Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 9

—No de nuevo —le susurré a la nada, hice silencio por un tiempo. Volví a ver por la mirilla y todavía no se habían ido. De nuevo a las seis de la mañana, es que quién va a visitar a alguien a la seis de la mañana. Esta vez había sido más inteligente y no abrí la puerta solamente miré por la mirilla. Pero atacaron de nuevo el timbre como si fuera un control de consola de videojuegos. Apareció Felicity para ver quién era, le hice señas de que no hiciera ruido y ella se quedó inmóvil.

—¿Quién es? —me preguntó en un susurro. Le respondí que mis abuelos—. No los puedes tratar como un enemigo, al final, son tus parientes.

—Pero si no hacemos ruido, no sabrán qué estamos aquí. Además de que no todos los parientes son amados —refunfuñé.

Me miro con cariño, me dio un beso en la frente y me apartó con gentileza de la puerta. Dio un respiro hondo y abrió la puerta. —Buenos días, Sarah, Johan. ¿Qué se les puede ofrecer?

Felicity les hizo una seña para que pasaran, pero ellos se negaron. Y Sarah habló con mucha ira en cada palabra. —No nos dejan otra opción, esta es la citación para la juzgado para mañana. Pensamos que lo del miércoles se iba a resolver, pero como no, pelearemos por la custodia de la niña.

Le entregó unos papeles y se fueron, Felicity intentó darles una sonrisa y cerró.

—Te dije que no les abriéramos la puerta —probando que tenía razón, me miró y se rio.

—Debí haber seguido tu consejo, pero igualmente hubieran conseguido de otra forma hacérnoslo llegar —me acomodó detrás de mi oreja, el cabello rubio que me obstruía la vista; me acarició la mejilla con su mano un poco fría, pero era el choque perfecto de temperatura (con todo el calor de mis sustos por la noche siempre me despertaba sudada) y su mano traía un alivió. La quitó abruptamente—. Lo siento, por invadir tu privacidad.

Pero antes de que pudiera responder de que no me importaba y que nunca mi madre me acariciaba, nos interrumpió Ezra preguntando sobre los papeles que tenía Felicity en la mano. Al terminar el relato, inmediatamente Ezra llamo al abogado que había asesorado a mis padres con todos sus trámites. Hubo una larga charla entre ellos.

—Tienes que alistarte, Kaz pasara por ti pronto —con esto Felicity se aseguraba de que no escuchara y me distrajera. Hice todo a una velocidad increíble y estuve lista antes de que Kaz llegara, pero todavía no había terminado Ezra de hablar. La mayoría era dicha por el abogado y no podía saber qué decía.

Kaz llegó y nada que terminaba, obligándome a esperar la respuesta que el abogado había dado para después. Me llevó al salón del conjunto completamente vacío, a lo material me refiero, con todos los chicos de pie esperando a la señorita.

—Y, ¿dónde están las mesas? —pensando que íbamos a jugar un juego de mesa, como ya lo habíamos hecho. Hasta que entró la señorita en ropa baile, por primera vez la veía en este tipo de informalidad. Y desde ahí me comencé a preocupar.

—¿Están todos listos para bailar? —gritó con euforia, todos le respondieron con un grito. Mis temores se confirmaron. Quería desaparecer, pero justo habíamos quedado en la primera fila al frente de las miradas de todos.

Kaz se dio cuenta de mi preocupación, pero antes de que pudiera preguntar se acercó Artemisa y dijo. —Parece que alguien tiene dos pies izquierdos. Sabía que eras absolutamente patética.

Esa chica siempre me hacía enojar, siempre lo conseguía. Kaz me iba a preguntar algo, pero la música comenzó a sonar y su voz fue opacada. La música estaba muy alta y la señorita se puso un micrófono para poder hablar encima de la música. Y sabía que algo malo iba a pasar.

—¿Tendrás que repetirme cómo fue que paso? —dijo Felicity lentamente como si me hubiera golpeado en la cabeza y estuviera apenas despertando. Pero eso habría sido mejor que lo que me pasó, cualquier cosa la verdad.

—Nadie nunca me ha enseñado a bailar y cuando intenté en la clase de rumba fue un total de desastre. Intenté hacer como dos pasos y me doblé el tobillo, cayendo de bruces al suelo —dije tímidamente, mientras ella ponía el hielo en el tobillo hinchado, me retorcí del dolor. Aunque no le conté que Kaz me había cargado en sus brazos, antes de que ella llegara a ayudarme, me sonrojé más que el sol cuando me hizo esto. La excusa de él era que no sabíamos si estaba roto y era mejor que no tratara de mantenerme en pie.

—Sabes, yo tomé clases de baile cuando me iba a casar con Ezra. Me equivoqué pidiendo todo el programa de baile —se rio de gran manera, recordando—. Aprendí todo tipo de danzas clásicas y algunas que nunca usaré, si quieres te puedo enseñar.

Su ánimo con su risa fue contagioso, pero después me acordé y mi ánimo se bajó al piso. Felicity me preguntó por la herida, pensando que eso era lo que me dolía, pero era un sentimiento que no podía quitar desde que mis abuelos llegaron esta mañana.

—No, estoy bien —mentí, intentando ocultar lo que realmente sentía. Pero se me quedo mirando directamente a los ojos e intenté desviar la mirada, pero no quise, no les quería ocultar la verdad a mis hospedadores que me habían tratado tan bien—. Tal vez ya no esté para tener clases de baile contigo y no creo que mis abuelos me dejen venir.

Su cara cambio de tonalidades mientras hablaba, se sorprendía de a momentos y en otros estaba decidida. Iba a decir algo con seguridad, pero en cambio dijo: —Esto lo vamos a hablar en el almuerzo, pero no creas que te vamos a abandonar.

Sus palabras fueron de gran consuelo, hubo golpes en la puerta y Felicity abrió. Kaz traía una barra de chocolate y una pomada. Viendo mi cara se adelantó a explicar. —La pomada te la manda Logan, dijo que te iba a hacer maravillas. También dijo que deberías haberte hecho en la última fila donde nadie hubiera visto tus horribles pasos.

—Alguien quiso estar en la primera fila de la clase porque sabía bailar y quería demostrar sus pasos a todo el mundo —dije indirectamente echándole la culpa a él. Me entregó los chocolates.

—Y estos son míos para decir "lo siento" —acepté sus disculpas porque lo había hecho sin intención. Y pensé que había terminado, pero continuó—. Aunque no creo que nadie pudiera esconder estos pasos de baile tan geniales.

Comenzó a bailar de una forma tan extraña y sin sentido, que me hizo reír, estaba bailando de forma vergonzosa. Y entendí lo que quería hacer. Era tan extraño que él quisiera alegrar a alguien que lo había avergonzado ante todos los vecinos en una caída que fue muy torpe, al menos nadie lo había grabado. Me asombraba su gran corazón.

—Tienes que dejarla descansar para que se pueda recuperar —lo regañó desde la cocina. Hizo una venia exagerada y salió del apartamento. Intenté cerrar los ojos, pero cada vez que los cerraba veía el carro dando vueltas y me daba ganas de vomitar por todos los sentimientos que traía. «Tal vez sea mejor leer un libro», cualquier cosa es mejor que revivir los horribles recuerdos. Le pedí permiso a Felicity para entrar a su biblioteca secreta, obviamente, me toco asegurarle que no me iba a quedar tanto tiempo de pie y que iba agarrar el primer libro que encontrara. Hice lo que había hecho Felicity con el interruptor y me abrió, me apoyaba en los estantes para que no le pusiera todo el peso al tobillo. Un libro con una cubierta que era como de algún tipo cuero, fue lo primero que llamó mi atención y lo saqué. No tenía ningún título y decidí descubrir qué había en su interior.

Felicity me volvió a poner hielo en el tobillo y aplicó la pomada que me había dado Logan. Le agradecí mientras me acomodaba para leer. En su primera página decía:

"A la persona que lea esto,

¡NUNCA SE LLAME A SÍ MISMO EN EL ESPEJO!"

Atte.: Danielle

La advertencia llenaba toda la primera página y ya dejé de pensar que era un libro. ¡Era el diario de Danielle! La puerta sonó y lo cerré por miedo de mis hospedadores, no era que estuviera haciendo algo malo, pero estaba leyendo el diario de su difunta hija sin su previo conocimiento. Y lo escondí debajo de un cojín del sofá.

—¿Qué fue lo que le pasó a la jovencita escarlata? —dijo Ezra preocupado cuando vio que estaba mi pierna con hielo. Corrió al lado mío y tomó la temperatura con la mano en mi frente, inspeccionándome por más heridas—. Vivirás, pero no creo que tu orgullo sobreviva —dijo dramáticamente y pensé que había alguna otra herida que tal vez no haya visto, pero cuando mencionó el orgullo supe que estaba bromeando.

Le di un pequeño empujoncito y reí con él.

—Felicity ya me contó todo acerca de tu caída. Me alegra que estes bien.

Me ayudó a pasar a la mesa, porque ya estaba servida, y Ezra entrelazo manos con Felicity. Pregunté por Kaz y me dijeron que no iba a almorzar con nosotros, realmente me preocupe, pero me dijeron que estaba bien. Y me preocupé por otra cosa, la vez pasada intentaron sacar a Kaz, pero yo no lo permití y ahora que no estaba sabía que íbamos a tocar un tema que no me iba a gustar...

—Llamé al abogado —comenzó Ezra a hablar antes de bendecir los alimentos para que nadie tuviera su boca ocupada. Me comenzaron a temblar las piernas por el tono de derrota en la que dijo las palabras—, y nos intentó aconsejar acerca de la demanda.

Dejó un gran silencio en el aire y me di cuenta de que había dejado de respirar, hasta que Ezra continuó. —Dijo que él iba a intentar hacer todo lo posible, pero cree que ya lo tenemos perdido.

Eso fue como una daga en el corazón, dejándome momentáneamente aturdida. Pero Felicity aseguró. —Vamos a hacer todo lo posible para quedarnos con tu custodia.

Eso calmaba, saber que al menos iban a pelear por ella. Pero no aseguraba nada. Tuve muchísimo miedo de preguntar, saqué fuerzas de donde no tenía. —¿Qué pasará si me voy con mis abuelos porque ustedes pierden el caso?

Ezra intentó sonar fuerte, aunque no lo logró. —Pues te irías a España, creo que es donde están viviendo.

Era algo estúpido preocuparse por una propiedad, pero yo todavía estaba un poco apegada a esa casa. Y, además era mejor no pensar a dónde me iba a ir. —Y, ¿qué pasará con mi casa? Pensé que la iban a arrendar.

—La casa se va con el que se quede contigo. Y si te vas con tus abuelos... me imagino que la venderán —dijo Ezra y en la última palabra intento dejar duda, pero yo sabía que él estaba seguro de que la venderían. Que realmente querían el dinero de esa casa para gastarla en el exterior, desde un principio eso era lo que querían, lo presentía. No querían a su nieta, solo necesitaban dinero. Mis puños se cerraron y no pude contener la ira. Ezra intentó calmarme—. O tal vez te dejaran quedártela. Eso me imagino que se hablará.

—Yo sé que ellos necesitan dinero, fue mucha coincidencia que llegaran en el mismo tiempo que mis padres... —me callé al ver al tono que estaba llegando. Me disculpé—. Pero ¿por qué piensan que van a perder el caso?

—Por Danielle —susurró Felicity.

Su nombre quedó en el aire y hubo un momento de silencio por su ausencia.

—El abogado dijo que ese va a ser el argumento que tus abuelos van a usar para quedarse contigo —"Y con la casa", le interrumpí, él hizo que no me había oído y continuó—. Nosotros tenemos el testamento de tus padres que querían que tú te quedaras con nosotros, pero de resto no tenemos más. Ellos también van a decir que son tus abuelos y nosotros somos unos completos extraños para lo que a la ley se refiere.

—Yo no tengo palabra en todo esto. ¿No es lo que yo quiera? —exclamé.

Ezra iba a decir algo, pero se le adelantó Felicity. —Y, ¿qué es lo que quieres?

Mucho tiempo de pensar estaba en esta sola repuesta, horas de mucho pensar. —Me quiero quedar con ustedes. Si ustedes quieren.

Ambos se miraron, preocupación por su cara. Me puse muy nerviosa porque no respondieron algo inmediato. —Nosotros sí te queremos, solo que dudamos en la capacidad de volver a criar a una niña.

Sus palabras eran como pequeños vidrios rotos que atravesaban mi piel. ¿Dudaban de sus capacidades? O eran otras palabras menos duras para decir que no me querían. Felicity intento sujetarme las manos, pero yo, las evite y guarde mis manos entre los bolsillos de mi overol de jean.

—Disculpen, pero ya no tengo hambre —me levanté antes de que me pudieran ordenar o contradecir cualquier cosa, escuchando como me llamaban desde el comedor. Cerré la puerta de mi cuarto con gentileza porque tampoco y va a hacer un gran espectáculo; siempre digo que ya no soy una niña, sería ir en contra de todo lo que he dicho. Llegué a mi cama, abracé a mi búho y me fui muy lejos de esa habitación con el corazón adolorido.

Soledad, era la palabra que retumbaba en mi cabeza pasando de un hemisferio a otro hasta que me dio jaqueca. Escuché que Felicity y Ezra salieron, esperé un tiempo y fui a visitar a Kaz en su apartamento. Visitar y despedir. Se demoró en abrir la puerta y pensé que no estaba, pero cuando salió; me morí de la risa. Su cara fue de duda y sorpresa al verme, pero cuando me comencé a reír sin control, se irritó porque no le decía porqué me reía.

—Tu delantal es muy bonito, deberías prestármelo alguna vez —le dije entre risas. Fue cuando se dio cuenta su delantal rosado de cocina, se lo quitó con velocidad y lo lanzo detrás de la puerta. Se arreglo el cabello y volvió a preguntar qué necesitaba—. Me preguntaba si me dejabas pasar.

Miró alrededor mío y me dejó entrar. —¿Dónde están mis tíos? Pensé que iban a hablar sobre un tema particular y yo no podía estar, por esto me toco preparar mi propio almuerzo.

Dijo mientras me mostraba algo parecido a un tipo de arroz, pero no tenía ni la contextura ni el sabor y algo que parecía carne, pero ya no se podía diferenciar del carbón. Realmente eso no era comestible para ningún ser humano.

—Tus tíos se fueron a dar una vuelta y por eso estoy aquí —dije parte verdad y parte mentira. Pero no venía a hablar de ellos—. Tal vez te pueda ayudar a salvar tu almuerzo, mientras charlamos.

—No será mejor que traigas lo que prepararon abajo. Porque esto ni Cristo lo salva —dijo volviendo a darle un vistazo a las ollas. Y se rio de su chiste, me intenté reír, pero no encontré el ánimo. Lo que salió fue una patética imitación a una risita.

—Solo hay un problema en eso —caí en cuenta, ahora que estaba en su apartamento. Realmente yo misma había arruinado mi plan de escapar. Aunque todavía no lo tenía decidido—. No traje llaves del apartamento y pues no hay manera de abrir.

Kaz se entristeció, creo que por unos segundos ya había probado en su imaginación la comida que había hecho Felicity, pero en unos instantes se recompuso y empezó a abrir cajones de la alacena. Sacó ingredientes y algunas cosas instantáneas.

