Capítulo 29 | El presente
Aguanto tres días más hasta que decido que debo ir a ver a Kyle, intentar por lo menos que me escuche. Mi madre me ha asegurado que cuando vuelva del trabajo me llevará. Suele llegar alrededor de las siete de la tarde, por lo que cuando a las seis escucho el timbre de mi casa, me alarmo porque todavía no estoy lista. Luego, me doy cuenta de mi estupidez ¿por qué tocaría el timbre mi madre? Dos minutos después Maia aparece en mi cuarto con una expresión alarmada en su rostro.
―Amber, es para ti ―me avisa con cautela.
Mi corazón da un vuelco.
―¿Kyle?
Maia niega con la cabeza.
―Jess.
La miro atónita. ¿Qué diablos hace Jess en mi casa? ¿Cómo sabe siquiera donde vivo? Bajo las escaleras apresurada y cuando abro la puerta Jess está esperándome cruzada de brazos. Su rostro es sombrío, tiene las ojeras acentuadas y su cabello negro está apartado de su rostro en una coleta desecha. Luce cansada y cuando me mira toma una respiración honda.
―¿Qué haces aquí? ―pregunto sin esforzarme por no sonar dura.
―Austin me ha dicho donde vives. Yo... ¿cómo está él? ―balbucea me está mirando pero su cabeza parece estar muy lejos de aquí.
Asumo que se refiere a Kyle y frunzo el ceño.
―¿Qué te hace pensar que lo sé?
―¿Es que no has hablado con Kyle? ―pregunta extrañada.
Me duele su sorpresa, como si ella hubiera dado por sentado que yo estaba en contacto con Kyle. Ojalá fuera así.
―Será mejor que te vayas ―espeto a punto de cerrar la puerta, pero ella me detiene agarrándome de la mano.
―Espera, por favor ―sus ojos se llenan de lágrimas―. Necesito que le pidas que me escuche, necesito disculparme.
Aprieto los dientes.
―¿Realmente me estás pidiendo ayuda? ―cuestiono arrugando la nariz― Jess, ¿Tú sabes lo dolido que debe estar Kyle en este momento? ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué diablos ibas a lastimarlo así?
Jess solloza y yo hago una mueca. No quiero hacerla llorar, pero simplemente no puedo ser imparcial en este tema. Quiero a Kyle y el solo hecho de pensar lo mucho que debe de estar sufriendo me destroza el corazón, apenas puedo mirar a Jess a los ojos del enojo que tengo. Aunque agradezco que no haya sido Austin el que vino a verme, porque con él sé que no tendría ningún tapujo en decirle todo lo que pienso.
―La noche que estuve con Austin ―musita y vuelve a cruzar los brazos como protegiéndose―, yo estaba ebria y enojada con Kyle. Hacía tiempo que él parecía no prestarme atención, no se interesaba por mis cosas ni se preocupaba por mí, ¡apenas me besaba! Sé que tenía mucho en su mente, pero yo también tenía problemas y él estaba siendo un novio de mierda. Me sentía incomprendida, indeseada, y de pronto... Austin y yo nos quedamos solos, y él me estaba mirando como debería haberlo hecho Kyle, con deseo, anhelo... y lo próximo que supe es que estábamos besándonos. Y sé que fue horrible de nuestra parte, pero finalmente me sentí feliz... pero también furiosa con Kyle, por no tratarme como merecía. Estaba borracha y lo único que se me ocurrió fue romper con él de la forma en que lo hice. En mi estúpida ebriedad pensé que Kyle debía de estar con otra persona, porque hacía meses que no me tocaba. Lo culpé de haber estado con otra persona, esperando que él lo admitiera. Cuando no lo hizo, lo primero que se me ocurrió decirle fue que sabía que había estado con Bethany aprovechando que él la había llevado hasta su casa.
Trato de procesar lo que me está contando Jess, pero no puedo entenderla, no puedo justificarlo con el alcohol ni con el hecho de que se estaba sintiendo sola. Haber estado con Austin sabiendo lo que significaba para Kyle... y luego retorcer las cosas a su favor poniéndose ella en el lugar de víctima era algo que no puedo comprender ni aunque lo intente.
―¿Pero por qué no dijiste nada después? ―insisto― ¿Por qué dejaste que Kyle tratara de volver contigo?
―Porque soy una cobarde. No pensé que Kyle intentaría volver conmigo, pensé que iba a estar aliviado ―Hace una pausa y suena arrepentida cuando dice:― Y una vez que comienzas a mentir es muy difícil volver atrás, cuentas una mentira y otra y otra. Lo único que pude hacer fue rechazar a Kyle para que no siguiera insistiendo. Aunque mi resentimiento hacia él creció cuando me di cuenta lo poco que me conocía Kyle al ver las formas en la que estaba tratando de recuperarme, así que seguí sin contarle la verdad.
Niego con la cabeza. Siempre he creído que Kyle es el que tiene la habilidad de mentir, pero me he estado equivocando todo este tiempo. Al final, los que sabían actuar y mentir eran Austin y Jess. Respiro hondo para la siguiente pregunta, aunque no estoy preparada para la respuesta.
―¿Todo este tiempo... ―murmuro entrecerrando los ojos― todo este tiempo has estado con Austin a sus espaldas? ―Jess se quedó callada y yo ahogué una exclamación― ¿Incluso cuando Austin estaba conociéndome a mí?
―Volvimos a estar juntos una vez más―me confiesa y yo cierro los ojos con fuerza―, pero fue antes de que yo decidiera volver con Kyle. Tú y Austin no se veían tanto. No espero que me creas, pero yo no quería ser un problema entre Austin y Kyle, quería que ellos siguieran siendo amigos y alejarme de ellos.
―¿Entonces por qué volviste con Kyle? ―inquiero indignada.
―Él parecía no darse por vencido y yo... me sentía sola y lo extrañaba. A pesar de todo, Kyle es un chico increíble. Hemos sido el primer amor del otro y yo lo quiero, por más que parezca mentira, lo quiero. Me preguntaba si tal vez las cosas serían diferentes esta vez, si merecíamos otra oportunidad. ―sus ojos volvieron a clavarse en mí― Luego noté como te miraba a ti.
Frunzo el ceño.
―¿Qué? ¿Es como te miraba a ti antes? ―pregunto dado por sentado que eso me va a decir.
Jess esboza una sonrisa triste.
―No ―susurra―, él jamás me ha mirado de esa manera.
Trago saliva sin saber qué decir. Nos quedamos en silencio un momento hasta que Jess suspira y vuelve a hablar.
―Creo que Kyle hace mucho tiempo no me quiere de la manera que él piensa. Nos amamos en un principio, y sé que él sentía una gratitud enorme hacia mi por haber estado en momentos difíciles de su vida, pero no estaba enamorado de mí, no me quería de forma romántica. Lo volví a comprobar una vez que volvimos. Nos llevábamos bien, pero no conectamos. Solo compartimos una historia y no era suficiente desde antes de esa noche con Austin ―su voz se quebró―. Kyle me confesó que... —Jess se calla y niega con la cabeza— No importa, no debería contarte a ti esto. Estoy arrepentida y no espero que me perdone. No estoy orgullosa de mí ni de mis acciones, pero solo necesito hablar con él.
Paso una mano por mi frente.
―Creo que sobrestimas mi influencia en Kyle ―contesto, mi tono ya da por terminada la conversación.
―No, no lo hago ―afirma y da un paso hacia atrás―. Por favor, solo intentalo.
Luego se da la vuelta y se aleja de mi casa. Yo vuelvo dentro y apoyo mi cabeza contra la pared. Me encuentro con mi padre que está a unos metros de distancia con una taza de café mirándome con los ojos muy abiertos. Estoy segura que ha escuchado toda la conversación.
―Con ustedes no hay quien se aburra ―dice antes de darle un sorbo a su café.
Son las ocho de la noche cuando mi madre finalmente llega del trabajo, yo ya estoy lista para ir. Luego de mi encuentro con Jess, reprimí las ganas de llorar y volví a mi cuarto para bañarme y arreglarme. Tengo que admitir que he pensado más de lo que debería en mi aspecto. He escogido un vestido verde oscuro, que si bien es informal, tiene la espalda descubierta y me gusta como se ajusta a mi cintura. Me he peinado y dejado el cabello suelto que cae sobre mi busto y me he aplicado un poco de máscara de pestañas, aunque luego me pareció una terrible idea. Si lloro... sacudo la cabeza para no pensar en ello.
