, soy yo... —su respiración se entrecorto. No sabía cómo explicarse por la explosión de emociones en su corazón. —. Griffin, soy Griffin... — al no haber una respuesta positiva, se desesperó. —. ¡Eres Aslan! ¡Sé qué lo eres!

—Creo que me confunde, señor... —hizo una mueca de pena. —. Lo siento. Es mejor darse prisa, se puede enfermar.

La brumación era abismal para Griffin, ya no comprendía absolutamente nada y su existencia se reducía en sus propios recuerdos difusos. Incluso cuando el muchacho reanudó en caminar con la silla de ruedas, continuó hablando, sin llegar a saber a ciencia cierta si se dirigía a la otra persona o a él mismo.

—T-Todo es muy confuso para mí ahora... —el temblor de sus labios era evidente—, pero jamás me podría olvidar de mi hermanito.

—Lo siento por usted... — dijo en tono grave pero sin dirigirle la mirada. —, no soy su hermano.

Griffin jadeó y ladeó su rostro acojonado.

¿Cómo puede quebrarse ante un desconocido? No... Ese de ahí es su Aslan. Desde Irak, aceptó la idea de que su hermano crecería y no vería igual cuando regresara a Estados Unidos. No obstante, no lo vio crecer a través de las cartas tal y como se había ilusionado, Barba azul truncó sus sueños.

Algo dentro de Griffin rompió su cordura.

—Yo lo siento, Aslan — inclinó su cabeza y suspiró entre lloriqueos mientras repetía constantemente sus disculpas. Ya no podía escuchar el ruido externo, solo estaban el joven y él. —. Lo lamento, llegué tarde... muy, muy tarde a tu vida nuevamente y sufriste mucho... Nunca fue tu culpa, fue la mía por ser confiado con papá. Fue mi culpa —se hizo un ovillo en su asiento y gritó ahogado. —, ¡Fue mi culpa!

En eso, no se percató qué habían entrado a un callejón oscuro y el recorrido se detuvo. 

—¿Qué? — el sujeto se mostró sumamente anonadado. 

—. Y-Yo... Ah, Ah... —sus ojos se aguadaron de lágrimas espesas y gordas y sus jadeos se convirtieron en hiperventilación. —. Nunca quise dejarte solo... quería quedarme a criarte, en verte crecer y formar parte de tu vida. ¡Soy de lo peor... soy un estúpido! —se golpeó fuertemente la cabeza y se arrancó algunos cabellos. —. ¿Por qué me enlisté al ejército? ¿Por qué no escuché tus plegarias de cuando eras un niño, Aslan? 

—H-Hey... — el chico se puso frente de él, agarrando sus muñecas para que dejara de autolesionarse. 

Sin embargo, Griffin estaba enfocado en su propio martirio y dejó de forcejear. 

 —¡Soy un monstruo al dejarte a merced de Wilson, de papá, de todo Cape Cod, en pandillas! ¡Un drogadicto de mierda! ¡Un asesino con honores! ¡Soy un mal hermano! —hipó hasta quedar plagado en lágrimas. —. ¿Por qué debí de existir? ¡No te pude reconocer antes! ¿Por qué te arrastré a mis desgracias?

En silencio, Ash lo rodeó en sus brazos y lo abrazó para que se detuviera a lastimarse, enterró su rostro sobre su pecho y escuchó su errático corazón. Nunca había visto a su hermano mayor romperse de esa manera. 

Griffin Callenreese también era humano.

—¿Lo sabes todo, Griff? —musitó con frágil y encogido de hombros. —. ¿Absolutamente todo?

Griffin se paralizó al darse cuenta. Aslan... su hermanito ha crecido tanto pero en sus brazos se sentía tan pequeño.

Entonces, el mayor de los Callenreese asintió con frenesí, derramando su vergüenza en sollozos.

—Perdóname, Aslan... tu vida es así por mí —su voz vulnerable se atragantaba en su garganta. —, soy tan patético, nunca pude hacer nada bien... — sintió como él lo abrazó con más ímpetu. —. No te culpo si estás resentido conmigo...

Ash le tomó unos momentos en hablar, se había sumergido en la tristeza de Griffin, incluso recordó la suya, aquellos traumas que decidió sepultar en su alma y nunca más volvieran a salir a la luz.

Ahora, Ash estaba apesadumbrado, confundido y lastimado.

—Y-Yo asumí que me odiabas —No se despegó del pecho de su hermano. Jamás pensó que él lo recordaría, ya no era ese mismo niño de Cape Cod. —, por lo que soy... Lo que me he convertido.

Griffin exhaló casi sin quedarse sin aliento. 

—Nunca sentiría vergüenza de ti... —lo obligó a verlo al acunar su rostro entre sus manos, y contemplando el remolino de mocos, lágrimas y tristeza esbozados. Aslan aún lloraba como cuando era chico. —. No importa lo que hayas pasado o hecho, nunca dejarás de ser mi querido hermanito... — sonrió atolondrado pero entre lágrimas. 

