EXTRA CAPÍTULO 15 🍻🍾❤️
Sorpresaaaaaaaa. Este extra es del Capítulo 15: La "novia", pero desde el punto de vista de Kyle. Lo tenía escrito desde hace mucho tiempo y por razones de la vida nunca lo llegué a publicar y hoy dije ¿Por qué no? ¡Espero que les guste!
KYLE
El padre de Amber tenía razón, deberíamos de haber tomado algo mejor que esa botella de alcohol, o por lo menos yo no debería haber tomado nada porque el alcohol hace que mis pensamientos se enreden. No puedo evitar decir todo lo que pasa por mi cabeza sin ningún filtro.
Ah, y me hace querer bailar y abrazar a los demás y... al parecer besar coronillas, porque estoy seguro que le he dado un beso en la cabeza al Señor Brown antes de bajar del auto con Amy.
De todas formas, estoy tan eufórico que eso no me impide armar dos tragos más. Elijo una botella de alcohol frutal cerrada y jugo. Armo los tragos como me enseñó Greg, uno de los chicos del equipo y cuando termino me dirijo a Amber que se encuentra un poco más alejada de los demás. Ella se está riendo por algo que vio en su celular y se me corta un poco la respiración al verla riéndose. Recuerdo lo insegura que pareció cuando me mostró en su habitación el vestido rojo que está usando y cómo mi mente se quedó en blanco al verla. No podía formar un pensamiento coherente. Probablemente, el alcohol era el culpable.
Pongo el trago enfrente de los ojos de Amber cuando ella bloquea su celular.
―¿Qué es esto? ―pregunta, encarando las cejas.
―Tú solo prueba ―respondo―. Quédate tranquila, los he hecho yo, así que nada de extraños poniendo sustancias en nuestras bebidas, Dios tu padre estaría orgulloso de nosotros ―digo, sintiéndome nostálgico de repente, ya lo extraño.
Amber casi pone los ojos en blanco, pero prueba mi trago. Toma un pequeño sorbo y saca la lengua como si fuera asqueroso, lo que me hace mirarla ofendido.
―¡Kyle, esto es como 90% alcohol, 10% jugo! ―se queja.
―Diablos, debía ser 5% jugo, ¿no? ―pregunto, tratando de recordar lo que me había enseñado Greg.
―¡No! Está fuertísimo ―protesta y toma otro sorbo para comprobarlo.
―Bah, estás exagerando. Además te va a servir para no estar tan pendiente de la mirada de los demás ―se me escapa.
Amy me mira frunciendo el ceño.
―¿Por qué dices eso?
¿Por qué lo digo? Porque he notado lo tensa que está. Cuando entramos a la fiesta, pensé que eran nervios momentáneos y me aseguré de estar cerca de ella cuando los chicos del equipo me saludaron y la presenté a todos, pero me di cuenta que la sonrisa de Amber era un poco forzada y ahora me estoy replanteando el hecho de haber venido aquí. ¿Amy realmente quiere hacer esto?
Tal vez se siente obligada, dice una voz en mi cabeza e instantáneamente siento un nudo en el estómago. No quiero que se sienta así conmigo.
―Amy, no estoy tan borracho como para no estar consciente de ti. Por alguna razón te has sentido mal cuando entramos a la fiesta ―digo con suavidad. Los ojos de Amber se desvían por un segundo y sigo su mirada para ver que un idiota la está observando sin descaro y ella luce incómoda. Me apresuro a cubrir su cuerpo con el mío para que ese estúpido no pueda verla. Trato de mantener mi enojo a raya porque no quiero que Amy se sienta más incómoda aún. Busco su mirada―. ¿Quieres que nos vayamos?
Su ojos se clavan en los míos, parece sorprendida.
―¿Me lo preguntas en serio? ―inquiere con incredulidad.
Joder, sí. Yo mismo voy a pedirle que nos vayamos si ella la está pasando mal.
―No quiero que estés en un lugar donde no estás cómoda ―le digo en voz baja.
―Pero estamos aquí por una razón.
Niego con la cabeza.
―Olvídate de eso, ninguna razón es lo suficientemente buena para que te quedes en donde no quieres estar.
Estamos aquí para que Jess nos vea enun último acto desesperado, sí, pero sinceramente eso no me importa ahora mismo. De hecho, creo que no pensé en esa razón desde que entramos a la fiesta.
Amber lo piensa por unos segundos y parece llegar a una conclusión. Toma una respiración profunda y se bebe el vaso que le preparé de un trago. Mi mandíbula casi cae al piso.
―Mierda. Ahora entiendo por qué tu padre estaba tan preocupado, tienes una pequeña alcohólica dentro tuyo.
Amber estira su mano para agarrar mi vaso también, pero yo lo alejo de ella antes que pueda hacerlo. Nop, creo que ya es demasiado, tanto alcohol va a ponerla mal. Lo más seguro en este momento es que ambos dejemos de beber.
―Creo que ya es suficiente ―digo en voz alta y dejo mi trago sin probar en una mesa donde hay cientos de vasos―. Y yo tampoco seguiré bebiendo.
Amy asiente y se dirige hacia la derecha donde se encuentra la cocina y hay pocas personas, supongo que quiere dirigirse hacia donde la música esta sonando así que la agarro de la cintura y la llevo en dirección opuesta donde hay una habitación con parlantes y gente bailando. Saludo con la cabeza a algunos chicos del instituto, pero me quedo a un costado con Amy, no quiero que nos separemos.
Cuando ella comienza a bailar con una sonrisa, automáticamente me relajo, parece de mejor humor. Me uno a su baile siguiendo el ritmo de la canción y noto que Amy me mira sorprendida. En un momento ella se acerca a mí para hablarme y yo inclino la cabeza para escucharla por encima de la música.
―Me has mentido. Bailas bien ―me acusa.
Trato de controlar la sonrisa, pero no puedo evitar esbozarla de todos modos. Si Amber supiera que el día anterior había acudido a mi madre nervioso porque tenía miedo de bailar mal y que ella se avergonzara de mí, no diría lo mismo.
La verdad es que me gusta bailar en la ducha o frente al espejo, pero sentía que eso era diferente a bailar frente a... a una cita falsa. Suponía que en toda esta farsa íbamos a tener que bailar juntos y no quería bailar mal frente a Amy y dejarla en ridículo.
―No, solo no bailo tan mal, el problema es cuando bailo con alguien. Pero... ―Pero contigo todo es más fácil, pienso, pero atino a callarme antes de que pueda salir de mi boca. ¿Qué diablos fue eso?
―Pero... ¿qué? ―quiere saber.
La música cambia súbitamente a una más lenta. Mi único impulso es acercar a Amy hacia mí, aunque me lo replanteo cuando siento todo su cuerpo contra el mío.
―Pero, he estado practicando ―admito en voz baja.
Empiezo a moverme siguiendo los consejos que me dio mi madre y tengo que reconocer que no lo estoy haciendo tan mal, aunque puede que eso se deba al hecho de que el cuerpo de Amy parece encajar perfectamente con el mío.
Le doy una vuelta y en ese momento me doy cuenta de que algunas personas nos están prestando atención, entre ellas Jess, pero por un momento me permito no pensar en ella, ni en lo que estará pensando de mí, ni en el hecho de que hay varias personas que nos están mirando. Solo me enfoco en este momento, porque a pesar de que sé que estamos fingiendo, la estoy pasando realmente bien.
―Jess nos está mirando ―murmura Amy.
―¿Si? ―pregunto, sin apartar mis ojos de los de Amber―. No me había dado cuenta.
―Sí, claro ―se queja.
Sonrío y le doy una media vuelta. Su espalda queda pegada contra mi pecho y pongo una mano en su estómago para acercarla a mí y bromear sobre este momento, porque por alguna razón siento que el ambiente está demasiado tenso, pero cuando me inclino hacia su oído, reconozco su perfume en su cuello y cualquier pensamiento coherente se evapora de mi mente.
Recuerdo que le había contado lo mucho que me gusta el perfume en el cuello e inconscientemente aprieto mi mano contra su estómago.
―Te has puesto perfume en el cuello ―digo en cambio y apenas reconozco mi voz.
―¿Si? ―susurra―. No me había dado cuenta.
Me rio por lo bajo.
―Sí, claro ―imito su respuesta.
Seguimos bailando, pero cuando Amber se mueve contra mi cuerpo y siento mi pantalón más apretado, sé que es una clara señal de que debemos parar, de que yo debo parar. Mierda, esto es toda una cita falsa y estoy seguro de que Amber me está siguiendo el juego como acordamos, pero mi cuerpo no debería reaccionar así por ella. No por mi mejor amiga.
Bajo mi cabeza para decirle que salgamos a tomar aire, pero no llego a hacerlo porque Amber se da vuelta y desliza sus brazos alrededor de mi cuello. Me aseguro de dejar espacio entre nosotros. Tengo la necesidad de pedirle perdón, pero entonces ella me mira con intensidad y yo no puedo apartar la mirada.
Estamos fingiendo, me tengo que recordar.
Aunque no lo parece.
Pregúntale si ella también lo siente real.
Por alguna absurda razón esa me parece una buena idea y abro la boca para preguntarle, pero entonces alguien me agarra del brazo separándome de Amber y lanzo un insulto.
―¡Perdón, perdón hermano! ―se disculpa un chico pelirrojo, alzando las manos―. Es que me han enviado a buscar una pareja para el "nosotros nunca".
Parpadeo para despejar mi mente. Mierda, ¿Qué diablos le estaba a punto de preguntar a Amber? ¿En serio soy tan estúpido?
Es el alcohol que te hace pensar cosas absurdas, no pasa nada.
Me enfoco en el chico.
―Lo siento ―me disculpo y luego giro la cabeza para asegurarme que Amy esté bien―. ¿Nosotros nunca? ¿No sería yo nunca?
―Este juego es solo de parejas ―contesta y mira a Amber― ¿Quieren venir?
¿La verdad? No. Prefiero quedarme con Amber y no participar en un juego con gente desconocida y además, sé que esos tipos de juegos siempre terminan mal, pero de todas formas miró a Amy para que ella sea la que tome la decisión.
―Claro ―contesta ella.
―Síganme ―nos dice el chico saliendo de la habitación.
―¿Estás segura, Amy? ―le pregunto mientras seguimos al chico. No quiero que diga que sí si realmente no quiere.
―¿Por qué no?
―Deberás hacerme quedar bien ―bromeo y ella esboza una sonrisa.
Cuando llegamos al jardín trasero, vemos a un círculo de parejas sentadas en el césped, con vasos y bebidas en medio de ellos. Veo a Greg con su novio entre las personas y me inclino para saludarlo con un abrazo. Noto que me lanza una mirada inquisitiva al ver que estoy con Amber, pero no dice nada.
Nos unimos al círculo junto al chico pelirrojo. Agarro dos latas de cervezas y le paso una a Amy.
―Bueno ―dice Greg―. Este juego es básicamente el "yo nunca", pero todo relacionado a nuestras parejas. Si han hecho lo que alguien dice, deben tomar, sino no. Comencemos: nosotros nunca nunca lo hicimos en un auto.
Abro la lata y le doy un sorbo. Supongo que es mejor seguir fingiendo. Por el rabillo del ojo veo que Amy me mira sorprendida y se apresura a tomar un trago. Me obligo a apretar los labios para no hacer una broma sobre nosotros en el auto de su padre.
Ahora es el turno del novio de Greg, que se toma unos segundos para pensar.
―Yo nunca nunca tuve un sueño erótico sobre mi pareja.
Mierda. Yo... mierda.
La verdad era que había soñado con Amber más de una vez. Nada erótico, solo los típicos sueños que empezaban con un día normal y terminabas en el castillo de Harry Potter. Sueños tipicos hasta... bueno, hasta hace dos días atrás... algo que me forzaba a no pensar. No significaba nada. Además, yo no podía elegir lo que soñaba. No era para tanto, ¿no?
Miro a Amber encarando una ceja y me llevo la lata a la boca y le doy un largo sorbo. De repente siento mucha sed. Y calor.
Amy no bebe, pero me observa mientras yo lo hago y luego se acerca a mí para susurrarme algo al oído.
―Tomas como si fuera cierto.
―¿Quién dijo que no lo era? ―no puedo evitar decir, reprimiendo una sonrisa.
Amber parece afectada por mi respuesta.
―Nosotros nunca nunca tuvimos sexo en un lugar público ―dice el pelirrojo.
Él y su novia beben.
―Mi novio nunca nunca se pasó toda la noche mirando a otra chica ―se queja enojada una de las chicas de la ronda provocando un silencio incómodo.
Le presto atención a su novio y reconozco que es el chico que había estado observando a Amber más temprano en la fiesta e incluso la está mirando ahora. Aprieto la mandíbula y por instinto pongo una mano en la pierna de Amber. Ella es la chica más hermosa que conozco y entiendo que a otras personas les llame la atención, pero solo un imbécil se quedaría mirando a alguien así logrando incomodarla.
Nadie bebe y, de repente, la chica se levanta de la ronda con brusquedad y huye del jardín. El estúpido del novio pide disculpas y se apresura a seguirla. Tengo la urgencia de levantarme y darle un puñetazo, y reconozco que estoy sintiendo celos y ganas de cuidar a Amber. Me obligo a controlarme porque no sé cómo se lo tomaría ella.
Se prolonga el silencio incómodo y decido hablar aunque no es mi turno.
―Yo nunca nunca comí algo hecho por mi novia, aunque tuviera probabilidades de intoxicarme para no hacerla sentir mal.
Tomo un sorbo ocultando una sonrisa mientras Amber me mira con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Tengo ganas de decirle que seguiría comiendo su comida quemada de todas formas, pero otra chica toma la palabra y seguimos jugando.
Las rondas se vuelven más absurdas y Amber y yo ya tomamos en todas las rondas riendo a carcajadas por las cosas extrañas que aparentemente hicimos estando de novios, definitivamente ahora estamos borrachos.
Cuando le toca a Amber decir algo, ella clava sus ojos en los míos antes de hablar.
―Yo nunca nunca fantaseé con mi novio mientras lo veía jugar a su deporte favorito ―dice y se lleva la bebida a la boca mientras me mira fijamente.
Mi corazón comienza a latir con fuerza dentro de mi pecho y me vuelvo loco. Ella ni siquiera pestañeó al decirlo. Mi mirada cae hacia su garganta mientras bebe un trago y luego a sus labios. Hablo sin siquiera pensar.
―Yo nunca nunca quise darle un beso a una amiga hasta hoy.
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