Capítulo 5 | El Plagio
A menudo me suelo sentir impotente al leer consejos que me piden por mi blog. Hoy, particularmente, me duele saber cómo muchos adolescentes están sufriendo por baja autoestima y cómo ello los limita mucho en su vida diaria.
Emily: Hola, Consejera. Me llamo Emily, y tengo 15 años. Decidí escribirte porque hoy me siento muy triste. Va, hace semanas me siento triste. Te lo resumo: tengo baja autoestima. No me gusta como soy, no me gusta lo que veo cuando me veo al espejo, no me gusta mi vida, no me gusta nada. Estoy estancada. A veces siento que no encajo. Sé que estoy siendo muy negativa, pero no puedo evitarlo. Siento que estoy empezando a odiarme.
La Consejera: ¡Hola, Emily! Tranquila, todos nos sentimos así alguna vez. Mira, te voy a dar algunos consejos que me sirvieron a mí. Hace unos años, yo sentía que tenía una voz en mi cabeza que no me dejaba vivir, esa voz era casi automática. Esta voz me decía cosas como: "No eres lo suficientemente linda", "No eres demasiado inteligente", "No tienes el peso que deberías tener", y muchas otras cosas realmente horribles. Me angustiaba, porque no era feliz. Le solía echar la culpa a los ideales de belleza, a las personas que consideraba mejores que yo, a la sociedad, a mí misma por no ser suficiente.
¿Y sabes algo? Si, yo tenía la culpa, pero no por la razón que pensaba. Tenía la culpa, porque estaba dejando que esa voz interior mía, me venciera. La realidad es que el camino fácil es escuchar esa voz, es resignarte a tener una vida que no te gusta, a ser alguien que no te gusta. Es difícil combatir esa parte nuestra, pero se puede. Lo primero que me ayudó, fue pensar que toda mi vida voy a convivir conmigo misma. Fue darme cuenta de que, al final, la única persona que tengo, soy yo, y que, si yo no me quiero, yo no me respeto, yo no me cuido, nadie lo va a hacer por mí. Nadie.
Mi autoestima no subió de un día para el otro, pero en vez de insultarme, empecé a acallar esa parte, y dejé de ser tan dura conmigo misma. Dejé de compararme con los demás, dejé de comportarme como otras personas y comencé a ser yo misma. Descifré que es lo que no me gustaba de mí y traté de cambiarlo, buscando el origen de mis pensamientos negativos. Me alejé de personas que me hacían sentir que valía poco. Me enfoqué en cosas que me hacían feliz (por más mínimas que sean) y actividades que disfrutaba hacer. Sobre todo, me perdoné, me perdoné por mis errores, y por mis defectos, y comencé a aceptarme, a entender que hay cosas que no puedo cambiar. No busques la aprobación de nadie, más que de ti misma. Priorízate.
Yo creo que no encajar no está mal, tratar de cambiar para encajar no está bien.
También podrías pensar en hablar con un profesional, si tienes la posibilidad. Te ayudarán mucho más de lo que podría hacer yo.
Como te digo, es difícil, más en la adolescencia, pero, te aseguro que no es imposible, Emily. Si quieres seguir hablando del tema, aquí estaré para escucharte, hace muy bien exteriorizar los problemas, y hablarlos. Tú puedes.
Vuelvo a releer el mensaje, y lo envío. Espero que no le moleste la longitud, pero todavía siento que hay muchas cosas más para decir sobre este tema.
Es un tema que he hablado mucho con mi hermana, ya que, al tener edades similares, muchas cosas por las que ella pasa, yo también las sentí.
Algunas personas, generalmente los mayores, les restan importancia a los problemas de los adolescentes, porque "son adolescentes, ya se les va a pasar". Es triste, porque las presiones que se tiene al crecer suelen ser muchas, y son problemas que merecen ser escuchados.
La voz de mi padre llamándome para cenar interrumpe mis pensamientos, aunque no me quejo, porque sé que hoy cocinó pizza casera. Bajo corriendo, y me detengo en la sala de estar al ver al novio de mi hermana con su guitarra en las manos.
- Mi papá te ha hecho traer la guitarra de nuevo ¿No? -le pregunto.
