Se supone que esta historia sería una dinámica participante en el febuwhump 2023 pero no alcance a tener los capítulos suficientes para cubrir el mes (a pesar que estoy escribiéndola desde enero). Ahora estoy más adelantada para empezar a publicar, pero si soy sincera me ha costado mucho por la densa trama que se maneja. Por lo mismo, intentaré publicar una vez por semana; tomen muy en cuenta las advertencias, por favor. 

La última vez que escribí sobre la guerra fue en Extranjeros, pero esa historia no se compara con la otra porque netamente es adentrarnos a la misma y no solo el ambiente en sí. Ha sido un desafío enorme para mí, es una de las razones por la comparto con ustedes. 

Muchas gracias por su atención ♥

Las voces de los maestros cargadas de nerviosismo contenido formaban un ambiente desagradable que colaba en los alumnos luego de dar la información oficial de la suspensión de clases ese día.

Las puertas de la escuela cerraron inesperadamente luego de los acontecimientos, dejando a todos con un mal sabor de boca.

A medida que los niños iban a sus respectivos hogares, el secretismo manejado entre los educadores fue en vano y se disipó por otros adultos en la calle.

El chico de doce años de edad supo todo aquello tras quedarse estupefacto en el umbral del Green Hill Bar, donde pasaban en la televisión la repetición de la colisión en la Torre Norte del World Trade Center. El sonido del motor del avión, seguido del retumbar del choque fue mucho para el impresionable niño.

Era como una escena sacada de una película, mientras más lo veía, menos incrédulo se ponía, sobre todo las expresiones apagadas de los reporteros y la ansiedad a tope de los transeúntes que enfoca la cámara en el lugar o el humo recubriendo la ciudad y la adornaba con los papeles cayendo a la danza del fuego.

Otra cuestión que le sorprendió fue ver la cantina llena. Generalmente no hay clientes en la mañana pero ahora estaba abarrotada, compartiendo el mismo semblante de los mayores que sabían de la noticia.

—Cerveza para calmar los nervios — dijo su padre un poco más amigable de lo usual (o nunca... Primera vez que lo ve tan animado). —. Hay más en la bodega... ¿Ah? ¿Griffin...? Bastardo, ¿te fugaste? ¿Ya decidiste ayudarme a trabajar en el negocio?

Al chico le tomó un momento percatarse que le hablaban a él. Los lamentos de los entrevistados lo acojonaban, incluso de algunas personas caminando con tanta tranquilidad como si fuese ajeno al caos alrededor.

—No... —musitó apenado. Habían varios ojos de los comensales puestos en él. —. Nos dejaron... salir antes. — Le faltó el aire al dejar que el horror se apoderara de sus sentidos al desviar su mirada a la televisión nuevamente.

Ahí se preguntó varias circunstancias: ¿Cuántas personas estarán atrapadas arriba de esas torres? ¿Cuántos son los muertos? ¿Por qué el avión chocó? ¿Acaso fue un accidente?

—¿Qué? — Jim, su padre, levantó ambas cejas y después el resquemor se hizo notar. —. Si no pasó en Cape Cod...

El sarcasmo de su padre le heló la sangre.

—Yo no...

Los gritos desgarradores de las personas en el bar al unísono del noticiero entonaron la melodía de la zozobra, una cruda y escalofriante por un segundo avión estrellarse a toda velocidad en la Torre Sur.

El pánico cundió y se volvió en un alboroto histérico e incontrolable.

Tensión.

Miedo.

Incertidumbre.

Adrenalina.

Ignorancia.

Griffin quedó en completo shock, su cuerpo comenzó a temblar, no pudo sentir que Jim lo jaló con brusquedad, lo metió a la fuerza a una habitación y cerró la puerta.

—¡Fri-ffin!

Un bebé de un año estaba de pie dentro de su cuna, meneándose con alegría y con sus manos agarrándose de los barrotes de madera. La televisión se hallaba encendida a todo volumen, habiendo un enorme contraste de la tragedia que se vivía metros atrás.

Griffin parpadeó con sus párpados crispados, reguló su respiración espesa y cálida.

—¡A-Aslan! — forzó una sonrisa y se encaminó hacia él con los brazos abiertos. El pequeño balbuceo un gorjeo. —. V-Vine temprano para jugar contigo.

Entonces, lo cargó y besó sus regordetes mejillas con dulzura pero aún asustado.

Si se concentraba podía escuchar que los gritos bajaron de intensidad, eran más quedas y jadeantes, mas la aflicción seguía detrás de esa puerta. Las imágenes de la desgracia no se borraban de su mente, aún cuando se esforzaba en el juego con su hermanito.

Fue la primera experiencia cercana a la guerra que ha sentido en su vida.

El resto del día se puso al ras de seguir viendo las noticias. La duda lo volvió loco.

Por eso, cuando Aslan se durmió profundamente, y su padre continuaba ocupado en el bar por los clientes que querían olvidar, encendió la televisión.

No fue difícil ponerse al día de lo sucedido. Eventualmente con el pasar del tiempo, nueva información salió a la luz.

Cuando Griffin se dio cuenta de la magnitud de ese infortunio, sus tripas se retorcieron de dolor.

Hubo un atentado terrorista, piratería aérea, asesinato masivo y ataque terrorista.

Las armas empleadas fueron el Vuelo 11 de American Airlines, Vuelo 175 de United Airlines, Vuelo 77 de American Airlines y el Vuelo 93 de United Airlines.

Había gente ahí adentro y su objetivo no sólo eran las Torres Gemelas.

Sus destinos forzosamente cambiaron a la muerte. Cerca de tres mil personas fallecieron ese día, y una parte de la inocencia de Griffin se fue con ellos también.

Ese evento marcaría su vida más de lo que el joven Griffin podía imaginar. 

N/A: fue un capítulo corto pero el inicio de varios problemas para Griffin.

Es importante recalcar el 9/11 porque marcó un antes y después en la historia de Estados Unidos. Los medios siempre cubrían la realidad de las personas al controlar las tecnologías de la información y la comunicación y el internet no era tan accesible para muchos. Fue la excusa perfecta para iniciar una invasión en Irak, aún cuando ya habido una en los 90's por la Guerra del Golfo. 

El próximo capítulo se introducirán más personajes y nos adentraremos mejor en el diario vivir de Griffin. 

Nos vemos.