Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 15 | La "novia"

Luego de algunos sorbos, yo sigo en pijama y Kyle está cantando (si es que sus alaridos pueden considerarse cantar). Mi padre ya abrió la puerta de mi cuarto dos veces para asegurarse de que no estuviéramos drogándonos. La segunda vez Kyle le insistió en que probara la bebida que trajo y mi padre puso una cara de asco antes de decir:

―Niños, ustedes no saben lo que es una buena bebida, tienen que tomar un vino tinto, no esta porquería... parece alcohol etílico.

Escuché a mi madre acotar atrás suyo:

―Harry, en nuestra juventud también tomábamos esas porquerías de cerveza y deja de acecharlos. No van a drogarse. Confiamos en Amber.

Mi padre refunfuñó y olfateó el ambiente para asegurarse.

―Me iré, pero recuerden que yo los llevo hasta la fiesta y si no pueden hacer el número cuatro con las piernas, no van ―amenazó y se fue.

Agarro dos vestidos de mi armario, uno blanco y otro rojo.

―Bueno, ¿Cuál me pongo? ―le pido ayuda a Kyle.

Él los mira con atención, yo me llevo uno al cuerpo y luego el otro para que pueda compararlos.

―Me gustan ambos.

―No, tienes que elegir uno.

―¿Puedo vértelos puestos para decidir? Realmente me desconcentra verte con el vestido rojo y debajo un pantalón de felpa con conejos saltando.

Yo exhalo porque no tengo ganas de hacerlo, pero de todas formas me dirijo al baño a probarme el vestido blanco. Este vestido es fácil de poner porque es suelto, así que me quito el pijama y me lo pongo por la cabeza. Acomodo mi cabello castaño y me echo un vistazo al espejo. No estoy bronceada así que el blanco no me favorece porque mi piel esta pálida, pero de todas formas me gusta. Las tiras de los hombros tienen arandelas doradas, y el escote se me acentúa tanto que sé que Lily me diría que me pusiera este vestido a toda costa. 

Antes de salir, noto mi perfume en el lavabo y no puedo evitar ponerme en el cuello.

Me apresuro a salir del baño porque siento un poco de frío.

―¿Qué dices? ―le pregunto a Kyle dando una vuelta.

Él me mira fijamente y asiente aprobándolo.

―Definitivamente ese.

―¿Estás seguro? Todavía no me probé el rojo.

―Estoy seguro.

―No puedes estar seguro si nos has visto las dos opciones.

Se lleva las manos detrás de la cabeza y se acomoda mejor en la cama.

―Bueno, ve y pruébate el otro vestido, pero si después no sé cuál elegir no me culpes. Lo mismo me sucede cuando me preguntan "dulce o salado".

Me río y agarro el vestido rojo. Rápidamente me cambio, pero no logro que calce del todo bien ya que este tiene un cierre en la espalda que no llego a cerrar completamente.

Veo mi reflejo y de repente me siento nerviosa porque siento que es demasiado, muchas veces lo descarto porque no me siento completamente segura al usarlo. Es ajustado, no de una manera particularmente osada, pero no suelo usar ropa tan ajustada así que no estoy acostumbrada a vérmelo puesto. Se ajusta en mi pecho, soltándose un poco en mi estómago para volver a ajustarse en mi trasero y en mis piernas. El vestido me llega hasta los muslos. Es un rojo intenso con el cual no hay manera de pasar desapercibida. Coloco mi cabello por delante de mis hombros para sentirme menos expuesta, aunque no sirve de nada, mi pelo no es lo suficientemente abundante como para sentirme más segura.

Kyle golpea la puerta.

―Amy, ¿estás bien? Por favor, dime que el alcohol no te ha subido a la cabeza y has vomitado. O peor, te has quedado dormida haciendo pis.

Sonrío.

―No, no. Ya salgo ―contesto mordiéndome el labio.

Inhalo hondo diciéndome a mi misma que es solo Kyle, y que él no me hará sentir insegura. Agarro el pomo de la puerta y abro lentamente.

Él está de espaldas a mí, utilizando su celular.

Se da vuelta con una sonrisa cuando escucha que la puerta abrirse, pero cuando me ve se le borra la sonrisa y siento una punzada de decepción.

―No me queda bien, ¿verdad?

Kyle no emite palabra y yo decido dar media vuelta y volver al baño para cambiarme y dejar de hacer el ridículo.

Él me agarra de la cintura cuando estoy entrando al baño. Trato de darme vuelta de nuevo para mirarlo, pero él me inmoviliza con la fuerza de sus manos.

―Quédate quieta ―murmura. Su mano se desliza de la cintura a mi espalda y me sube lentamente el cierre del vestido. Yo trago saliva, de pronto ya no siento frío. Al contrario, siento la necesidad de abrir una ventana porque tengo calor. Noto su aliento cerca de mi cuello cuando vuelve a hablar―. Al verte con el vestido blanco pensé que no podías verte más hermosa, pero me sorprendes otra vez, Amber.

―¿No... no te parece demasiado?

Aleja sus manos y me doy vuelta para mirarlo, él tiene los ojos más brillosos, probablemente del alcohol que tomamos. Se permite bajar la vista para apreciarme de nuevo con el vestido, y vuelve a subirla para mirarme directamente a los ojos.

―Tú ya eres demasiado, el vestido solo lo acentúa.

Sonrío al escucharlo decir eso, es como si tuviera las palabras justas para hacerme sentir bien.

―Pero ―continua―, por favor no me hagas verte con otro vestido puesto, parece que no tengo poder de decisión cuando se trata de esto.

Rio por lo bajo y nos alejamos. Falta media hora para irnos así que voy al baño a maquillarme mientras Kyle me hace compañía desde la puerta y me pasa la botella para que sigamos bebiendo mientras charlamos. Me doy cuenta que Kyle comienza a estar más desinhibido, si bien no necesita alcohol para ser divertido y decir lo primero que se le cruza por la cabeza, se lo nota más desenvuelto y con la guardia baja. Yo, en cambio, soy más aburrida en ese aspecto y el alcohol empieza a adormecerme en vez de inyectarme adrenalina y se lo comento.

―¡No digas inyectar! ―me reprime Kyle susurrando―. Tu padre va a matarnos si te escucha.

Y tal vez sobria no me hubiese causado tanta risa, pero lanzo una carcajada porque no me imagino cómo será el trayecto hasta la fiesta con mi padre y Kyle en el mismo auto.

Cuando termino de arreglarme, me pongo unos zapatos con un poco de tacón y agarro una cartera para poner mi billetera y mi celular.

―Bueno, actuemos como chicos sanos ―le digo a Kyle apuntando con el dedo―. Estamos un poco ebrios, pero no tiene que notarlo mi padre.

―Entendido ―susurra Kyle asintiendo con la cabeza y poniendo su mano en la boca para no hacer ruido. 

Bajamos las escaleras con suma lentitud. Kyle me agarra del brazo para no caerse y yo lo miro mal porque tengo más probabilidades de caerme yo con los tacos que él. Ratón nos ve y sube hasta el escalón que estamos nosotros, pero estamos bajando tan sigilosamente que se aburre y vuelve a bajar, pero cuando volvemos a descender otro escalón vuelve a subir contento.

―¿Están jugando al piso es lava? ―pregunta Maia desde el sillón―. Porque si siguen bajando así, van a llegar a la puerta cuando Amber pueda pronunciar una frase entera en portugués sin parecer que está descuartizando el idioma.

Tengo ganas de sacarme mi zapato y lanzárselo, pero sé que si lo hago Kyle cae redondo al piso, así que me contengo.

Cuando finalmente bajamos, me dirijo a la cocina para dejar la botella vacía. Mis padres están sentados en la cocina, mi madre me sonríe, pero mi padre me escruta bajando sus lentes hasta el puente de su nariz.

―Ya estamos listos ―anuncio―. Ya podemos irnos.

―Eso lo decidiré yo, señorita ―contesta él levantándose del asiento―. Debes hacer el número cuatro con las piernas para que compruebe que no están tan ebrios.

―No estamos ebrios ―replico a la defensiva.

―¡Dios mío, Norberta se parece a Ratón! ―escuchamos gritar a Kyle desde la sala―. ¿O es que Ratón está en la tele? ¿Acaso estamos en un reality show? ¡Hola, mamá!

Abro mucho los ojos y mi padre ladea la cabeza, como demostrándome que tiene razón.

Yo tomo una larga respiración y me concentro para hacer el número cuatro con las piernas. Si bien me tambaleo un poco, logro quedarme unos segundos quieta antes de que me tenga que agarrar de la mesada para no caerme.

―¡Listo! ―exclamo y llamo a Kyle para que venga y haga lo mismo.

Él entra moviendo las caderas y los hombros efusivamente.

―Dale a tu cuerpo alegría Macarena ―canta haciendo una especie de coreografía.

Yo lo miro negando con la cabeza para que no haga una escena delante de mi padre, pero al parecer piensa que estoy moviendo la cabeza como si estuviera siguiendo el ritmo de la música y uniéndome a su baile.

―¡Eso, Amy!

―Kyle...

―Muy buenos pasos de baile ―le alaga mi madre.

―Al parecer ustedes le dieron a su cuerpo algo más que alegría ―señala mi padre y lo mira―. Debes hacer el número cuatro antes de irnos.

Él alza cuatro dedos de su mano derecha y yo me doy una palmada en la frente.

―Yo creo que con eso ya se merece que los lleves, Harry ―dice mi madre y en este momento agradezco que por alguna razón le caiga tan bien Kyle porque dudo que él pueda hacer el número cuatro con sus piernas sin caerse de boca al piso.

Mi padre nos mira haciendo una mueca, claramente en desacuerdo con mi madre, pero lo deja pasar y agarra las llaves del auto. Yo saludo con un beso en la mejilla a mi madre y Kyle se le tira encima para abrazarla, pero me apresuro a sacarlo antes de que mi padre lo vea. Engancho mi brazo con el suyo y nos dirigimos hacia el auto.

Mi padre ya está dentro esperándonos con el auto en marcha. Me adelanto para abrirle la puerta del asiento trasero a Kyle, él me mira sonriendo.

―Es nuestra primera cita y ya me estás abriendo la puerta para que entre, vas muy bien Amber Brown, sigue así.

―Si no te abro la puerta, tú eres capaz de meterte al maletero o peor, colgarte del techo.

Cuando cierro la puerta, me dirijo al asiento copiloto. Me pongo el cinturón y me alivia ver por el espejo retrovisor que Kyle hace lo mismo. Eso dejará más tranquilo a mi padre.

Hasta que Kyle abre la boca de nuevo.

―Señor Brown, cuénteme, ¿Cómo se conoció con su queridísima esposa?

Oh no, no esa pregunta.

―En un funeral.

Kyle lejos de inhibirse le parece el mejor lugar del mundo para conocer a tu pareja.

―¿En un funeral? ¡Increíble! Es cómo que comienza una muerte, pero también una vida ―mi padre no contesta y sigue manejando―. ¿Y cual es su actividad favorita?

―Conducir en silencio.

―¿Le caigo mal? ―pregunta Kyle poniendo su cara compungida entre medio de nuestros asientos.

―Solo me caerías mal si estuvieras pensando en hacerle daño a mi hija. ¿Es ese el caso? ―inquiere.

Kyle mira a mi padre boquiabierto.

―¿Qué? Jamás le haría daño a Amy.

―¿Por qué le dices Amy? ―cuestiona confundido.

―Ah, eso, ¿Recuerda la historia de Bananas en Pijama?

―Kyle ―interrumpo elevando el tono de voz―, no hace falta contar eso.

―No quiero ocultarle cosas a tu padre ―replica.

―¿Ocultarme cosas? ―repite mi padre frunciendo el ceño― ¿Han fumado marihuana?

―¿Qué? ¡No! ―exclamo.

―¿Qué si me gusta su hermana? ―pregunta Kyle―. ¡No! Maia es muy chica para mí y además estoy enamorado de mi exnovia.

—Muchacho, hay muchos peces en el mar, no tiene sentido que estés detrás de uno que no te quiere.

—Pero Jess no es un pez, es un maldito delfín.

—Aw —contesto sonriendo.

—¿Eso te da ternura, hija? Me parece que ustedes dos tienen la vara muy baja cuando se trata del amor.

—Pero, ¿usted que me aconseja, padre consejero? ¿Que debería hacer?

—Lo que yo haría... no le compraría regalos, no la embellecería con palabras vacías, tan solo la miraría a los ojos, agarraría su mano para que escuche mi corazón y le diría desde hace cuánto tiempo la quiero.

—¿Papá tú estás drogado, no? —cuestiono, es extraño escuchar a mi padre siendo tan cursi.

—Creo que la familia Brown está obsesionada con las drogas —comenta Kyle, pero luego palmea el hombro de mi padre—. Me gusta su romanticismo, padre consejero.

El resto del trayecto, Kyle llena de preguntas a mi padre sobre mi madre y su relación, también le cuenta sobre Jess y cuanto la extraña. Cuando veo que está por asumir el papel de ebrio deprimido, pongo música movida y él baila como si el asiento trasero fuera una pista de baile. Creo que a mi padre le ha caído bien Kyle, aunque lo mire por el espejo retrovisor como si fuera un drogadicto en potencia, se da cuenta que solo es un chico con el corazón roto.

Cuando llegamos al destino, vemos la entrada de la casa llena de gente, y le pido a mi padre que se detenga un poco más lejos para no llamar la atención.

―¿Te da vergüenza que tu padre te traiga a la fiesta? ―me reprocha.

―¡Amy, no te tiene que dar vergüenza! ―exclama Kyle― ¿Señor Brown por qué no viene con nosotros? Nos encantaría que mueva las caderas también.

―Kyle, claro que no ―me apresuro a decir.

Mi padre niega.

―Sería muy extraño que un hombre de cincuenta años esté bailando en una fiesta de adolescentes. Además, si bailo un poco me comienza a doler el ciático, así que tampoco es una opción. Diviértanse por mí, pero no se separen en ningún momento y no acepten bebidas de extraños ―advierte, mirándonos seriamente.

Asentimos y le doy un beso a mi padre antes de bajar del auto, la posición de Kyle es incómoda para darle un beso en la mejilla así que decide darle un beso en la cabeza. Abro la puerta y lo arrastro hasta la fiesta antes de que haga otra cosa ridícula en frente de mi padre.

En la entrada pasamos desapercibidos, pero una vez que entramos a la casa, todos los que están presentes se giran para mirarnos y de repente tengo la necesidad de taparme detrás del cuerpo de Kyle. Sé que no me miran a mi por ser yo, solo me miran porque estoy acompañando a Kyle, pero de todas formas no puedo evitar sentirme más vulnerable. No estoy acostumbrada a llamar la atención ni a que me miren de arriba abajo como lo están haciendo ahora, y desearía no haber elegido el vestido que llevo puesto. Kyle se detiene a saludar a algunos amigos suyos y jugadores de nuestro instituto. Yo solo sonrío y asiento cuando me saludan también a mí.

Vemos a Jess en un rincón con sus amigas y Kyle entrelaza su mano con la mía guiándome a otro lugar de la casa donde hay una mesa llena de botellas de alcohol. Nos detenemos y Kyle me avisa que va a buscar tragos para nosotros y que enseguida vuelve.

Me quedo allí parada y me apresuro a agarrar mi celular para fingir que estoy haciendo algo. Abro WhatsApp donde tengo un mensaje de Lily deseándome suerte en la fiesta, un mensaje de Maia con una foto de ella y Ratón en el sillón que dice: "Madre pidió que chequeé si llegaron bien. Por favor, dime que no están muertos así puedo volver a ver mi serie en paz".

Mi hermana siempre tan tierna.

Y por último leo un mensaje de Austin: "Espero que la pases bien en la fiesta y, sobre todo, espero que no tengas que besar mucho a Kyle, porque realmente sería asqueroso que tenga mi saliva en su boca".

Me río y le contesto que el dato de que la saliva de otra persona queda en tu boca por seis meses es un mito, aunque no estoy del todo segura.

Presiono "enviar" antes de que me aparezca un trago oscuro delante de mis ojos.

―¿Qué es esto? ―pregunto alzando las cejas.

―Tú solo prueba ―contesta Kyle con un trago igual en su mano―. Quédate tranquila, los he hecho yo, así que nada de extraños poniendo sustancias en nuestras bebidas, Dios tu padre estaría orgulloso de nosotros ―lo dice con una nostalgia que parece como si mi padre no hubiera estado con nosotros hace cinco minutos.

Tomo un sorbo y saco la lengua asqueada.

―¡Kyle, esto es como 90% alcohol, 10% jugo!

―Diablos, debía ser 5% jugo, ¿no?

―¡No! Está fuertísimo ―me quejo y tomo otro sorbo para comprobarlo.

Sí, si la botella de mi casa no me había puesto completamente borracha, esto si lo haría.

―Bah, estás exagerando, además te va a servir para no estar tan pendiente de la mirada de los demás.

―¿Por qué dices eso? ―pregunto frunciendo el ceño.

―Amy, no estoy tan borracho como para no estar consciente de ti, por alguna razón te has sentido mal cuando entramos a la fiesta ―por el rabillo del ojo veo que un chico me está mirando y me remuevo incomoda. Kyle se pone delante de mi para que el chico no alcance a verme y yo lo pueda mirar solo a él. Kyle me observa con preocupación―. ¿Quieres que nos vayamos?

Eso me hace volver a prestarle atención.

―¿Me lo preguntas en serio?

Él baja la voz.

―No quiero que estés en un lugar donde no estás cómoda.

―Pero estamos aquí por una razón ―le recuerdo.

―Olvídate de eso, ninguna razón es lo suficientemente buena para que te quedes en donde no quieres estar.

Por algún motivo (muy probablemente por el alcohol causando sus efectos en mi organismo), tengo ganas de abrazarlo y bailar con él luego de lo que ha dicho. Sus palabras me hacen sentir bien y la verdad es que no quiero irme. Quiero que la arruga de preocupación en su frente desaparezca y pasarla bien con él.

Así que respiro hondo y me vacío la bebida, él me mira boquiabierto.

―Mierda. Ahora entiendo por qué tu padre estaba tan preocupado, tienes una pequeña alcohólica dentro tuyo.

Estoy por agarrar también su vaso pero Kyle me lo aleja.

―Creo que ya es suficiente ―dice y deja su vaso lleno a un lado―. Y yo tampoco seguiré bebiendo. 

Yo asiento y me dirijo hacia donde todos están bailando. Mientras camino, ya no me importa los ojos curiosos que me miran, al contrario, me siento más segura que antes. Aunque creo que mis dotes auditivos están fallando porque no logro encontrar el lugar de donde proviene la música.

Kyle me agarra de la cintura y me lleva hacia el lado contrario. Entramos en una habitación no muy grande, pero aún así con mucha gente abarrotada bailando. Hay dos parlantes en las esquinas de la habitación y un chico con una computadora haciéndose el dj y pasando música.

Comienzo a moverme al ritmo de la música, dando vueltas y sintiendo como el alcohol se apodera de mi y comienzo a desinhibirme. Kyle me imita y comienza a bailar.

Él se mueve con seguridad y con una gracia que envidio. Yo soy pésima bailando.

Me acerco más a él para que pueda escucharme.

―Me has mentido ―le digo elevando la voz―. Bailas bien.

Kyle me sonríe y se acerca más a mí.

―No, solo no bailo tan mal, el problema es cuando bailo con alguien. Pero... ―se calla y sacude la cabeza como si se arrepintiera de lo que estaba por decir.

―Pero... ¿qué?

En ese momento la canción termina y comienza una más lenta. Estoy por señalarle esa casualidad cuando él me agarra del brazo y me tira contra su pecho. Trago saliva al sentir nuestros cuerpos pegados el uno con el otro, tengo que alzar la cabeza unos centímetros para mirarlo a los ojos, y él baja su mirada hacia mi boca.

―Pero ―susurra― he estado practicando.

Kyle comienza a moverse, agarrándome de la cintura y yo estoy obligada a seguir el ritmo de sus caderas.

Y es entonces cuando me doy cuenta: Kyle sabe mentir muy bien, porque la forma en la que me lleva no es algo que se puede aprender de un día para el otro. Y sus movimientos no me asustan, como él dijo que iba a suceder, sino que me incitan a querer seguir bailando.

Él me da una vuelta y me vuelve a acercar a su cuerpo. El giro es rápido, pero atino a ver a Jess bailando con sus amigas, con los ojos fijos en nosotros, y sé que Kyle también lo sabe, pero de todas formas se lo digo.

―Jess nos está mirando ―murmuro.

―¿Si? ―contesta mirándome a los ojos sin dejar de moverse―. No me había dado cuenta.

―Si, claro ―protesto.

Él me da media vuelta y pega mi espalda contra su pecho. Trato de no pensar en el hecho de que soy completamente consciente de su cuerpo, pero me lo hace difícil cuando pone una mano en mi estómago, apretando más mi cuerpo al suyo. Me estremezco cuando siento su cálido aliento en mi oído.

―Te has puesto perfume en el cuello―dice con voz ronca, siento su mano tensarse en mi estómago.

―¿Si? ―contesto casi sin aliento―. No me había dado cuenta.

Su risa grave me hace cosquillas en el cuello.

―Si, claro.

Sigo bailando y moviéndome contra Kyle sintiéndome eufórica. Sus labios rozan mi mejilla suavemente y es como si viera una alerta roja delante de mis ojos. Es todo parte de pretender, sí, pero no deberíamos pretender tan bien.

Rebusco en mi interior fuerza de voluntad y me doy vuelta, enroscando mis brazos alrededor de su cuello, pero dejando más especio entre nosotros. Sus dedos acarician mi piel a través de la fina tela de mi vestido. Ninguno de los dos aparta la vista de los ojos del otro, y por un minuto olvido que estamos aquí para darle celos a la exnovia de Kyle, solo disfruto la sensación de estar en los brazos de él, de sentir su cuerpo contra el mío y sus manos fuertes en mis caderas.

Kyle está por decirme algo cuando un chico lo agarra del brazo, provocando que nos separemos y que Kyle maldiga.

―¡Perdón, perdón hermano! ―se apresura a decir un chico bajito pelirrojo―. Es que me han enviado a buscar una pareja para el "nosotros nunca".

Kyle sacude la cabeza, como saliendo del estupor.

―Lo siento ―contesta y me echa un vistazo para asegurarse de que siguiera a su lado―. ¿Nosotros nunca? ¿No sería yo nunca?

―Este juego es solo de parejas ―explica y me mira a mí también― ¿Quieren venir?

Kyle me mira a mí dejando que yo decida.

―Claro ―respondo porque creo que es buena idea que dejemos de bailar.

El chico dice que lo sigamos.

―¿Estás segura, Amy? ―pregunta Kyle en el camino.

―¿Por qué no? ―inquiero.

―Deberás hacerme quedar bien ―bromea y yo le sonrío.

El chico nos guía hacia el jardín trasero donde hay una ronda de cuatro parejas sentadas en el césped, con vasos y bebidas en el centro.

Kyle conoce a uno de los chicos que está sentado y lo saluda con un abrazo.

Nos sentamos completando el circulo y el chico pelirrojo se sienta al lado una chica, que asumo que es su novia. Reconozco también al chico que me estaba mirando cuando Kyle me trajo la bebida y aparto la mirada.

Kyle agarra dos latas de cerveza sin abrir y me pasa una, yo la acepto y la abro, esperando que el juego comience.

―Bueno ―dice el amigo de Kyle―. Este juego es básicamente el "yo nunca", pero todo relacionado a nuestras parejas. Si han hecho lo que alguien dice, deben tomar, sino no. Comencemos: nosotros nunca nunca lo hicimos en un auto.

La mitad toma, incluido Kyle y yo me apresuro a tomar también. Diuj, espero que no esté imaginando el auto de mi padre.

Ahora es el turno de su novio, que se toma unos segundos para pensar.

―Yo nunca nunca tuve un sueño erótico sobre mi pareja.

Kyle me mira desafiante, llevándose la bebida a la boca y le da un largo trago.

Yo no tomo y me acerco un poco para decirle por lo bajo:

―Tomas como si fuera cierto.

―¿Quién dijo que no lo era? ―inquiere tratando de esconder una sonrisa y yo exhalo bruscamente.

―Nosotros nunca nunca tuvimos sexo en un lugar público ―dice el pelirrojo.

Él y su novia son los únicos que toman y espero que no se estén refiriendo a esta fiesta. Por las dudas no pienso apoyarme en ningún otro lugar.

―Mi novio nunca nunca se paso toda la noche mirando a otra chica ―habla enojada la novia del chico que no dejaba de observarme.

Todos nos quedamos en silencio, no sé quién de los dos tenía más la expresión de "trágame tierra", si él o yo. Kyle pone una mano en mi muslo de forma protectora. Ninguno bebe. La novia del chico se levanta enfurecida y se va de la ronda, el chico balbucea unas disculpas y la sigue.

Kyle toma la palabra para romper el hielo.

―Yo nunca nunca comí algo hecho por mi novia, aunque tuviera probabilidades de intoxicarme para no hacerla sentir mal.

Solo toma Kyle y me cruzo de brazos. ¿Acaso todos les cocinaban cosas ricas a sus parejas?

Pasan las rondas y Kyle me hace tomar en la mayoría, ambos estamos borrachos y reímos de la mayoría de las preguntas. Cuando vuelve a tocarme, miro a Kyle con una media sonrisa y digo una mentira.

O eso creo que es hasta que lo digo en voz alta.

―Yo nunca nunca fantaseé con mi novio mientras lo veía jugar a su deporte favorito.

Y acto seguido le doy un sorbo a mi bebida mirándolo fijamente.

Eso parece volverlo loco.

Porque cuando termino de tomar el trago, él dice en voz alta observando mi boca.

―Yo nunca nunca quise darle un beso a una amiga hasta hoy.

———————

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro