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-D O C E-

Aquella fue la primera vez desde que todo había iniciado, que Izuku se fue a la cama sin remordimiento alguno. Ese nuevo integrante, Stain, había logrado apaciguar un poco todas las inquietudes que albergaban en su corazón. Obteniendo así, un sueño que por una vez no se vio distorsionado y convertido en una pesadilla, sino que pudo descansar de todo el martirio que le guardaban sus adentros.

Su ideales, esa visión de la justicia que él defendía era como una antorcha olímpica que era capaz de ahullentar todas las sombras que nublaban sus pensamientos. Una luz tan tentadora, tan exquisita, que le hacía desear tocarla y ser consumido por el apasionado fuego que emanaba. Quería ser capaz de sostener semejante pilar de paz y justicia y predicar su esplendor. Necitaba poner el mayor empeño, sería Stain quien lo entrenaría. Lo prepararía para seguir sus pasos, para manejarlos. Debía estar preparado para tomar ese camino, y para aceptar semejante responsabilidad, debía de esforzarse.

Era evidente a simple vista que su carencia de Quirk era una grave desventaja. La falta de experiencia en el campo de batalla corroboraba su posición. Pero aún se aventajaba de continuar siendo desconocido para los medios de comunicación. Su fuerza había aumentado casi repentinamente con la sesión de ejercicios y, el entrenamiento que casi de inmediato la Liga De Villanos se había apresurado en brindarle. Lo único que le faltaba poseer para estar a la altura del resto era una "fuerza extra".

Todos salvo él en el mundo poseían algo así, un Quirk. Tanto como villanos, como héroes, como simples personas ordinarias que trataban de vivir sus días tranquilamente. Para estar a la altura de todos ellos, necesitaba encontrar una fuerza extra y adaptarla a él para su propio beneficio.

Izuku chasqueó los dedos sintiendo algo encenderse dentro de su mente. Se apresuró a buscar entre sus cajones algún cuaderno que estuviera en desuso y con un bolígrafo extraído al azar, inició un nuevo diario. Uno, que a diferencia de los otros trece, lo utilizó como un reporte de todas las características de los elementos periódicos. Anotó también dónde y cómo podía extraerlos en su vida cotidiana y también, anotó las propiedades de varios compuestos concentrándose principalmente en los que involucraran plutonio. Aquel elemento que al ser presentado en su clase, su profesor parecía tenerle cierto respeto por lo dañino que podía llegar a ser.

Cuando finalizó de hacer un reporte completo clasificando cada uno de los elementos por sus propiedades, revisó todos los diarios que había escrito para ser un héroe. Mientras los estudiaba nuevamente, un millar de recuerdos se agolparon en su cabeza, fusionándose con unos sentimientos que creía olvidados. La nostalgia volvió a recorrer su cuerpo al ver lo mucho que se había desviado del camino que quería seguir. Se consoló bajo el pensamiento que dentro de poco regresaría a él, sólo necesitaba seguir a Stain y podría convertirse en el héroe que la sociedad necesitaba.

Para ello, comenzó a anotar algunas bases para crear instrumentos que le sirvieran para tener un combate con algún héroe. De ninguna manera se dejaría pisotear nuevamente por su carencia de Quirk.

—¿Que quieres qué? —inquirió Tomura con una voz tranquila al escuchar el pedido de Izuku.

—Un laboratorio —repitió él—, quiero un lugar para poder trabajar en todos mis prototipos.

—¿No quieres también un escáner de huellas dactilares? —preguntó con un deje de ironía—. Olvídalo, niño, no te voy a edificar un área de juegos.

—A mí me parece que el único que está jugando eres tú —irrumpió la áspera voz de Stain, que había escuchado todo del otro lado de la puerta—. Aún eres un novato. ¿No planeas hacer a tu propio equipo más fuerte? Patético.

Tomura gruñó por el insulto, y volteando a verle exclamó:

—¡¿Acaso no has visto nuestro refugio?! No tenemos acceso a juguetes como esos.

—No me mientas —replicó Stain—, cuando alguien quiere hacerse más fuerte, no existe justificación que lo detenga.

Exhaló aire tratando de tranquilizarse, luego elevó la diestra de manera que apuntara hacia Izuku para tomarlo como un punto de referencia.

—Este muchacho busca ser útil. Está decidido a hacerse fuerte para servirte. ¿Me dirás que no planeas ayudarle?

—Tiene razón, Shigaraki Tomura —corroboró Kurogiri al otro lado de la barra, secando unas copas con un trapo—, el niño quiere ser un digno servidor suyo. Tenemos que hacer que su convicción florezca —luego se giró a Izuku antes de que Tomura levantara objeción alguna—. Mañana traiga una lista con las principales cosas que necesite para trabajar. Nosotros trataremos de conseguirlas lo antes posible para que comience con sus experimentos.

—Este... ya me he adelantado —informó el joven sacando de su bolsillo dos hojas de papel—. La primera son los utensilios del laboratorio. No será muy difícil hallarlos —hizo una breve pausa y prosiguió—. La segunda son sustancias que necesito para elaborar armas. Algunas serán un poco difíciles de encontrar, pero si al menos consigo la mitad de ellas será más que suficiente.

—¿Armas? —inquirió Shigaraki mientras que Black Mist leía los papeles.

—Sí —asintió con la cabeza—. En caso de enfrentarme a alguien verdaderamente fuerte, necesito asegurarme de que tendré por lo menos una chance de ganar. —De repente su teléfono comenzó a vibrar. Izuku lo revisó y comprobó que la alarma que programó había sonado—. Tengo que irme a la escuela —murmuró—. Bien, ¡Se los encargo! —se despidió con la mano de Tomura y Black Mist. Después caminó hacia el Asesino De Héroes y le habló en un tono que sólo él pudiera escuchar—. Muchas gracias por todo.

Stain le miró en silencio y asintió con la cabeza.

—Mañana ven unas horas antes para entrenar —le dijo a Izuku—, comenzaremos con tu velocidad.

A la distancia miró a sus amigos adentrarse en la escuela. Con emoción aceleró el paso para alcanzarlos y luciendo su mejor sonrisa les saludó.

—¡Hola, Izuku! —saludó Genki.

—Buenos días —dijo Ágata—, luces de buen humor hoy.

—Tal vez lo esté —ladeó la cabeza—. Hoy han ocurrido cosas maravillosas.

—¿Tu madre preparó ese pastel que hizo en tu cumpleaños número cuatro? —preguntó Genki sin evitar que un fino hilo de saliva se le escurriera de los labios—. Hombre, ¡Ella es una diosa en la cocina! Le ponía chocolate y queso crema y fresas y kiwi y... —sacudió la cabeza de un lado a otro tratando de alejar la imagen del postre de sus entorpecidos pensamientos—. ¿Lo hizo o no?

—No —respondió riendo.

—¿Es por lo que me contaste la otra vez? —preguntó la joven ocultando sus labios tras los nudillos de su mano.

—Así es —afirmó—. Estoy aprendiendo a lidiar con eso.

—¿Y qué es eso de lo que hablan? —inquirió Genki posando sus acusadores ojos sobre sus amigos. La chica se sonrojó por la vergüenza y apartó la mirada mientras que Izuku se dedicó a reír con torpeza y negar con las manos.

—Nada, nada —dijo él—. Sólo cosas sin sentido.

Genki le miró con escepticismo y continuó caminando con fingido reproche. No pudo evitar sentirse algo excluído cuando Ágata e Izuku comenzaron a hablar —otra vez— de cosas que él consideró aburridas y complejas. No precisamente porque poseyera un coeficiente intelectual más bajo que el de ellos, sino porque las carreras técnicas de ambos estaban de cierta forma enlazadas. Es decir, Izuku quería ser científico y ella bióloga. ¿Y él? ¿Acaso no era tan interesante como Midoriya?

—Ustedes dos son muy cercanos, ¿No? —cuestionó de repente mirando hacia otro sitio.

—¿A qué te refieres? —preguntó el chico.

—A nada, claro —ironizó mirándole con un ligero rencor—, sigan platicando en sus asuntos y yo...

Se interrumpió al ver cómo la puerta de la biblioteca se abría y de ella salía una joven de cabello pardo sosteniendo una gran pila de libros.

—¡Naomi! —exclamó pasando su brazo por los hombros de ella haciendo que por poco se le cayeran los libros.

—¡Saori! —lo corrigió tratando de mantener el equilibrio de lo que sostenía. Arrugó la nariz un par de veces para subir sus gafas y después plantó sus verdosos ojos sobre el chico llena de indignación—. ¡¿Qué te pasa Genki?!

—Lo lamento mucho, chicos —la ignoró olímpicamente y juntó sus mejillas mientras le hablaba a sus amigos—, pero Kaori y yo tenemos que ir a charlar de nuestros propios asuntos. Lamento no poder dedicarles un poco de mi tiempo, pero la vida de los arquitectos es muy ajetreada.

—Ah, claro. ¿No veremos en el receso? —preguntó Izuku.

—No lo sé, Midoriya, lo más probable es que me dedique a estudiar con Sa-yo-ri -como si no fuera suficiente, miró fijamente a Ágata en silencio, haciendo que inexplicablemente se sintiera mal.

—¡Suéltame, Genki! —exigió la castaña mientras el muchacho la arrastraba por los pasillos.

—Ja, ja, ja, qué graciosa eres, Midori —exclamó riendo con exageración específicamente para que sus amigos lo escucharan.

—¡Mi nombre es Saori! —chilló ella antes de perderse en la lejanía.

Ágata e Izuku le miraron en silencio tratando de procesar lo que acababa de ocurrir. Sin embargo, todo los llevaba a una única respuesta: Genki estaba celoso.

Desde luego, eso no tenía ni un sólo número de sentido. Sencillamente eso era imposible. Por lo que desecharon mentalmente esa deducción y se plantearon buscar una especie de segunda opción después

5:30 AM.

Izuku trató de tranquilizarse cerrando sus ojos respirando con lentitud y serenidad. Percibió cómo su corazón se iba estabilizando y se deleitó con la fría sensación del oxígeno entrar a su cuerpo.