Cuando bajo por las escaleras, siento que todos los miembros de mi familia (incluidos Ratón y Dylan, claro), me están mirando fijamente y eso me pone nerviosa. Bueno, sé que es una de las primeras veces que salgo de mi habitación con otra cosa que no sea un pijama y estoy a punto de ir a ver Kyle. Es un momento importante, pero podrían disimular.
Mi padre se aclara la garganta y todos se apresuran a volver a lo que sea que estuvieran haciendo antes de quedarse mirándome.
Llego hasta donde se encuentra parada mi madre, con las llaves del auto en la mano lista para salir.
—Gracias por llevarme, Ma —le digo y ella me sonríe. Podría haber ido yo sola hasta allí, pero no me creo lo suficientemente preparada emocionalmente como para hacerlo. Además mi madre esperaría dentro del auto por si Kyle se negaba a hablarme y debía de volver a mi casa con la cabeza gacha.
—Vamos, antes de que se haga más tarde.
Yo asiento y miro a los demás, Maia y Dylan me gritan buena suerte desde el sofá y mi padre solo me guiña el ojo antes de decir que estoy preciosa.
En el auto, mi madre pone música y me cuenta sobre su día, aunque trato de prestarle atención solo siento mi nerviosismo aumentar con cada cuadra que dejamos atrás y nos acercamos a la casa de Kyle.
Dios, espero que no estén cenando. Sería vergonzoso suplicarle a Kyle que hable conmigo mientras su madre y Jack están escuchándonos mientras comen.
Mi madre me recuerda que esperará al final de la calle dentro del auto en caso de que tengamos que volver. Si Kyle decide hablar conmigo, mi madre se irá y volverá cuando yo le avise.
—A menos que te traiga él—agrega mi madre, doblando en la calle donde vive Kyle— O te quedes a dormir en su casa —dice por lo bajo y yo me volteo a mirarla sin poder creerlo.
—¿Estás loca, mamá? Kyle está enojado conmigo, y además ¿te parece bien que me quede en su casa? —cuestiono frunciendo el ceño.
—Maia ya se queda en lo de Dylan, y conocemos a Kyle y a su madre, mientras tú te comuniques conmigo en todo momento, no lo veo como un problema.
Mis cejas se alzan hasta las nubes. Vaya, sabía que a mi madre le caía bien Kyle, pero que acepte tan tranquilamente algo así es un nuevo nivel de aceptación.
―¿Y papá?
―Está de acuerdo conmigo.
Niego con la cabeza sin poder creerlo, debería estar emocionada porque la actitud de mis padres, pero simplemente los nervios no me dejan disfrutar nada.
—De todas formas, no pasará mamá. —Respiro hondo y le dedico una media sonrisa antes de abrir la puerta—. Gracias de nuevo por traerme.
Ella me da un apretón en el hombro.
—Estoy segura que todo saldrá bien —me tranquiliza—. Estaré aquí a ver que tal va y si entras a su casa me iré.
O me verás volver llorando, pienso pero no lo digo.
En el trayecto del auto a la puerta de Kyle, chequeo si me ha contestado los mensajes que le he enviado avisándole que vendría a su casa. Como es de esperar, no me ha contestado nada. Tomo una respiración honda frente a la puerta de madera. Me acomodo la correa de mi cartera. Peino un poco mi cabello. Me digo que todo saldrá bien.
Recuerdo la charla con mi madre, lo que ha dicho Jess sobre Kyle y sobre mí. Me insulto por estar tan nerviosa y tardar tanto en tocar el estúpido timbre. Me aclaro la garganta y estoy a punto de estirar mi mano hacia el timbre cuando la puerta se abre y me quedo paralizada. No sé qué estaba esperando de Kyle, pero desde luego no la apariencia que estoy observando. Está vestido con unos joggings negros que le caen sueltos por debajo del estómago y una camiseta gris que se pega a su cuerpo. Parece recién salido de la ducha, su cabello negro está ondulado y húmedo. Siento un aroma a menta que sé que proviene de su crema de afeitar y debido a eso no puedo no fijarme en su mandíbula afilada. Sus ojos oscuros me miran y toda mi esperanza se esfuma cuando contemplo su actitud, me observa como si fuera una molestia que estuviera aquí y me quisiera despachar. Y eso hace.
—Pensaba que era mejor ahorrarte diez minutos más de debate interno —dice con voz monótona—. Y también voy a ahorrarte que pierdas el tiempo: siento haberte hablado así en la fiesta, Amber. Estaba enojado, pero no te culpo de nada. Ya puedes irte.
Kyle comienza a cerrar la puerta y yo reacciono colocando una mano sobre su brazo. Él desciende su vista hacia mi mano y yo me apresuro a quitarla.
—Espera, por favor —le pido. Mierda, mi voz grave ya refleja el torbellino de emociones en mi interior—. Yo... he venido sola, por favor déjame hablar contigo mientras le digo a mi madre que venga a por mí.
Él frunce el ceño.
—Sabes que no te diría que te fueras si no supiera que estás acompañada. —Mira a un punto alejado detrás de mi espalda—. Veo el auto de tu madre desde aquí.
Mierda. Me obligo a no seguir su mirada.
—Por favor —susurro.
Él se queda mirándome por un largo rato en el que yo aguanto la respiración.
—Deja de perder el tiempo conmigo, Amber —dice finalmente y se da vuelta para entrar a su casa. Lo sigo dentro y él se voltea cuando la puerta se cierra y yo estoy dentro.
Se limita a negar con la cabeza y se dirige a su cuarto. Lo sigo con el corazón desbocado y es entonces cuando me doy cuenta que la casa está en penumbras y no se escucha ningún sonido más que mi corazón y nuestros pasos.
—¿Y tu madre y Jack? ¿Y Whisky?—pregunto. Kyle está por delante de mí así que no puedo evitar mirar su ancha espalda, está regida por la tensión.
—Estoy solo —contesta sin emoción en su voz—. Mi madre y mi hermano se han ido de vacaciones, se llevaron al gato. Yo rechacé la invitación, entenderás que no estoy de humor para unas vacaciones felices.
El tono de su voz es amargo, pero aún así sé que es solo una pequeña demostración de lo afectado que debe estar realmente. La forma en que me mira es como... como si estuviera vacío.
Kyle entra a su habitación, es la única con las luces prendidas. Es la primera vez que estoy aquí y doy un vistazo alrededor. No está desordenada ni es un caos como la mía. Todos sus muebles son negros salvo por su cama blanca, que trato de evitar mirar con atención, pero me sorprende ver que no es de una plaza; debe ser la mitad de grande que la mía y está contra una de las paredes de un azul pálido.
Su escritorio está lleno de libros, cuadernos y una computadora con stickers de basquetbol en ella. La pared tiene unas pocas fotos y solo alcanzo a reconocer a Jack en una de ellas. En la silla de su escritorio hay ropa doblada y debajo un cesto de basura con lo que parecen ser más fotos... rotas. Mierda, desvío mi vista rápidamente, pero Kyle ya se ha dado cuenta de donde estaba mi atención. Él está parado en el medio de la habitación y lo miro esperando que no le afecte el hecho de que vi las fotos de él y Austin.
—No me voy a derrumbar, descuida. Ya lo he hecho todos los demás días ―me asegura de forma burlona, pero algo dentro de mí se rompe.
―No me has contestado ninguno de los mensajes.
Su expresión fría flaquea y me mira con... ¿sorpresa?
―¿Me has mandado mensajes?
Frunzo el ceño.
―Si... y te he llamado.
Algo fugaz pasa por los ojos de Kyle pero él aparta la mirada y niega con la cabeza.
―Perdí mi celular en la fiesta. Me fui tan rápido que ni siquiera busqué mi abrigo, todavía no lo han encontrado.
Trago saliva, sintiendo un ápice de esperanza. Entonces no me estaba ignorando los mensajes como pensaba. Siento que es algo positivo hasta que Kyle me mira y suspira.
―Deberías irte, Amber —dice con sus ojos fijos en los míos.
Me cruzo de brazos, la frustración se está abriendo paso dentro de mí a pesar de mis ganas de ir con cautela. Tal vez por su voz tan indiferente o por el hecho de que me está llamando "Amber" en vez de su típico "Amy". Probablemente tenga que ver con el hecho de que mis latidos retumban en mi pecho desde que abrió la puerta. Dejo el bolso a un lado y me enfrento a él.
—Te estás comportando como un imbécil —suelto sin detenerme a pensarlo.
—Tal vez —admite—, pero creo que dadas las circunstancias me lo puedo permitir. Así que, aquí voy de nuevo. ¿Te doy un consejo? —pregunta y yo hago una mueca, preparándome, porque que utilice el tema de los consejos no puede ser nada bueno—. Vete antes de que diga cosas de las que me arrepienta.
¿Cómo que?, pregunta una voz dentro de mi cabeza.
—Escucha —digo tratando de calmarme y pensar con claridad—, sé que la traición de ellos es lo que más te duele, pero quiero disculparme por—
—No tienes ni idea de qué es lo que más me duele —replica con la voz ronca.
—Por favor, Kyle, habla conmigo —le ruego—. Déjame estar para ti, déjame ser tu amiga.
—¡No quiero ser tu amigo! —exclama. La intensidad de su mirada me deja sin respiración y por primera vez veo el conflicto dentro de él. Ya no es una mirada fría, sino que parece estar conteniéndose, reflejando su angustia y dolor. Da un paso hacia mi y quedamos demasiado cerca el uno del otro. Su voz es más baja cuando vuelve a hablar— No quiero ser solo tu amigo. No quiero ser tu amigo porque no soporto la puta idea de ser tu amigo mientras veo como otra persona tiene tu corazón.
Creo que estoy a punto de desmayarme y doy un paso hacia atrás para apoyarme contra la pared.
—¿De qué estás hablando?
—¿Por qué piensas que Austin te mintió y te dijo que yo realmente había estado con Bethany esa noche? —inquiere y no se me pasa por desapercibido como pronuncia el nombre de Austin, como si le costara hacerlo.
—Porque es un idiota —digo sin más y él curva los labios en una pequeña sonrisa. Tengo que controlarme para no saltar a abrazarlo por esa maldita sonrisa.
—Además —afirma, pero luego su sonrisa se borra—. Te lo dijo porque yo no soy muy distinto a él.
Frunzo el ceño ante sus palabras.
—¿De qué diablos hablas? Tú no eres en nada como él.
Kyle se queda en silencio y yo me mordisqueo el labio con nerviosismo. Sus ojos negros bajan a mi boca y parecen reparar mucho en el gesto, y yo me quedo sin aliento.
—Si no fuera como él, no querría acercarme a ti y besarte hasta que te olvides de que alguna vez tuviste algún jodido pensamiento sobre él.
Mi corazón salta emocionado dentro mi pecho. Trago saliva. Nuestros cuerpos están rozándose y me muero por acortar la distancia entre nosotros, pero necesito dejarle algo en claro.
—Estás equivocado en dos cosas, Kyle. No eres como él porque él y yo no estamos juntos, —digo y noto como eso lo sorprende. Mierda, ¿todo este tiempo pensó que Austin y yo estábamos juntos?—Y lo segundo: él no tiene mi corazón. Nunca lo tuvo.
—¿Tú...? ¿Tú no estás con...? —su voz falla y vuelve a intentarlo— ¿No lo has elegido a él?
La forma en la que me mira me parte el corazón, como si no pudiera creer lo que estoy diciendo.
—¿Cómo puedo elegir a cualquier otra persona que no seas tú? —pregunto
El autocontrol de Kyle se esfuma. Un segundo está parado frente a mí y al otro está poniendo sus manos alrededor de mis mejillas y atrayendo su boca hacia la mía. Me presiona contra la pared atrapándome con su cuerpo. Me besa con desesperación y yo hago lo mismo, sin poder creer que finalmente estoy besándolo. El corazón me late a trompicones y nuestras respiraciones están entrecortadas. Kyle lleva sus manos hacia mi espalda descubierta y me recorre una ola de placer ante el simple tacto de sus fuertes manos sobre mi piel. Sus manos siguen subiendo hasta hundirse en mi cabello y profundizar el beso. Su cuerpo se presiona contra el mío y yo jadeo. Él se separa de mí unos centímetros y sus pupilas dilatadas siguen mirando mis labios cuando habla.
—No soporto ser tu amigo si eso implica no poder besarte así —dice antes de volver a besarme con un gruñido ronco.
Con la intensidad de sus besos me doy cuenta que nunca he sentido algo así. Todos los besos que he dado hasta el momento han sido agradables, pero con Kyle... todas las sensaciones se multiplican. Tiemblo bajo sus brazos y él me besa con pasión, pero sus manos me sostienen de las mejillas con demasiado cuidado, sus pulgares acarician mi mejilla mientras me besa y no quiero que se detenga nunca.
El ritmo de Kyle comienza a bajar y me besa despacio, tomándose el tiempo para saborearme. Los labios de Kyle descienden por mi barbilla y yo cierro los ojos cuando comienza a mordisquear y lamer mi cuello.
Noto su deseo, sus ganas de estar conmigo, pero sé que algo va mal cuando se aleja un poco y apoya su frente contra la mía respirando agitadamente. Nos quedamos así por un largo rato hasta que él se aparta de mí.
—¿Qué pasa? —susurro llevándome los dedos hacia mis labios hinchados, lo observo pasarse una mano por el cabello con frustración—. Kyle, no eres él.
Él me mira y sé que he dado en el clavo. Se siente culpable por estar conmigo debido a Austin.
—Yo le he dicho que no quería estar con él hace semanas —continuo.
Él cierra los ojos por un instante.
—No quiero que pienses que esto es una venganza hacia ellos. Nada de lo que siento por ti, nada de lo que pasó entre nosotros desde que nos conocimos tiene que ver con ellos —me asegura alargando su mano para acariciar mi mejilla—. Austin te dijo eso porque estaba enojado conmigo.
Inclino mi rostro hacia su mano.
—¿Por qué estaba enojado contigo?
—Porque yo ya no podía más con la culpa de sentir tantas cosas por ti y se lo confesé. No tienes ni idea las veces que soñé tenerte entre mis brazos mientras veía cómo mi mejor amigo te besaba. No entiendes el control que tenía que ejercer para que no se notara lo mucho que estaba sufriendo al verte con él —me quedo quieta sin poder creer lo que estoy escuchando. Todo este tiempo... ¿Todo este tiempo él estaba interesado en mí?—. No podía estar contigo si eso implicaba hacerle mal a Austin, así que traté de recordarme una y otra vez que solo éramos amigos, traté de no darle importancia, pero el remordimiento por lo que estaba sintiendo era tan grande que se lo confesé y cuando lo hice... él se enfureció, actuó como si no lo supiera ya, pero lo sospechaba, sé que lo hacía. También se lo conté a Jess. No podía fingir más y ella no se merecía que le mintiera. Le conté que estaba teniendo sentimientos por otra persona y supongo que debí de darme cuenta de que la forma en que se lo tomó era una señal de que yo no le importaba. Me dijo que lo entendía y que podíamos ser amigos.
Estoy sintiendo tantas cosas, tengo tanto para decirle que no sé por dónde empezar.
—Ellos jamás te merecieron, Kyle —le aseguro y él se encoge un poco. La herida es demasiado reciente como para hablar de ellos de esa manera así que trato de llevar la conversación por otro lado— ¿Desde cuándo sientes algo por mí? —murmuro en voz tan baja que no sé si me escucha.
Kyle me observa durante un largo momento, luego aparta la vista y cuando vuelve a mirarme noto el brillo en sus ojos.
—Probablemente desde siempre —susurra y sus palabras se me graban en el corazón― Me di cuenta de mis sentimientos cuando tuvimos esa discusión en mi casa. No quería elegir entre tu amistad y Jess, porque si realmente hacía lo que sentía... te hubiese elegido a ti sin pestañear y eso me aterró. Me di cuenta ese día, pero... ―me mira con tanto cariño que me estremezco―. Sí, probablemente desde siempre.
—¿Desde que me regalabas cosas sin que yo lo supiera? —pregunto con una sonrisa.
Kyle frunce el ceño sin entender y luego su rostro se enrojece. Realmente se sonroja con intensidad y mi sonrisa se agranda.
—Estás sonrojado —canturreo entrelazando mis manos detrás de su cuello. Él pasa su manos por mi cintura.
—¿Qué es lo que sabes? —pregunta con cautela, pero su tono de voz lo delata, está nervioso.
—Bueno, por empezar que he tenido todo este tiempo un calcetín hecho por ti en mi mesita de luz y recién ahora me entero. —Kyle se ríe y esconde su rostro avergonzado en el hueco de mi hombro provocándome cosquillas—. ¿Por qué nunca me lo has dicho?
—Porque si hubieses sabido que lo hice yo, hubieses quemado al pobre conejo.
Me río y me alejo un poco para mirarlo.
—Está bien, puede que a los siete años no fueras mi persona favorita, pero ¿por qué no dijiste nada la primera vez que viniste a mi casa y lo viste?
Kyle juega distraídamente con mi cabello.
—No lo sé —contesta encogiéndose de hombros—. No me esperaba que lo siguieras teniendo. Cuando lo vi, recordé la satisfacción que había sentido cuando tu madre te entregó el conejo hecho por mí y tú dejaste de llorar y lo agarraste con cuidado, sonriendo como si fuera el mejor juguete del mundo y no un calcetín con botones y un moño. Te vi llevarlo a clases todos los días luego de ello y me encantaba. Ese día en tu habitación no quise decirte que lo había hecho yo por si... no lo sé, no te gustaba la idea de haber tenido tanto tiempo algo hecho por mí y no quería empañar el recuerdo.
—Así que decidiste que era mejor que recordara el hecho de que me bajaste los pantalones en clases y no que tuviste un lindo gesto hacia mí —digo divertida.
—Exactamente —afirma guiñándome un ojo y yo no pude evitar lanzar una carcajada. Él sonríe ante el sonido de mi risa y yo acaricio su mejilla— ¿Qué tal si nos tomamos las cosas con calma?
Quiero estar con Kyle y tengo que controlarme para no saltar a besarlo de nuevo, pero por más que él parece estar emocionado por lo que está pasando entre nosotros, sé que hay otros sentimientos que lo están desbordando. Lo que ha pasado con Austin y Jess es muy reciente y él está sufriendo por eso.
Asiento con la cabeza. Él me mira con cierto temor y su voz suena tan vulnerable cuando habla que mi corazón se encoge.
—Pero no te vayas, por favor —susurra.
Entrelazo mi mano con la suya.
—No pensaba irme, Kyle —le aseguro—. He venido aquí para estar contigo, para hacerte compañía y hablar si lo necesitabas. Pero luego las cosas se salieron un poco de control...
Pensaba que eso lo haría sonreír pero Kyle hace una mueca.
—Lo siento —suena enfadado, aunque sé que no es conmigo—. No puedes imaginarte las veces que he pensado en nosotros, en este momento, en la manera en la que te haría saber lo mucho que te he extrañado. —Trago saliva ante su mirada intensa—. No hay nada que quiera más. —Se acerca más a mí y coloca una mano en mi nuca e inclina mi cabeza para mirarlo mejor—. Pero cuando lo haga, quiero que solo seamos tú y yo, te mereces toda mi atención y en este momento...
Parece no saber cómo seguir y yo me pongo de puntitas para besarlo, nuestros labios apenas se juntan por unos segundos.
—Tranquilo —le digo—. Lo entiendo. Yo tampoco quiero que nada ni nadie nuble nuestro momento. Ya habrá tiempo para que me demuestres lo mucho que me has extrañado —le digo con una sonrisa insinuante.
Kyle alza las cejas.
—¿Es que tú no me has extrañado? —pregunta, está arrugando levemente la frente y tengo que reprimir mi risa.
—Meh —digo encogiéndome de hombros.
Un segundo estamos de pie y el otro Kyle me alza por la cintura y nos lanza a ambos a la cama. Kyle cae de espaldas y yo encima de él, riendo.
—No te creo nada —dice en mi oído y yo me acomodo en su cama para estar de costado mirándolo. No se me pasa desapercibido lo cómoda que es su cama ni como huele a él.
—Entonces, ¿quieres hablar de ello? —le pregunto ya no hay rastro de diversión en mi voz.
Kyle suspira y apoya su cabeza en mi pecho, yo acaricio su cabello oscuro.
—Realmente no —musita, pero su voz vuelve a estar angustiada y yo siento un nudo en la garganta por él, por el dolor que debe de sentir ante la traición de su mejor amigo, por las mentiras de Jess, por el engaño de ambos—. Solo quiero estar así contigo.
Asiento y cierro los ojos escuchando su respiración. Kyle se aferra a mi cintura y cuando su respiración se vuelve irregular y su pecho se contrae, lo único que puedo hacer es abrazarlo más fuerte mientras lo escucho llorar y le susurro que todo va a estar bien, que pase lo que pase estoy aquí para él.
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AAAAA. No se si ponerme feliz o llorar. ¡Espero que les haya gustado el capítulo!
¡Muchas gracias por comentar y votar! 💗💗
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