Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 4. Lo que necesito

Me quedé frente a la puerta de la habitación más alejada del pasillo, intente no hacer ningún solo ruido para detectar alguno de allá dentro pero nada, no se escuchaba nada, ni siquiera algún movimiento de cama o pisadas, era un silencio que erizaba los vellos del cuerpo.

De todas formas tuve que acercarme y puse mi mano sobre la perilla, la giré asegurándome de que nadie pudiera ver lo que hacía o que alguien se diera cuenta de mí ausencia, entré y lo primero que vi fue cortinas gruesas polvorientas y sucias que cubrían todas las ventanas, había camillas sin colchones, había piezas de camas que estaba rotas y gastadas, libros deshojados y rotos estaban en el piso, era casi como un almacén donde se conservaban cosas inservibles.

Avancé con escepticismo, era una cueva oscura, fría y tenebrosa pero aun así sabía que aquí era donde podía encontrarlo. Casi di un grito cuando delante de mi una sombra negruzca y gigantesca se levanto de una de las sillas que estaba arrinconada, avanzo a pasos lentos hacia la ventana y recorrió un poco la cortina vieja para asegurarse de que estaba conmigo y efectivamente ahí estaba, se ilumino para mi.

—Edith —estaba asombrado, anonadado, feliz y al mismo tiempo confundido, trato de retenerse una sonrisa por mi porque sabía que no quería hacerme enfadar más.

Cuando me vio en la silla de ruedas tomo la silla de donde se había levantado y la coloco justo frente a mi camino, recorrí hasta llegar a donde estaba y me detuve a dos metros suyo, ahí miré como estaba albergando esperanza después de todo lo que le había dicho la mañana de ayer, tome fuerzas y trate de levantarme de la silla.

Thomas se levanto de inmediato, se retuvo a no tocarme pero se mantuvo cerca por si caía.

—Thomas, debes irte. —le dije con rapidez.

Fue un golpe violento para él, sus cejas se fruncieron al igual que su frente y su boca se cerró de un solo movimiento, miró hacia el piso y ahí se mantuvo hasta que se canso de estar imaginando lo peor, me miró de esa forma humilde que me recordaba al momento en que me aseguro que entré la desgracia y sufrimientos me amaba, que nada de eso se trataba de una mentira porque esa fue la única verdad con la que vivió desde que me conoció.

Parpadeo desconcentrado.

—Creí que...

Lo interrumpí.

—Vendrán por ti, la policía lo sabe, ellos te encontraran, te harán pagar por todo lo que has hecho.

—¿Y es que acaso no lo merezco? —se encogió de hombros, aun así pude ver reflejado dolor en su rostro por aceptar la verdad —He hecho mucho daño, es lo menos que puedo pagar, por lo que les hice a todos, por lo que te hice a ti.

Tambalee un poco cuando traté de dar un paso, de nuevo Thomas se mostró atento pero pude arreglármelas sola, debía decírselo, debía hacerle caso a Alan, antes de que fuese tarde.

—Ya no tienes a nadie quien te retenga, ya huiste de las garras de Lucille, todos nosotros huimos de ello, eres libre, tienes que comenzar de nuevo, lejos de aquí, no dejes ningún fantasma más, desaparece a Thomas Sharpe para siempre.

Al oírme se doblo un poco, busco la silla para sentarse y se dejo caer, puso sus manos sobre las rodillas y ahí fue cuando se apretó tan fuerte todos sus sentimientos y los dejo escapar como un remolino de desahogo, lágrimas cayeron de sus ojos y se estamparon contra el piso, de nuevo intente dar un paso pero no pude arriesgarme.

—No puedes pedirme eso —susurró con voz débil y quebrada. —Podré quizá matar mi pasado pero no el amor que siento por ti, Edith, no importa donde quieras que termine o quien quieras que sea, no podré empezarlo sin ti.

Trate de contradecirlo pero se levanto y me pidió con urgencia que lo mirase, derrotado, infeliz, quebrándose por completo con las últimas fuerzas que le quedaban, estaba entregándome todo lo que era, todo quien pudiera ser.

—Por favor, huimos del pasado, podemos volver a vivir siendo otros, intentemoslo juntos. ¿Acaso no he ganado tu perdón? ¿Aun debo hacerlo?

Me preparé para aquel dolor agonizante que las heridas que llevaba por dentro comenzaran a hacerse notar pero no fue así, no hubo nada más que una extraño sentimiento que comenzó a agitarse dentro de mi pecho, lo reconocí más tarde, supe de que se trataba.

¿Lastima? No, no era eso, tal vez era...el amor que sentía por él que reavivó de repente, que me abría los ojos y me golpeaba para hacerme reaccionar.

Lo miré extrañada de mi misma por lo que estaba pasando, por lo que estaba sintiendo así que levante mis manos a su dirección, levante un pie pero no fue suficiente, se acerco tan rápido que me sostuvo entre sus brazos esta vez olvidándose de mí desdén, me tomo con fuerza y volví a sentir sus brazos cerca de mi cuerpo, su tacto que siempre era tan rica como la seda, tan agradable como el terciopelo, tan cálido como su aliento acercándose a mi rostro.

Nos miramos a los ojos, lo tenía tan cerca, me vi reflejada en sus ojos tan azules que me encendían, en aquellos que me sofocaban, que me mostraban la realidad, en ellos no podía desconfiar, siempre había sido así, siempre me miraban de esa forma y hasta ahora nada había cambiado, era su única verdad, me amaba y yo a él.

—No voy a irme sin ti. —me prometió con los ojos bien puestos sobre los míos.

—Debes hacerlo, ellos vendrán, no podrás huir.

Lo vi decidido y eso me molestaba

—No. No podrás convencerme.

Me sostuve con más fuerza de sus manos, aquellas que me conocieron por completo ese día en las oficinas de correos.

—Por favor. —le suplique.

—¿Aun me amas?

Me apreté los labios y quise volver a llorar pero esta vez por ser tan estúpida y haberme cegado todo este tiempo.

—Sí, sí, aun te amo. —lo miré a los ojos con desesperación.

No me aparté porque esta vez no quise hacerlo, ahí estaba, ahí mismo venía lo que había necesitado todo este tiempo, me tomo con fuerza de la espalda y me alzo unos centímetros del suelo y me beso devorándome los labios, llenándonos de energía una al otro, por que eso era todo, nos necesitábamos uno al otro para seguir en pie.

(...)

Todo estaba en completa oscuridad, la noche en el hospital era tan terrorífica que me fue difícil dormir, me sentía algo cansada pero acababa de despertar tras varias horas de sueño que di durante la tarde, así que gracias a ello no pude volver a dormir, tuve que mirar hacia el techo pero fue complicado encontrarle forma a la habitación estando tan oscura y silenciosa. Escuchaba desde mi cama los ronquidos ligeros de Alan, su respiración que estaba tan calmada y suave fue lo que me decía que todo iba a estar mejor para él, me gustaba tanto la idea que descansara plácidamente.

Me incorpore para recargar mi espalda a la cabecera y lo miré, estaba tan oscuro que solo pude ver su cuerpo elevarse y descender como si fuese una sombra negra. Lo estudié unos instantes y luego me asegure de escuchar sus ronquidos mucho más fuertes que me aseguraran que realmente tenía un sueño muy profundo, no tardo en hacerse escuchar y ahí fue cuando me decidí a levantarme finalmente de la cama.

Mi silla de ruedas estaba muy cerca de mí pero decidí no llevarla conmigo, respire hondo para ayudarme a mi misma a levantarme, recargue mi pie sano al piso helado y el enyesado lo deslice mientras di mis primeros pasos, daba gracias a dios que la morfina aun estuviera dando frutos de su efecto porque no dolía nada. Mire por el pasillo, había un lámpara encendida a la vuelta que seguramente debía ser la recepción donde la gente no podía despegarse en ningún momento así que trate de no hacer ruido cuando acelere más mi paso por si alguien tenia la necesidad de entrar por ese pasillo, me fui tomando de los marcos de las ventanas  para no caer y para cuando llegue a donde necesitaba ir me aferré a la perilla de la puerta.

La giré y maldije cuando la puerta dio un rechinido, no me dio miedo adentrarme a las tinieblas de la habitación porque después de todo había una vela en un rincón que iluminaba lo que necesitaba ver.

Thomas corrió a mi encuentro y rápidamente me tomo de los brazos para que no fuese a caer.

—Dios mio, Edith, creí que estabas descansando, no puedes levantarte y andar por ahí. Vamos, te llevo a tu habitación.

Tense mis músculos y lo retuve frente a mí.

—No, quiero quedarme aquí.

Me miró como si hubiera perdido la cabeza pero al mismo tiempo sus ojos lucieron exaltados y emocionados.

—No creo que sea buena idea, necesitas atenciones y aquí nadie podrá dártelas, nadie viene a este lugar.

Exacto.

Mi pierna buena comenzó a temblar, era difícil mantener todo mi peso en una sola pierna así que Thomas me llevo hacia una de las únicas camas que tenía colchón y que era quizá donde dormía.

Se quedo parado contemplándome con un leve gesto en los labios.

—Edith, por favor, no puedes quedarte aquí, es un lugar horrendo para ti.

Me apreté los labios y negué.

—No me importa —hice una mueca cuando intenté levantar mi pie malo. —No podía dormir.

Evito que siguiera moviéndome poniendo sus manos a cada lado de mis hombros.

—No te muevas, ¿No podías dormir? ¿Te duele la pierna?

No contesté porque para mi mala suerte la pierna me empezaba a dar dolores punzantes, Thomas leyó mi expresión y generó un poco de pánico en su semblante.

—Iré por tu silla.

—¡No! —protesté y aquello logró detenerlo a medio camino —No te vayas. Quédate por favor.

Con pasos lentos se acerco y se sentó a mi lado, lo miré a los ojos otra vez y ahí estaba de nuevo, llevaba un poco de miedo sobre los ojos pero también paz y humildad, estaba confundido, todos aquellos sentimientos de pánico los controlaba tan bien porque se relajo cuando yo al fin pude ser capaz de resistir un poco más el dolor.

No le quite la mirada de encima ni él a mi, sonreí ligeramente cuando vi aquella llama impaciente en sus radiantes pupilas, me acerque y por primera vez le tome la mejilla, la apretó contra la misma y se dejo guiar por mi tacto.

—Edith —susurró con voz aterciopelada.

Cerró los ojos cuando iba sintiendo la suavidad de su piel para cuando los abrió de nuevo lo vi gritar su deseo que lo mataba por dentro, me acerque a su rostro y lo bese, el pecho se me inflamo de excitación cuando comenzó a responderme con más velocidad, sus manos a mi alrededor eran suplicantes cuando me acariciaron la espalda y yo buscaba la manera de poder quitarle la ropa de encima.

Nuestros jadeos fue lo único que comenzó a escucharse con fuerza en la habitación, mi corazón desbocado me latía con fuerza cuando me quito la bata, dio un brinco cuando le quite lo que llevaba puesto, di un jadeo más fuerte cuando sus manos se fueron directo a mis pechos y se aferraban a ellos, hundí mi rostro en su cabello cuando me beso el cuello y delicadamente me dejaba caer sobre la cama.

Ahí estábamos de nuevo, amándonos en cuerpo y alma, fue glorioso volver a sentirlo completamente mío con una pasión ardiente que me consumió una vez más, quería ser suya por siempre y sonreí al recordar que esta vez sería así.

Nos miramos con ternura cuando nos tuvimos cara a cara, lo besé con el poderoso deseo que se encontraba dentro de mí luego sabore su boca por completo, gemí con delirio cuando se introdujo en mí una vez más, me estremecí totalmente al sentirme abrazada por su vibrante infinito amor.

Lo amaba con locura, había sufrido demasiado, no había nada más que pensar, le perdonaba todo porque no había otra cosa que pudiera hacer, más que tenerlo a mi lado para sostenerme a lo que fuese.

Lo que necesitaba para enterrar su pasado lo tenia conmigo, ya no había nada más que pudiera interferir esta vez.

¿Disfrutaron del capítulo?

¿Les gusto? Espero y si :) Nos seguimos leyendo guapas, gracias por su apoyo .



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro