13 Feliz no cumpleaños
Sé que me dijo que no le gusta celebrar su cumpleaños y técnicamente ya pasó, pero no quiero dejar pasar algo así. Es el aniversario cada año de festejo por su existencia y a esta altura éstoy más que feliz de que ella exista.
Me alie con Devon y doce, al final me empecé a hablar con él y resulta que admira mucho a la Coleccionista.
—Devon ayúdame, por favor.
—Nirvana, a ella no le gusta festejar su cumpleaños y es por algo.
—Tecnicamente ya pasó, así que —le sonrió y pongo mis ojitos de suplica usando el mayor poder de manipulación que poseo.
—Está bien y si se enoja, será tu culpa.
—Con dos besos le saco el enojo.
—Esta juventud —él se va rezongando—. Serás responsabilidad de doce y ni se te ocurra escapar Nirvana —le sonrió y él se va.
—¿Lo convenciste?
—Sí, y seré tu problema. Ahora ayúdame con lo que queda necesito que llevemos todo esto —le doy un bolso y una cesta con mantas y almohadas.
—¿Piensas mudarte?
—Quiero que sea especial, doce.
Llegada la hora, la espero sentada en los escalones de entrada de la casa con una gran sonrisa, en cuanto baja del auto me paro, tratando de ser casual como sino llevara más de una hora esperándola.
—¿Hola?
—Bienvenida —me acerco y le doy el beso correspondiente, al querer alejarme ella me toma de la cintura y no me deja ir— ¿Estás muy cansada? —le pregunto con sus labios rozando los míos a punto de besarme de nuevo.
—Te beso y te respondo —me besa y profundiza el beso, para terminar dándome un besito—. Para ti, no estoy tan cansada ¿Qué tienes planeado? —intenta besarme de nuevo.
—Okay, espera un poco, adicta —se ríe y me suelta. La tomo de la mano—. Tengo algo preparado y debemos ir ya para ver el atardecer desde el lugar.
La dejo que se coloque unas zapatillas deportivas, tomo mi guitarra, le agarro la mano y la guió a nuestro destino. Al llegar veo que doce se lució en verdad y yo que no le tenía la menor pizca de fe, supongo que hoy puede conservar un día más sus dos testículos. La miro y ella me mira con sorpresa, aún no digo nada solo le doy un beso breve la llevo al lugar que tiene una alfombra, con almohadones y una carpa improvisada armada con tres ramas gruesas que unió en un punto alto y tela que no sé de dónde sacó, hay una cable con luces unido a una batería portátil, y la cesta descansa a un costado con dos copas y la botella de vino enterrada. Entre ambos hicimos esto, pero él terminó ya que yo tenía que volver a esperarla a ella.
—¿Conejita tu hiciste todo esto?
—Tuve ayuda, miro todo más de cerca, mucha ayuda. Antes de que te enojes, no podía dejar pasar lo tu cumpleaños —frunce el ceño—, espera para enojarte —tomo su mano y coloco una cajita con un moño—. No es algo grande, ni tan... solo ábrelo y espero que te guste.
Ella abre la caja y adentro está una pulsera de plata, con dijes de acero quirúrgico, no me alcanzó para más y doce me hizo un préstamo de dinero. Un dije por cada cosa que me recuerda a ella, un pincel, un círculo con el color gris como sus ojos, un conejito como me llama, un cúbito de hielo, por el lugar de dónde viene, y un pez koi. Ella se detiene y mira el pez koi, solo es uno porque yo tengo el otro, pero claro que aún no lo sabe.
—Tecnicamente hoy no es tu cumpleaños, ni es un festejo, así que no estoy rompiendo ninguna regla —tomo la pulsera y la coloco en su muñeca. Ella aún sigue callada—. Yo éstoy agradecida de tu existencia, bueno ahora, antes soñaba contigo y dos tiburoncitos —ella ríe—, contigo el mundo es un lugar mejor, mi vida ahora es mejor y aunque mi hermana sigue pensando que estoy muerta, su vida también es mejor. Feliz cumpleaños, coleccionista.
Sin decir nada más, me besa en cuanto termino de colocarle la pulsera y me abraza, fuerte, fuerte, siento su llanto en mi hombro y por un momento me asusto.
—Amanda falleció tres días antes de mi cumpleaños, por eso no me gusta festejarlo, no me parecía correcto festejarlo cuando ella no estaba en mi vida. Pero le has dado un nuevo significado.
—Quizás el año que viene, si podremos celebrarlo el día que sea realmente —ella sonríe, pero hay tristeza en su mirada y no dice nada.
«No habrá año que viene, conejita, serás libre antes de que lleguemos al año juntas. No te expondré a más peligro por estar cerca de mí, ni a ti, ni a Savannah. Pero te amaré siempre, mi dulce y hermosa, conejita»
—¿Podemos empezar entonces el no festejo de mi no cumpleaños? —se sienta en la alfombra y me extiende la mano. Yo me coloco frente a ella y saco lo de la canasta.
Hablamos de su día, de la galería de su apuro por buscar a alguien que le ayude con las dos galerías y de la recomendación de un chica que quizás cumpla con el perfil llamada Griselda. Le cuento como y quienes me ayudaron a hacer todo, le cuento de como doce la admira y se sorprende al saber que Devon me ayudó y estuvo de acuerdo, pero me costó bastante convencerlo, literalmente desde que ella salía, me la pasaba suplicándole.
—Tu personal también te compró algo por tu no cumpleaños —ella levanta las cejas—. Toda esa gente que nos cuida, te aprecia —le doy una caja—, no sabían bien que regalarte, ya que a tu cuenta seguro le sobran un par de ceros —ella se ríe—, pero les ayude a elegir algo. Lo compraron entre todos.
Abre la caja y ve pinceles nuevos, brochas, algunas acuarelas, y un cuaderno para com hojas para las acuarelas así pinta. No es de una cualidad profesional, pero para es lo que alcanzó, y sus ojos brillan, entonces sé que le ha gustado. En algún momento mencionó que le gustaría practicar de nuevo con acuarelas como cuando estaba en la universidad y yo claro que recordé eso.
—Te acordaste.
—Sí ¿Te gustan?
—Claro que me encantan, no solo por el detalle, sino porque te acordáste —me sonríe—. Me encanta mi el regalo, de mi no cumpleaños —mira la hora y al horizonte— ¿Vemos el atardecer juntas? —deja un lugar entre sus piernas y me posición, acostándome sobre su pecho—. Gracias —me susurra al oído besando mi mejilla—, desde que estás en mi vida, todo es mejor.
Volteo a verla y la beso, la beso sin querer despegarme de ella, sin poder hacerlo. Pero ella se separa lo suficiente y abre los ojos.
—Te perderás el atardecer.
—Estoy algo ocupada en algo mejor —sonríe y volvemos a unir nuestros labios.
Si el Estocolmo sabe a lo que sabe su boca, huele como ella, me cuida como lo hace ella, tiene esos dos hoyuelos que me encantan cuándo sonríe, me hubiera dejado caer mucho antes. La coleccionista es un caso serio, y yo, yo sin remedio caí ante ella, la mejor.
—¿Piensas tocarme la canción que has estado preparando?
—Esa es para una ocasión especial.
—¿Mi no cumpleaños no es una ocasión lo suficientemente especial?
—No —ella finge ofenderse—. Pero si voy a cantarte algo, que ya no implique de plano el homicidio.
La hago reír con la boca llena y ella se tapa para no mostrar la comida, otra vez esos hoyuelos se le marcan. Es impresionante como se pueden tener cosas favoritas que jamás pensé tener, como los hoyuelos de su rostro, su sonrisa y esos ojos grises suyos que brillan cada vez que me miran.
Tomo la guitarra y comienzo a tocar "Fix you".
La voz de Nirvana es muy similar a la de la chica en el video.
Ella sonríe y llora, porque como dice la canción "cuando pierdes algo que no puede ser reemplazado" como su ex prometida, no quiero ocupar su lugar, quiero desde mi lugar ser mejor para ella y estar a su lado, para ayudarla a sanar y repararla.
—Te amo, conejita.
—Yo... —miro mis manos.
—Está bien, no tienes que responderme. Pero quiero que lo sepas.
—Lo sé, me haces sentir amada.
—Con eso me basta —acaricia mi mejilla.
Dejo la guitarra a un lado, nos besamos y me posiciono para arrullarla entre mis brazos, luego de encender la batería y que el cable lleno de luces nos ilumine por un rato antes de tener que volver a casa.
Una sola cosa me decepcionó, quizás esperaba que hoy me dijera su nombre, pero no lo hizo, la verdad que si me lo dijera se sorprendería, al ver que si puedo llegar a usarlo. Otra cosa me ha dejado algo preocupada y fue su duda ante la mención de un futuro de acá a un año, espero que no piense cometer la locura de querer apartarme de su vida, ya que no sé, si quiero estar lejos de ella, aunque si quiero que mi hermana sepa que estoy viva. Al final mi técnica de acercarme a ella para convencerla de dejarme ir, no funcionó, ya que terminó siendo real y la embaucadora, resultó embaucada.
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