—Podemos hacer sopa de fideos, con esta proteína vegetal y podría arreglar ese arroz —le dije mostrando las mejores y también las más rápidas opciones que tenía.

—Manos a la obra.

En casi media hora estuvo el almuerzo de Kaz listo, tengo que admitir que yo hice la mayoría, pero él ayudo un poco. Nos sentamos y yo también me serví un plato porque, aunque no lo quisiera aceptar estaba hambrienta.

—¿No habías ya almorzado? —preguntó. Extrañado que comiera dos veces.

— Estoy en crecimiento —fue la única excusa que se me vino a la mente.

Y había llegado el momento que estaba esperando, era momento de contarle la situación, así lo hice. Sus expresiones cambiaban mientras contaba todo lo que había pasado en el almuerzo, cómo mis abuelos me habían buscado por dinero y la idea que se me había ocurrido de escapar. Casi se atora con el jugo cuando le dije mi idea.

—¡Estás loca! No sobrevivirías ni una semana y ni siquiera tienes dinero con qué escapar —diciendo que mi idea debería ir a la basura.

—¡Solo dije que era una idea! Fue lo primero que pensé, obviamente no iba a hacer factible. Eso me di cuenta después —dije defendiéndome, cambié mi tono y continué—. Pero no tengo a nadie más. Y no tengo a alguien que quiera adoptar a una adolescente, pensé que me iba a quedar con los Fosters, pero me equivoqué. ¿Qué hay de tus padres?

Rápidamente aseguro. —Ni hablar, no te van a gustar. No sería ningún tipo de cambio a lo que tú tenías antes.

Me dejó confundida en la forma en lo que lo dijo, pensé que tenía una familia "normal", su cara entristeció. —Yo tengo unos padres como los que tú tenías. Ellos están ausentes por sus muchos de sus viajes y cuando están aquí, realmente no están.

—Oh —fue lo único que pude decir.

—El día en que nos vimos en el la escuela cuando tus padres llegaron tardes. Mis padres se suponían que iban a recogerme del colegio, ellos lo habían prometido. Ya que en la misma noche se iban a viajar. Se podía decir que tenían tiempo de sobra para ir a recogerme, dejarme en la casa e irse al aeropuerto.

—Pero lo hicieron, ¿no? —dije intentado recordar los eventos de ese día, la verdad lo que más recordaba de ese día era un carro dando vueltas conmigo adentro.

—No, esa era la camioneta de mis tíos. Desde ese momento supe que no se cumplirían tus palabras: "te puedes ir con tu familia a vivir tu vida, a tener las mejores vacaciones del mundo". Algo que no pasó —fue como una cachetada esas palabras, yo había dicho eso, sin conocer la situación de Kaz. Iba a disculparme, pero él continuo—. Al menos no como tú lo dijiste. Estoy teniendo las mejores vacaciones del mundo con mis tíos y con la señorita Allen West. A los primeros ya los considero familia y la segunda es un misterio lo que es, pero lo que quiero resolver.

Su mirada quedo enganchada con la mía, sus ojos cafés estaban con mis ojos azules, pero los aparte. Intenté hablar sin emoción, pero no lo conseguí. —Creo que me voy a mudar al exterior, no te volveré a ver, ni a ti ni a los Fosters. Entonces no hagas esto más difícil, tendré que olvidarte y a tus tíos.

Quedó sorprendido por mis palabras y el ambiente se puso incómodo, intenté cambiar de tema algo que no fue posible. Kaz puso música de fondo para que no estuviera todo en silencio, recogió los trastes y los lavó.

Lo había herido, pero era la verdad, probablemente nunca lo volvería a ver y sería peor si sintiera algo por él. «Como amigo», dije rápidamente.

—¿Qué quieres hablar? —miré hacia la pared donde deberían estar los cuadros de los Fosters. Obviamente, no iban a estar, este era el apartamento de Kaz. Pero había cuadros, para suerte mía, eran diferentes a los que tenían los Fosters (porque sería extraño que tuvieran los mismos). Solo eran tres y ocupaban el centro de la pared—. Hablemos de esos cuadros. Me imagino que deben tener historia.

Kaz me invito a la sala para verlos mejor, nos fuimos a sentar y me puse a detallarlos. En todos había una puerta, la misma en todos, y en cada una al frente había una llave.

—Pues esta es la puerta para entrar al Reino de Dios, para entrar en el camino estrecho. Para poder desbloquear esta puerta debes tener las llaves que tú misma debes meter en los cerrojos. Aunque la tercera es un regalo, pero igualmente debes introducirla en el cerrojo para desbloquear la puerta.

—La primera dice arrepentimiento. ¿Arrepentirse de qué? —dije leyendo la inscripción de la llave en letras de oro.

—El arrepentimiento es un cambio interior, no solo es cambiar nuestra conducta, sino que también, debemos dejar la independencia. Esta es la que nos dice que queremos hacer la cosas a nuestra manera. Cuando nos arrepentimos lo que estamos diciendo es que ya no queremos vivir a nuestra forma y queremos ser gobernados por Jesús. Este es el primer paso para seguir a Jesús.

—La otra llave dice bautismo —dije para que él no se detuviera de contar la historia.

—El bautismo es una acción y una representación. Es una acción dado que hay testigos que ven que te estas uniendo a Jesús y te sumerges dentro del agua. Y es una representación porque cuando estás ingresando al agua es como si estuvieras muriendo, así como Cristo murió, y te levantas como Yeshúa se levantó de los muertos. Por esto, no sirve si no eres consciente de que tienes pecado y no te has arrepentido.

—Y, ¿por qué dices que la tercera llave es un regalo? —eso era confuso, si es un regalo, ¿por qué tendría una llave? Debería estar abierta.

—Hay tres cerraduras —me dijo mostrándome que estaban una encima de la otra. "Eso ya lo sabía, yo también puedo verlas", pensé pero no le interrumpí —. Primero debes arrepentirte, luego bautizarte, en este momento ya insertaste dos llaves y las giraste. Eso lo hiciste tú. Pero Dios da el Espíritu Santo, o sea te da la llave, y es tú trabajo que la ingreses dentro de la cerradura y la gires.

—¿Ya? —le pregunté sorprendida, al ver que no continuaba.

—Sí y no, cuando la puerta está abierta sentirás gozo y mucha alegría —«pero», le interrumpí, sabiendo que iba a decir—, pero ese es el comienzo de un gran y hermoso camino. Pasar por la puerta es la clave para poder comenzar el camino de la vida, no es que solo con pasar la puerta ya se acabó.

Tocaron a la puerta, yo ya sabía quién era, y me dirigí a ella. Las caras de Felicity y Ezra se aliviaron cuando me vieron.

—Pensamos que te habías escapado —dijo Felicity y me envolvió en un abrazo—. Nos tenías preocupados.

—Yo no haría eso —dije con inocencia. Sentía la sonrisa de Kaz atrás mío, pero no dijo nada. Me quedé un poco más de tiempo en el abrazo que me había dado Felicity, tal vez más de lo que se debería. «Pero quien ha dicho cuánto debe durar un abrazo.» Argumenté en mi cabeza.

—Pelaremos hasta el final, haremos todo lo posible —susurró ella. Eso me consoló un poco, pero sabía que ellos tenían una gran dificultad para poder ganar.

Saqué el diario de Danielle de su escondite y lo llevé al cuarto, después de desearle buenas noches a los Fosters, encendí la lampara de la mesa de noche y volví a leer su advertencia. Pasé la página y decía cómo llamar desde el espejo, iba a hacer lo que la primera página me decía que no hiciera.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro