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11

Esto era un infierno, me sentía tan sola, tan débil. Llevaba solo seis horas en ese horrible calabozo lleno de ratas, todo sucio y oscuro. Estaba sudada, tirada en el suelo.

Me habían traído agua y pan pero eso para mi no era importante, así que no comía nada pero me sentía como si llevaba días aquí, extraño demasiado al Sultán.

- Oh su alteza - dije llorando - Ayúdame- pedí en un lamento- Oh Dios mío, Allah no me deje sola en este palacio lleno de perros rabiosos, este lugar tan oscuro- mis manos me temblaban-Oh por favor no me abandones- dije mirando hacia arriba mientras las lágrimas caían en mi mejilla.

...

Jennie:

- Madre -me dispuse a hablar, mientras la miraba sentada en el sofá -...¿cuándo se va a deshacer de esa concubina? - pregunté con emoción y curiosidad-

- Oh, Jennie... - la vi hacer una mueca de emoción-...ya no debes preocuparte - dijo sonriente-

Ladee la cabeza.

- No entiendo madre - le dije confundida-

-Mañana la casaremos- confesó dejandome impactada-Se irá de este palacio - al decir eso no pude evitar sonreír-

'Oh madre, esta... esta es la mejor noticia que me pudo dar.

Realmente estoy contenta, no puedo creerlo.

La puerta es tocada y abierta inmediatamente.  La señorita Choi, entró con esa seriedad que la caracterizaba, más su bastón en mano.

Al vernos nos hizo una reverencia.

- Sultanas...

- ¿Que sucede Choi? - indagó- ¿Ya ha recogido todo? - preguntó muy tranquila -

-Ese es el problema Sultana - confesó- Ella se niega. - esa estúpida concubina.-

- ¿Como que se niega? -vi su rostro optar una expresión totalmente seria- Haz que se marche esta misma noche, no quiero saber nada de ella - dijo para desviar la mirada, dándolo como su palabra final-

- Como ordene Sultana - dijo para hacer una reverencia y salir de la habitación-

- Espero no verla jamás en el Harén - murmuró

●●●

Mi Nam...

- Saquenme de aquí - supliqué por milésima vez, cansada de gritar, la garganta me dolía -

-Por favor, se os pido - dije para dejarme caer al suelo cansada -

Sentí las ratas acercarse a mí, me rodeaban.

- ¡Shh!- Intenté alejarlas- ¡Largo!- grité con miedo. Pero ellas se acercaban más-¡Largo!- volví a gritar.

En eso unos pasos se hacen presente, haciendo eco en esas mazmorras oscuras, dejando ver a la srta Choi junto a unos guardias.

Inmediatamente me levanté, asustando a las ratas. Me acerqué a las rejas, con una mirada triste pero algo ilusionada.

- Oh- exclamé en un lamento- Gracias al cielo que ya va a sacarme de aquí - dije ilusionada -

Los guardias abrieron la puerta, inmediatamente salí para mirar a la señorita Choi tan seria como siempre.

- Andando - me dijo- Ya es tarde- ladee la cabeza-  El carruaje te espera y tú marido también- cerré mis ojos con fuerza, sintiendo que no podía escapar de esto.

No puede ser - pensé para volver a abrir los ojos y mirarla.

-¿Otra vez con lo mismo? - pregunté fastidiada, ella alzó una ceja.

- Tu esposo te espera allá afuera - dijo ignorando mi pregunta, para darse la vuelta pero mi voz la detuvo-

- Me niego. - le dije con firmeza-  Yo no puedo casarme, está prohibido. - hablé de manera descarada pero al mismo tiempo sincera.

Ella ladeó la cabeza hacia los guardias, indicándoles que me tomaran.

- Guardias, llevenla al carruaje - los guardias me tomaron por los brazos bruscamente y me llevaron a la fuerza.

Yo forzajeaba mientras las lágrimas salían nuevamente.

- No d-déjen-me - grité para forsajear pero ella no me escuchaba, no me hacía caso- No puedo casarme con nadie - dije llorando, rompiendo en llanto-

- Cierra la boca- dijo demandante, dándome una mirada rápida-

¿Creía que eso me haría callarme?

