Ventana color coral
Terminó de ducharse y habiendo terminado de desahogarse también, se dirigió a su habitación para vestirse. Se puso ropa tan cómoda como bonita, y sentándose en su silla de oficina frente al escritorio, se dejó envolver por el cerceta que reflejaban sus cortinas, respirando profundo y mentalizándose, antes de abrir un cajón que contenía un pequeño libro en blanco, el cual luego abrió para escribir el título de la obra que le abriría una nueva ventana a su mente para dejarse llevar. Apoyó la birome sobre el papel, y lo primero que se escribió en dicho libro, fue: "La consciente", el título de un escrito que por el momento, solo existía en su mente. A base de preguntas, cuestionamientos, pensamientos y opiniones propios, construía a su protagonista, su historia y el mensaje que ambas tenían para dar; y al tener lo importante en mente, solo quedaba materializarlo por primera vez... aunque antes de escribir algo bajo el título, sintió sed. Caminó hasta la canilla e intentó abrirla, pero habían cortado el suministro de agua otra vez, por lo que decidió ir a comprar una bebida. El lugar más cercano estaba cerrado como de costumbre, el siguiente no tenía algo que le gustara y en el tercer intento lo consiguió, pero no sin que perdiera el tiempo en esperar a que termine la charla entre el empleado y un cliente. Volvió a su casa después de caminar más de lo previsto y habiendo llegado, entre distracciones, su tiempo se le escapó de las manos. Se acercaba la hora de cenar y no había escrito ni una palabra, por lo que antes de que tuviera que comer para luego irse a dormir, decidió aportar ideas para la creación del libro y anotarlas para llevarlas a cabo al día siguiente. También repasó lo que pensaba hacer en el día y eso le proporcionó cierta seguridad a base de un sentimiento de control sobre lo que venía, por lo que, luego de cenar lo mismo que había almorzado y de posteriormente cepillar sus dientes exprimiendo el contenedor de pasta dental, se acostó con la mente enfocada en sus ideas. No había ni un pensamiento impidiéndole dormir al cual sintiera que debía ignorar, no había ninguno hablando de lo horrible que había sido su día, ni había preocupación en su cabeza sobre lo decepcionante que pudiera ser el día siguiente. Solo importaban él y ella.
Al despertar, sus sensaciones de alivio, descanso y seguridad, ya se habían ido, pero ni siquiera lo notó porque el día comenzó como cualquier otro. Este día también se desarrolló como los demás y no tuvo piedad con él, quien a pesar de que no consideraba tan graves sus problemas, no soportaba que se repitieran cual ciclo durante años. A pesar de todo esto, su modo semi-automático se puso en pausa y de repente, recordó a su proyecto de creación, por lo que se emocionó y motivó, y sintió más llevadero el tiempo por más que todo siguiera pareciendo un desastre justificado. Con toda la ilusión que dibujaba en su rostro una sonrisa genuina después de tanto tiempo sin hacer una, parecía un joven recién enamorado, viéndolo todo más bonito de lo que en verdad es, a pesar de que sea porque no le interesa algo que no se relacione con sus ideas. Su contento lo llevó a llegar a su casa concentrado en sus planes de crear, sin necesidad de limpiar su mente como normalmente lo haría, pero claro, sin dejar de lado aquellos pequeños placeres que lo acompañarían al escribir. Decidido a regar la semilla plantada, continuó escribiendo.
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