17 Sin ella, yo ya no
La carta me ha dejó llorando desde que la terminé y hasta que llegó doce, me era imposible hablar o parar de llorar, los recuerdos de ella, de nosotras pasaban por mi mente y mi pecho ardía y dolía. Doce se sentó en el piso a llorar conmigo, y me abrazó hasta que finalmente solo me quedé respirando con dificultad. Me metí a bañar, y en piloto automático él fue quién se encargó prácticamente de todo.
Llegamos a Londres con nada más que un bolso y mi documentación falsa, me puse una peluca y retiré a mi hermana del colegio, me subí al auto y la esperé salir en cuánto avanzamos un buen trecho me saque la peluca y el barbijo. Savannah no podía parar de llorar, luego de dejar de gritar por el shock inicial, me abrazó y lloramos juntas.
Desde que nos encontramos no me ha soltado la mano, ni se ha querido alejar de mí un segundo.
—Parece que has crecido más rápido desde la última vez que nos vimos.
—Y tú estás más vieja.
—A ver insolente que solo nos llevamos 4 años —ella se ríe.
—Vana ¿Qué pasó? ¿En qué te metiste que has tenido que fingir tu muerte?
Me siento en esta casa que ahora es nuestra, doce termina de comer su yogurt y decide ir a dar una vuelta para pasear a Electra, que solo se va con él cuando le doy la órden, le agradezco por darnos privacidad. Preparo café y le cuento todo, desde el secuestro, hasta los días que pasé con la coleccionista, todo en orden cronológico, hasta que fui al baile y pude verla y la canción que le cante en el hospital, al llegar a la parte dónde ella queda desangrándose y la carta que me dejo me vuelvo a quebrar.
—Al final si me terminé enamorando de ella.
—Pero Vana ya han pasado unos días ¿Estás segura de que... está muerta?
—Vana —entra doce con mala cara y pálido— prende la televisión en el canal 236.
La prendo y todos vemos la noticia, un dron de la policía sobrevolando la casa de seguridad en la que estuve, algunas partes están quemadas y un reportero relata.
Parece que fue un robo fallido, ya que la propietaria y dueña de la casa de la que aún se desconoce el nombre, ha sido allada muerta, intentando huir en uno de sus autos con una herida en su abdomen, y ejecutada con un disparo en la cabeza, al parecer...
Enfocan con filtros el cuerpo sin vida y reconozco la pulsera que le regalé, eso si se nota bien. Es ella.
Me siento tomándome la cabeza, entrando en una crisis de nervios gritando, mientras mi hermana y doce tratan de contenerme, no tengo consuelo ella finalmente si ha muerto. El teléfono de doce suena, y él sale.
El funeral se lleva a cabo a cajón cerrado, demasiada gente asiste en cuanto su apodo se filtra en el medio, "la coleccionista" ha muerto. Tiro un ramo de flores al cajón, sigo tan aturdida, hace días que estoy así, que no puedo pensar, que no logro hilvanar las ideas, estoy desconectada de todo y todos. No recuerdo haber sentido un dolor así de profundo nunca antes, ni siquiera con mis padres, tal vez fue porque éramos demasiado chicas, y tal vez ahora me siento si porque estaba enamorada de ella. Siento que me han arrancado un parte del alma.
—Te traje comida.
—No tengo hambre.
—Tienes que comer igual, ayer solo has merendado un té con galletas.
Miro por la ventana aún perdida, ella se sienta a mi lado y me abraza, me siento tan frágil, tan vacía.
Todas las noches mi hermana duerme a mi lado, me abraza y no quiere dejarme sola, pero ella tiene que seguir con su vida y yo eventualmente también tengo que seguir con la mía. Aunque me lo pidió en la carta, aún no puedo, no puedo seguir adelante.
Hoy han venido a cenar Tess y Helen, Dex preparó la cena con Savannah, creo que ellos se gustan. Todos conversan a gusto y yo intento estar, pero ni intentándolo, logro estar presente. Me levanto de la mesa en silencio y me escabullo hacía mi habitación, no pasa mucho tiempo que entra Tessa y se acuesta frente a mí.
—¿Cómo lo hiciste? ¿Cómo conseguiste seguir adelante luego de perder a Abigail? —le pregunto sin recriminarle nada, solo con curiosidad y ella lo sabe.
—Me costó mucho —toma mis manos—, pero había sido mi culpa, yo me fui dejándola atrás y no me dí cuenta de mi error hasta que fue tarde y cuándo quise recuperarla, ella había conocido a alguien más, que la amaba y la priorizaba como yo no supe hacerlo. Por eso con Helen soy mejor.
—La extraño, la extraño tanto —lloro y ella seca mis lágrimas.
—Extrañar es el precio que pagamos por amar tanto a alguien cuando ya no está, pero no puedes seguir en la añoranza Vana. Tienes que tratar de seguir adelante, yo amaba a mi amiga y también la extraño. Pero tu sigues acá, tu hermana sigue acá y tienes una nueva oportunidad.
—Lo sé, es que aún no puedo. No es que no quiera, de verdad siento que no puedo.
—Al menos intenta de a poco. Por ti primero, hazlo por ti.
Me abraza y se levanta para dejarme sola, cuando Helen viene a buscarla golpeando la puerta. A la mañana siguiente Savi se sienta a mi lado.
—Empiezo la escuela en unos días Vana.
—¿Tienes útiles? ¿Necesitas que compremos algo?
—Necesito que mi hermana vuelva a ser mi hermana —abro la boca y la cierro—. Sé que la extrañas y...
—La amaba. ¿Sabes cuántas veces le dije que la amaba? —la miro con lágrimas en los ojos—, solo una vez, una, mientras se desangraba y moría. Ya no podré volver a decírselo nunca más.
—¿Qué hay de mí? —me mira con dolor— ¿Me amas? Yo aún sigo aquí, aún te necesito. No soy ella, pero soy tu hermana, soy lo que te queda y honestamente no puedo seguir haciendo esto sola.
Se levanta enojada y se suelta de mi agarre cuando intento tomar su mano y detenerla para que no se vaya. Ni siquiera tengo fuerzas para seguirla, solo me tiro en la cama mirando el techo, como lo que me trajo sin siquiera sentir su sabor. Llevo el plato a la cocina y la abrazo por la espalda mientras ella está sentada en el comedor con su notebook.
—También te amo, y eres mi hermana. Voy a intentarlo. Entiende que jamás había amado a alguien así de manera romántica, me enamoré y la perdí. Me duele cada día su ausencia y al inicio creí que la tristeza iba a matarme, solo dame algo de tiempo, aún no estoy lista. Por favor, por favor, hermana.
—También te amo, y porque te amo seré honesta, apestas, ve a bañarte y te cambiaré las sábanas.
Sonrío por primera vez en mucho tiempo, le beso la cabeza y voy a bañarme.
Luego de una semana tirada en cama, casi sin comer, sin bañarme, sin querer levantarme de nuevo, Tessa llegó a verme, me habla pero no la escucho, no sé que dice y no es que no quiera escucharla, es solo que la veo y no logro entenderla. Savannah y doce, se encargan de ella. Tengo que asistir a la lectura del testamento, y voy, pero no estoy ahí.
••••••♪••••••♪••••••♪••••••♪••••••♪••••••♪•••••
Estoy perdido,
en nuestro arcoiris,
ahora, nuestro arcoiris se ha ido.
Estoy cubierto, por tu sombra,
mientras nuestro mundo sigue adelante.
Pero con esta camisa, puedo ser tú,
Estar cerca tuyo por un rato.
Con esta camisa, puedo ser tú,
Estar cerca tuyo por un rato.
Hay una grúa, que esta derribando
todo eso que fuimos.
Y despierto, en la noche
para escuchar rugir su motor.
Hay un dolor, que ondea
a través de mi cuerpo
y me deja invalido
••••••♪••••••♪••••••♪••••••♪••••••♪••••••♪•••••
—Nirvana —se acerca doce— va a ser un mes Vana —agacho la mirada—, tienes que comer y bañarte, todavía te queda Savannah, ella no sabe que hacer solo tiene 17 años Vana, por favor, hazlo por ella.
—¿Cómo te...? ¿Cuál es tu nombre?
—Él suspira y agacha la cabeza— Me llamo Dexter Morgan, un gusto Vana.
—Hola Dexter ¿Sabés dónde está Lis?
—¿Quién es Lis?
—La coleccionista.
Él se levanta suspirando y algo irritado, me mira y mira la ventana, se acerca y abre las cortinas negando con la cabeza, luego abre las ventanas y deja entrar la luz del sol y aire fresco, así que me tapo.
—Nirvana, ella está muerta.
—Oh.
—Savannah está viva y necesito, Nirvana, que vuelvas a ser tú, que salgas adelante y que te muevas de esta cama —se acerca y me destapa—. Ve a bañarte que vamos a comer ¡Todos sentados en la mesa!
—¿Por qué gritas Dex?
—Porque... solo ve a bañarte ¿Sí? Y deja de usar esa ropa, sus camisas —suspira—. Solo ponte ropa limpia y lavaré eso.
—No, ella... su olor, no puedo terminar de perderla es todo lo que tengo.
Él me mira con lástima y dolor, pero no me importa, me duele, claro que me duele.
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