Soy Mi Nam, la creación de su majestad. Yo vivo si el vive. Y muero si el muere o deja de amarme. Pero sé que eso aún no ha sucedido- pensaba en ese momento.

Tenía que lograr salir de esta para mirarlo a los ojos y contarle algún día. Sería imposible que hubiera dejado de amarme. Sabía que todo era un plan de esas víboras que deseaban verme desfallecer e incluso enloquecer.

Debía pensar en algo que me mantuviera en ese palacio hasta su llegada. En algo.

Algo que los hiciera dudar.

Un hecho que les impidiera que me casara con alguien más.

Una mentira que pudiera ser verdad...

Una mentira...

La única que podía retener esto...

- Yo no me voy de aquí - dije pataleando, para tomar aire dispuesta a decir la mentira más grande de mi vida - ¡¡ESTOY EMBARAZADA!! - dije alto, sin ni siquiera pensarlo tanto, a lo que la señorita Choi inmediatamente me miró deteniendo su andar.

- Alto - le dijo a los guardias, para mirarme frunciendo el ceño- ¿Que has dicho? - cuestionó mirándome-

He dicho la mentira más grande de mi vida...- respondí en mi mente.

-Estoy... embarazada del Sultán - dije algo desconfiada, pero tratando se oírme segura-

Ella alzó una ceja.

- ¿Es cierto lo que dices mujer?- ella parecía no creerlo y no la culpaba, ni yo estaba segura de estarlo.-

Asentí varias veces.

-Le daré un hijo a su alteza.- dije tratando de calmar mi llanto - No puedo casarme con otro hombre, está prohibido mientras lleve el hijo del Sultán- ella me miró aterrada -

Dejó salir el aire.

- Ves a tus aposentos - me dijo - Mañana llevaré a la partera a que te revisen, no puedo creer lo que me dices hasta que la doctora lo confirme. - sentenció y empezó a caminar mientras que yo me quedé ahí procesando la mentira que había dicho. Sin duda alguna al amanecer, tendría que marcharme.

Oh Allah, te lo pido. Haz un milagro, usted sabe que lo dije solo para no casarme. No permitas que me envíen con otro hombre, prefiero morir antes que entregarle mi cuerpo, a alguien más que no sea el dueño de mis suspiros...- mis pensamientos no me dejaban tranquila.

Bajo lágrimas traicioneras, caminé a mis aposentos, todos dormían plácidamente. Me acosté en mi cama cuando llegué a los aposentos que compartía con otra Concubina. Lentamente me acurruque, colocandome en posición fetal para dejar salir mis lágrimas. Lloré, lloré todo lo que le restaba a la noche, trataba de solo atormentar a mi corazón en silencio, callando mis lamentos con la almohada pero era muy doloroso.

Necesitaba un milagro, solo eso podía salvarme de ser la esposa de un hombre que ni siquiera conocía.

Oh madre, padre, Ayúdenme.

●●●

Jennie:

- Jennie querida - la miré- Ve a tus aposentos, ya es tarde - yo asentí para levantarme del cojín que estaba en el suelo.

-Pase buena noche  madre - estaba dispuesta a cumplir su petición, hasta que entró la señorita Choi con una mirada de incertidumbre, miedo.- ¿Pasa algo Choi? - me atreví a preguntar-

- Habla.- le ordenó la Sultana.

- Oh madre, la concubina... - le prestamos toda la atención, al verla como pensaba en decir lo siguiente- ...dice que está embarazada- de solo decir eso el corazón se me quería salir del pecho, eso no podía estar pasando -

Miré a la Madre Sultana, pero ella ladeó la cabeza.

- ¿Estas segura? - indagó algo sorprendida-

- Eso debe ser una mentira madre - dije histérica - Ella está mintiendo- ambas me miran-  ¡Solo quiere que usted crea esa mentira para no casarse, madre!- alcé la voz algo angustiada-

- Calma Jennie. No pierdas la cordura- me regaña la Madre Sultana.

- Ella asegura estarlo Sultana- confesó Pero no se preocupe. Yo mandé a llamar a la partera para que mañana le haga una revisión - mis manos comenzaron a temblarme-

- Esa maldita concubina Francesa, mentirosa - dije al borde de las lágrimas - Ella no puede estar embarazada, Madre - la miré con mis ojos cristalizados.

- Jennie ves a tus aposentos- ordenó al verme tan histérica- Mañana recibirás noticias. Pero  no te atormentes, ves a ver a tu hijo - asentí después de varios segundos para hacer una reverencia.

Sabía que no iba a poder dormir esa noche.

●●●

Jungkook:

-¡¡¡Mis Soldados!!!- exclamó-Hoy, lograremos la Victoria - grité con euforia- Hoy Inglaterra será nuestrooooo - dije gritando-

- ¡¡Siiiiii!!- elevaron sus espadas -

-Esta guerra será una guerra de sangre. El enemigo caerá ante nosotros - les confirmé y todos gritaban- ¡Al ataque mis guerreros!

Todos empezaron a correr mientras que Jackson  y mi persona, íbamos en nuestros caballos. Eramos alrededor de dos mil hombres armados hasta los tobillos. Incluso debajo de nuestros zapatos si era posible.

Mis soldados sacaron sus espadas y empezaron a luchar contra los enemigos.

La sangre estaba por todas partes, salpicaba dejando por nuestros rostros, armadura y caballos, rastros de ella.

Empecé a ayudar a mis hombres desde mi caballo, cortando cabezas, brazos o piernas a diestra y siniestra, por donde fuera que mi espada los alcanzara. Así asesine a unos cuantos con mi filosa espada.

Después de tanta sangre bajé de mi caballo para luchar junto a mis soldados, me puse en marcha hasta encontrar a el Rey de Inglaterra, mientras Jackson cubría mi espalda.

-¡¡MALDITOS COREANOS!! - expresó odio, mirándome con desdén- Se van a arrepentir.- aseguró.

Dejé salir una carcajada.

- Eso te digo yo a ti- mi seriedad gobernó en mi rostro- ¡¡MUERE COMO LA BASURA QUE ERES!! - dije y en menos de un segundo comenzamos una batalla de sangre.

Las espadas se movían si cesar, le había hecho muchas cortadas sin embargo el no se detuvo en ningún momento hasta que con un ágil movimiento de mi espada y mis manos, le quité la de él.

-AHORA, ME ENTREGARAS INGLATERRA - hablé apuntandolo con mi espada en su cuello- ¡¡TÚ TRONO, ME PERTENECE!!

-NUNCA TE DARÉ MI TRONO - confesó con su asquerosa boca- ¡¡NI A INGLATERRA MALDITOS COREANOS!!

La sangre me hirvió, su intento de rebelión hacia mi persona estando en una situación tan discriminante, me daba coraje. Levanté mi espada llevandola hacia atrás para impulsarme, dejando que mi rostro expresara mi enojo.

- Ahhhhhh - grité con furia para pasar mi espada por su cabeza cortandola de paso, pude ver como su garganta se desgarraba y la sangre caía de esta mientras me salpica en mi rostro. Cerré mis ojos por pequeños segundos.

Al mirar a mi alrededor, después de ver que la Victoria era nuestra veo que un hombre se dirige a Jackson para atacarle a traición.

-¡¡Jackson!!! - grité con antelación, este mira para atrás y rápidamente saca su espada, lo decapita.

Yo suspiré de alivio, para mirar a mis soldados.

- ¡¡Hemos alcanzado la victoria!!
- exclamé y todos alzaron sus espadas, empezaron a gritar de la felicidad -

-Felicitaciones alteza - me felicitó Jackson con una sonrisa, estaba lleno de sangre-

-Lo mismo digo, Jackson- sonreí sintiendo la sangre deslizarse por mi frente-

Solo pensaba en una cosa. La victoria había sido nuestra, pero mi corazón aún no estaba feliz...

Contaba las horas, los meses, para poder volver a verla. Aún quedaban muchas batallas, incluso debía permanecer en Inglaterra por unos meses. Pero sólo deseaba una cosa... volver a mirar sus hermosos ojos...

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