Narrador omnisciente.

No había ningún minúsculo lugar donde alguien no tuviera poder sobre otro ser. Todo lo conocido y desconocido estaba bajo el mando de alguien, específicamente, bajo el control de algún rey o reina.

El primer reino estaba a cargo de Chloé Bourgeois y su padre. Allí la mayoría de la gente se jactaba de tener una muy buena clase social, además de educación y modales. Los gobernantes sabían hacerse oír, obteniendo acuerdos entre las personas para hacer su buena situación permanente.

El segundo reino era el más desarrollado en términos tecnológicos, pues nadie aparte de la princesa Alya Césaire conducía aquel lugar. Cada día descubrían algo nuevo gracias a la ayuda y participación de todos sus habitantes, haciéndose su vida cada vez más fácil.

El tercer reino lo dirigía el príncipe Nino, cuyo propósito era mantener a su pueblo en las mejores condiciones, ¿para qué?, para que su vida estuviese repleta de diversión y buenos momentos. Esas eran sus leyes. Su mandato buscaba hacer a cada persona inmensamente feliz.

El cuarto reino era reconocido por llevar de reina a una misteriosa mujer de ojos verdes y cabello rubio. Nadie aparte de sus más leales sirvientes conocían su verdadera identidad, aunque a su pueblo aquello no le importaba, ya que era personas cálidas y de buen corazón.

El quinto reino se regía por un rey oculto bajo el apodo de Hawk Moth. Éste era el único reino excluido de los demás, ya que en muchas ocasiones se dedicó a engañar y estafar personas, corrompiéndoles el alma, usando hechizos para mantener a los súbditos bajo su control.

El sexto reino lo mandaba un apuesto joven de cabellera rubia, Adrien Agreste, el cuál siempre tenía como prioridad la opinión de los demás y les dejaba expresarse libremente, aunque a veces fuera algo travieso y bajo un traje negro y una máscara huyera de su territorio hacia reinos vecinos.

El séptimo reino y el más importante, ya que estaba a cargo de los otros, estaba bajo las leyes de la princesa Marinette Dupain-Cheng. Todos le tenían aprecio por como ella era, una chica cálida pero al mismo tiempo fuerte. Sus padres biológicos habían sido dos humildes panaderos que murieron en época de guerra, y por cosas del destino ella terminó en manos de los reyes, volviéndose alguien sumamente importante.

Tan importante, que ni siquiera ella sabía el poder que tenía.

***

En el centro del séptimo reino se podía contemplar el castillo donde habitaban las personas consideradas "especiales" dentro de aquel territorio, tales como la reina, el rey y la princesa.

Ésta última se encontraba tumbada en la cama de su habitación, descansando luego de haber tenido un agitado día. Pronto la gente de todos los reinos se reuniría para celebrar el tratado de unidad firmado recientemente, y queriendo juntar a tantas personas en solo lugar, necesitaban de una ardua preparación.

-Definitivamente vivo en un lugar agitado- soltó Marinette al aire.

-Puedo decir lo mismo.

Esa voz le pareció tan normal que no se inmutó. Luego, recordando que estaba supuestamente sola en la habitación, dio un salto que la dejó sentada en la cama. Fue cosa de mirar al frente y el misterio se había resuelto. Asomándose por su balcón estaba una de sus mejores "pesadillas".

-Eres un experto asustándome, Chat Noir- habló ella dirigiéndose al chico rubio -Aunque sabes que si el rey te ve, no sales vivo de aquí.

-Da igual, me gusta lo prohibido. Además no sobreviviría mucho sin ver a mi princesa favorita- respondió con un tono coqueto.

-Me parece raro lo que dices. Hace dos o tres días no debes haber pensado lo mismo- se quejó la joven aparentando estar resentida -Eres un gato ladrón que va por ahí ayudando a la gente, ya apenas tienes tiempo para pasarte por mi balcón.

-Sí, un gato ladrón...- se rió el rubio internamente -Pero este " gato" tiene tiempo para varias cosas, más de las que te puedas llegar a imaginar.

Riéndose pícaramente logró confundir a la peliazul. Ella sabía que Chat Noir era un simple ciudadano creyéndose Robin Hood o alguien similar.

-Bueno, supongamos que creo que sí haces otras cosas aparte de ser un vago- dijo Marinette con un tono algo burlesco -Independiente a eso, yo debo seguir con la planificación de la fiesta real.

-Espera, ¿¡ya estamos cerca de esa fecha!?- el rubio parecía no tener idea.

-Estamos un poco más que sólo cerca- contestó la chica -... Mañana, cada reino estará aquí.