Capítulo 34 | La decisión
Hoy subí dos capítulos así que asegúrense de leer el anterior antes de este. Este es el anteúltimo capítulo. ¡Espero que les guste! 💗
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Una semana después me dedico a preparar lo que se me ha ocurrido gracias a la conversación con el padre de Kyle.
No sé con exactitud qué fue lo que dijo para que se me ocurriera la idea. Tal vez fue cuando dijo "es difícil saber cómo se siente" antes de decirme que no me rindiera con él, o posiblemente sea el hecho de que una de las personas que menos esperaba me estaba dando un especie de consejo.
Sea lo que sea, me di cuenta de que yo puedo tratar de comprender el dolor de Kyle y puedo tratar de aconsejarlo y brindarle mi apoyo, pero no puedo saber en exactitud cómo se siente porque es algo que yo no viví. Creé "La Consejera" para dar consejos, escuchar y poder hacer sentir mejor a alguien. Me di cuenta de que sentirse comprendido y el hecho de que otra persona que haya pasado por lo mismo que tú te entienda, te hace sentir menos solo y puede marcar la diferencia.
Creo que es momento de que yo no sea la única que dé consejos en mi blog. Es hora de que otras personas puedan contar sus experiencias y así poder ayudar a otros que están pasando por una situación similar.
Por eso he pasado los últimos días recolectando experiencias, trozos de vida de personas desconocidas que están dispuestas a contar su historia para ayudar. He escrito en mi blog que las personas que quisieran contar sus experiencias para publicarlas me enviaran mensajes y ahora mi casilla está llena.
En este caso he pedido historias sobre la confianza, sobre personas que hubieran vivido algo que les quitara la confianza en otras personas y cómo volvieron a confiar. No quise reducirlo a "experiencias sobre infidelidad" porque va mucho más allá de eso, es sobre ser decepcionado por una persona que querías y pensabas que nunca te iba a lastimar. También aclaré que no hace falta detalles, nombres reales o datos específicos, lo que más importa son los sentimientos, las sensaciones y los miedos.
Estoy emocionada al ver las respuestas de la gente, se me pone la piel de gallina con muchas historias y hasta algunas me hacen llorar. En este momento, sé que quiero que esta sea una nueva sección en mi blog, que la gente pueda contar sus historias para que otras perdonas puedan sentirse identificadas y menos solas.
La próxima sección podría ser de la universidad, tengo que admitir que aunque estoy tratando de enfocarme en lo que está sucediendo ahora, noto el pánico crecer al ver que se acerca la hora de comenzar esa nueva etapa.
De todas formas, por ahora me concentro en filtrar los mensajes y organizar esta nueva sección. Quiero que quede perfecta antes de mostrársela a Kyle. Sea cuando sea.
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El viernes siguiente, cuando Lily y Jean me proponen de ir al cine, rechazo la invitación. Estoy tan entusiasmada que no puedo despegarme ni por un momento de mi blog.
Aunque, la verdad es que también estoy nerviosa. Lo que estoy haciendo no es para que Kyle me deje entrar en su vida de nuevo sino para lograr que se sienta mejor. No sé si voy a lograrlo, pero no pierdo nada intentándolo. Por otro lado, mentiría si dijera que no tengo esperanzas de que Kyle nos dé una oportunidad.
No quiero pensar qué pasará si no lo hace. Bueno, sé lo que pasará. Me alejaré, por lo menos por un tiempo. Asumiré que algo dentro de Kyle cambió y ya no puedo formar parte de su vida. Y, bueno, ¿a quién quiero engañar? Lloraré. Lloraré mucho.
Estoy acostada en mi cama, con la mirada fija en la pantalla de mi computadora cuando mi hermana entra a mi habitación sin llamar (como siempre).
―Dylan y yo ya nos vamos al cumpleaños de su amigo en quince minutos ―me avisa y aprovecha para echarse un vistazo en mi espejo. Está preciosa con un vestido turquesa que hace juego con sus ojos claros y un impermeable negro. No me había dado cuenta de que estaba lloviendo hasta ese momento―. Ya he sacado a pasear a Ratón, está en el sofá durmiendo como si hubiera corrido una maratón. Papá y mamá ya se fueron a cenar con la tía Emily.
―Genial ―murmuro volviendo a prestarle atención a lo que estoy leyendo.
―Vaya, qué comunicativa estás. ¿Sigues con tu blog? Si continúas con la cara pegada a la pantalla vas a quedarte ciega.
Alzo la vista para mirarla con cansancio.
―Si eso significa que no voy a tener que ver los besos que se dan tú y Dylan en las cenas familiares, no me parece tan malo.
Maia sonríe de forma sarcástica y se despide con un saludo militar. Yo vuelvo a los mensajes que estaba leyendo antes de su interrupción. Son mensajes que ya están disponibles para ser leídos en el blog.
Rose: Supongo que volví a confiar cuando me di cuenta que mi vida no se limitaba a lo que la otra persona me hizo, que yo no era lo que me había pasado. Cuando me lastimaron, me sentí rota. Llegué a sentir que me lo merecía, que si yo hubiese sido "mejor", la otra persona se hubiese conformado conmigo y no hubiese buscado en otras personas lo que encontraba en mí. Empecé a desconfiar. Si esa persona que tanto juraba amarme me había dañado, ¿cómo iba a pensar que un desconocido no haría lo mismo? Cuando quise darme cuenta, había alzado un muro alrededor de mi corazón para no dejar que nadie más me lastimase, para no volver a sufrir. Y lo estaba logrando. Nadie me estaba lastimando. Estaba alejando a las personas malas... pero también a las buenas. Estaba evitando la tristeza, pero también la felicidad que me provocar otra persona si yo permitía que se me acercara. Decidí dejar de alejar a la gente. Afortunadamente, desde entonces, conocí personas increíbles y me di cuenta que no me importa si vuelvo a salir lastimada, habrá valido la pena si eso significa aprender a reconocer y acercarme más a aquellas personas que sí valen la pena.
Dan: En mi caso, cuando me engañaron luego de cinco años de relación tuve que replantearme todo. Fue como si la vida tal y como la conocía hubiese terminado. Vivíamos juntos y mi pareja me engañaba en la misma cama donde dormíamos. La amaba y confiaba ciegamente en ella. Estábamos bien, yo creía que ella me amaba. Nadie me lastimó tanto y esa es una cicatriz que nunca se irá. Pero gracias a lo que pasó, me perdí y me volví a encontrar. Los primeros meses fueron horribles. Me sentí débil, avergonzado, sin ningún rumbo. Tuve que volver a confiar... pero en mí, en que yo podía salir de aquello, que me podía volver a querer. Y lo hice. Me permití volver a conocer a otra persona con la que hoy puedo hablar de todo. Luego de muchas insistencias, volví a ver a quien me había traicionado para hablar, yo la verdad ya no tenía nada para decir y dudaba que ella me pudiera ofrecer más que unas disculpas. Me equivocaba. Ambos tuvimos mucho que decirnos, probablemente fue la primera y última conversación sincera entre nosotros. Me di cuenta de que siempre tuvo que haber sido así, como lo que ahora tengo con mi pareja: pura sinceridad, un espacio donde nos sentimos seguros para abrirnos sin mentiras ni la necesidad de ocultar información. Ojalá nadie tenga que pasar nunca por una infidelidad, ojalá yo no lo hubiese hecho, pero gracias a eso crecí. Me descubrí y entendí qué quiero y a quién quiero en mi vida.
Ruth: Ya no confío con los ojos cerrados. Pienso dos veces antes de contarle a alguien algo importante. Hay veces que sigo sintiéndome insegura cuando lo hago. A mi no me traicionó ninguna pareja ni una amiga, me traicionó mi hermana. No importa cuanto tiempo pase, me sigue doliendo como el primer día. Supongo que hay cosas de las que nunca nos queremos enterar, pero lo hacemos y cuando eso sucede ya nada es igual. Nadie quiere sufrir y nadie quiere apartarse de las personas que ama, pero sucede. No he vuelto a hablar con mi hermana. No pude perdonarla, pero hoy en día encuentro mi familia en mis amigos. Confío en ellos a pesar de que eso me hace vulnerable. Confío en ellos porque ellos estuvieron cuando la}s personas que más me importaba no lo hicieron. No quiero pensar que ya no existe la lealtad. Confío aunque me cuesta, pero cuando lo hago la mochila en mi espalda parece alivianarse y la vida se vuelve un poco más fácil.
Estoy por leer el siguiente cuando mi hermana vuelve a tocar la puerta de mi cuarto haciéndome resoplar.
―Que toques la puerta de mi cuarto solo quiere decir que necesitas algo y... ―me callo abruptamente cuando veo a Kyle entrar a mi habitación.
Mi corazón se detiene y atino a cerrar la tapa de mi computadora para que no vea lo que estoy haciendo.
Kyle cierra la puerta de mi habitación y se detiene a unos pasos de mi cama. Tengo que controlar el impulso que siento de correr a abrazarlo.
Lleva una sudadera negra con capucha, unos jeans gastados y una mochila azul colgada a su hombro. Su cabello mojado y su ropa húmeda me hacen notar que la lluvia está cayendo con más fuerza y está repiqueteando en mi ventana con intensidad. Dios, el blog sí que me aísla del exterior.
―¿Es que estabas viendo algo indecente? ―pregunta Kyle alzando una ceja y señalando a mi computadora cerrada—. Sé que pasaron dos meses, pero espero que no sean las nudes de otro —bromea.
Me rio y él también sonríe... pero no dura demasiado. Su sonrisa desaparece lentamente y traga saliva con nerviosismo.
Comienzo a entrar en pánico porque no estoy preparada para verlo. Todavía me falta organizar los mensajes en el blog, pensar en lo que le diré y buscar las palabras adecuadas para que no se tome a mal lo que he estado haciendo en mi blog. ¿Y si lo toma como algo personal y odia totalmente mi iniciativa?
También debo contarle que fui al taller de su padre y hablé con él aunque creo que eso es aún peor que lo demás.
Sin embargo, lo más importante es que no me he preparado para su posible rechazo. Desde un principio supe que todo esto podría no funcionar, pero es muy diferente pensarlo a estar lista para que eso suceda. Todavía no pude controlar la ilusión que me ha dado tener un plan para hacer sentir mejor a Kyle y no he masticado la idea de que tal vez logre hacer exactamente lo contrario.
―¿Qué... qué haces aquí? ―logro preguntar.
Dejo la computadora a un lado y reparo en las pintas que tengo. Estoy en pijama, con un pantalón corto, una camiseta que me queda dos talles más grandes de lo que debería y sin sostén. Mi cabello castaño debe estar completamente despeinado por haber estado la última hora acostada. Definitivamente, no es como me estaba imaginando un encuentro con Kyle.
―Yo... Necesitamos hablar ―dice con firmeza.
No me muevo. Me quedo allí sentada en mi cama sin saber qué hacer o qué decir.
―Tal vez este no sea el mejor momento ―vacilo.
Déjame prepararme para el rechazo, por favor...
―Nunca será el mejor momento ―repone.
Pestañeo sorprendida.
―Bueno, eso ha sonado un poco mal y...
―Quería alejarme de ti ―dice y yo me quedo muda.
Siento mi pulso dispararse y agarro las sabanas con fuerza. No estoy preparada para esto. No quiero escuchar esto ahora.
―Kyle...
―Quería alejarme de ti porque cuando te veo tengo la certeza de que puedes romperme si quisieras. Tú podrías hacer conmigo lo que sea ―admite con voz ronca―. Y no podía... no podía volver a permitirlo. A menudo la gente dice que no valora lo que tiene delante de sus ojos, pero yo siempre supe cuánto vales. Desde pequeños... cuando tú apartabas la vista yo aprovechaba para mirarte, para admirarte ―Hace una pausa para contemplarme con cariño y yo siento un nudo en la garganta tan fuerte que no puedo emitir ni una palabra―. Cuando volviste mi vida... Dios, fue tan fácil quererte. La forma en que me hacías sentir era pura calidez. Pero en ningún momento me permití pensar en un nosotros, en algo más que una amistad. Al principio porque estaba seguro de que yo quería a otra persona, y después porque tú estabas con una de las personas que más quería. Y ahora me resulta tan irreal creer que tú me quieres ―su voz se quiebra―. No podía evitar sentirme inseguro todo el jodido tiempo.
Mis ojos se humedecen y siento mi corazón latir desbocado en mi pecho.
―Todos este tiempo estuve pensando en Jess y en Austin, y en lo vulnerable que yo sería contigo —continúa—. Me enfoqué en lo mucho que yo podría salir lastimado hasta que me di cuenta de que si tú me quieres... si tú me quieres como yo te quiero, es un riesgo que corremos los dos. Mierda, espera ―masculla y abre su mochila para sacar una hoja doblada.
Lo miro sorprendida al reconocer su letra.
―¿Has escrito una carta? ―pregunto en voz baja.
Sus labios se curvan en una sonrisa tímida.
―A puño y letra. ―Lo miro esperanzada. Recuerdo muy bien cuando le había sugerido que le escribiera una carta a Jess y él se había quejado diciendo que era una idea medieval. Siento que han pasado años desde ese día―. Pensé en enviártelo al blog como los demás... pero quería escribirla.
"Como los demás." Él lo sabe. Sabe lo que he estado haciendo en el blog.
¿Y quería escribirla? Me muerdo el labio obligándome a no emocionarme.
Kyle agarra la hoja con fuerza y luce nervioso antes de aclararse la garganta y comenzar a leer.
―La verdad no sé nada sobre la confianza y el perdón, mi dolor es muy reciente como para que poder sacar buenas conclusiones aunque mi terapeuta me está ayudando a hacerlo.
Lo miro sorprendida y no puedo evitar sonreír con orgullo.
―Podría hablar del miedo y de la inseguridad ―continúa―. Y de esa angustia en el pecho que te dificulta respirar. O el dolor que te provoca recordar momentos en los que las personas que te dañaron todavía no lo habían hecho y cómo deseas que nada hubiera pasado, porque todavía los extrañas... a pesar de todo. Podría hablar de todo lo negativo... O podría hablar de la lealtad de la persona de la que estoy enamorado ―dice mirándome y mis ojos se llenan de lágrimas―. Porque por cada persona que te lastime, habrá otra que hará lo que sea para verte sonreír.
Él traga saliva con fuerza y yo creo que no estoy respirando. Kyle continúa.
―Ella tiene mi corazón, siempre lo tuvo. Ella me tiene paciencia y ha buscado la manera para que yo me sienta menos solo. Lo ha logrado, y aunque la adoro porque ha hecho muchas cosas para que eso suceda y por supuesto que han servido; lo que ella no sabe es que lo que me hizo sentir más acompañado fueron sus abrazos que me acogieron cuando sentía que me derrumbaba, fue su mano en la mía asegurándome que iba a estar allí para mí, fueron sus caricias que me tranquilizaron. Quiero volver a confiar a pesar de que me lastimaron y aunque todavía tengo miedo del resultado... me aterra muchísimo más perderla. No quiero perderla.
Dobla el papel y alza la vista para mirarme. Lo hace con cierto temor como si le diera miedo mi reacción. Yo siento mis mejillas húmedas por sus palabras.
Al ver que no digo nada él vuelve a abrir la mochila y saca una caja de chocolates amargos.
―Te he traído tus chocolates favoritos y... te he hecho una playlist. Lo siento, sé que un mixtape es más romántico, pero no tenía mucho tiempo. Ya quería verte ―dice sacando su celular y abriendo Spotify.
Y... me doy cuenta de qué es lo que está haciendo. Tomó los consejos que yo alguna vez le di para recuperar a alguien.
Me extiende su celular y yo observo las canciones que ha elegido. El corazón se me acelera al ver que las canciones realmente son significativas. La primera es la que bailamos pegados en aquel cumpleaños en donde yo comencé a darme cuenta de que tenía sentimientos por Kyle. La siguiente es una que cantamos a los gritos en su auto un día cualquiera en el que todo estaba bien entre nosotros. También ha elegido una de la película que hemos ido a ver al cine, aquella de los ancianos que se enamoran por internet. Me río cuando veo la que le ha cantado a Ratón en las historias de Instagram una vez.
―¿No dirás nada? ―pregunta con preocupación― Mira que no he puesto ninguna canción obscena de reggaetón. Quería reconquistarte con canciones nuestras...
Alzo la cabeza para mirarlo.
―¿Reconquistarme? ―musito―. Nunca me perdiste. Tú... no necesitabas hacer nada de esto.
Kyle se acerca a mí y me quita el celular de las manos para dejarlo en la mesa de luz, al lado del conejo de calcetín que él me regaló tantos años atrás. Acuna mis mejillas en sus manos y echa mi cabeza hacia atrás para mirarme fijamente a los ojos.
―No tuve que haber intentado tanto que otra persona me quisiera, no tuve que hacer tantas cosas para volver con alguien que ya había dejado de quererme hace mucho tiempo. Tendría que haber aceptado la situación. Tendría que haberme querido más y no haber insistido tanto, pero, sobre todo, debí de haber sabido que la persona correcta no iba a necesitar que hiciera nada de ello para darse cuenta de que me quiere. ―Sonrío y Kyle baja su cabeza para besar la comisura de mis labios―. Tú tampoco tenías que hacer lo del blog.
―No lo hice para que tú quieras estar conmigo ―me apresuro a aclarar―. Lo hice porque quería hacerte sentir mejor.
Kyle acaricia mi mejilla con el pulgar provocándome un estremecimiento.
―Esa es la diferencia, ¿no? Yo... lo siento, Amy ―susurra colocando su frente contra la mía―. Siento haberme sentido inseguro y me quiero disculpar desde ahora si en algún momento siento esa inseguridad de nuevo. Estoy trabajando en ello, te juro que sí. Quiero que sepas que confío en ti. Lo sabes, ¿verdad? Confío en ti. La inseguridad es mía, por lo que pasó y me encargaré de mejorar y que eso no nos afecte.
―Lo sé ―murmuro y entrelazo mis manos en su cuello―. Lo sé. Solo... espero que me permitas estar contigo y poder ayudarte en lo que pueda, aunque sea solo para hacerte compañía.
Esboza una sonrisa de felicidad.
―Te permito estar conmigo, te permito que suenes como si tuvieras la suerte de estar a mi lado cuando es justamente al revés. Yo soy quien es malditamente afortunado de tenerte en mi vida.
Me da un beso en la nariz y finalmente me río de felicidad.
—Dios, tu risa —murmura mirándome con admiración antes de atraerme hacia él y besarme.
Sus labios ahogan el sonido de mi risa haciéndome jadear. Lo único que puedo escuchar es el repiqueteo de la lluvia contra mi ventana y nuestras respiraciones agitadas. Las manos de Kyle me toman de la cintura con seguridad. Una seguridad diferente a todas las demás veces. De hecho, se siente diferente a todo lo que compartimos antes.
Nos besamos con urgencia, con anhelo, con todos los sentimientos que habíamos estado conteniendo y por alguna razón no dejábamos salir.
Kyle me aprieta más contra él. Sus manos se hunden en mi cabello y creo que mi corazón está a punto de salirse de mi pecho.
Me aparto tan solo unos centímetros para poder hablar.
—Mi... —mi voz suena irregular y me aclaro la garganta— ¿Mi hermana ya se ha ido?
Sus ojos oscuros me miran llenos de intención y sus labios esbozan una sonrisa lenta.
—Estaba a punto de irse cuando llegué. Me recalcó que iba a volver muy tarde. Al igual que tus padres...
Me muerdo el labio.
—Creo que desde que cumplí dieciocho mis padres están más permisivos...
Kyle baja la mirada hacia mis labios.
—Me gustan estas ventajas de tener dieciocho.
Nuestros labios se vuelven a encontrar y esta vez sé que no vamos a detenernos. Enredo mis manos en su cabello húmedo y lo atraigo más hacia mí. Kyle atrapa mi labio inferior y lo mordisquea con suavidad mientras nos movemos hacia la cama.
Me recuesto y los ojos de Kyle recorren mi cuerpo. Mi camiseta se subió dejando entrever una franja de piel de mi estómago. Kyle no aparta los ojos de mi cuando sus nudillos acarician ligeramente mi piel expuesta y yo me estremezco ante el contacto. Tomo una respiración temblorosa.
—¿Me vas a demostrar cuánto me has extrañado? —le pregunto.
Los labios de Kyle se curvan en una sonrisa.
—Voy a demostrarte cuánto te amo.
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¡Holaaa!
AAAA ya se está terminando esta historia *se levanta y pasa pañuelos* 🤧🤧
¿Qué les pareció? 💖
Yo tengo mucho para decirles, pero me lo guardo para el 03/12 que subo el capítulo final y el epílogo. Iguaaal, no se preocupen que van a haber extras (Spoiler: el primero es de navidad 🥺)
Lxs amoooo 🥰
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