one shote
En una época olvidada, cuando los hombres y mujeres vivían en las cavernas y la magia aún se escondía en los rincones oscuros del mundo, existía una tribu que se encontraba constantemente bajo la amenaza de la bruja Eclipsa. Eclipsa, conocida por su belleza sombría y sus poderes destructivos, habitaba sola en una cueva en lo alto de la montaña más temida de la región. Se decía que sus ojos podían oscurecer el cielo y que sus palabras podían invocar tempestades y su amenaza llegaban a la tribu
Marco, conocido en la tribu por su cuerpo flacucho y su falta de habilidades de lucha, fue elegido para negociar (o como sacrificio) la paz con Eclipsa. Aunque la tarea parecía imposible y suicida, Marco aceptó, pues alimentaba un deseo secreto de probar su valía.
Marco: "Aunque parezco un hueso seco, tengo corazón de león. ¡Demostraré a todos que puedo enfrentar a la bruja!"
Y toda la tribu se hecho rio
El viaje de Marco por las laderas escarpadas y los senderos peligrosos de la montaña fue arduo y lleno de desafíos. Cada paso que daba era una lucha contra el viento frío y los pedregales que amenazaban con hacerlo trastabillar y caer a un abismo sin fondo. Pero su determinación lo mantenía firme; cada resbalón, cada caída, era un recordatorio de su promesa a la tribu.
Finalmente, después de tres días de ascenso, Marco alcanzó la cumbre. El corazón le palpitaba en el pecho, no sólo por el esfuerzo físico sino también por la anticipación de enfrentar a la temible bruja. Sin embargo, lo que encontró en la cima no fue lo que esperaba. En lugar de una cueva oscura habitada por una bruja vieja y temible, descubrió un santuario etéreo, iluminado por la luz de cristales que colgaban de las estalactitas. Y allí, en el centro, se encontraba una figura que desafiaba todas las historias y advertencias que había escuchado.
Era una mujer joven, de cabellos verdes que caían en cascada sobre sus hombros, formando un vívido contraste con su piel pálida y lumínica. Su figura era esbelta y seductora, y sus enormes pechos estaban apenas cubiertos por un bikini de piel que dejaba poco a la imaginación. Marco, a pesar de su misión y todo el peligro que se suponía que enfrentaba, quedó instantáneamente hechizado.
Olvidó las advertencias, olvidó el motivo de su viaje, y sobre todo, olvidó el peligro que representaba Eclipsa. Sus ojos apenas podían despegarse de su enormes pechos mientras se acercaba, cautivado por su belleza.
Marco: se mi mujer y deja tocar tus enormes pechos
Eclipsa: (riendo burlonamente) Oh, jovencito, solo dejo que hombres de verdad toque mis pechos hombres con músculos grandes y definidos, algo que, por supuesto, tú no tienes.
Marco: (mirando fijamente los pechos de Eclipsa casi llorando) ¿Hay algo que pueda hacer para conquistarte?
Eclipsa: (como si fuera una broma) Quizá podrías intentar ejercitarte. Sube y baja esta montaña durante un año entero.
Marco: (motivado por la lujuria) Lo haré. Acepto el desafío por su enormes senos.
Eclipsa: Si en un año logras convertirte en el semental que dices que serás, no solo me tendrás a mí, sino que además, prometo no destruir a tu tribu.
Y así se selló el trato. Marco comenzó su año de esfuerzo extremo, movido por la promesa de una recompensa doble: el amor de Eclipsa y la salvación de su tribu.
El entrenamiento de Marco fue más allá de cualquier desafío físico ordinario. Cada amanecer lo encontraba subiendo y bajando la montaña, empujando rocas cuesta arriba y colgando de precipicios para fortalecer sus brazos y piernas. Las primeras semanas, sus músculos gritaban en agonía, y la fatiga amenazaba con derrotarlo por completo. Sin embargo, la imagen de Eclipsa, con su cabello verde fluído y su piel lumínica, especialmente la forma en que sus pechos se movían con gracia mientras se reía, se convertía en el combustible que encendía su voluntad de seguir adelante.
Marco: Solo un poco más... por Eclipsa, por su enormes pechos.
Los meses pasaron y con ellos, Marco empezó a ver los cambios en su cuerpo. Su torso, antes flacucho, comenzaba a moldearse con signos de músculos definidos, y sus brazos, que alguna vez temblaban al levantar piedras, ahora se levantaban firmes y seguros. Cada vez que sentía la tentación de rendirse, cerraba los ojos y recordaba la sonrisa burlona de Eclipsa, sus palabras desafiantes pero lo mas importante su enorme enorme busto.
Marco: Ella dijo que necesitaba a un hombre de verdad... ¡Y eso es lo que me convertiré!
El año pasó entre ciclos de dolor, determinación y crecimiento. Al final del desafío autoimpuesto, Marco ya no era el joven flacucho que había subido inicialmente aquella montaña para confrontar a una bruja temible. Ahora, con cada paso que daba de regreso hacia la cumbre para cumplir su promesa, su nueva confianza se hacía más evidente.
Eclipsa: (sin poder ocultar su sorpresa y mordiéndose el labio) Marco, ¿eres tú? Nunca creí que lo lograrías... (explorando con la vista los impresionantes músculos de Marco)
Marco: Sí, soy yo. He cumplido mi parte del trato. Es hora de que cumplas la tuya.
Dijo con la vista fija en los pechos de Eclipsa
Eclipsa: (acercándose lentamente, su voz suave) Veo que has trabajado mucho. Tus músculos... son realmente impresionantes. (pasa sus manos sobre los brazos de Marco, palpando la solidez de su nueva fuerza)
Marco: (aceptando gustoso la atención) Todo esto fue hecho con un propósito muy claro.
Eclipsa: (con una sonrisa lujuriosa y sorpresiva) Veo que sigues siendo aquel jovencito timido. (ella se inclina ligeramente, dejando que Marco tenga una mejor vista de su pechos mientras los sacudía un poco)
A pesar de su nueva e imponente fachada, Marco seguía siendo esencialmente el mismo joven enamorado y algo desesperado que había ascendido la montaña la primera vez, ansioso más que nada por tocar sus pechos. Eclipsa lo sabia.
Marco: ¡Ya no puedo esperar más!
Eclipsa: (deteniendo a Marco con un gesto, su voz firme pero juguetona) Todavía hay una última prueba por superar, jovencito.
Marco: (frustrado pero intrigado) ¿Qué prueba?
Eclipsa: Una noche donde el fuego de la pasión y la entrega sean nuestros jueces. Si logras dejarme satisfecha en todos los sentidos, seré tuya eternamente, y olvidaré cualquier amenaza hacia tu tribu. (Al decir esto, su cuerpo oscila sutilmente, cada movimiento destacando sus curvas sensuales).
Marco: (con determinación) Acepto tu desafío mi amor
Eclipsa: (sonriendo con anticipación, la luna iluminando su figura seductora) Entonces demuéstrame que tu nueva fuerza es tan formidable como parece.
Marco: (con voz temblorosa y expectante) Ha llegado la hora de la verdad, Eclipsa.
Eclipsa: (con un tono de voz ronco y desafiante) Demuéstrame que todo este esfuerzo no ha sido en vano.
Marco: (entusiasmado) No te decepcionaré mis amores.
Dijo mirando fijo los enormes pechos de Eclipsa
Esa noche resonó con los gemidos de Eclipsa, mientras Marco, con resuelta determinación, exploraba la voluptuosidad de su figura. Entre caricias intensas y ocasionalmente una apasionada nalgada, Marco se sumergió profundamente, llenando a Eclipsa con su semilla desenfrenada.
Eclipsa: (sorprendida por la intensidad de Marco) ¡Así es, Marco! ¡Haz que esta noche sea inolvidable!
Gritaba mientras Marco apretaba sus senos y la rellenaba con su virilidad
Marco, con cada movimiento que realizaba, recordaba el motivo de su desafío ser el único que pudiera disfrutar de los enormes pechos de Eclipsa.
La pasión de ambos consumía cualquier recuerdo de sus inicios dubitativos.
Eclipsa: (entre suspiros) Nunca pensé que llegarías a tanto... Estás eres una bestia mi bestia...te amo tanto
Pero Marco no le así caso lo único que le importaba era seguir lamiendo los pechos de Eclipsa
Eclipsa: (con una suave risa) Bueno, Marco, has superado la última prueba con una intensidad inesperada seré tu mujer y no ataque jamás a tu tribui.
Marco: (mirando aún a los pechos de Eclipsa) No puedo creer que lo haya logrado... me olvidé por completo de la tribu.
Eclipsa: (riendo junto a él) ¿Así que sólo pensabas en mis pechos todo este tiempo?
Marco: (ruborizado) Bueno... sí, dijo su mucho mas grande que cualquiera de la tribuo.
Eclipsa: (acariciando los músculos de Marco con mucho animo) Pero cumpliste tu parte del trato. Prometo no atacar a tu tribu. (mirando a Marco a los pectorales de Marco) pero mas te vale poder repetir esta noche con mucha frecuencia.
Marco: (con una risa malvada): pero por supuesto
Eclipsa: (riendo libremente) Bien, tenemos un acuerdo. (mirando cariñosamente) ¿
Marco: Sí, me gustaría continuar.
Y así, entre risas y un nuevo entendimiento, Eclipsa y Marco iniciaron un futuro inesperado, dejando atrás amenazas y deseos olvidados.
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