14. La historia jamás contada de Poloneira
15 de enero de 2000.
"Cada vez que pienso que ha pasado medio mes desde que la maldición de Poloneira comenzó, me estremezco.
15 días que se han sentido como 15 minutos. 15 minutos de un pesado, extraño y horrible sueño del que espero algún día despertar.
No sé ni cómo empezar. Se supone que iba a escribir este diario con el único propósito de llevar un recuento de todo cuánto nos suceda estando atrapados en esta maldición, sustituyendo de alguna forma el periódico en el que mes a mes solía trabajar. Bueno, esto no fue más que una vil mentira de mí parte.
Luego de varios días intentando escribir y poner al día toda la nueva información que se ha suscitado últimamente, y todos los rumores que circulan en la población, me di cuenta de que eso simplemente no iba a funcionar. Y entonces llegó está noche.
Noche en la que, afectada por un insomnio maniático y una intranquilidad persistente, necesito de alguna forma desahogarme y ordenar mis ideas. Expresarme sin barreras, sin seguir un formato en particular o un límite de palabras. Este es mi diario, el diario de Isabella Cáliz y solo de ella. De mí, para mí. Tal parece que ni en los peores momentos podré librarme de esta sangre de redactora que corre en mis venas.
Bueno, cosas aparte. Mi familia está bien. El niño estuvo inquieto en los primeros días, hoy parece que lo lleva mejor. Elías sigue apoyándome como siempre, no podría estar más agradecida con mi querido esposo. La comida y el agua siguen llegando a nuestra mesa, no tengo nada que reprochar.
Esto parece que va para largo. El equipo de exploración que hace 10 días partió al inhóspito bosque sigue sin regresar, y personalmente no creo que lo hagan. Por más reformas que haga el alcalde (como la del toque de queda, que de mí parte ha sido bien recibida), el caos y la desesperación crecen lentamente en la población y en algún momento tendrán que estallar. No quiero saber qué pasará cuando lo hagan.
Sigo preguntándome porque ya no podemos salir de Poloneira. La niebla es espesa y ha ocultado los caminos, y las brújulas han dejado de funcionar, pero se necesita algo más que eso para pararnos. ¿Será que esa niebla produce una extraña enfermedad, como dicen por ahí? ¿Es una especie de nueva arma biológica?
Quién sabe.
Bueno, eso es todo. Escribir esto me ha tranquilizado, y creo que podré dormir un poco al menos está noche. Ya es un consuelo".
23 de enero de 2000.
"Otro día termina en la apática Poloneira y nada ha cambiado.
Al menos ahora es de conocimiento popular que pasar mucho tiempo en la niebla provoca un extraño malestar, incurable con nuestro sistema de salud actual. Obvio, esta noticia ha venido a caer bruscamente en los ánimos de todos. Ya nadie cree que los miembros del equipo de exploración volverán, ni siquiera sus familias. Muchos se han lanzado a la aventura de explorar el bosque por su cuenta, más preocupados por morir en un acto heroico que de encontrar una solución al problema.
Por lo demás, la situación sigue bajo control entre muchas comillas. Las zonas de cultivo se han duplicado, beneficiadas por el clima gélido que nos propicia la maldición, y los trabajos por buscar nuevos pozos de agua siguen a buen pie. A este paso, Poloneira se volverá una ciudad auto sostenible muy pronto.
Me gustaría recalcar, además, lo mucho que se han extendido las creencias de Oníros últimamente. Ver cómo incluso buenos amigos, a los que no había visto desde el inicio de la maldición, vienen a visitarme con la única intención de hablarme de su doctrina es preocupante. Si alguien ha salido beneficiado de esta situación, sin duda alguna son ellos.
Bueno, su discurso de alcanzar un mundo de sueños suena convincente, he de admitir.
Me pregunto por cuanto más seguiremos así. No creo encontrar la respuesta pronto".
29 de enero de 2000.
"Hoy más que nunca necesito escribir. Tener mis notas y mi diario junto a mí.
Ahora que se sabe (casi con absoluta certeza) que la maldición de Poloneira consiste en algo más que esa extraña enfermedad, parece como si todo se derrumbara. Ahora Poloneira le teme a algo peor que la muerte.
El olvido. ¿Qué puede ser peor que morir sin legado, sin ser recordado, sin que a nadie en el mundo le importe, ni siquiera a ti mismo?
Imagino que este nuevo síntoma ataca a tus neuronas o algo parecido. Lo que comenzó como un par de casos aislados en ancianos, ahora es común denominador en jóvenes y niños. Todos han empezado a olvidar sin explicación. Todos han comenzado a perderse en medio de la espesa niebla.
Esto ya sobrepasa cualquier punto racional. No soy capaz de imaginar un escenario donde despierte sin recordar a mi familia y a mis 20 años de experiencia en el periódico. Es como borrar mi identidad, esfumar cualquier logro por el que luché toda mi vida.
No es justo. Nada de esto es justo.
Necesitaba desahogarme un poco. Luego de esto, me tomaré una pastilla y me aseguraré de dormir hasta sentirme mejor. Abrazaré con fuerza a mi esposo, brindaré para nunca olvidar a mi hijo.
No voy a mentir, me siento aterrada como nunca.
El mes se acabará pronto. Espero, realmente espero, que el siguiente traiga mejores noticias para todos".
14 de febrero de 2000.
"Hoy es el día de San Valentín.
Es extraño como a pesar de todo lo he recordado. Es cierto eso que dicen de que el amor traspasa barreras (en este caso, maldiciones).
Bueno, también estoy exagerando. Aún recuerdo gran parte de mi vida y los momentos que más atesoro. Mi familia igual, por lo que la maldición no ha tocado de forma tan severa a nuestras puertas.
No puedo decir lo mismo de mucha gente. Incluso algunos de mis compañeros del diario, con los que compartimos alegrías y penas por dos décadas, ya no me reconocen en la calle. Solo de pensar que algún día ni mi familia lo hará me deprime, me deprime en sobremanera.
Los únicos que parecen soportar esto son los miembros de Oníros.
Ah, hoy no ha sido un buen día de San Valentín. ¿Volveremos a tener uno normal, como en los viejos tiempos?"
21 de febrero de 2000.
"Ni siquiera ha pasado una semana desde que escribí la última nota y se ha sentido como una eternidad. Una eternidad insignificante.
Ah... todo esto es muy frustrante. Cuando parecía que habíamos comenzado a avanzar en la dirección correcta, el destino se ha vuelto a poner en nuestra contra. A estas alturas todo parece tan ilusorio, ilógico, que no me sorprende que algunos nos llamen la ciudad de los sueños. Aunque yo le llamaría la ciudad de las pesadillas, si me dieran a elegir.
Nuestros cultivos están siendo arrasados. Por Dios, en cualquier momento siento que nos quedaremos sin comida y agua y moriremos desnutridos y apilados a mitad de la calle principal, un estupefacto cadáver encima de otro. Eso, o que la bestia que mencionan nos dé caza, uno por uno.
¿Puedes creerlo? ¡Una bestia desconocida ha estado atacando nuestros cultivos! ¿Cuál es la lógica detrás de todo esto?
Ahora que lo pienso, me gustaría poder verla directamente. Si es posible, tomarle fotos. Los campesinos la describen como un animal negro y grande, de más de 3 metros, que corre a toda velocidad a través del bosque, tanto que incluso sus cuatro patas se difuminan en medio de la niebla y su figura no parece algo más que una gigantesca y aterradora sombra que nos ataca de forma sigilosa en la noche.
Si me lo hubieran contado antes, no daría ningún crédito a una historia de ese estilo. Pero estando en esta situación, a pocos días de que se cumplan dos meses viviendo en la maldición, ya me creo cualquier burrada que pueda salir a la luz.
Una bestia, sabes. Lo que nos faltaba".
28 de febrero de 2000.
"Y mientras el mes está por acabar, todo sigue igual, diría que incluso peor.
Afuera es realmente un infierno. La gente comienza a protestar, los negocios están siendo saqueados y las familias huyen hacia el bosque como si eso solucionara algo, como si pudieran hacer lo que otros no y llegar al final del camino. Y, para colmo, el alcalde lleva un par de días desaparecido.
Hoy más que nunca, Poloneira se ha convertido en una distopía sin control. Y mientras la desesperación los sucumbe a todos, yo estoy aquí, encerrada en mi casa escribiendo tonterías. No tengo el valor de afrontar el mundo real.
Mi esposo ha salido a organizarse con otras personas y buscar una forma de controlar la situación. En cierto modo me aterra que ande afuera, sabiendo que la bestia sigue por ahí descontrolada y acechando. Aunque no hay reportes de ataques a humanos, no puedo sentirme segura con eso.
Si algún día él me hace falta, ya no tendré motivos para continuar".
10 de marzo de 2000.
"¿Realmente han pasado 10 días desde que empezó el mes? Al menos eso dice mi calendario, al que he estado marcando cada día sin falta antes de dormir. Sin él, hace tiempo que hubiera perdido toda noción de tiempo.
Me he dado cuenta de que he empezado a olvidar. Un día me puse a recordar, como pequeño ejercicio mental, el día de la inauguración de nuestro periódico y me he dado cuenta de que, simplemente, ya no lo recuerdo. Y antes era uno de los días que más atesoraba en mis memorias. Qué cosas.
No quiero olvidar todos estos años de trabajo y esfuerzo duro. Por lo mismo escribo esto como recordatorio. ISABELLA, ERES UNA PERIODISTA. TENÍAS INCLUSO TU PROPIO PERIÓDICO AL QUE LE DEDICASTE 20 AÑOS DE TU VIDA. JAMÁS LO OLVIDES.
Espero que con eso baste.
He escuchado que hay una nueva iniciativa creciendo en la ciudad. Mucha gente se ha organizado para comenzar una incursión a las minas de Poloneira, que desde el inicio de la maldición se han mantenido inactivas, y excavar un túnel por debajo del bosque. No suena tan mal, realmente. Elías está bastante involucrados en su organización, por cierto.
Podría meterme yo también, pero, vamos, ¿en que ayudaría una cuarentona a la que le truena la espalda en la excavación de un túnel de roca fuerte y dura?
La situación parece haberse calmado gracias a eso. Ahora que todos los ojos están puestos en la idea del túnel, finalmente se puede sentir algo de unidad en Poloneira.
Solo espero que podamos tener algo de suerte, para variar".
18 de marzo de 2000.
"Ah... no sé ni cómo comenzar.
No sé si sentirme alegre o preocupada. No sé si agradecerle a Dios o aborrecerle.
Supongo que lo mejor será ir en orden, las cosas positivas primero, lo malo después.
Lo bueno... Ulises ha regresado. Mi queridísimo hijo, a quien tanto extrañaba. Está lleno de heridas, y polvoroso hasta los huesos, pero vivo y eso es lo único que importa.
Del otro lado... Bueno, mi esposo ha muerto. Y he olvidado su nombre y su rostro. En mi interior alguien lo está llorando, alguien lo extraña con el alma. No es la Isabella actual, que apenas y tiene vagas memorias de él. Yo... supongo que solo puedo aceptarlo. Derramar lágrimas por compromiso, implorar por su eterno descanso. No sé que más puedo decir.
La excavación del túnel resultó ser un rotundo fracaso. Según lo que me ha contado Ulises, llevaban unos cuantos cientos de metros cuando el túnel colapsó, tapando todas las entradas que tenían de tierra y roca. Estuvieron 3 días excavando para salir, y mucha gente murió soterrada o deshidratada. Mi esposo fue la primera.
No hay nada más que hacer al respecto. En vez de llorar, las 33 personas que se salvaron deberían agradecerle a mi hijo por salvarlos, pues él fue quien asumió el liderazgo en medio del caos y se jugó la vida cavando para buscar una salida.
Algunos lo han empezado a tratar como un héroe. Me parece totalmente justo.
Por lo demás la situación sigue igual. La bestia sigue atacando nuestros cultivos de vez en cuando, y ahora encima nos hemos quedado sin opciones para escapar.
Bueno, Ulises está vivo. Aunque vaya a morir, no me importa si es junto a él".
25 de marzo de 2000.
"Nunca pensé que, un día, mi hijo se convertiría en un héroe real, como los que admiraba de pequeño.
Parece que se ha tomado bastante en serio su nuevo papel. Se ha vuelto una especie de celebridad en la ciudad, y su historia de cómo salvó a todos esos hombres en la mina ya se extendió hasta los confines de Poloneira.
Ya que recordar un nombre es extremadamente complicado en la ciudad de los sueños, ahora todos le reconocen simplemente como "El héroe". El héroe de toda una ciudad. Quién lo diría.
Por supuesto, me siento orgullosa de él. En tiempos de desesperación como estos, es normal que mucha gente se afiance a un pequeño atisbo de luz. Así sucedía con Oníros al principio. Puestos a comparar, prefiero que mi hijo sea el centro de esa esperanza.
Pero... también pienso que se lo está tomando demasiado en serio. Espero que eso no juegue en su contra.
Por lo menos los ánimos de la gente no se derrumbaron luego del desastre del túnel. Los trabajos en la zona siguen, aunque esta vez solo para recuperar los cuerpos de los fallecidos. Hablando de eso, hay un rumor circulando que me llamó poderosamente la atención.
Dicen (solo dicen) que ahora la mina se ha convertido en un lugar de fantasmas. Que los espíritus de todos los que han muerto han tomado posesión de los túneles y ahuyentan a las personas que los visitan. Parece una leyenda urbana, pero a estas alturas me creo cualquier cosa viniendo de esta ciudad. Me gustaría ir, solo para comprobar que tan cierto es.
El mes se acaba, y todo sigue igual. Ojalá el otro mes sea diferente, aunque lo dudo. Lo dudo, y bastante".
2 de abril de 2000.
"No hace mucho tiempo, mi propio hijo se convirtió en el héroe de toda Poloneira.
Ahora que incluso tiene su propio traje (Un enorme sombrero de paja y una majestuosa capa roja), la situación se le ha salido de las manos.
Lo que comenzó como un acto de buena fe, usándose a sí mismo como ícono para levantarle el ánimo a la población, se ha tornado en un juego extravagante y peligroso.
No puedo quedarme tranquila, más viendo la nueva idea que se ha encargado de difundir a los cuatro vientos. Ulises, mi propio hijo de sangre, la única herencia que tendré, el niño del que a duras penas tengo memorias por la maldición, dice que es capaz de derrotar a la bestia en un combate cuerpo a cuerpo.
No es solo que lo afirma, es que está convencido de hacerlo. Un buen día de estos la esperará en los cultivos y la atacará por sorpresa.
Yo... no sé qué pensar. Quisiera detenerlo, pero ahora que toda la población está expectante de él sería un tremendo error. Si la única luz de esperanza que tenemos es derrotada o se retracta, la desesperación inundará Poloneira. También sé que él no se dejará. Si algo sacó de mí es su insistente terquedad.
Solo me queda preguntarme en que momento todos hemos perdido la cabeza, creyendo que un héroe camina entre nosotros y confiando en que un humano de carne y hueso puede derrotar a la naturaleza. O quizás solo soy yo la que me he vuelto loca, desconfiando incluso de mi propio hijo, atrapada en casa y atormentada por recuerdos que ya no soy capaz de recordar.
Sea como sea, Poloneira ahora se ha convertido en una ciudad de desenfreno y locura, que por primera vez cree tener una oportunidad de escapar de esta miseria eterna".
11 de abril de 2000.
"Cuando se redacta una noticia, hay que procurar ser lo más objetivo posible. Contar la verdad tangible y nada más.
Bien, eso se puede ir a la mierda en Poloneira.
Lo que hace unos días sucedió escapa totalmente de mis conocimientos. En mi vida como periodista, si es que fuera capaz de recordarla, pensé en escribir algo remotamente parecido a esto. El límite entre la realidad y la fantasía hace tiempo que dejó de existir, y la línea entre ambos es tan difusa como imperceptible.
El héroe ganó. Derrotó a la bestia. Mi propio hijo, nacido de mis entrañas, logró sobrevivir a un enfrentamiento contra un monstruo de leyenda. ¿En qué momento escribir locuras en este diario se convirtió en algo recurrente?
El peligro no ha desaparecido del todo, por el momento. Aunque no exactos, los relatos de las personas que vieron el encuentro concuerdan en varios puntos: El héroe luchó cuerpo a cuerpo con la bestia que triplicaba su tamaño, y le dejó heridas gravísimas en el cuerpo que la obligaron a escapar. La bestia se retiró al bosque, gimiendo de dolor de manera infernal, y desde entonces no se ha acercado a la ciudad. Tal parece que la logró ahuyentar por un tiempo.
Mi hijo. Sigo sin creérmelo. Puede que olvide su nombre y su rostro, pero nunca olvidaré que él es mi hijo al que tanto cuidé y añoré. Mi orgullo. Y ahora mi orgullo se aleja de mí, sosteniendo en sus espaldas la esperanza de todo un pueblo necesitado de cambios.
Sigo sintiéndome agobiada. Superada por la situación. No me sorprendería volverme loca por completo un día de estos".
19 de abril de 2000.
"Ha sido una semana realmente agitada.
Hace unos días, en el alba de mi confusión, me puse a revisar un álbum de viejas fotos que tengo guardado por ahí. Es sorprendente como ya no recuerdo ninguno de los eventos que aparecen impresos en él. El día de mi boda, los primeros años de mi hijo, el premio que gané gracias a mi trabajo en el periódico. Nada. Absolutamente nada.
Pronto olvidaré como comenzó la maldición, y que yo estoy en medio de ella.
El alcalde ha regresado a la ciudad. Bueno, al menos ha dado noticias de que sigue vivo, a través de unos anuncios pegados en la puerta de la alcaldía. No sé si habrá desaparecido o solo se estuvo ocultando todo este tiempo de la población. No lo sé, y tampoco me interesa.
Pero si ha permitido que Oníros ocupe la iglesia de la ciudad para sus reuniones de conexión con el mundo espiritual o alguna mierda hippie del estilo. Definitivamente, está ciudad cada día pierde más sentido.
Y después está el propio héroe, mi hijo, que ahora piensa ascender a aventurero y explorar el inhóspito bosque. No sé ni cómo han descubierto que colocarse una máscara de acero en el rostro impide que te afecte la niebla, pero lo que antes podría haber sido un descubrimiento decisivo para nuestra supervivencia, ahora no es más que un rumor preocupante.
Que sean otros imbéciles los que exploren el bosque. No tiene por qué ser mi hijo. No tienes que hacerlo, maldita sea.
Al parecer, el pequeño grupo de herreros que queda en la ciudad está trabajando en las máscaras de acero. El plan es fabricar varias para cuando el héroe descubra la forma de salir, poder movilizar a la población a través del bosque.
Así que sí, será mi hijo solo contra el bosque en primera instancia. ¿No ves la tontería que estás por hacer, Uriel?
Yo solo quiero tenerte aquí, a mi lado."
22 de abril de 2000.
"En la nota anterior cometí un grave error. Creía recordar que el nombre de mi hijo era Uriel, pero es Ulises. No sé cuánto tiempo llevaba creyendo esa tontería. Tuve que revisar los registros que tengo de su niñez para darme cuenta de lo contrario.
Esto de la maldición ya comienza a hartarme. Que alguien acabe con nuestro suplicio. Y, de paso, detenga a mi hijo antes de que sea demasiado tarde".
30 de abril de 2000.
"Hace pocos días que se fue. Mi propio hijo, sangre de mi sangre, vistiendo ese exagerado traje y esa horrible máscara de acero con una enorme sonrisa dibujada por encima (En una alegoría pobre y sarcástica), ha partido hacia el desconocido bosque prometiendo regresar con buenas nuevas. El asunto ha sido evento de interés para todos, quienes llegaron a la plaza a despedirlo entre aplausos. Sin dudas, su estatus actual no es menos que leyenda.
Por más que intenté detenerlo, ni siquiera me escuchó. ¿Aún recordará que soy su madre?
Aun así, estas notas me ayudarán a nunca olvidarlo. Cada vez que parezca desesperar solo será cuestión de leerlas y tendré un objetivo por el que vivir. Esperar el regreso del aventurero de Poloneira. El regreso de mi hijo.
Por favor, no tardes. Tu madre te esperará hasta el fin de los tiempos".
Mayo de 2000.
"¿Qué día es hoy? Hace tiempo que dejé de saberlo.
Creo que es mayo aún. Después de mayo viene... ¿junio o julio? Ni idea.
Creo que es mayo.
Ah, ya olvidé lo que iba a escribir. De igual forma, no ha pasado nada que yo sepa. Nunca pasada nada aquí. Nada. Que agobiante.
Hm, ¿será realmente mayo aún?
Ya me harté de las fechas. Hijo, ¿ya estás en casa? Eres lo único que no puedo olvidar.
Eres lo único que me queda."
Junio/Julio de 2000.
"Me despierto en la mañana y me tomo un café. Lo que no me mata me hace más fuerte. Me duermo en la noche antes del anochecer. ¿Cuándo amanece?
Los días se me hacen parecidos todos. Las noches eternas. Me da sueño cuando acabo de despertar. ¿Qué es esta sensación? ¿Desde cuándo todo dejó de importarme?
Todo es igual, igual, igual, igual, igual, igual, igual, igual, igual, igual, igual, igual.
¿Ed? ¿De qué me suena ese nombre?
Seguramente no es nadie importante. Seguramente no.
El tiempo pasa, y me pierdo en mis memorias.
Igual, igual."
En algún momento, en algún lugar.
"HIJO MÍO, VUELVE. ULISES, NUNCA OLVIDARÉ TU NOMBRE. ULISES, ESE ES TU NOMBRE.
ULISES.
TE ESTOY OLVIDANDO Y NECESITO QUE REGRESES. ME ESTOY MURIENDO Y NECESITO QUE ESTÉS AQUÍ A MI LADO. MI HÉROE, ¿DÓNDE ESTÁS? TE EXTRAÑO, TODOS LOS DÍAS TE EXTRAÑO.
¿CUÁNDO REGRESARÁS A CASA?"
¿?
"Mi hijo ha vuelto. Mi hijo ha regresado a casa.
Soy feliz. Jodidamente feliz.
Mi hijo ha regresado a casa".
------
"Mi hijo se ha ido de nuevo. Quiero llorar, mi hijo se ha ido de nuevo.
Dice que ha descubierto la verdad. Que nadie debería de saber la verdad.
Dice que ha dejado el tesoro de Poloneira oculto en su base secreta. Que no dejará que nadie vuelva al bosque, que ocultará las máscaras de acero en lo profundo de las minas.
Eso es lo que recuerdo. Eso es lo que no debo olvidar.
Mi hijo, ¿Dónde estás? No te preocupes, saldré a buscarte.
Mamá saldrá a buscarte".
......
"¿Por qué todos en Poloneira son tan imbéciles?
Mi hijo ha vuelto, el héroe ha vuelto, pero nadie me cree. Todos dicen que es mentira. Nadie lo ha visto. Una señora me dijo que no creerá nada que no sea confirmado por Oníros. Que debería estar ayudando en la construcción de la estatua en su memoria.
Semejante perra, me importa un carajo. Que les jodan a todos, ciudad de mierda. Váyanse al infierno. A lo más profundo del infierno.
Lo vi con mis propios ojos, nunca lo olvidaré. Nunca de los nunca de los nunca de los nunca de los nunca.
Hijo mío, ¿A dónde te fuiste?"
Enero de 423 de marzo.
"Mi hijo está muerto.
Lo encontré colgado en una de las aulas del antiguo colegio.
El héroe se ha suicidado.
Quiero llorar. Quise traerme el cadáver, pero pesa demasiado. Parece que no se descompone. Lleva varios días colgado, y sigue sin descomponerse.
Mi hijo está muerto.
Mi esperanza ha muerto. Ya solo falto yo, que dentro de unos días moriré también".
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"Antes de morir, iré al bosque. No puedo morir sin descubrir la verdad de Poloneira. Cuando lo haya hecho, me suicidaré. Pero tengo que descubrir la verdad primero. Primero. La verdad primero.
Mi hijo dijo que ocultó las máscaras en la mina. Tengo que ir ahí primero. Primero.
Primero".
En algún lugar desconocido, flotando en medio de la niebla.
"Lo único que puedo ver es un muro blanco. Me atrapa, me comprime. No puedo ver más allá. Mi familia, mis amigos, ¿Dónde están? Todos han desaparecido de mí, y yo he desaparecido de ellos. Lo único que puedo ver es un muro blanco.
Dicen que un hombre muere cuando es olvidado. No quiero morir. Ayuda, no quiero morir de esta forma.
Parece que mis palabras serán lo único que quede de mí cuando todos hayamos muerto.
Atrapada en el muro blanco no siento nada. Quiero sentir otra vez. Quiero vivir de nuevo.
¿Quién está ahí?
Ah... solo eres tú. Me alegra que hayas venido, mi amado retoño.
Nunca olvidaré lo mucho que te amo, Ulises".
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