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Capítulo 27 | La verdad

El jueves por la noche voy a la casa de Austin media hora antes de que debamos ir a la fiesta de cumpleaños de Kyle.

Estoy recostada en la cama de Austin esperando a que salga del baño porque está terminando de cambiarse. Yo ya estoy lista para salir ya que me preparé en mi casa. Me vestí con los pantalones de cuero que me regalaron mis padres para mi cumpleaños y una blusa roja sin hombros. He dejado mi pelo castaño suelto que cae en ondas sobre mi pecho. Me gustó el resultado aunque no me gustó las ganas que sentí de que Kyle me viera así. No debería sentirme así.

Clavo mi vista en el escritorio donde está el regalo de Kyle: un tupper lleno de galletas con forma de los personajes de Bananas en Pijama que me ayudó a hornear mi padre ese día y un pantalón pijama a juego. Tuve que alejar el tupper de las manos de Dylan y las patas de Ratón en mi casa, también de Austin cuando llegué aquí; el olor a chocolate se puede sentir desde el recipiente.

Mi vista se desliza del regalo de Kyle hasta una foto de Austin y de Kyle en un marco negro cerca de su escritorio. Están parados en el centro de una cancha de basquetbol, sosteniendo un trofeo en alto con una sonrisa de oreja a oreja, sus cabellos están oscuros por el sudor. Recuerdo vagamente que Austin me contó que hace un año ganaron un torneo con el instituto.

Me levanto de la cama para ver mejor la foto, pero cuando mis pies tocan el suelo, la puerta de la habitación de Austin se abre y él entra. Está vestido con una camisa blanca, con las mangas arremangadas hasta los codos y unos pantalones grises. Su pelo rubio está peinado ligeramente hacia un costado.

Estoy a punto de decirle que estaba por ver la foto de su escritorio cuando alguien golpea la puerta.

—¿Están desnudos? —grita la hermana de Austin— ¿O puedo pasar?

Abro mucho los ojos, pero Austin solo pone los ojos en blanco y le dice que pase. Hailey me sonríe disculpándose y yo le devuelvo la sonrisa. Ella vendrá con nosotros al cumpleaños de Kyle. Su cabello rubio está recogido en una coleta alta y lleva un vestido turquesa que resalta el color claro de sus ojos, idénticos a los de Austin.

—Ya es hora de irnos —nos dice mientras teclea en su celular—. Mis amigas ya están allí. Dicen que no hay ninguna escultura de hielo —alza la vista para mirar a Austin boquiabierta—. El maldito de Kyle me juró que habría una escultura de hielo. Le aposté dinero a mis amigas.

Austin se ríe y niega con la cabeza.

—Es tu culpa por seguir creyendo todo lo que te dice Kyle. ¿Es que no has aprendido nada hasta ahora? Kyle siempre está mintiendo. Va a estallar de risa cuando sepa que has perdido dinero a costa suya.

Hailey maldice y sale de la habitación hecha una furia. Austin sigue sonriendo cuando se da vuelta listo para salir. Pero yo no me muevo y su sonrisa se desvanece.

—¿Qué pasa? —pregunta frunciendo el ceño.

—Kyle... —Comienzo a decir, pero luego me callo, procesando lo que Austin acaba de decir.

Kyle siempre está mintiendo.

Y no es el hecho de que sus palabras me sorprenden, sino de que no me sorprenden. En absoluto. Yo misma lo he pensado muchas veces: cuando Kyle me aseguró que bailaba tan mal que podría terminar lesionada, pero en la fiesta a la que asistimos juntos para darle celos a Jess, bailó conmigo moviéndose a la perfección. Esa misma noche mientras jugábamos al "yo nunca nunca" había pensado que Kyle sabía actuar tan bien que podría estar en una serie; la vez que fui a cenar a su casa y fingió no saber que el chocolate amargo era mi preferido cuando él mismo se lo había contado a Austin.

Y ahora... algo me dice que no solo le ha mentido a Jess sobre eso.

Austin está mirándome con preocupación, esperando una respuesta y yo lo único que atino a decir es:

—Kyle me lo contó.

Austin me mira tan confundido que hubiese sido gracioso si no fuera porque mi cabeza está dando vueltas y siento una sensación extraña en mi pecho.

—Yo... lo sé —remarco esas palabras de forma confidencial, aunque estoy a punto de echarme hacia atrás porque no sé qué diablos estoy haciendo. Es ridículo. No tiene sentido y... y Austin me mira como queriendo analizar a qué me refiero exactamente y con miedo a decir algo que no debe.

Mi estómago se contrae. Entonces hay algo que ocultar.

Me cruzo de brazos con seguridad, esperando su respuesta.

—Mierda, ¿Cuándo te lo contó? —pregunta finalmente bajando sus hombros, su voz denota culpa— Porque no lo sabías el día del partido. ¿O sí?

Mi corazón late con fuerza y doy un paso hacia atrás porque tengo miedo de que Austin lo escuche.

—No, Kyle me lo contó hace dos días —respondo, esperando que eso tenga sentido.

Austin se queda en silencio unos segundos como si estuviera procesando la información. Luego deja escapar un suspiro de derrota.

—Amber... asumo que estás enojada con él —dice acercándose a mí, pero luego se detiene—. Diablos, debes estar enojada conmigo, pero para Kyle no significó nada acostarse con Bethany esa noche. Fue un estúpido error. Se dejó llevar por lo físico, pero él ama a Jess. Tienes que creerle.

Mi respiración se vuelve irregular. Un relámpago de imágenes azota mi mente. Todas las veces que lo ayudé, que le creí, que le pedí que no me mintiera; el rostro de Jess contraído de dolor, pero con esperanza cuando le dije que Kyle no la engañó, cuando le aseguré que él no la había engañado. El hecho de que Jess se peleó con su mejor amiga de toda la vida porque decidió creerle a Kyle. La foto de ellas dos de pequeñas que habíamos visto con Lily...

¿Es que acaso Kyle no siente culpa? ¿Un mínimo de remordimiento? Volver con ella aún cuando la engañó...

El hecho de que fue tan fácil para él que nuestra amistad terminara... ¿Es porque en realidad tampoco significó nada? Después de todo, engañó a su propia novia, me engañó a mí para que lo ayudara a regresar con ella.

—Amber —la voz de Austin me devuelve a la realidad y me doy cuenta que mis ojos están empañados —, si hubiese sabido que ya lo sabías... ¿Por qué no me lo has dicho antes? No parecías... enojada.

Me doy cuenta que tengo que pensar algo rápido para que mi actuación no se desmorone. En este momento me vendría bien un consejo de Kyle sobre cómo actuar. Me trago una risa amarga ante ese pensamiento.

Pero miro a Austin y me doy cuenta de lo que se refiere. Él también me ha ocultado la verdad y por supuesto que me molesta, aunque no se aproxima al enojo que estoy sintiendo hacia Kyle en este momentos, de todas formas me duele. No debería de sorprenderme que Austin no me lo haya dicho, después de todo Kyle es su mejor amigo desde siempre y no iba a delatarlo por mí, pero me siento decepcionada.

—Yo... no quería darle importancia —logro decir—. Pensé que iba a poder aceptarlo mejor.

—¿Quieres que hablemos? ¿Quieres no ir a la fiesta? No importa, Kyle lo entenderá. Puedo llamarlo y decirle.

Mierda. El cumpleaños de Kyle. ¿Cómo diablos voy a poder sobrellevarlo? ¿Cómo voy a actuar como si no supiera nada?

Jess estará ahí. ¿Debería decirle la verdad? Una parte de mi dice que no se entrometa, que no es mi lugar ni mi problema para resolver, que no me incube. ¿Pero cómo no me va a incumbir? Si pasé meses ayudando a Kyle para que volviera con Jess aun cuando ella no le creía y no quería perdonarlo. Me siento tan culpable que no puedo creer como Kyle es capaz de callar un engaño por tanto tiempo. No, no solo callarlo. Mentir al respecto.

Y luego está el hecho de que Austin piensa que Kyle me lo contó cuando él no tiene idea de que estoy enterada. Y si Austin supiera que ha delatado a Kyle él mismo...

Mierda, me siento culpable.

—No, no —me apresuro a decir cuando Austin interpreta mi silencio como una afirmación y saca su celular del bolsillo—. No le digas a Kyle que te he contado que lo sé. Prométemelo. Le he dicho que no le diría a nadie. Ni a ti.

Él frunce el ceño y es entendible que le parezca extraño porque no tiene sentido lo que acabo de decir, pero no hace preguntas y me promete que no dirá nada. Después de todo es lo mínimo que puede hacer.

Escuchamos a Hailey gritar que ya se nos está haciendo tarde y que bajemos de una vez. Yo asiento y le señalo la puerta a Austin para salir. Él me vuelve a pedir disculpas y yo agarro el estúpido regalo de Kyle antes de irnos.

El trayecto desde la casa de Austin hasta el salón donde hace la fiesta Kyle no es silencioso gracias a Hailey quien habla animada sobre el instituto, sus amigas o la serie que está viendo. Es un alivio, porque me obliga a seguir el hilo de la conversación y no pensar en el nuevo descubrimiento que deseo no haberme enterado nunca.

Austin se relaja al ver que estoy actuando con normalidad y él también hace comentarios y bromas. Sé que debería estar enojada con él, pero el nudo en el estómago es por Kyle. Austin ha quedado en un segundo plano totalmente y sé que el hecho de que Austin me haya ocultado la verdad jamás me podrá doler tanto como las mentiras de Kyle. Mierda, siento que no lo conozco, que todo este tiempo he sido amiga de una persona totalmente desconocida para mí.

Me digo a mi misma una y otra vez que solo tengo que pasar esta noche, que podré exteriorizar mi tristeza una vez que esté en mi cama y pueda llorar tranquila. Necesito pensar con claridad y no hacer algo de lo que me pueda arrepentir después... como contarle la verdad a Jess y arruinarle la noche a todos.

Lily me ha mandado un mensaje hace unos minutos avisando que ya llegó a la fiesta. Austin estaciona a unos metros del salón y yo bajo mi vista hacia la bolsa que tengo en mi regazo, ya no siento ganas de regalarle nada a Kyle y debo reprimir mi deseo de tirarlo a la basura una vez que desciendo del auto.

Desde la acera se escucha la música proveniente de la fiesta. Por lo que me ha contado Austin, el lugar es del padre de Bryce, uno de los chicos del equipo de basquetbol. Posee un salón principal en donde simula una pista de baile y una larga barra al fondo, a la derecha una habitación que sirve de armario para dejar la ropa y un pasillo que te lleva a los baños; pero lo mejor, según él, es la terraza donde el ambiente es más relajado.

En la entrada nos recibe el hermano de Bryce que tiene unos años más que nosotros y parece estar trabajando como recepcionista. Estamos por decirles nuestros nombres cuando el cumpleañero aparece gritando con alegría. Yo me tenso al verlo. Kyle está vestido con unos pantalones negros y una camisa blanca que se ajusta perfectamente a su cuerpo, su pelo negro cae de forma desenfadada sobre sus ojos oscuros. Esboza una sonrisa de oreja a oreja al saludar a Austin que es el que está más cerca de él. Se funden en un abrazo y durante un segundo los ojos de Kyle caen sobre mí que estoy a unos metros, detrás de Hailey.

Aguanto la respiración porque siento que en mi cara se puede revelar todo lo que ahora sé, pero Kyle solo se separa del abrazo de Austin y le dice que pase, que ya todos los del equipo están dentro. Austin lo hace y ahora es el turno de Hailey de saludarlo, pero en vez de felicitarlo ella le pega en el pecho y Kyle aúlla mientras se frota el pecho y se ríe.

—¿Y eso por qué ha sido? —se queja.

—¡Me has dicho que iba a haber una escultura de hielo como en las pelis! Me has hecho perder dinero —le recrimina Hailey, cruzándose de brazos.

—Es muy fácil engañarte, Hailey —contesta Kyle con una sonrisa traviesa.

¿Tan fácil como engañar a Jess?, pienso pero me muerdo la lengua para no abrir la boca.

Kyle pasa un brazo por los hombros de Hailey que a pesar de parecer enfadada no pierde la oportunidad de apoyar la cabeza en el pecho de él. Le desea feliz cumpleaños antes de entrar a la fiesta.

Ahora estamos solos y Kyle sigue teniendo esa sonrisa juguetona en sus labios, aunque flaquea un poco al ver que yo no digo nada. Abre la boca para decir algo, pero yo lo interrumpo poniendo el regalo en su pecho para que lo agarre. Kyle pestañea sorprendido mirando la bolsa y luego vuelve a fijar su vista en mí.

—Feliz cumpleaños —digo e intento forzar una sonrisa. Él no dice nada ni tampoco agarra el regalo así que vuelvo a mover la bolsa para que la acepte—. Es para ti.

—Tú... —comienza a decir alzando las manos finalmente para agarrar la bolsa y puedo jurar que sus mejillas se sonrojan cuando murmura:— no pensé que me ibas a regalar nada.

Bueno, sé que nuestra relación últimamente no ha sido la mejor, ni siquiera buena, pero que se sorprenda tanto porque le he comprado algo es un poco triste.

—Es una tontería —miento, porque si bien no es el regalo más costoso ni impresionante del mundo, tenía mucha ilusión de dárselo, por lo menos hasta hace una hora atrás.

Sus ojos se iluminan y me mira por un momento antes de abrir la bolsa. Saca su contenido y se queda en silencio unos segundos contemplándolo el pijama y las galletas. No dice nada y siento pánico de que le parezca un estupidez. Kyle vuelve a mirarme y... su risa es tan fuerte que me sobresalto. Kyle echa su cabeza hacia atrás y sus hombros tiemblan por sus carcajadas. Es una risa profunda que hace que el recepcionista vuelva a la entrada para ver con curiosidad qué está pasando. El rostro de Kyle está tan alegre que mi corazón da un vuelco y sonrío al observarlo aún aunque no quiera hacerlo.

—Juro que las galletas no tienen sal, de hecho—

Grito cuando Kyle me toma de la cintura para abrazarme y me aprieta contra su pecho. Sé que probablemente el alcohol lo haya vuelto más efusivo, porque no siento que sigamos teniendo la confianza suficiente como para que Kyle me abrace así. Pero yo... mierda, yo cierro los ojos aspirando su aroma y dándome cuenta cuánto extrañé su contacto corporal.

Y sé que no debería, me acabo de enterar algo de él que me ha destrozado el corazón y toda la esperanza que podría llegar a tener de una amistad con él de nuevo se ha evaporado, porque sé que no podré volver a ser su amiga luego de saber la verdad, pero aún así... me dejo llevar. Por una última vez disfruto de la sensación de estar arropada entre sus fuertes brazos y cómo nuestros cuerpos parecen encajar perfectamente.

Lo abrazo hasta que reconozco el nudo en mi garganta y me aparto de él. Trato de volver a la neutralidad con la que entré, pero no ayuda la sonrisa con la que me está mirando Kyle, como si nada malo hubiese pasado entre nosotros y fuera otro día normal en el que nos juntamos para pasar el rato. Extraño esos días.

Me aclaro la garganta.

—Bueno... me alegro que te haya gustado —digo y señalo a la puerta del salón—. Lily me ha dicho que ya está dentro, debería ir a buscarla.

Estoy caminando hacia allí cuando siento la mano de Kyle sobre mi brazo y me doy vuelta. Ya no me está mirando con una sonrisa, sino con algo más intenso que no sé cómo definir.

—Me ha encantado el regalo, gracias, Amy.

Amy.

Mierda, no debería ponerme tan feliz que me llame así. Antes lo odiaba. Necesito volver a odiarlo.

Asiento y huyo de allí.

Una vez que entro en el salón siento que puedo respirar hondo finalmente, aunque el lugar está atestado de gente. La mayoría está bailando al ritmo de la música, veo a Austin riéndose con sus compañeros de equipo y decido seguir caminando en busca de mi mejor amiga.

La encuentro en el fondo, tomando un trago sentada en la barra y hablando con un chico de nuestra clase. Lleva un vestido negro, el cabello recogido en un moño desenfadado y está perfectamente maquillada. Me saluda cuando me ve y le pide disculpas al chico antes de dirigirse a mí con su trago.

Ni siquiera llego a darle un beso en la mejilla cuando me escruta y me pregunta alarmada:

—¿Qué sucede?

—Nada, ¿por qué? —pregunto encogiéndose de hombros y le robo la bebida. Es una margarita, y si bien no soy muy fan de esa bebida, me la termino de un solo trago.

—¿Por qué? —repite mirando su trago vacío—. Tal vez porque estás pálida y como... desorientada, y por no mencionar que has tomado mi trago como si te acabaran de partir el corazón.

Cierro los ojos y me digo mentalmente que no piense en ello. Pero cuando los abro, veo a Jess en un rincón hablando entre risas con dos chicas más y el enfado me golpea de nuevo, tanto que estoy buscando de nuevo a Kyle entre la gente para arrojarle las estúpidas galletas en la cara e insultarlo por haber engañado a Jess y por haberme hecho...

—¡Amber! —exclama Lily poniendo sus manos en mi hombro— Me estás asustando. Ahora en vez de pálida pareces roja de furia, ¿Qué sucede?

Suspiro y me concentro en Lily.

—¿Me maquillas? —suelto y ella abre los ojos sorprendida— ¿No traes maquillaje? —le pregunto señalando la cartera que lleva colgando en su hombro.

—Sí, claro. ¿Pero por qué quieres que te maquille?

—Estás haciendo un curso de maquillaje, sé que maquillas increíble y yo no llevo nada en el rostro —digo aparentando normalidad, pero ella se cruza de brazos—. Prometo contarte todo, pero después Lily, ahora no puedo.

Ella me mira fijamente por unos segundos. Supongo que ve la desesperación que estoy sintiendo porque acepta y me toma la mano para dirigirnos al baño. Agradezco que el baño sea grande y que esté casi vacío. Lily comienza a maquillarme los ojos y yo solo los cierro tratando de concentrarme en eso y en ninguna otra cosa.

La verdad es que no me interesa estar maquillada, solo que necesito unos minutos para alejarme de Kyle, de Jess e incluso de Austin y pensar en otra cosa. Lily me cuenta sobre su día y yo la escucho atentamente hasta que termina de maquillarme.

Cuando ella termina, abro los ojos y contemplo mi reflejo en el espejo. Luego miro a mi mejor amiga sorprendida.

—Ahora sí que sé maquillar, ¿o no? —pregunta satisfecha.

Observo mis párpados pintados con sombras color tierra y mis ojos delineados con abundante máscara de pestañas que hace que llamen muchísimo más la atención. También me ha iluminado los pómulos y me ha pintado los labios de un color rojo similar al de mi blusa.

Le sonrío.

—Eres la mejor —afirmo.

Salimos del baño, pedimos otros tragos y yo termino el mío poco después de que me los entreguen. Tengo tolerancia al alcohol y sé que necesitaré más de un vaso (y media margarita) para comenzar a estar más achispada, pero por lo menos lo que he tomado me basta para querer bailar, divertirme, y sobre todo, eludir lo que me está preocupando.

Lily me lleva al centro de la pista donde todos están bailando y me dejo llevar por la música y el entusiasmo de mi amiga. Bailamos todas las canciones movidas y huimos cada vez que un grupo de borrachos empieza a saltar para arrastrarnos hacia el centro y hacer pogo como si fuera un concierto.

Lily se encuentra con un amigo y se aparta un poco para hablar con él. Yo sigo bailando. Pronto la música se vuelve más seductora y elocuente. Cierro los ojos y me muevo despacio, disfrutando el momento para hacer movimientos más lentos.

Cuando abro los ojos, mi mirada se detiene en Kyle. Está apoyado contra la barra y me está mirando fijamente. Mi corazón empieza a latir descontrolado y me obligo a seguir moviéndome al ritmo de la música a pesar de que siento sus ojos sobre mí. Me atrevo a observarlo mientras bailo, pero me es imposible descifrar qué es lo que estará pensando.

—Al fin te encuentro —dice Austin en mi oído. Su pecho se pega a mi espalda y su brazo rodea mi cintura.

En ese momento recuerdo que hace no mucho tiempo bailé con Kyle en esta misma posición. Aparto la mirada de Kyle, pero segundos después mis ojos inevitablemente vuelven a buscarlo y se me corta la respiración cuando veo que él me sigue mirando, ahora con más intensidad que antes. Me pregunto si también se está acordando de nuestro baile. Su mirada baja hacia mi mano que ahora está en el brazo de Austin, y luego vuelve a subir por mi cuerpo hasta mis ojos.

No lo aguanto más y me doy la vuelta. Miro los ojos claros de Austin y no los ojos oscuros y penetrantes de Kyle. Suelto la respiración que no sabía que estaba conteniendo.

Austin comienza a hablarme, logro entender que me está diciendo algo sobre la canción, pero dejo de escucharlo cuando la veo. Todo mi cuerpo entra en tensión. Bethany está entrando a la fiesta. Austin se da cuenta del cambio en mí y se aleja un poco para seguir mi mirada.

—Oh —dice mirando a Bethany.

—¿Kyle la invitó? —no oculto la indignación en mi tono de voz.

Austin se encoge de hombros y vuelve a poner la atención en mi rostro, pero yo no dejo de mirar a Bethany como si hubiera entrado el mismísimo Judas.

—Amber, no te amargues —dice Austin—. Créeme, es mejor no meterse en su...

—¿Mierda? —inquiero.

Austin se ríe.

—Iba a decir en sus asuntos. Hey —dice alzando mi barbilla.

Yo asiento y sigo bailando con él, pero no puedo mostrar la misma indiferencia que Austin. No cuando Jess deberá estar a unos metros de nosotros junto a Kyle, ajena al hecho de que él ha invitado a la chica con quien la engañó.

Cuando otra canción comienza le digo a Austin que voy a buscar a Lily y él asiente. No la encuentro en el lugar donde estaba hablando con su amigo. Estoy por dirigirme al baño para buscarla cuando veo como Kyle entra en la habitación donde se guardan los abrigos.

No lo pienso ni por un segundo, mis piernas me llevan hacia allí por un maldito impulso.

La habitación no es tan grande como me hubiese imaginado. Kyle está a unos pocos pasos, de espaldas a mi, rebuscando algo en su abrigo.

Cierro la puerta y Kyle se da vuelta. Me mira alzando las cejas. Tengo que apretar los dientes para no soltar toda la sarta de insultos que se me pasan por mi mente, pero la realidad es que estoy tan enojada que me cuesta demasiado controlarme.

—¿Qué haces aquí? —habla Kyle finalmente. Su voz es seca, todo rastro de la alegría que había demostrado cuando le di su regalo se ha esfumado y, en cambio, parece mostrar la misma fría indiferencia de los últimos días—. No te he visto llegar con abrigo.

Podría preguntarle muchas cosas. Por ejemplo, por qué engañó a la chica que tanto se jactaba de amar, por qué nunca fue sincero conmigo, por qué le afirmó a Jess que se alejaría de mí para luego no hacerlo, por qué parece que nuestra amistad significó tan poco que no volvió a mencionar nada de nosotros. Pero no, de mi boca sale una pregunta totalmente diferente.

—¿Por qué no me sacabas los ojos de encima mientras estaba bailando con Austin?

Esto hace que se enderece y me mire fijamente. Su presencia llena la habitación y soy consciente de cómo se tensa ante mi pregunta.

—Amber, lo mejor será que vuelvas a la fiesta —me dice apartando la mirada.

Me cruzo de brazos.

—No quiero volver a la fiesta.

—Y yo no quiero estar aquí contigo —replica y no puedo ocultar el dolor que me provocan sus palabras. Kyle maldice y suaviza su voz—. Solo... creo que lo mejor es hablar en otro momento — explica.

—¿Por qué? —pregunto con brusquedad— ¿Te da miedo lo que pueda decir ahora? —Él se queda callado, mirándome fijamente. Me importa una mierda que quiera hablar después. Tomo aire para preguntarle lo que me lleva carcomiendo hace semanas— ¿Nuestra amistad significó algo para ti? —musito.

Sus ojos se agrandan por unos segundos y algo más aparece en sus ojos, pero es tan fugaz que no puedo descifrar qué es.

—Eso mismo podría preguntarte yo a ti —replica y yo lo miro sorprendida mientras se acerca a mi—. Tú también me has pedido que me alejara de ti, ¿Te has puesto a pensar en cómo me sentía yo? ¿En lo mucho que me mataba verte...? —no termina la frase. Se detiene cuando queda a escasos centímetros de mí y se pasa una mano por su cabello con frustración—. Mierda, Amber, sé que la he jodido, pero--

—¿Así como lo hiciste cuando follaste con Bethany? —suelto de repente con el pulso acelerado.

Kyle se congela. Nos miramos sin decir nada y la habitación se queda en un silencio tenso, lo único que se escuchan son nuestras respiraciones agitadas.

—¿Qué has dicho?

—Me has escuchado —digo tratando de que mi voz no tiemble—. Lo sé, lo sé todo.

Él suelta una risa amarga.

—Tú no sabes una mierda, Amber.

El hecho de que siga actuando me saca de mis casillas y escupo todo lo que estuve tratando de contener hasta ahora.

—¿No sé una mierda? —replico furiosa— Sé que tu novia confió en ti y la engañaste. Sé que yo confié en ti y me mentiste. Te pedí que me dijeras la verdad, que siempre fueras sincero. ¿Es que todo es un juego para ti? ¡No te tomas nada en serio! —aprieto los labios cuando me doy cuenta que le estoy diciendo las palabras que su padre le ha dicho tantas veces, pero no puedo contenerme—. Eres un mentiroso, me usaste y cuando obtuviste lo que quisiste me descartaste sin más. Ojalá nunca hubiese aceptado ayudarte, ojalá nunca te hubiese conocido y...

Me callo al ver lo mucho que le están afectando mis palabras a Kyle. Tiene los ojos húmedos y está tan sorprendido que da un paso hacia atrás como si le hubiera dado un golpe.

—No puedo creer lo que estás diciendo  —dice con la voz quebrada.

Me encojo de hombros mientras lo miro dolida.

—Yo tampoco podía creer cuando Austin me contó que realmente te habías acostado con Bethany, pero ya ves, la realidad es una mierda.

Kyle me mira con incredulidad.

—Repite eso —ordena Kyle.

Pero no puedo porque me doy cuenta que he delatado a su mejor amigo y ya es demasiado tarde para repararlo y... mierda. Nunca he visto a Kyle tan afectado en mi vida. Kyle aparta sus ojos de mí y sale de la habitación.

—Kyle, ¡espera! —grito, persiguiéndolo, pero pronto lo pierdo de vista.

Lily me intercepta en el camino, su cara está llena de preocupación.

—Amber, ¿Qué pasó? Te he estado buscando. ¿Qué le pasa a Kyle?

—¿Dónde está Kyle? —pregunto con urgencia agarrándole el brazo.

Lily me señala las escaleras que dan a la terraza y veo como Kyle está subiendolas. Yo corro a seguirlo y Lily viene detrás de mí. Cuando llego a la terraza veo que Austin está apoyado contra la pared hablando con un compañero de básquetbol en el momento que Kyle lo intercepta.

Todos se dan cuenta que algo sucede cuando Kyle se pone enfrente de Austin, su cuerpo totalmente en tensión. Siento a mi pecho hundirse y me odio por haber provocado esto. Ellos son mejores amigos, dudo que alguna vez se hayan peleado, y en este momento Kyle lo mira como si quisiera matarlo. El ambiente se vuelve pesado de repente e incluso la música parece bajar.

—¿Por qué mierda le has dicho eso? —gruñe Kyle mirando a Austin. Kyle es por unos centímetros más alto que Austin, pero Austin no se amedrenta. Austin cuadra los hombros y me busca entre la gente que ahora nos rodea—. No la mires, maldita sea —le espeta y Austin deja de mirarme para concentrarse de nuevo en Kyle— ¿Es por lo que te conté? ¡Te prometí que me alejaría de ella! ¡Lo estoy cumpliendo!

Sus palabras me impactan y me quedo mirando la escena con incredulidad. ¿De qué está hablando?

Por el rabillo del ojo veo a Jess acercarse a ellos.

—Kyle, ¿Qué sucede? —pregunta y se nota que está asustada, pero también se nota que está borracha por la forma en que arrastra las palabras.

Kyle la ignora completamente y sigue mirando a Austin a los ojos esperando una respuesta. Parece una bomba a punto de explotar y esto me saca de mi estupor. Me obligo a entrometerme. Lily trata de detenerme, pero yo me acerco a ellos de todas formas.

—Kyle, por favor —digo con la voz entrecortada.

Kyle aparta la vista de Austin para mirarme y en sus ojos hay una angustia que me deja sin habla.

—¿Es por ella, verdad? —suelta Jess, su voz más aguda esta vez y la miro confundida al ver que me señala— Por ella ya no quieres estar conmigo y no pudiste volver a tocarme de nuevo.

Agrando los ojos y escucho silbidos bajos de los que están presentes con la mirada fija en la escena.

Pero es una risa la que destaca más que cualquier otra cosa y hace que todos le prestemos atención. Bethany se ríe aunque no hay un ápice de gracia en sus carcajadas. Mira a Jess con desagrado e indignación y la respiración de Jess se vuelve irregular. Tengo miedo de lo que pueda llegar a decir Bethany. Pero ella ya le ha confesado a Jess que Kyle intentó estar con ella, aunque se lo repita, todavía Jess puede no creerle. Sin embargo, lo que sale de la boca de Bethany me deja pasmada.

—Tu hipocresía no tiene límites, Jess. ¿Es que todavía no le has contado la verdad a Kyle?

La cabeza de Kyle gira hacia Jess con confusión, y Jess... su rostro está tan pálido que parece estar a punto de desmayarse.

—Cállate, Bethany —replica Jess.

—¿A qué se refiere? —pregunta Kyle.

No sé si Jess lo hace de forma consciente o no, pero sus ojos se centran en Austin por un segundo antes de mirar a Kyle, pero eso es suficiente para que mi corazón se hunda.

No, no, no, no. No puede estar pasando esto.

Kyle observa a Jess y luego gira despacio la cabeza hacia su mejor amigo. La vena de su garganta empieza a palpitar y suelta la camiseta de Austin como si su tacto lo quemara. Austin mira a Kyle con los ojos húmedos y llenos de culpa. Kyle abre la boca, pero parece que no puede encontrar las palabras. Mira a Jess y luego a Austin. El sufrimiento en su rostro es difícil de ver y yo noto que estoy llorando y me cuesta hasta respirar.

—Dime... —trata de decir Kyle con la voz ronca y rota— Dime que no es lo que creo —suplica y mi corazón se parte en mil pedazos cuando Austin no habla.

—Kyle, puedo explicarlo —dice Jess que también está llorando.

Pero Kyle no aparta la vista de Austin.

—¿Fuiste tú el que se acostó con Jess esa noche? —inquiere Kyle con calma, una calma que contradice todo el resto de su cuerpo que parece estar en ebullición—. ¿La noche en la que yo supuestamente estuve con Bethany?

Hay un silencio tenso, todo el mundo está callado con la vista fija en ellos.

—Sí —es lo único que dice Austin y es lo único que Kyle necesita para abalanzarse sobre él.

Todo sucede demasiado rápido. Kyle y Austin se caen al suelo forcejeando mientras todos comienzan a gritar. Jess llora histérica y los compañeros de basquetbol de Kyle y Austin se meten para separarlos con rapidez, pero a pesar de que son cuatro apenas pueden controlarlos y, cuando finalmente logran separarlos, tanto Austin como Kyle están sangrando. Kyle está hecho un desastre, con los ojos húmedos y la respiración agitada. Se zafa del agarre de los dos chicos que lo estaban sosteniendo, pero no vuelve a arremeter con Austin, simplemente lo mira con odio y dolor.

—Eres un hijo de puta —le espeta Kyle—, y no quiero volver a verte nunca más en mi vida.

Kyle se aleja y yo me apresuro a seguirlo. Lo llamo a los gritos, pero él sigue caminando. Está por bajar las escaleras cuando lo alcanzo.

—Kyle, por favor, espérame —le pido y él se gira.

Me mira con un dolor que  hace que me quede callada.

—A ti tampoco te quiero volver a ver, Amber —dice y no estoy preparada para lo mucho que me duele escucharlo decir eso—. Tú dijiste que creías en mí. No sabes lo que significaba que creyeras en mí —masculla y niega con la cabeza—. Pensé que me conocías —Hace una pausa y luego se da vuelta, pero escucho claramente sus últimas palabras antes de que desaparezca:—. Ahora sé que no lo haces en absoluto.

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*Risa malvada*

Bueeeno... creo que este es el momento de huir 😂

Confieso que este fue uno de los primeros capítulos que pensé antes de empezar a escribir esta historia y desde entonces estuve esperando que llegue el momento en el que ustedes pudieran leerlo. ¡Me muero por leer sus reacciones y opiniones!

- En mi instagram @leilaripiano voy a subir una ilustración de La Consejera. Es del capítulo número 18 "El cumpleaños", ojalá les guste ♥️

- Escribí esta capítulo escuchando "El fin del mundo" de La la la love you, Axolotes Mexicanos y creo que la letra es exactamente como se siente Kyle cuando la ve a Amber bailando en la fiesta 🥺

- ¿Qué les parece un capítulo desde el punto de vista de Kyle pronto...? Tal vez de un capítulo que ya leyeron, pero desde su punto de vista ¿Qué dicen?

¡Muchísimas gracias por comentar y votar!

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