14
- ¡Mi Nam, no corras! - decía tratando de seguirme el paso - ¡Recuerda que estás embarazada!- sus gritos se escuchaban en los pasillos, más no me importaban sus reclamos.
Yo corría como una loca por los pasillos del palacio, estaba más que emocionada. No podía ir caminando, me sería eterno llegar hacia su majestad.
El corazón no dejaba de latirme con fuerza. Pensaba que en cualquier momento se me saldría del pecho o que incluso se me caerían los dientes de tanto sonreír.
Al estar en frente de su habitación, me detuve para dejar salir el aire con la emoción presente en todo mi ser. Entonces y solo entonces, fui capaz de tocar la puerta para seguidamente, ver como estas eran abiertas.
Entré y pude ver a mi amado ahí mirándome, con una bella sonrisa en su rostro.
Boom, Boom, Boom.
Iba a tener un colapso. Incluso mi respiración ahora era agitada.
Al fin puedo verle, después de tanto sufrimiento, de estar a punto de no verle más, el está frente a mi con una bella sonrisa.
Cuánto extrañé esa mirada, esa sonrisa de ojos bambi. Oh Allah, no veía la hora de poder escuchar su hermosa voz.
Yo estaba impaciente por abrazarle, hice una reverencia levemente para luego mirarle a esos ojos que tanto me encantaban.
- Mi Nam - salió de sus labios al ver mi mirada de enamorada. Lentamente abrió sus brazos, acompañado de una sonrisa dándome a entender que podía abrazarle - Ven...
Y sin pensarlo dos veces, corrí hasta el para abrazarle. Ni siquiera me era molesto mi vientre en ese momento, hundi mi cabeza en su pecho, apoyando la mejilla derecha en él y ahí pude sentir esa fragancia que tanto amaba, esa olor tan varonil, ahora si me sentía completa.
-Su majestad - dije enternecida en su pecho, apretaba su cuerpo para que no se apartara de mí, sin embargo no podíamos ajuntarnos mucho por mi vientre.
Jungkook pasó su mano derecha a mi cintura y la izquierda a mi cabellera, para dejar un beso lleno de ternura en mi coronilla.
- Te he extrañado tanto, amor mío - me dijo de la manera más dulce que pudiera existir -
-Y yo Jungkook - me separé un poco para mirarle - y yo - le dije esta vez mirándolo a los ojos para luego posar mi mirada en sus hermosos labios y ver ese lunar bajo su labio inferior que tanto me gustaba.
- Me muero por besarte cariño - confesó con una mirada llena de anhelo-
- Yo también, alteza. - no podía dejar de mirarle- Eh extrañado demasiado esos labios hermosos. No sabe cuánto he soñado con sentir la delicadeza y suavidad, de sus labios, su majestad. - el sonríe para acariciar mi cabellera, acercándose lentamente a mi rostro para luego dejar caer sus labios, en los míos.
Les juro que fué una instantánea conexión de un juego de un rompe cabeza. Nuestros labios encajaban a la perfección, era cómo si fueran echos el uno para el otro. Raro e incluso tonto, pero perfecto. Extrañaba tanto sus besos que no pude evitar dejar salir una lágrima traicionera, que reflejaba mi emoción.
Las hormonas ante el embarazo me habían convertido en una mujer muy sensible.
- ¿Que me has hecho amor mío? - dijo tocando mis labios, separándose solo un poco porque nuestras frentes estaban juntas- Me tienes a tus pies -yo reí ante eso -
El se separó de mí y miró mi vientre con una hermosa sonrisa plasmada en su rostro, para después tocarla.
- ¿Como está mi bebé? - me preguntó, alzando la mirada.
- Extrañandolo mucho - le confesé por lo que el dejó salir una risita-El ya no se siente cómodo estando dentro de mi, sabe - me quejé - Se mueve constantemente, me patea para que recuerde que está aquí. El desea ya salir a ver el mundo.
- Entonces va a ser un gran León, como su padre - dijo sonriendo-
Él se agachó, para dejar besos en mi vientre y a acariciarlo. Pero lo más sorprendente fue, como nuestro bebé le respondió, porque empezó a sentir como me pateaba. Incluso se movía de manera inquieta.
- Agh... - dejé salir. A veces era molesto esos movimientos bruscos que daba. Llegaba a dolerme.
Jungkook alzó la mirada, podía ver su asombro pero al mismo tiempo confusión.
- ¿M-Me ha pateado? - preguntó sorprendido.
-Si alteza - respondí- Él está contento de tenerte aquí - dije con tranquilidad - Será un hermoso príncipe, como usted.- Jungkook al escucharme ladeó la cabeza, para ponerse de pie.
- Puede ser una princesa hermosa, como su madre.- me dijo con una mirada algo compasiva. Cómo si quisiera recordarme que podía ser una niña y no un niño.
Pero debía ser un niño. Solo así me quedaba en el palacio. E incluso me convertía en Sultana.
No quería tener una niña, nunca. Las niñas no eran bienvenidas. Ante tanto machismo, serían maltratadas o vivirían una vida miserable, llena de lágrimas. Así como la de la Sultana Yuna.
Mi sonrisa se borró, Jungkook la pudo notar.
- Pero yo sé que será un niño, ya verás - le dije segura y el asintió para dejar salir el aire-
Sabía que el no podría hacerme cambiar de parecer.
- Anda, ven conmigo - propuso- Déjame consentir a mi amada - dijo y me tomó de la mano para sentarnos en los cojines...
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Jennie
- Sultana, ya deje de llorar, por favor -me pedía Mina con la mirada llena de tristeza.
- ¿Viste como me ignoro, Mina? - le pregunté llorando - Ni siquiera... Agh...me miró a los ojos, tan solo pidió verla a ella.
Estaba tan cansada de eso, mi vida se había vuelto un infierno desde la llegada de esa concubina, mi corazón necesitaba tanto a Jungkook. Pero esa mujer, se robaba todo el amor que me pertenecía.
Entendí que desde un principio, Jungkook nunca me amó realmente. Pero sí llegó a quererme, fui su primera mujer, su primera vez en todo. Así cómo el lo fué para mí.
Y cuando pensé que podía volver a estar con él, después de dos años de separación por causa de su Reinado... llegó esa serpiente de la Concubina francesa.
- Sultana - me llamó por lo que la miré-Si usted quiere... yo acabo con ella - al decir eso, sorbi mi nariz para mirarla mejor-
¿Matarla?
- ¿Harías eso por mí? - le pregunté mirándola a los ojos.
- Claro, Sultana - afirmó con una mini sonrisa- Yo soy capaz de matar por usted, si es necesario- eso, me alegró tanto-
-No voy a permitir que esa mujer de a luz a un príncipe - dije llorando, para desviar mi mirada permitiendo que se perdiera en el vacío- Y mucho menos que me arrebate al hombre que me pertenece...
Me levanté de mi sofá para ir al cofre, dónde guardaba mis medicinas. Me había acordado de la advertencia de la doctora.
Según ella, no podía ingerir más de 15 gotas, para mis dolores de estómago, eso podría ocasionar la muerte.
¿Y si esa mujer lo ingeria? Sería una bendición. Moriría ella junto al engendro de ese bebé que yacía en su vientre. Entonces todo volvería a la normalidad.
Miré ese frasco que contenía el líquido que Sería la muerte, de Mi Nam. Todos pensarían que era veneno.
- Ten -le dije entregandoselo- Échale esto en su comida y asegúrate de que se la coma - ella lo tomó en sus manos- Pero quiero que se lo eches todo.- asintió para hacerme una reverencia y salir de la habitación mientras me diriji a dónde dormía mi pequeño.
Me senté en el borde de la cama, para acariciar su cabellera negra.
- Al fin estaremos felices de nuevo hijo mío. No tendrás obstáculos para el trono y mamá volverá a ser la única para tú padre - dije y besé su frente.
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Mina :
Caminé por los pasillos, en busca de dos concubinas. No sería difícil, solo necesitaba darles dinero o prometerles algo. Un grupo de muchachas llamó mi atención, escogí a una de mi mayor confianza.
-¿Que sucede? - me preguntó cuando estuvo frente a mí-
- ¿Quieres conseguir oro? - ella me miró frunciendo el ceño y rápidamente asintió- Entonces necesito que eches esto en la comida del Sultán - le mostré el frasco que contenía el medicamento. Medicamento que se convertiría en veneno para cierta persona.
Al decir eso, ella abrió los ojos a más no poder.
- ¿Estas loca? ¿Piensas envenenarlo? - me preguntó asustada-
Sonreí con falsedad.
- No lo envenenaras. Solo dormirá por unas horas. Este medicamento ayuda para dormir- dije para convencerla - ¿Lo harás? - le pregunté por última vez- Realmente su majestad lo necesita.
-Esta bien- dijo la castaña, no muy segura -
- Ahora a la cocina y ofrecete para llevar la comida al Sultán. - ella asintió y se marchó, no sin antes tomar el frasco en la mano -
Solo esperaba que lo ingiriera Mi Nam, esa maldita Concubina que tanto daño le hacía a mi Sultana. Porque si lo ingeria el Sultán, estaba pérdida.
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Yuna :
Iba a paso rápido a los jardines principales, los cuáles eran privados. Al fin iba a volver a ver a mi amado, vería su rostro después de tanto tiempo.
Miré hacia todas partes, tratando de cubrirme bien con la capucha color carmesí que cubría mi cuerpo y rostro.
Al verle ahí el corazón se me aceleró, miré a todas partes para ver que no había nadie y entonces me acerqué. Pero las manos no dejaban de temblarme. El solo me sonreía.
- Jackson - dije con una voz tierna, mirándolo fijamente a los ojos.-
- Sultana - hizo una reverencia sin dejar de sonreír - Pensé que no vendría...
Negué con una sonrisa.
-¿Como no iba a venir? - cuestioné alzando una ceja. Que difícil era tenerlo tan cerca y lejos a la vez- Sería imposible dejarte aquí plantado.
-Sultana - se acercó más y tomó mis manos para juntarlas con las suyas. - Está hermosa - mi corazón, mi enamorado corazón se me saldría del pecho- Su belleza es tan perfecta, las rosas están celosas de usted... - no apartaba su mirada de mí, me estaba sonrojando-
- ¿Eso crees? - reí con elegancia.
-Sí, Sultana.- confirmó.
Dejé salir el aire, para ser seria.
-Te extrañé, Jackson - el me sonrió para soltar mi mano, llevando la suya a su túnica, sacando algo de él bolsillo, era una hermosa cajita.
La miré con curiosidad.
-¿Qué es?- le pregunté.
- Para usted, Alteza - ignoró mi pregunta, para extender la cajita. La tomé, la abrí algo ansiosa por saber el contenido, hasta que mis ojos captaron esa preciosidad.
Era un hermoso adorno para adornar los vestidos, tenía forma de una mariposa, era de color verde... un bello broche, de ropa.
-Es hermoso - dije sonriendo, enamorada del pequeño pero costoso obsequio- Me ha encantado - confesé para volver a mirar sus ojitos negros.
-Me alegra Sultana, me alegra mucho...
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Mi Nam
-Jajaja- no podía dejar de reír, ni siquiera su majestad. El ambiente era muy acogedor-
Alteza, ¿enserio? - pregunté riendo -
El asintió del mismo modo.
- Claro, no te imaginas como me he reído al ver que se había quedado dormido - confesó entre risas. Era lindo ver como pequeños hoyuelos se dejaban ver.
Extrañaba mucho esa hermosa sonrisa, el me había enamorado sin siquiera darme permiso de negarme a caer en sus encantos, ¿quién diría que me iba a enamorar de la persona que según mi persona, era un viejo amargado?
Jeon Jungkook se había convertido en la única persona, capaz de hacerme sonreír o llorar. Había creado una codependencia hacia su persona. Pero sólo lo tenía a él para aferrarme a la vida, así que cree esa dependencia que me hizo llegar hasta dónde ahora estoy. A su lado, a punto de ser la madre de su hijo. Pronto me aferraria a alguien más.
¿Que iba a pasar cuando mi hijo naciera? ¿Sería buena madre? ¿O quizás sería totalmente descuidada con mi bebé?
Tenía miedo de mí misma, cuando se trataba de mi bebé.
La puerta fué abierta al pasar los minutos, dejando ver infinitos de platillos deliciosos, pero mi vista se fijó en uno especial, unos hermosos y deliciosos dulces.
Era un dulce de fresa, al verlo la boca se me hizo agua. Ese color rojo, con fresas por encima. Incluso parecía estar almibado, deseaba tanto tenerlo en mi boca. Poder ingerirlo y sentir como se desvanecía en ella.
Ya podía sentir la textura.
Un poco de ese dulce de fresa, con arroz.
No me culpen, estaba embarazada. Tenía antojos raros. Ya sabía que un dulce de fresa, si lo ligaba con arroz, sería arruinarlo. Pero para mí, en ese estado, sería exquisito.
- ¿Te gusta?- preguntó riendo al ver mi rostro de asombro y de hambre, ni siquiera me había dado cuenta que me observaba-
- Oh alteza, su hijo es muy comelon sabe. Y le encanta el dulce. Sobre todo, las mezclas extrañas - confesé teniendo toda su atención- Solo falta que me haga comer tierra- le dije aún mirando ese dulce, por lo que el ríe-
-Entonces es todo tuyo, amada mía - me dijo cuando pusieron la bandeja llena de los dulces de fresa, frente a mí.
Les juro que no esperé ni cinco segundos, no pude. Solo llevé la pequeña cuchara para por fin devorarlo y cuando lo hice... Ah, me sentí en los cielos.
Cerré mis ojos, saboreando la textura, la suavidad, la dulzura que este tenía.
Estaba tan delicioso que me lo comía desesperadamente.
- Despacio, tranquila que no se irá a ningún lado - dijo riendo por mis expresiones-
Negué con un poco del contenido en la boca, para mirarle.
- Es que está delicioso... Mmm- dije saboreandolo - ¿De verdad no quiere ni un poquito? - dije con la boca casi llena -
- No cariño, es para ti. Comelo todo - respondió sonriendo, estaba embobado mirándome. Pero yo solo podía pensar en el dulce-
Yo asentí para volver a comer desesperadamente, tomé tres cucharadas más, hasta ingerirla. Volví a tomar otra para masticar, hasta que sentí a mí pequeño moverse con fuerza, incluso me pateó.
- ¿Que pasa?- preguntó- ¿Por qué paras de comer? - indagó riendo -
Y sin aviso, empezó a dolerme el vientre. Pero era un dolor tan fuerte e intenso, que me hizo quejarme.
-Ahghh - dije tocando mi vientre y poniendo una expresión que reflejaba dolor -
El rostro de Jungkook cambió por completo.
-¿Qué te sucede? - me preguntó mirándome preocupado para acercarse a mí -
El dolor se me reflejaba hasta en mi espalda baja, no sabía que ocurría. No podía ser el parto. Me faltaban unas dos semanas.
Intenté levantarme, sintiendo que no podía soportar el dolor tan intenso. Jungkook tomó mi mano para sostenerme cuando vio que perdí la fuerza. Ni siquiera pude ponerme de pie.
Escuchaba su voz algo lejos.
- ¡Mi Nam!
- Yo... ¡Agh! - el dolor se volvió más fuerte, era algo insoportable, tanto, que no pude aguantar más. Todo se volvió oscuro a mí alrededor, perdí la fuerza e incluso el conocimiento. Caí desplomada ante los brazos de mi amado.
- ¡¡Mi Nam!! - eso fue lo último que pude escuchar, el grito desesperado y lleno de miedo, de Jungkook-
CONTINUARÁ...
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Anoche sufrí una desilusión amorosa, mis lectores. Ah, dolió bastante. Sentí que todo se caía encima de mi cabeza. Les juro que a veces me gustaría ser vidente, o leer manos, incluso poder entender lo que te dicen las cartas. Así tal vez podría saber quién me conviene y quién no. Porque no tengo suerte, solo fracaso en ese ámbito una y otra vez. Poso mis ojos en personas que no debo. Lo curioso es que ni los busco, cuando más tranquila estoy ellos llegan a mi vida. Termino ilusionandome como la tonta que soy, hasta que me dan la puñalada que me hace volver a Tierra Firme. Y como siempre, descubro que soy la segunda opción.
¿Habrá algún día un hombre, que me vea como su primera y única opción ante su corazón y ojos? Ah. En Fin. Pronto llegará. No hay prisa. He esperado toda mi vida, he sufrido lo mismo una y otra vez. No debería dolerme tanto, pero aún así duele. Volveré a sanar, sé que volveré a sanar y esperaré tranquilamente a que aparezca el indicado, en lo que sigo sufriendo desilusiones amorosas que me harán aprender e incluso me hará más fuerte.
No cuento esto para victimizarme. Lo cuento porque solo por aquí, puedo ser yo misma, puedo liberarme de las cadenas que me encadenan. E incluso darme ánimo a mí misma.
Pero bueno amores, ¿que tal la historia?
¿Les gusta? ¿Qué creen que pase con Mi Nam?
¿Qué opinan de lo que hizo Jennie?
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