Capítulo 1 | Anónimo
COPYRIGHT © Leila Ripiano
No recuerdo con exactitud cuando comencé a dar consejos, sólo recuerdo que desde pequeña me encantaba escuchar a los demás, y ayudarlos con sus problemas.
Cuando tenía catorce años creé mi blog "La Consejera". Admito que el diseño era terrible, volaban íconos de unicornios y dragones por toda la página. Seguramente, el que ingresaba a la página creía que mi blog era para pedir drogas más que consejos, pero yo estaba feliz con mi diseño. Luego comencé a adentrarme más en el mundo de los blogs, viendo tutoriales en Youtube y leyendo sobre el tema. También mi gusto mejoró y hoy, con diecisiete años, puedo decir que estoy muy orgullosa de mi blog.
El blog tiene diferentes secciones, una de ellas no la he llenado todavía y es la que dice: "¿Quién soy?" Creo que me da un poco de miedo esa pregunta. Tengo miedo de no saberlo o de escribir algo que no me guste, así que en esa sección solo escribí una descripción de lo que espero lograr con el blog.
En el blog publico mis opiniones, mis pensamientos sobre la vida, textos, frases que me gustan, pero lo más importante es el chat de La Consejera. Cualquier persona puede hablarme y contarme lo que quiera, puede escribir su nombre o puede ser de forma anónima. En promedio, me llegan cien mensajes por día. Trato de contestar tan pronto como puedo, pero a veces me es imposible. Aún así, el blog es mi pasatiempo preferido, y lo sigo disfrutando tanto como el primer día, por lo que realmente no me molesta pasar horas, y horas, poniéndome al día con la pila de mensajes.
Siempre aclaro que bajo ningún punto de vista soy una profesional, solo una chica de diecisiete años que da consejos y trata de escuchar a quienes lo necesitan. En el blog agregué una sección de teléfonos importantes que brinda el estado para llamar de forma gratuita para determinados temas con los que yo no estoy capacitada para hablar.
Por lo general, me encanta pasar tiempo contestando mensajes, pero hoy particularmente estoy de mal humor y no tengo muchas ganas de responder. No hay una razón en especial, sólo me duele la cabeza y no veo la hora de cenar e irme a dormir. He leído todos los mensajes que tenía pendientes y estoy a punto de cerrar mi notebook cuando escucho el sonido de una notificación y el chat de mi blog titila. Tecleo rápidamente.
<< Anónimo se ha unido al chat >>
La Consejera: ¡Hola! Soy La Consejera. ¿En qué puedo ayudarte? ¿Cuál es tu problema?
Anónimo: Mi problema eres tú.
Parpadeo sorprendida.
¿Alguien tiene un problema conmigo? Pocas personas saben que yo, Amber Brown, soy "La Consejera", entre ellas, mi familia y mi mejor amiga.
Oh por Dios, hoy mi madre me había pedido que pasara la aspiradora en mi cuarto y no lo he hecho. ¿Mi madre estaba a punto de mandarme a la mierda a través de mi blog?
De repente, escucho a mi madre gritar.
―¡Amber! La comida está lista. Baja.
Suspiro aliviada, no debe ser ella. Vuelvo a mirar la pantalla y escribo.
La Consejera: ¿Ah sí? ¿Por qué?
Anónimo: Has dado un terrible consejo, y tienes que retractarte.
La Consejera: Mira, yo no tengo la verdad absoluta al dar los consejos, tampoco soy una vidente que sepa lo que va a pasar, doy consejos desde mi punto de vista. Si te he dado alguno que no ha funcionado, lo siento.
En otra ocasión hubiera contestado más amablemente, pero en estos momentos se me parte la cabeza y no tengo mucha paciencia.
Anónimo: No es a mi a quien le has dado el consejo, es a mi novia. Va, mejor dicho, mi ex novia. Le has dicho que rompa conmigo porque ella pensaba que la estaba engañando, cuando fue todo un jodido malentendido.
Frunzo el ceño.
Muy pocas veces doy consejos tan drásticos como decirle a alguien que debería romper una relación. Prefiero que les surja a ellos la iniciativa, aunque no puedo negar que algunas veces lo había aconsejado cuando realmente sentía que la relación era tóxica.
La Consejera: Lo siento. Si es un malentendido explícaselo, si verdaderamente no la has engañado, la verdad saldrá a la luz. Solo debes de ser claro con ella.
―¡Amber! ―grita mi madre― Te juro por la abuela que si no bajas ahora mismo iré a romperte esa computadora tuya.
¡No! Todo menos mi amada computadora. Minimizo mi blog y bajo corriendo a la mesa del comedor donde ya están todos sentados mirándome expectantes.
―Lo siento, me demoré haciendo la tarea ―miento.
Mi padre lanza una risa de burla la cual ignoro. Me siento al lado de mi madre y empiezo a engullir el plato de pasta como si no hubiera comido en todo el día.
- ¿Has pasado la aspiradora como te pedí, hija? -me pregunta mi madre, sirviéndose un vaso de agua.
―Si, si ―consigo decir luego de tragar―. La he pasado por toda la casa.
- ¿Si? -pregunta mi hermana, Maia, sonriendo- la aspiradora debe tener modo silencioso, porque no la he escuchado.
La miro mal.
- Será que la he pasado cuando te has ido con tu novio -le digo.
―¿Te has ido con Dylan? ¿Y no nos has dicho nada? ―inquiere mi padre frunciendo el ceño.
Le lanzo una mirada triunfante, es mejor que no busque guerra.
Maia me mira con odio antes de responder.
―Si, me ha llevado a Hockey él ―contesta, con la mirada fija en su plato.
Mis padres intercambian miradas, pero no dicen nada.
La verdad es que mis padres siempre han sido muy permisivos con nosotras, siempre y cuando llevemos en orden nuestras tareas y quehaceres. A mi hermana no le está yendo bien en sus clases, por eso mis padres están más estrictos con ella últimamente. A pesar de que a veces pueden ser irritantes y exigentes, siempre lo hacen porque quieren lo mejor para nosotras.
―Papá, la pasta está muy rica ―comento para disipar la tensión― ¿La has hecho tú?
―Así es, he hecho la salsa tal y como le gusta a tu madre ―responde, mirando a mi madre con adoración y acercándose para darle un beso.
Mi hermana y yo ponemos cara de asco. Mis padres tienen sus momentos, a veces se pelean como si no hubiera un mañana, y otras veces parecen que están de luna de miel (siempre aprovecho estos momentos para pedirles cosas o dinero, porque sé que están de buen humor)
Luego de terminar la cena, Maia y yo nos quedamos tomando un té en la mesa. Adoro pasar tiempo con ella porque, aunque a veces no nos queramos ni ver la cara, no sé qué haría sin ella. Maia tiene un año menos que yo, y disfruto mucho tener una relación tan cercana con ella.
Una vez que termino de lavar los platos vuelvo a mi habitación para acostarme, pero me detengo cuando escucho las notificaciones de mi blog sonar cada dos segundos.
¿Pero qué mierda?
Anónimo: Consejera
Anónimo: Consejera
Anónimo: Consejera
Anónimo: Consejera
Anónimo: Consejera
¡Dios mío! ¡Qué intensidad! Ya me había olvidado de esta persona que parece estar muy enojada conmigo. Me siento de nuevo en mi escritorio viendo la catarata de mensajes que no paran de llegar provocando que se me tilde la computadora.
La Consejera: ¡Detente! ¡Aquí estoy! Me había ido a cenar.
Anónimo: Al fin. Me podrías haber avisado ¿no?
La Consejera: Mira, mi madre estaba a los gritos, jurando por mi abuela que me iba a romper la notebook. ¡Y cuando jura por la abuela hay que tomarla en serio!
Anónimo: Si tú lo dices.
La Consejera: Bueno ¿Y ahora qué pasa?
Anónimo: Le tienes que decir a mi novia que te has equivocado, que has dado un mal consejo.
¿Y este quién se cree? Si, si, ya voy corriendo.
La Consejera: Estás loco/a. Si tu exnovia ha roto contigo no es por mi culpa. Yo no obligo a la gente a hacer nada.
Anónimo: Soy un chico. No, pero es que mi novia te ha hecho caso a ti porque pensaba que la había engañado, y no lo he hecho. Antes de que me digas que hable con ella, ya lo he hecho, pero no me cree, piensa que me he acostado con su mejor amiga.
La Consejera. ¿Y por qué piensa eso?
Anónimo: Porque su mejor amiga se lo dijo.
La Consejera: ¿Y por qué le diría eso si no es verdad?
Anónimo: ¡No lo sé! Tal vez está enamorada de mí.
Pongo los ojos en blanco. Qué modesto.
La Consejera: Bueno, habla con la mejor amiga de tu novia (en realidad ex novia) y averigua qué ha pasado.
La verdad es que quiero despacharlo para irme a dormir rápido. Sé que debería escucharlo (más bien leerlo) pero ya se me estaban cerrando los ojos del sueño.
Anónimo: ¿Estás tratando de deshacerte de mí, Amber?
Casi me caigo de la silla al leerlo.
Mi corazón comienza a palpitar con fuerza mientras miro la pantalla de la computadora pasmada.
Tecleo algo y luego lo borro.
Mierda. Mierda. Mierda.
Este chico sabe mi nombre, sabe quién soy. ¿Cómo es posible?
Niega todo Amber, niega todo.
La Consejera: No sé de qué hablas. ¿Amber? ¿Quién es Amber? Pff, que nombre tan feo.
Anónimo: Estoy seguro que tus padres no pensaron lo mismo.
Tomo una bocanada de aire, no sirve de nada mentirle si ya sabe quien soy.
La Consejera: ¿Cómo sabes quien soy?
Anónimo: Eso no importa ahora.
La Consejera: ¿Quién eres tú?
Anónimo: Mañana lo sabrás.
La Consejera: ¿Por qué mañana?
Anónimo: Adiós, Consejera.
Noooooo.
La Consejera: Anónimo
La Consejera: Anónimo
La Consejera: Anónimo
La Consejera: Anónimo
<< Anónimo se ha desconectado del chat >>
-----------
Hola!! Cómo están?
Estoy muy emocionada porque hoy comienza una nueva historia que me hace mucha ilusión.
Sé que es un capítulo corto, pero me gustaría saber si les gusta hasta ahora!
Muchas gracias por comentar y votar ♥ ♥
Leila.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro