Capítulo 4
—Hola —una voz femenina comenzó a saludarme. Su tono era dulce. Eran las dos de la mañana, según el radiodespertador de la mesa de noche.
Me desperté y me levanté, intentando buscar la voz que me saludaba.
—Estoy en el espejo —me dirigí al espejo de piso y la busqué allí. Pero no encontré nada. Hasta que en el espejo apareció unas letras que decían: "Tiene una llamada entrante. ¿Desea contestarla?" Y se encontraban ambas opciones para contestar y rechazar la llamada.
Quedé confundida, pero igualmente le puse en la opción de contestar. Nada pasó por un tiempo y decidí irme a la cama, pero no pude conciliar el sueño porque otra vez una voz me volvió a hablar.
—Pensé que querías charlar conmigo. Hace tiempo que no charlo —volvió a hablar la voz femenina. Al abrir los ojos, me encontré con una chica más o menos de mi edad, trigueña. Iba a comenzar a gritar, pero ella me puso suavemente su dedo encima de mis labios—. No hay necesidad de gritar, quiero ser tu amiga.
Inspiraba confianza, entonces lentamente me senté en la cama y ella se sentó en una silla que estaba al frente. Nunca había visto esa silla en la habitación, pero no le di importancia, sabiendo que tenía una desconocida en el cuarto.
—Soy Sabiduría —dijo retomando la palabra. Parecía seria cuando dijo su nombre y por eso no me reí, pero realmente pensé que me estaba tomando del pelo. Me miró esperando a que me presentara, lo hice—. Scarlett es un hermoso nombre, igual que tú. Te queda.
Le agradecí y le pregunté cómo había entrado. Se rio. —Por el espejo. Tú me invitaste.
—Creo que te equivocaste, fue al revés —negó suavemente con la cabeza, pero no dijo más.
—¿Crees en lo que te dijeron los Fosters? —cambió el tema tan brusco que no le pude seguir el hilo—. Sobre la creación.
—No hay testigos, entonces, no. Cómo voy a creer que Alguien creó el universo solo con su palabra. No es lógico.
—A veces la verdad no es lógica, pero es verdad —lo dijo con una sonrisa—. Yo estuve allí. En cada día de la creación, incluso antes. Yo vi cómo hizo todo y hasta lo ayudaba en algunas cosas. Y cuando creó a la humanidad, mi corazón se alegró. Porque me alegro con ellos, les enseño y los guio.
—Pero no puedo ir hasta un científico y decirle que la Sabiduría me dijo que estaban equivocados — le dije en tono de burla—. Que ella puede testificarles que Alguien creó el universo y que todo es verdad.
—¿Por qué le llamas Alguien? ¿Por qué no le llamas por su nombre?
—¿Qué nombre?
—Jehová o Yahvé. Aunque, yo lo conozco por otro nombre que no se puede pronunciar en ninguna lengua.
—Además, por qué te creería. Puede que me estés mintiendo —puso la mano en el pecho como si la hubiera ofendido.
—Sabes, había una vez un ángel, él era hermoso, no tenía nadie semejante. Pero la vanidad le subió a la cabeza y quería la misma gloria que los ángeles le daban a Jehová. Convenció a millones de ángeles para destronar a Yahvé, pero Él los desterró de su reino. Y fue él quien creó la primera mentira en la tierra. Cuando Adán y Eva...
—Yo conozco la historia, ambos comieron de una manzana y se dieron cuenta de que estaban desnudos. También hay algo acerca de una serpiente que los engaña. —le dije interrumpiéndola.
—Pero hay más. Primero que todo no era una manzana, era un fruto y un fruto que ya desapareció, se ha extinguido porque su árbol, el del bien y el del mal, ya no existe. Segundo, cuando Jehová los creó a los humanos, ellos eran santos, eternos y eran a la semejanza de Él. Tercero la serpiente habla y esa serpiente era Lucifer, aunque ya no es más Lucifer, sino Satanás; hacia allá iba antes de que me interrumpieras, donde les vendió la primera mentira. Que ellos podrían ser como Dios, distinguir lo bueno y lo malo.
—Pero eso es bueno, ¿No? No podemos quedar solo con una cara de la moneda. Solo con lo que lo diga Dios... Jehová.
—Toda acción tiene consecuencias. Después no te preguntes por qué pasan las cosas malas. La gente hace el mal porque tienen el conocimiento para hacer el mal. Yahvé solo quiere lo mejor para sus hijos. La decisión está en ellos.
—Sí, claro —dije con tono de sarcasmo y con enojo. Acordándome de mis padres y lo que me había tocado sufrir.
—Y desde ahí nació el pecado —dijo ignorando mi comentario.
—¿Solo por desobedecer? Y solo por eso los sacó de un hermoso jardín, los puso a sufrir hasta que se murieran.
—Toda acción tiene consecuencia. Dios ya les había dicho que si comían morían, de ambas formas espiritual y carnal. Pero no fue solamente la desobediencia que los sacó, sino algo llamado independencia. Esta última en otras palabras es decirle a Dios: "Yo quiero vivir a mi manera sin importar lo que Tú me digas".
—Y, ¿qué consecuencias hubo por la independencia?
—Hay cuatro: La humanidad se volvió esclavos de Satanás, porque le obedecen. Hay una ley que dice que el pecado trae muerte no solo física sino también espiritual. La santidad de Dios fue herida y también provocaron su ira. Y por último ya no pueden hablar con Dios.
—Whoa, eso es depresivo. Es como si no hubiera forma de enmendar el error —por primera vez su rostro se entristeció y parecía que le hubieran entrado ganas de llorar. Asintió a mi afirmación.
—Sí, es muy triste. Mucha gente está en esta situación y la acepta. Y dicen que prefieren estar muertos y encarcelados, en vez de tener vida —se limpió una lágrima que le escurría en la mejilla. Pero volvió a sonreír—. Aun así hay esperanza...
Y se fue de la misma manera como llegó. Me volví a acostar, miré el reloj y todavía marcaba las dos de la mañana. Pensé que se había dañado y me dispuse a dormir.
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