V
—¡Ah! —grita de dolor Chris.
—¡No seas niña, Chris! —exclama Dafne.
Él cae al piso, se levanta con dificultad agarrándose del estómago y tiene un morete en la cara del puñetazo que le da Dafne. Ella lo mira con una gran sonrisa burlesca. Chris sabe que lo está probando para poder medir su "fuerza" una que no tiene o sí, pero no ha podido despertar. La chica se pone seria, ella levanta el arco y las flechas:
—¡Prepárate para esquivar una de mis flechas, Heracles! —apunta directamente al corazón de Chris. Él se pone blanco como la nieve, porque sabe que sí no la esquiva lo matará.
—Estoy... listo —murmura Chris con un poco de sudor en la frente.
Recuerda las palabras de su padre:
"Prepárate que tú destino, se va a cumplir."
No me rendiré... jamás lo haré.
Ella lanza la primera flecha. Chris se hace un lado con agilidad y cae de lado, pero no es todo, Dafne le lanza una tras otra, se levanta con rapidez para huir de ahí. Las flechas caen como lluvia, Chris encuentra un árbol para ocultarse.
—Sigue así, Heracles —dice Dafne ahora corriendo hacia él, alza su espada—. Ahora sigue está parte que creo que eres mejor...
—Sí, me defenderé.
—Cómo digas —dice con diversión—. Te haré pedazos.
El esquiva una escotada con la suya, esquivaba, regresaba el golpe también, es una lucha a cuerpo a cuerpo, pero con espadas. Ella sonríe, se le acerca con mucha cautela a su cara como queriéndole dar un beso, lo hace sonrojar, eso provoca que se desconcentre, entonces lo derriba de un empujón:
—Regla número uno; nunca de los nunca te distraigas, eso te costará la vida —le da un zape en la cabeza—. Torpe.
—Oye, pues eso es trampa, me querías besar —Está sentado en el piso con cara de pocos amigos, luego sonríe sobándose la cabeza—. Ya sé que soy irresistible.
—¡Bah! —le pone la espada en el cuello—. Y regla número dos; nunca platiques porque te pueden cortar el cuello —Pero de repente, la jala del brazo hacia él.
Ellos quedaron tan cercas que su respiración se encontraban entre ellos. Ella lo toma del brazo para torcerlo con una agilidad sorprendente, pero se la quita de encima Chris con una pequeña maniobra de escape que, por cierto, no sabe cómo la hizo.
Estaré recuperando mis recuerdos al estar aquí...
—Descanso —dice Chris jadeando—. Estoy muy cansado...
—Está bien. Solo serán quince minutos—comenta Dafne dándole la espalda, Chris hace un puchero por tan poco tiempo. Ella se gira hacia él para fulminarlo con la mirada, suspira, y dice—: Media hora, ¿estás contento?
—Sí. —Se acuesta en el piso, estirando cada musculo cansado de tanto entrenamiento—. Gracias, Dafne.
Ella le da la espalda con un gruñido, y se aleja de él para sentarse junto a Pegaso. Chris se recuesta en el piso, se le empiezan a cerrar los ojos y al fin se queda dormido en instantes.
En un palacio lujoso dónde está un trono de oro, ahí estaba el rey [...]. Heracles se acercó con paso calmado para cumplir su última tarea del día.
—Aquí estoy para mí último trabajo —dijo el héroe haciendo una inclinación respetuosa a su primo.
—Tú último trabajo es traerme el perro del inframundo —dijo el Rey con una sonrisa—. Tráeme a Cerbero, Heracles y tú pecado estará absuelto.
Heracles se inclinó de nuevo, y salió. Ya estaba en el inframundo intentando atraparlo, hasta que apareció Hades enfrente a sus ojos.
—Heracles, es un honor que estés aquí —habló Hades con una sonrisa fría—. Vienes por mí mascota...
—Sí —esperó un ataque de furia de parte del dios de Inframundo.
Él despierta con sudor en la frente, se toca el pecho. Su corazón latía de manera rápida y sin control.
—¿Te pasa algo? —pregunta la ninfa bastante cerca de su rostro. Siente esa sensación otra vez con su cercanía.
—Sí, solamente tuve una pesadilla...
Ella le da la mano para ayudarlo a levantarse. Él la toma, siente una descarga eléctrica al tocarla, luego Dafne se suelta rápido.
—Es hora de seguir entrenando. —se aleja de él.
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Mientras tanto en el inframundo. Hades estaba dando vueltas con furia viendo delante de una gran vasija de agua el entrenamiento de Chris hasta cuando termina. Lanzaba fuego a todo lo que está a su alrededor, hasta que se oye una voz conocida para Hades:
—Hermano, ya viste, ¿Quién volvió?
—Sí, Hera. No estoy ciego... —gruñe a su hermana—. No puedo creer que lograra reencarnar en alguien nuevo... es tan... —mira a Chris con una risa burlona—. Es tan pequeño y débil...
—Ni creas, él regreso sin recuerdos —dice Hera sentándose en el trono de Hades. Él hace una mueca de molestia, ya que nadie se sienta solo él o Perséfone—. Cuando recupere sus recuerdos, será el mismo de siempre.
—Heracles, no debe recuperar sus recuerdos —habla Hades con voz queda—. Tengo un plan. Tendremos que conspirar en su contra.
—Así como lo hice hace años contra él—Se ríe—. Aún hay dioses que lo odian. Les podemos picar la cresta para que ensañen más con él.
El otro nomás sonríe.
—Me gusta tu determinación, hermana —Ella desaparece con una sonrisa. Hades vuelve a mirar al agua—. Creo que empezará de nuevo la guerra.
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Es de día, caminan por la vereda que lleva al Olimpo. Chris mira de reojo a Dafne. Habían concluido de entrenar antes del anochecer, así que se despertaron temprano para seguir con su viaje a la búsqueda de los recuerdos de Heracles.
—¿Te puedo preguntar algo?
—Sí —responde sin mirarlo.
—La Habanera —comenta Chris sin saber que hablar, quiere romper el hielo, necesitaba oír su voz—. Es una obra en dónde la mujer es...
Se para en seco.
—¿Disculpa? —reacciona Dafne—. Sí sé que es... lo vi en una obra cuando te vigilaba... fuiste a verla con tu clase, ¿verdad?
Chris hace un gesto de fastidio.
—Sí. Me aburrí como ostra —dice Chris fingiendo que vomitaba—. Aunque la verdad, la música estaba p...
De repente, Dafne se lanza contra él. Habían lanzado una flecha que le roza por segundos el brazo a Chris, si Dafne no lo hubiera quitado, le daría en el corazón.
—¿Qué fue eso?
Dafne se hinca hacia una mujer alta con cabello castaño, trae un vestido estilo griego antiguo, ella los mira de manera ceñuda.
—¿Por qué quitaste a mi presa? —pregunta la joven con enojo—. ¡Qué te he dicho, Dafne!
—Mi señora, lo siento. Pero tengo...
—Lo sé, Dafne. Vaya, si es mi hermanito menor... más bien, mi medio hermano, Heracles —dice con bastante desdén—. Reencarnaste en alguien bastante... simple.
Simple... simple...
Chris va a preguntar algo porque no entendía a lo que se refería, pero más bien lo comprende tan bien que quiere molestarla un poco, hasta que Dafne se le adelanta para que no cometiera una estupidez:
—Ella es Artemisa, la Diosa de la caza —presenta—. Hija de Zeus y Leto. Hermana gemela de Apolo —gruñe.
—¿Alguien dijo mi nombre? —se oye una voz detrás de todos. Es un joven rubio con ojos azules y con cuerpo atlético, es un poco más alto que Artemisa—. Hola, hermanita —mira hacia Chris—. Vaya, vaya, así que volviste Heracles. ¿Quieres que te diga el futuro? Ah, perdón deje de ser el guardián del Oráculo de Delfos por tú culpa.
—¿Qué? —reacciona Chris con asombro. Tanto había hecho para que lo odiarán, pero realmente es tan malo.
—Genial... ahora falta que me acuse de que yo me robe a su novia o le quite a una de sus seguidoras... —sus pensamientos retumbaban en cada rincón de su masa craneana.
Dafne sabe que va a pasar, así que no evita comentar:
—¿Qué hacen aquí? —se inclina hacia ellos dándole una reverencia.
—Vine a ver sí es cierto lo que decían —se acerca Artemis a revisar a Chris, le toma el brazo y se lo tienta, también el cuerpo— que Heracles volvió.
—¡Ja! Sí, regreso, pero tan débil que seguro cuando sea la hora de cumplir su destino... ya esté muerto —sentencia con una sonrisa maliciosa Apolo—. Pero que tal, Dafne —voltea ver a la ninfa, ella gira los ojos con molestia—. Cuantos años sin verte, preciosa...
Chris siente un balde de agua fría al escuchar esas palabras: "cumplir destino". No entiende que pasa aún, aunque la curiosidad de saber porque Apolo ya no es el guardián del Oráculo, ¿qué paso? Otra vez esa sensación cuando va a pasar algo malo.
—Sabes algo —murmura lentamente Apolo—. Creo que me divertiré mucho verte morir de nuevo, así como lo predije hace años... aunque al principio me quede sorprendido cuando cambiaste el destino de "alguien" que, por cierto, no diré quién. —se ríe de la cara de Heracles, añade—: Ya lo sabrás.
—Sé que estás pensando, Heracles —dice con voz calmada Artemis—. Él dejó de ser guardián cuando tú decidiste sonsacar a una de sus sucesoras.
—Eh, creo que ya... —empieza a hablar Dafne—. Será mejor que sigamos...
—Mi sucesora —sigue la explicación Apolo—. Se enamoró y abandonó el puesto...
—¿Así? —inquiere con interés Chris.
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En la época donde los dioses gobernaban toda Grecia. Ellos eran la máxima autoridad quienes juzgaban a todos. Entre ellos estaba Zeus una persona precoz que siempre estaba en líos de faldas, se convertía en todas las parejas de las mujeres más bellas y procreo semidoses. Entre ellos estuvo Heracles el favorito de Zeus; el mejor de sus hijos.
—¿Por qué lo prefieres padre! —bramó Apolo con furia—. ¡Ese bastardo, me robo a mi sucesora!
—No lo prefiero —Le dio la espalda a su hijo tenido con Leto—. Solo que se ha comportado mejor que tú. La sucesora, que no debiste escoger desde un principio.
—¿En serio? Yo soy Apolo el Dios del Oráculo. Yo ayudo a la gente y Heracles...
—También —dijo con orgullo.
Apolo frunció el seño, y miró hacia la gran espalda de su padre. Él acudió a su ayuda para recuperar a su sacerdotista, pero no, su padre le aplaudió todo a Heracles.
"Me vengaré Heracles y haré que sea bastante cruel."
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Apolo mira con seriedad a su medio hermano. Él sonríe con malicia:
—¿Qué? —Chris se pone a la defensiva.
—Solo te miro por ultima vez, hermano. Tienes que morir mi estimado, Heracles.
Artemisa mira a Dafne por encima del hombro, mueve la cabeza de un lado a otro como si ella desaprobara lo que le ha dicho su hermano.
—No le adelantes nada —dice Artemisa con una mueca burlesca—. Te apuesto que no saldrá convida de la misión que le dio nuestro padre. Lo estuve observando la pelea de entrenamiento y es un imbécil para el combate.
Apolo y Artemis se ríen de Chris. Él siente sus mejillas arder, se ha sonrojado; por los comentarios, pero intenta fingir que no le afecta, sin embargo, no puede, grita:
—¡Lograré hacerlo y les callaré la boca!
—Eso veremos.
Ambos desaparecen. Chris se patea una roca con furia, se deja caer en el piso con la cara enrojecida.
—No le hagas caso —comenta Dafne acercándose a Chris para tomarlo del hombro—. Sigamos entrenando para que les calles a esos idiotas la boca.
Chris sonríe.
—Sí.
Se levanta para seguir entrenando con Dafne, tiene que demostrar que todos se equivocaban sobre él. Volverá a ser el héroe que alguna vez fue.
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Al fin pude continuar Conspiración del Olimpo. No quise revelar mucho aún porque es parte fundamental de la conspiración.
Como ven, Hera y Hades están planeando como poner en contra de Heracles a los Dioses que lo odian. Aunque sabemos que Heracles es CHIDO.
Bueno, los dejo que disfruten de su capítulo.
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