—G-Griffin... — musitó de la forma en como lo hacía de niño. 

—Te amo, te amo...te amo — besó sus párpados empañados de gotas cristalinas, las pequeñas pecas imborrables de la niñez y sus hebras rubias con amor. —. Lo siento, Aslan... lo siento... —lloró con más ímpetu al ver que su hermano tampoco controló al lagrimear. —. ¿Has estado ahí para mí, verdad? ¿Eras aquel adolescente? Te vi pero yo... —no pudo explicarse mejor. —. Perdón... Discúlpame...

Ash se mordió el labio inferior. Vio a su hermano deambulando en las peligrosas calles sin supervisión, y fue así que actuó sin pensar. Verlo angustiado pero tan vivo de lo que era antes en su estado vegetativo lo emocionó bastante. Ese Griffin era lo más cercano al qué tenía en sus memorias, en especial en su última navidad juntos e intentaba ocultar su aflicción.

Aún así, Griffin jamás se rindió. Y está de vuelta... Griffin regresó a casa.

—No, no... — y no pudo continuar con sus palabras.

Ash prometió no separarse de Griffin otra vez pero debían de llevar la situación lo más tranquilo posible, parecía que esa crisis emocional le pegó durísimo.

Al final, los hermanos ingresaron a un hospital para que atendieran al mayor de sus heridas y del estado de shock que lo drenó de todas las formas posibles. Con la ayuda de tranquilizantes y oxígeno, Griffin pudo descansar en una camilla mientras sostenía la mano de Ash vigorosamente.

Ambos no se soltaron y silencio entre ellos no era pesado o incómodo. Por fin, están juntos otra vez. 

 De la nada, Max apareció jadeante de la nada detrás de la cortina que cubría su espacio.

—¡¡Griffin!! ¡Me avisaron que aquí estabas! ¡AH! —se congeló al ver al Lince de Nueva York. —. ¡¿Ash?!

El aludido lo ignoró pero Griffin le brillaron sus ojos con nostalgia cuando abrió sus ojos.

—M-Max... —estiró su mano desocupada, necesitaba sentir su calor junto con su hermanito, con sus dos grandes tesoros.

Sin meditarlo, el hombre se sentó en el otro extremo y lo agarró de modo suave. Al sentir a los dos, Griffin pudo dormir con normalidad y en paz.

Luego de un momento, la tensión se aligeró un poco entre Max y Ash.

—Debemos hablar con él —el rubio dijo con dureza tras percibir qué Griffin estaba en un profundo sueño. —. Esta vez voy en serio.

—P-Pues yo no quiero interrumpir... lo puedes hacer cuando despierte —observó de reojo al rubio. Los rumores que siempre estaba en las sombras cuidando a sus seres queridos eran verdad. Él fue quien halló a Griffin en medio del caos. Que mocoso más molesto. —. Hace mucho que no te ve y...

—Viejo, ambos actuamos mal —concluyó Ash en un suspiro. —. Pude percatarme qué aún no asimila lo que le pasó. Griffin merece explicaciones...

Max frunció el ceño. 

—Con una condición.

—¿Qué?

—No te vayas de su vida nunca —suspiró agobiado. —. Yo no lo soportaría que te fueras nuevamente.

Ash se sorprendió pero luego sonrió melancólico y dijo con resiliencia:

—Eres un sentimental... 

Ahora harían las cosas bien, por Griffin... Por su nueva familia. 

N/A: sé que di muchos saltos en el tiempo pero cada vez tenía menos capítulos que abarcar para desatar los nudos que yo misma provoqué asdkjasld

POR FIN, MAX, ASH Y GRIFFIN ESTÁN JUNTOS OTRA VEZ, AHHHHH. Aunque eso no quita que haya sido intenso el capítulo. Mucho que procesar, perdonar y seguir adelante, sobre todo con Griffin, quien vivió en las penurias y supo la verdad de la peor forma posible. En sí no puedo culpar a nadie por lo que hicieron, ni siquiera Yut Lung, quien no estaba planeado en un inicio en aparecer sino en vez de él iba ser Eiji pero detalles. No les mentí, Eiji sí va aparecer pero será ya en lo último de la historia. 

Ahora los últimos dos capítulos serán un poco más suaves con el drama pero todavía hay cosas que no se han resultas aún como lo de Cain, Arthur y ahora Yut Lung, aunando con la relación entre Ash y Griffin del cual tienen una conversación pendiente y el propio Griffin tiene que lidiar con sus emociones todavía y su relación con Max.

¡¡Muchas gracias a todos por el apoyo a esta historia!! Como si nada, se nos fue como agua entre los dedos, espero que estemos preparados para decirle adiós en estas dos semanas que vienen.

¡Los quiero mucho! Nos vemos ♥

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro