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El no la llamaba para pasar tiempo solos. Tal como él se lo dijo, así que esta tenía un gran odio hacia una persona, una que era la causante de todo: la concubina francesa. Ella se sentía tan humillada, sentía que la habían dejado en ridículo; incluso las esclavas hablaban de ella.- 'La Sultana Jennie estaba siendo olvidada gracias a Mi Nam'-pensaba.
Pero por otro lado, se encontraba una madre Sultana muy furiosa. La actitud de su hijo ante sus ojos no era la correcta; estaba siendo inmaduro. Pero, ¿por qué pensar eso? ¿Qué sabría ella de amor?
Ella era una mujer fría. Tener que luchar por amor o actuar de una manera inusual solo por la persona que amas, pues ella nunca tuvo que esforzarse. Así que no podría entender ni siquiera a la pobre concubina; es más, ni lástima le daba. Esa esclava estaba arruinando la imagen de su hijo, eso ella no lo iba a permitir. Sí, la madre Sultana no sentía; ¿qué iba a sentir si el antiguo Rey, su esposo, ni la miraba? Ella no tuvo que pasar trabajo para lograr ser Sultana, pues ya era Princesa, hija de una familia de Reyes.
Sin duda alguna, no podría entender ni a su hijo ni a esa concubina, así que ella iba a... deshacerse de ella, solo esperaba el momento adecuado.
●●●
Mi Nam...
Me fui hacia mis aposentos. Hacía un mes que no salía de la habitación del Sultán; tengo que reconocer que pasé momentos inolvidables ahí. Iba por el piso ya de las concubinas, pero cuando me ven, todos me miran sorprendidos y susurrando entre ellas. Pero en eso, veo a mi mejor amiga, Elena."
- Santo Cielo, qué bella estás -dijo Elena mirándome de arriba a abajo, para abrazarme-
- El Sultán me curó, el me salvó -dije sonriendo- Me atendió muy bien.
-Y te ha dejado reluciente, te veo más hermosa que antes -dijo la dama uniéndose a la conversación.
- Se te extrañó mucho por aquí- dijo Elena en un puchero.
Sonreí.
- Pues ya estoy de regreso
Sehun se acercó a nosotras sigilosamente, para mirarme.
- Srta Mi Nam, está usted muy bella - me halagó.
- Muchas gracias - respondí algo seria.
Tenía que tener cuidado con Sehun.
- ¿Qué sucede, Sehun? - le preguntó la dama alzando una ceja.
- La madre Sultana hará una fiesta esta noche... - se dispuso a hablar- así que las concubinas deben tocar sus canciones favoritas y danzar para ella...- informó
Dejé salir el aire.
- Así será... - le respondió la dama.
●●●
Las horas pasaban y el palacio estaba siendo decorado, al menos en el piso de las concubinas. Todos estaban emocionados por la fiesta, sin embargo, me dispuse a verlas desde los pisos de arriba.
...
Pov's Jennie :
Estaba arreglandome, necesitaba estar impecable, no podía dejar que hablaran de mí. Debía sobresalir.
- Adelante... - dije cuando tocaron. Las puertas se abrieron dejando ver a Mina.
Ella me miró e hizo una reverencia.
-¿Que sucede? - le pregunté mientras acomodaba mis pendientes - Ven aquí y ayúdame ahora con ese collar - ella sin quejarse, cumplió con mi orden.
- Sultana.- se dispuso a hablar - La concubina francesa ha salido de los aposentos del Sultán. - al oír eso me giré para verla, estaba de espalda - Todos hablan de ella. De que ha enamorado al Sultán.
Sin poder evitarlo respiré con fuerza.
- Esa maldita serpiente - dije mirando a otro lado, mis palabras eran como veneno de la manera en que lo decía- Tenía que haber muerto.
- Sultana, si usted me lo pide yo la mato. - me recordó lo leal que era.
- No, no hagas nada. - negué con la cabeza- Ya veremos cómo me deshago de ella. Ahora vamos, vayamos a la fiesta - sentencie.
Ambas salimos de mis aposentos, no sin antes darle un beso a mi príncipe que dormía plácidamente.
Al llegar todas las esclavas me hicieron una reverencia, fui junto a la Sultanas con una sonrisa fingida, para mostrar mis respetos a través de una reverencia. Luego me senté en mi sitio.
Busqué por todas partes a esa concubina, hasta que la encontré. Estaba en el piso de las favoritas, miraba todo desde allí con superioridad, como si fuera una Sultana. Su aura y postura, daban a entender que era alguien de la realeza. Eso me hervía la sangre.
Me miró para sonreír como si fuera una indefensa cachorra.
- Mina - llamé a mi esclava, ella inmediatamente prestó toda su atención en mí- Quiero que la esclava francesa venga ante mi - ella asintió con una sonrisa para hacer una reverencia, darse la vuelta e ir en su búsqueda.
...
Pov's Mi Nam :
Vi como me miraba, podía sentir su mirada sobre mí desde que llegó. Le sonreí en son de paz. De de repente ella le dice algo a su esclava y esta sube.
Su esclava subió las escaleras, sabía que era para decirme o hacerme algo. Giré un poco mi cuerpo, esperando que llegara ante mí.
- Anda baja...- es lo primero que salió de sus labios en cuanto estuvimos frente a frente-...la Sultana desea verte.
Hice una mueca de duda.
-¿Por qué debería hacerte caso ?- pregunté com arrogancia.
Ella sonrió con sorna.
- Es una orden de las Sultanas y aquí se hace lo que ellas digan. ¿O deseas dormir con las ratas esta noche?- la miré fijamente, apreté mis dientes para darme por vencido y bajé -
Oh Allah. Sentía enojo conmigo misma por lo ridícula que podía llegar a ser a veces. Necesitaba intentar ganarme al menos a la Madre Sultana, pero esa mujer estaba ahí y solo quería darle en la cabeza.
Al bajar todos me miraban, cuando estuve frente a frente, les hice una reverencia y la música se detuvo.
- Así que eres tú... - habló finalmente. Cualquiera que la escuchara pensaría que nunca me había visto, después de hacer con mi rostro lo que se le antojó. Hipócrita- Me han dicho que eres muy buena en el baile - dijo con malicia en sus palabras - Baila para nosotros, quisiera ver si es cierto - propuso y yo miré a la madre Sultana. No quería bailar para ella, sabía que sus intenciones no eran buenas.
- Si querida, baila - incitó tomando una fresa -
Que más daba.
La música empezó a sonar, empecé a mover mi cuerpo tal como lo había hecho esa noche para el Sultán. Una sonrisa coqueta apareció en mi rostro, no le iba a dar el gusto a Jennie. La miré con gran seducción, quería dejarle en claro que sus acciones no me molestarian tan facilmente. Iba a arrepentirse de intentar humillarme.
La música avanzaba, mi cuerpo la seguía al compás, el ritmo de la música y mi cuerpo eran una sincronía pura. Mis caderas se movían sensualmente, mis ojos las miraban con seducción para que vieran que si sabía bailar. Que mi personalidad sacarrona, fué la que sedujo a su majestad.
Estaba a punto de llegar a la mejor parte pero...
- Es suficiente - dijo seria - Ya vi que bailas bien- comentó para bajar la mirada.
Me detuve y la música también.
- Sin duda alguna. - apoyó la madre Sultana.
-Puedes volver a tu puesto, Katherine - dijo Jennie con seriedad y mandato. La miré del mismo modo.
- Mi Nam. - le corregí.
Todos me miraron sorprendidos, hasta la Sultana madre y otra Sultana muy hermosa.
- ¿Que has dicho? - me preguntó alzando una ceja.
Di un paso al frente, sin apartar mi mirada de su persona.
- Mi nombre no es Katherine, espero que le quede claro, Sultana. - me atreví a decir- Mi nombre es, Kim Mi Nam.- dije con altanería, ella apretó su mandíbula.
- ¿Eres tan atrevida para faltarme el respeto? - si que le cayó mal -
- No lo he hecho Sultana con esa intención... - me defendí - ...simplemente le estoy diciendo que el Sultán en sus aposentos me ha dado un nuevo nombre- ella dejó salir el aire con dificultad- Y ese es Kim Mi Nam. - pronuncié con fuerza- Los demás tienen prohibido llamarme por mi antiguo nombre, incluso usted. Porque Katherine está muerta, ya no existe. - le expliqué con seriedad.
- Pero que insolencia es esa - dijo la madre Sultana, totalmente enojada- Respete a sus superiores, estás hablando con una Sultana, no con una esclava como tú.
Ahí iba una daga directo a mi autoestima.
- Vete de aquí - dijo con mandato, la miré por última vez para luego hacer una reverencia e irme -
Sin duda alguna, un día, cada palabra que me dijeron se las tragarian.
( ... )
Me encontraba camino a los aposentos del Sultán, me había mandado a llamar. Pero cuando iba a entrar, su mano derecha sale de sus aposentos y déjenme decirle que no me caía nada bien, tenía algo en él que no me gustaba.
Me detuve frente a él y le hice una reverencia, demostrando mis respetos.
- ¿Que hace aquí, señorita?- me preguntó con un tono algo fastidioso. Cómo si mi presencia le irritara.
O tal vez era mi idea.
- Vine a ver al Sultán - respondí amablemente.
- El Sultán está ocupado. -respondió- No puede atenderte así que vuelve junto a las esclavas - me dijo de mala gana.
Mi sonrisa se esfumó, no estaba equivocada. Estaba en lo cierto.
- Usted no ha entendido - le dije al ver lo que intentaba hacer, quería humillarme- El mismo Sultán pidió verme. - le hice saber.
El alzó una ceja.
- Y yo le digo que el no podrá verlo. Regresa a tus aposentos- demandó.
Oh vamos, yo no seguía sus órdenes.
- Su majestad me espera, así que con su permiso- iba a pasar ignorando lo que el me había dicho, sin embargo, el me tomó bruscamente de mi brazo y me hizo mirarlo-
Me quejé ante lo fuerte que sostenía mi brazo.
- He dicho que no pasarás - dijo serio, tensando su mandíbula-
Yo respiré hondo e intenté sonreír pero salió como una mueca.
- Suelteme - demandé- ¿Acaso usted piensa pasar por encima de las órdenes del Sultán?- cuestioné- Si no cree que el me mandó a llamar ent... - no pude terminar de hablar, pues el Sultán habló desde la puerta -
Su agarre se aflojó.
- Jackson, ¿es Mi Nam ? - preguntó detrás de la puerta a lo que Jackson se alejó de mí y el Sultán abrió justo después.
- ¿Por qué que tardaste tanto? - cuestionó acercándose a mí, mientras Jackson y yo le hacíamos una reverencia-
- Lo siento alteza, es que tuve un pequeño inconveniente - dije mirando mal a Jackson- Pero ya estoy aquí - volví mi mirada a Jungkook para sonreirle.
- Anda ven, quiero mostrarte algo. - me tomó de la mano para llevarme con el, pero antes de entrar miré a Jackson, estaba muy serio a lo que sonreí para luego entrar junto al Sultán-
Al entrar a los aposentos, el Sultán tomó una prenda en sus manos.
- Primero debo vendarte los ojos - dijo sonriendo-
Le miré divertida.
- ¿Es una sorpresa? - pregunté emocionada y el asintió -
- Déjame vendarte esos ojitos- puso la prenda alrededor de mi cabeza, en la parte de mis ojos, de tal forma que los cubría sin dejarme ver.
- No quiero caerme - confesé con sinceridad para llevar mis manos al frente.
- Tranquila, tu confía en mí - me tomó de la mano y me hizo caminar junto a él, para luego mirar mi mano, o algo así... bueno eso supuse-
Sentí como algo era colocado en mi dedo.
Quitó la prenda de mis ojos.
Al abrirlos lo primero que hice fué mirar mi mano. Mis ojos se iluminaron al instante, el corazón me latió con fuerza.
- ¡¡Oh por Allah !! - exclamé mirando mi mano - ¡Esto es precioso!
No podía dejar de sonreír.
Era el anillo que tanto me había gustado.
...
Estaba mirando el hermoso anillo cuando de repente mi amado me habló, llevando sus manos a mi cintura.
- ¿Te gusta? - me sobresalté- No era mi intención - confesó riendo -
-Sí, si que me gusta. - afirmé- Es hermoso, digno de una princesa. - estaba embobada con semejante joya- La persona que sea propietaria de esta joya tan hermosa como la luna, será bendecida...
...
Estaba hermoso. Con ese precioso diamante verde rodeado de hermosas, pero pequeñas piedras.
- Me alegra que te guste... - habló con satisfacción, alcé la mirada para verle con emoción y amor.
- Me encanta, alteza - dije sonriendo para quedarme mirándolo por cortos segundos- Te Amo, Jungkook - al decir eso el sonríe y me besa -
Fué un casto beso, pero fué un beso tan dulce que me enamoraba más.
¿Esto era amar? ¿Emocionarse por recibir un obsequio de quién amas?
¿Desear con todas tus fuerzas, poder besarle, abrazarle y expresarle todo tu amor?
Oh Allah, sentía que no podía estar lejos de él. No lo soportaría.
- Yo también Te Amo - acarició mi mejilla con ternura. Empezamos a acercarnos, mientras nuestros ojos conectaban con nuestras almas.
Quedamos tan cerca el uno del otro, que nuestras respiraciones y labios rozaban.
- ¿Estaría mal querer hacerte mía en este momento? - me preguntó de una forma tan sexy que me hizo extremecer-
Sonreí para llevar mis manos a su cuello. Hacia su cabello exactamente.
- ¿Estaría mal si le dijera que quiero que lo haga? - le pregunté con una voz seductora, coqueta-
- Entonces déjame hacerte el amor como si no hubiera un mañana. - su voz ronca erizaba mi piel, quería que me desnudara y me poseyera rn ese instante. - Déjame acariciar ese cuerpo que me vuelve loco. Besar esos labios que me hacen desear más de tí. Y conectar mi corazón con el tuyo...
Sonreí.
- Hazlo alteza. - concluí- Hazme suya - eso bastó para que me besara de la manera más tierna que pueda existir. Sin embargo, luego el beso empezó a ser apasionado, lleno de lujuria, amor. Dejando que se escuchara sonidos húmedos de nuestros labios. El me elevó poniendo mis piernas alrededor de sus caderas, puse mis manos alrededor de su cuello para jugar con su cabello y así pronunciar más nuestros besos. Podía sentir su hombría despertando con furia, tenía mucha hambre de todo mi ser, podía sentirlo sin ni siquiera tocarlo o verlo.
No lo pude evitar, intenté moverme con sutileza provocando que jadeara.
El bajó sus manos a mis glucosa los apretó con fuerza haciéndome gemir en medio del beso, a lo que el sonrió satisfecho. Me llevó a la cama, me dejó caer en esta con cuidado sin dejar de tocar mi cuerpo, ni de besar mis labios.
Se levantó un poco, empezó a desabrochar su camisa hasta quedar desnudo por completo frente a mi. Oh Dios, les juro que me quedé sin habla. No importaba cuántas veces lo había visto desnudo, no me adaptaba a tener semejante hombre frente a mi.
Tomé fuerzas y me balance para quedar nuevamente en sus brazos, pero en un movimiento rápido hice que nos voltearamos. El quedó en ella mirándome, sonreí para acomodarme mejor sobre él. Empecé a besar su cuello, dando leves mordidas. Suspiros e incluso gemidos salieron de sus labios, mientras el apretaba mis muslos una y otra vez. Ahí entendí que esto no era romántico, si no que por primera vez iba a ser sexo, sexo salvaje gracias a que así lo decidí.
Separé mis labios de su cuello bajo su atenta mirada, llevé mis manos a el vestido y empecé a quitármelo mientras le daba una muy buena vista. Mis pechos rebotaron en el momento que fueron liberados del vestido ajustado. Pude ver su rostro de satisfacción, estaba embobado.
Su masculinidad hizo un gesto, su músculo me recordó que estaba bien despierto. Sonreí para moverme de alante hacia atrás.
- Ah... mierda que rico... - le escuché decir. Reí para mí misma. Al menos le hacía soltar palabras vulgares.
El vestido ya estaba en mi cintura, solo esperando a que me pusiera de pie y así lo hice. Estando aún encima de él, me levanté para quitar el vestido, el me miraba.
Cuando el vestido fué despojado, volví a mi posición volviendo a estimularlo con mi cintura, hasta que me acercó a él y me hizo quedar bajo su cuerpo. Empezó a besar mi cuello, dejando marcas en el. Solo me dispuse a sentir su lengua tibia en todo mi cuerpo, hasta llegar a mi feminidad. Abrió mis piernas de una, hasta podría decir que las abrí yo solita sin necesidad de que me lo dijera.
- Ju-Jungkook~- salió de mí. Llevé mis manos a su cabello para sostenerlo con fuerza y mover mi cintura. - Sí, así...Ah...- me moví en él sin pudor alguno, apreté los dedos de mis pies en la sábana.
Así estuvo durante varios minutos, para colocarse sobre mí y atacar mis labios con furia, mientras jugaba con su pene en mi clitoris. Me tenía loca, solo suspiraba y gemía. Luego sentí como entraba en mí, haciéndome gemir por lo alto. Obligándome a arquear mi espalda, sintiendo la necesidad de tenerlo siempre dentro de mí. Ansiosa por la excitante cosquillita acompañada del dolorcito más delicioso del mundo. Me embestia sin piedad, pero estaba gustosa de ello.
- Oh~ por Dios - dije algo agitada -
- Gime para mí, princesa. - su respiración agitada, acompañada de jadeos y el calor de todo su cuerpo me estaba matando- Anda nena - empecé a gemir, pues escuchar esas palabras me hicieron sentir deseo, mucho más-
- Matame- le dije en su oído mientras me embestia- Pero no pares, joder no pares. ¡AH! - Sí, la lujuria se había apoderado de mí -
Y empezó a embestirme más fuerte, haciendo que alqueara levemente mi cuerpo y apretara las sábanas con fuerza. No podía evitar retorcerme del placer, por lo que no me sorprendería haber puesto los ojos en blanco.
- ¿Así? - me preguntó con una voz ronca mientras estrellaba su mano en una parte favorita, de mi cuerpo.
- Mmm ah, sí... - casi no podía hablar del placer que sentía en ese momento, sin embargo, el tomó mis manos e hizo que dejara de apretar las sábanas para entrelazarlas con las suyas.
Y fué bajando un poco la intensidad de sus embestidas para volver de nuevo a hacer romántico conmigo. Ahora se movía lento, de una manera que excitaba hasta a una planta, mientras me besaba. Ya ni sabía lo que decía o pensaba.
- TE AMO... NENA - dijo en mí oído y sin previo aviso empecé a llorar. El se detuvo algo preocupado, podía ver el miedo en sus ojos. Pero no sabía lo que me pasaba. Estaba siendo sensible- ¿Por qué lloras? ¿He hecho algo que te lastimara? ¿Fui brusco?- preguntaba con miedo -
No pude evitar sonreír entre lágrimas.
- Todo lo contrario. - dije para sorber mi nariz- Fuistes lindo y me hiciste sentir en las nubes. - le hice saber para llevar mis manos a su cabello y acariciarlo- Es que escucharte decir eso, me puso vulnerable. - le dije con sinceridad, últimamente estaba muy sensible - Quiero que sepas que eres lo mejor que me ha pasado en la vida, Jungkook - el me miró de la manera más tierna, que alguien me haya mirado en toda mi vida- Te Amo. - terminé de confesar para atrapar sus labios sin darle oportunidad de decir algo.
Entre besos apasionados, terminamos de entregarnos con varias lágrimas de testigo.
Amaba a Jungkook, amaba cada parte de él. Se había convertido en mi vida entera, en mi única familia.
Se dejó caer a mi lado, totalmente cansado. Sonreí para mirarle, llevando mis manos a mi vientre desnudo.
- Nunca me dejes solo, Mi Nam - dijo mirándome, me volteé para quedar frente a frente-
- Nunca, alteza - me miró por última vez, para dejar un beso en mis labios.
Le di la espalda para que me abrazara y así lo hizo. Nos quedamos dormidos profundamente, sintiendo el calor de nuestros cuerpos...
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