―Si, quería enseñarme una nueva canción ―contesta, dejando la guitarra a un lado.
Nos dirigimos a la mesa, donde mis padres y Maia ya están sentados, sirviendo la comida.
A mi padre le encantan los instrumentos, de joven, tocaba la batería y la guitarra. Desde que se enteró que Dylan también toca la guitarra, lo ha vuelto loco, enseñándole canciones y obligándolo a tocar juntos. A pesar de que mi padre puede ser muy intenso, sé que a Maia le gusta que se lleven tan bien.
―Envidio su habilidad por tocar tan bien la guitarra ―les digo.
―Lo sabemos, Amber. También sabemos lo desastrosa que eres con los instrumentos ―indica Maia.
La miro mal.
―No soy tan mala.
―Hija, ¿Tenemos que recordarte lo que pasó en aquel acto de Música de cuando eras pequeña? ―pregunta mi madre, sirviéndome una porción de pizza.
―¡Si! Me encanta esa historia ―contesta mi hermana, sonriendo con malicia―. Terminaste llorando por una semana.
―Creo que por dos ―agrega mi padre.
―Me parece que no me han contado esta historia ―dice Dylan, con curiosidad.
- No, otra vez no, por favor -ruego.
―Sucedió cuando tenía siete años ¿Verdad? ―comenzó a contar mi madre, mi hermana asintió con la cabeza, enérgica― Amber era realmente mala con los instrumentos, y el profesor de música al darse cuenta, le asignó el triángulo para el acto de su colegio. La única tarea de Amber era tocar el triángulo para que inicie la canción.
―¿Y qué sucedió? ―quiso saber Dylan.
―Lo tocó tres veces y luego se le cayó ―le contesta mi padre.
―Nadie supo que hacer, todos se quedaron en silencioluego algunos comenzaron a tocar algunos instrumentos y otros no, fue un desastre.
―Mis compañeros comenzaron a abuchearme y a decirme que arruiné el acto ―prosigo―. Salí corriendo, llorando, y me encerré en el sótano.
―¿Su instituto tenía sótano? Qué miedo ―dice Dylan.
―No lo sabía hasta ese momento, me encerré en el sótano, y Lily me pasó pañuelitos por la rendija de la puerta, y cuando quise salir, me di cuenta que me había quedado encerrada, Lily fue quien avisó a todos.
―Tuvieron que parar el acto para ir a rescatar a Amber ―concluye Maia―. Fue el verdadero centro de atención ese día.
―Y esa es la historia ―murmuro―, ahora por favor, no más anécdotas vergonzosas por esta noche.
En el instante que termino la frase, escuchamos el timbre sonar. Ratón sale disparado a la puerta ladrando como loco. Mi madre mira el reloj, frunciendo el ceño.
―Son las diez de la noche. ¿Quién será a esta hora? ―pregunta, y se levanta para abrir la puerta.
―Diablos, espero que no se haya muerto ningún familiar ―murmura mi hermana.
―¡Maia! ―me quejo, aunque luego me preocupo. La abuelita estaba con mucha tos últimamente.
―¿Qué? Siempre son malas noticias cuando llaman a esta hora ―se defiende.
―¿A quién dices que buscas? ―escucho inquirir a mi madre.
―A Amy... Amber, disculpe.
Me levanto de un salto al escuchar la voz de Kyle. ¡Este descarado! No sólo se presenta a mi casa sin avisar, si no que ahora lo hace en plena noche. ¡Espero que Ratón lo muerda y le de rabia!
Llego a la puerta agitada, y abro mucho los ojos al ver a Kyle. Lleva ropa deportiva, como el día que nos juntamos en Roxy's, pero con la leve diferencia que, esta vez, su pelo está lleno de verduras, su cabello está enmarañado con lo que parece ser lechuga, zanahoria, y tomate.
—¿Qué ha pasado, Kyle? —pregunto, mientras mi mamá nos mira sorprendida.
—La he cagado —dice, señalando su cabeza.
—Amber, ¿Conoces a este chico?
Estoy tentada a decir que no, pero la cara de pollito mojado que tiene Kyle en este momento me lo impide. Suspiro.
—Si, es un compañero del instituto.
—Está bien, pasa —le ordena mi madre a Kyle—. Si van a quedarse hablando, no quiero que lo hagan en la puerta de la casa, es tarde. Vengan —nos dice, y volvemos a la cocina.
—¡Hey, Baja pantalones! —exclama Maia, alegremente.
- ¿Baja pantalones? -repite mi padre, visiblemente preocupado- ¿Cómo que baja pantalones?
- Oh no -responde Maia- no es como si fuera "¡Hey, el satiro de las bragas!"
- ¡¡Maia!! -grito, horrorizada, pero Kyle lanza una carcajada. Mi papá lo mira como si fuera el mismísimo Ted Bundy.
- Le prometo que no soy un criminal -le dice Kyle. Creo que estoy a punto de desmayarme.
- Amber, ¿Él no es el que te bajo los pantalones a los cinco años? -inquiere mi madre, mirando a Kyle de arriba abajo.
Pálida. Estoy pálida.
- Oh, pero no se preocupe señor -Kyle se dirige a mi padre- sabía que tenía pijamas abajo, no es como si hubiese querido verla desnuda.
- ¿Nadie va a decir nada del hecho de que este chico tiene una ensalada en la cabeza? -pregunta Dylan, parece el más confundido de todos- Más que Baja pantalones, deberían llamarlo El Verdulero -comenta y Maia se ríe.
―¿Podemos ir a hablar a mi cuarto? ―sugiero―. Sólo será un minuto.
―No estoy seguro que quiera que este chico que baja pantalones esté en tu cuarto ―informa mi papá, mirando mal a Kyle.
- Nunca he bajado más que un pantalón -le responde Kyle, ofendido- sin contar—
―Papá, es un malentendido ―lo interrumpo, antes de que Kyle diga una barbaridad―. Sólo hablaremos.
―Con pantalones puestos ―aclara Kyle.
Le doy un codazo para que se calle.
―Tan solo cinco minutos ―advierte mi madre.
―Y te llevas a Ratón ―agrega mi padre como si Ratón fuera la bestia guardiana de la casa. Agarro a mi perro, y este se queja al no poder quedarse en la cocina, cerca de la comida.
Asiento, y me llevo a Kyle a mi cuarto con Ratón. Cuando cierro la puerta, dejo a mi perro en la cama y me cruzo de brazos.
―¿En qué estabas pensando? ¿Venir a mi casa a las diez de la noche?
―Lo siento, te he estado hablando por mensaje, pero no contestabas.
Poso mi mirada en mi celular que está cargándose en mi mesa de luz.
―No he bajado el celular a cenar ―explico― ¿Qué diablos te ha pasado en el cabello? ―pregunto, acercándome a él para sacarle un pedazo de lechuga que le estaba cayendo en la frente, Ratón se acerca interesado al divisar comida.
―Ha sido Jess ―explica―, me ha tirado en la cabeza la ensalada que le he comprado.
—¡Kyle! Dijimos que le ibas a regalar flores, no una ensalada.
- Ya lo sé, pero salí tarde del entrenamiento, y he visto un McDonald's cuando estaba volviendo...
―Oh por Dios, dime que no le has comprado una ensalada de McDonald's ―ruego.
―Me pareció buena idea. Había hecho la carta antes del entrenamiento, la tenía en mi mochila, así que decidí comprar la ensalada e ir a su casa ―suspira―. La carta también ha sido mala idea.
―¿Por qué? Era una idea tierna ―contesto, y me alarmo al ver su cara, tiene la misma expresión que tenía cuando dijo que compró la ensalada―. Has hecho algo mal con la carta ―le digo, entrecerrando los ojos.
- Puede que haya sacado algunas ideas de internet... o muchos fragmentos.
- ¿Qué? ¿Has copiado y pegado?
- Copiar y pegar no, porque no me has dejado escribirla en Word -protesta- lo he copiado a mano.
- ¿Has copiado una carta de internet?
- Peor. Tal vez si era una carta cualquiera no se hubiese dado cuenta, pero he copiado la carta de una película, y le he dicho que la he escrito yo mismo.
Me tapo la cara, sin poder creerlo. Estoy indignada.
- Kyle, solo tenías que ser sincero. Mierda, ¿De qué película has sacado la carta?
Kyle, saca un papel arrugado de su bolsillo y me lo entrega, apenado.
Comienzo a leer la carta.
"Queridísima Jess,
Anoche no pude dormir pensando que habíamos terminado. Ya no estoy amargado porque sé que lo que tuvimos fue puro. Y si en un futuro lejano nos vemos en nuestras nuevas vidas, te sonreiré con alegría y recordaré el verano que pasamos debajo de los árboles, aprendiendo el uno del otro y creciendo nuestro amor. El mejor tipo de amor es el que despierta el alma y nos hace aspirar a más, nos enciende el corazón y nos trae paz a la mente. Eso es lo que me has dado. Eso es lo que yo esperaba darte para siempre.
Kyle
PD: No te engañé con tu mejor amiga."
- ¿Esto es de The Notebook? -cuestiono, alzando la vista para mirarlo.
- ¡Diablos! ¿Es que todos han visto esa película ahora? ¿Soy el único que no la conoce?
- Es un clásico, pero la tengo presente porque hace poco la han dado en la televisión y la he visto con Maia.
- Al parecer es la película favorita de Jess, y no lo sabía.
- Y por eso se ha dado cuenta -concluyo.
- No sólo por eso. Luego de leerla me dijo "Nunca en nuestra maldita vida hemos pasado un verano debajo de un árbol", le dije que era una metáfora, pero le hizo un bollo a la carta y me la tiró en la cara. Pero bueno, al menos la posdata es mía ¿no?
- La has cagado.
―Lo sé.
Ratón emite un gruñido, exigiendo más comida. Kyle se sacude un poco el pelo, dejando caer verduras al piso.
―¡Hey! Estás ensuciando el piso ―me quejo.
―Pero si Ratón es una aspiradora ―contesta―, se está comiendo todo.
―No intentes ganarte a mi perro con comida.
―Me lo ganaré cuando le dé un pedazo de queso. ¿O no, ratita? ―inquiere Kyle, agachándose para acariciar a Ratón.
―¿También tratas así a tu chihuahua? ―pregunto, exasperada.
Él se endereza frunciendo el ceño.
―¿Cómo sabes que tengo una chihuahua?
Mierda.
―Lo he visto en Instagram, estaba buscando a Jess para obtener información sobre ella antes de darte consejos.
―Vaya, que profesional. De todas formas es de mi padre y... Espera ―Kyle me mira ofendido― ¿Has entrado a mi Instagram y no me has seguido?
Bufo.
―Los problemas de los adolescentes del siglo XXI.
―En serio, sígueme. He perdido un seguidor desde que Jess me bloqueó de Instagram.
Agarro el celular de mi mesa de luz, y entro a Instagram, y me doy cuenta que tengo la sesión de Lily abierta.
―¡Mira! ―señalo la pantalla― Jess ha subido una historia hace cinco minutos.
Abro su historia, es un boomerang de ella, rodeando los ojos, con expresión irritada. Ha escrito: la gente no me para de sorprender.
―Creo que "la gente" es sinónimo de Kyle ―observo.
―Estúpida gente ―murmura él―. Ya no hay vuelta atrás ¿no? ¿Cómo se vuelve de regalar una ensalada y una carta plagiada?
―Algo se me ocurrirá ―le digo, pensativa―. Tú por ahora no hagas nada, nada.
―¡Amber! ¡Se acabaron los cinco minutos! ―escuchamos gritar a mi padre.
―¡Ya vamos!
Agarro a Ratón en brazos, y Kyle nos mira divertido.
―¿Qué pasa?
―El otro día escuché una canción en español que me hizo acordar a Ratón.
―¿Cuál? ―pregunto, entrecerrando los ojos. Estoy segura que no debe de ser buena.
- Supongo que ya te enterarás – informa él, guiñándome el ojo.
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Hola!!
Espero que les haya gustado el capítulo! ❤ ❤
A alguien se le ocurre de qué canción puede estar hablando Kyle?
Muchas gracias por leer y votar!!
Leila.
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