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Dieciséis

Unos días después, Ona respiró aliviada cuando el nuevo número de la revista se puso en reparto. Aquella vez le había costado responder, pues no era capaz de estar concentrada al cien por cien en ninguna de las muchas cosas que debía atender.

La situación con su pareja estaba algo tensa aún, pero intentaban comportarse con normalidad cuando se veían. La última vez, incluso se habían besado con mil sentimientos vertidos en el acto. Confiaba en que, poco a poco, recuperaría lo que tenían al inicio y, por esa razón, había logrado relajarse un poco.

El nuevo número salió bien. Tan bien, que se confirmó el incremento de espacio para la sección. Ya habían hecho números y se podía afrontar la diferencia, así que la consulta de Ona podría dar cabida a más quebraderos de cabeza adolescentes.

Ona y Clara se habían sentado ese día en una de las mesas de la cafetería. Fue pura casualidad, pues nunca había sitio disponible pero Clara tropezó y se apoyó en una mesa en la que habían tres muchachos.

—Ya nos íbamos, podéis sentaros si queréis —dijo uno de ellos.

Las dos muchachas se quedaron tan sorprendidas que, por un instante, no respondieron. No los conocían de nada, pero aquel chico parecía realmente muy majo.

—¿Os quedáis la mesa? —Reiteró el chico mientras se ponía en pie y recogía su bandeja.

—Oh, ¡sí, claro! —Contestó Clara cuando finalmente reaccionó.

Y así fue como lograron, por primera vez, sentarse dentro de la cafetería del instituto.

Dejaron un lado de la mesa redonda vacío por si alguien quería sentarse, pero permanecieron solas todo el descanso. Aprovecharon para hojear la revista. Estaba a punto de salir la lista de optativas del siguiente trimestre y todo el mundo andaba pendiente de eso, y también de la consulta. Las dos amigas debatieron sobre los mensajes de los alumnos y las consiguientes respuestas e incluso hicieron un ranking con las mejores. Sin duda, ganó el texto de un alumno que no sabían si era él o ella.

Así decía: «Hace tiempo que alguien no me quita el ojo de encima, y resulta curioso que ahora soy yo quien no puede apartar la mirada de esa persona. De un modo inesperado llamó mi atención y, la verdad, es que quiero proponerle salir, o conocernos mejor, o algo que implique más que miradas furtivas. Pero yo no tengo experiencia en estas cosas y no sé si debería hacer un movimiento al respecto o, de hacerlo, cuándo sería un buen momento o cómo hacerlo. Nunca hemos hablado y no sé, ¿no es raro querer intentar algo sin haber hablado antes? La confusión respecto a este tema me va a enloquecer, si puedes orientarme me harías un favor»,

La respuesta de la consejera

«Querido/a compañero/a, debo decir que me ha encantado tu manejo al escribir sin desvelar siquiera si eres chico o chica. Te aplaudo por ello, pues parece fácil pero, en ciertas situaciones, se torna un imposible.

Comprendo tus dudas, más teniendo en cuenta tu inexperiencia y ese detallito de no haber cruzado nunca una sola palabra con esa persona. Lo que puedo decirte es lo siguiente... Cuando alguien te observa tanto, es porque tiene algún interés en ti.

Esto significa que, desde mi humilde punto de vista, tienes una gran posibilidad de que salga bien y esa invitación sea bien recibida, la hagas cuando la hagas. Yo agarraría el toro por los cuernos y, sin anestesia, le invitaría. Ahora, tú debes valorar esa decisión teniendo en cuenta cualquier señal que puedas haber detectado. Quizá puedas hacer un primer acercamiento en la distancia, o un simple saludo, y ver cómo reacciona. Un sonrojo, una sonrisa tímida, un titubeo o cosas como mesarse el cabello o recolocarse la ropa nerviosamente pueden servirte de indicadores —lo mencionado suele ser señal de ir por buen camino— así que no dudes en intentar tantear el terreno.

Te deseo mucha suerte y espero que la invitación llegue a buen puerto».

Clara no podía creerse que realmente hubiese sido capaz de redactar sin desvelar su género, nunca había visto algo similar. Ona reía mientras la escuchaba hablar al respecto. Al menos así lo hizo hasta que escuchó algo curioso.

—Por cierto, ya que andamos hablando de romances... ¿Cuándo tienes previsto echarte novio? Creo que ya podrías, que a este paso te graduas sin siquiera haber dado tu primer beso.

Ona no respondió.

Boqueó como un pez, abrió mucho los ojos y mostró con mucho ahinco su estupefacción ante las palabras de su amiga. ¿Por qué sacaba ese tema? ¿¿Por qué??

Clara la observaba expectante, con cierta emoción ante el tema de conversación y ajena por completo a la realidad que su amiga le escondía. De pronto, una gran culpabilidad la embargó.

—No tengo cabeza para eso ahora mismo —logró decir. Otra mentira.

La expresión en el semblante de Clara evidenció la decepción que la sacudió al escuchar aquella respuesta. Por fortuna para la otra, dejó correr el tema de inmediato.

«En algun momento tendré que dejar de mentirle. En algún momento», pensó Ona con cierto decaimiento y una inmensa culpabilidad.

🔸🔸🔸

Aquí os traigo la info sobre la obra que narra la historia de esa consulta: Siempre azul.

Está terminada y disponible en mi perfil.

Dejo aquí la portada y la sinopsis. ¡Disfrutad la lectura!

Sinopsis:

No había más colores para él, solamente una hermosa gama de azules que, desde no hacía demasiado tiempo, lo significaban todo.
Y allí apareció ella, con expresión soñadora y el cabello danzando en el aire. Como era habitual vestía de aquel color, siempre azul.

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