—¡Ahora! —abrió los ojos cuando escuchó cómo su maestro le daba la orden y comenzaron a correr.

Ambos cruzaron la azotea de aquel edificio y con un descomunal salto llegaron al siguiente flexionando las rodillas y rodando al momento de aterrizar. La velocidad que habían adoptado les facilitó el ponerse de pie, y continuaron corriendo saltando los obstáculos que Stain había colocado con anterioridad y esquivando los que el hombre indicaba. Mientras iban saltando de edificio a edificio, fueron llegando a establecimientos cada vez más cercanos al suelo, llegando al punto que cruzaron sobre departamentos, restaurantes, florerías y viviendas.

Finalmente habían logrado volver al suelo. Izuku se dejó caer rendido sobre éste extendiendo sus brazos a ambos lados y tomó aire en grandes cantidades a través de la boca.

—Lo hiciste bien. Has progresado mucho estas últimas semanas —le felicitó el asesino de héroes quien no se mostraba afectado por la carrera. Seguía siendo mucho más veloz que el muchacho, pero no dudaba que algún día pudiera superarlo.

—Muchas gracias —jadeó tratando de sentarse para verle al rostro. Con una sonrisa tomó el termo con agua que el hombre le ofrecía y le dió un gran sorbo.

—Es todo por hoy —le dijo apoyando su espalda en la pared de aquel callejón—. Mañana repasaremos los movimientos de tu defensa.

Izuku, no atinó a más que asentir. Viéndose interrumpido cuando la alarma de su celular comenzó a sonar.

—¿Ya son las 7:00? —murmuró acercándose a la mochila que había ocultado con anterioridad.

Extrajo de ella su celular para apagar la alarma y después, sacó la caja que contenía su psicotrópico. El asesino de héroes le miró alzando una ceja mientras ingería una oblonga pastilla azul. Luego de eso, Izuku tosió un par de veces antes de extraer otra botella con un líquido naranja.

—¿Qué es eso? —preguntó cuando el joven empezó a beber a grandes tragos de la sustancia.

—Es un electrolito —explicó y después levantó la mano donde tenía la caja de pastillas—, cada vez que ingiero éste psicotrópico, sus efectos secundarios me secan la boca en sobremanera.

—¿Por qué tomas algo que te hace daño?

—No me hace daño, al contrario, me ayuda a silenciar a las voces de mi cabeza.

—¿Escuchas voces?, ¿Por qué quieres callarlas?

—Bueno, ellas son un poco agresivas cuando no les hago caso.

—Deberías de escuchar lo que te dicen.

Izuku comenzó a negar con la cabeza.

—Ellas me dicen cosas malas —explicó—. Es mejor hacerlas callar antes de cometer una locura.

—A veces las locuras son lo que impulsan a las personas realmente importantes a ser lo que hoy son —al ver que su alumno le miró con interés, se puso de cuclillas frente a él—. Escucha bien: el camino en el que tú y yo estamos está lleno de desventajas y riesgos. Para eso, necesitas activar tu sentido de supervivencia.

—Yo no quiero matar a nadie —se negó con horror bajando la cabeza—. No quiero hacer eso, no puedo.

—Izuku, nuestro objetivo no es sencillo. Si queremos hacer cambios drásticos, hay que tomar medidas drásticas. Pero al final, no importa el cómo, importa lo que logremos obtener con nuestras acciones.

Al ver que el joven abrazó sus rodillas con temor, suspiró profundamente y bajó la mirada.

—Una vez un verdadero héroe dijo: la justicia siempre nace de las entrañas del mal. ¿Sabes lo que significa? —Izuku negó con la cabeza—. Significa, que a veces las acciones más ruines, son capaces de traer resultados de concordia. Eso es lo harémos nosotros. Y para lograrlo, necesitas aceptar la ayuda de ellas —posó su índice en la frente del joven, justo como si pudiera tocar su mente.

Midoriya no dijo nada al respecto y refugió su rostro entre sus rodillas que aún eran abrazadas por él mismo. De repente, sintió cómo la caja de sus recuerdos era destapada, y de ella, salieron en desorden las imágenes que exhibían el cómo había llegado hasta ese punto. El miedo que le provocó escuchar a sus voces la primera vez, esa en la que había salido corriendo de casa. Recordó la agonía de sus tres noches en vela a causa de sus gritos, recordó que estuvo a punto de hacerle daño a su propia madre para hacerlas callar. Pero también, recordó que fueron ellas quienes trataron de detenerlo aquella vez que siguió a Carletti en el centro comercial, fueron ellas quienes le imploraron escapar antes de unirse a la Liga De Villanos y fueron ellas quienes trataron de apaciguar el miedo que sintió después.

De repente, la situación se vió interrumpida cuando un portal oscuro se abrió en el callejón. De él, unos amarillentos ojos se asomaron y posaron su atención en el asesino de héroes.

—Aquí está —dijo Kurogiri.

—No pude ir, tenía que entrenar al niño —explicó poniéndose de pie.

—Hablaremos de eso después, por ahora, hay algo que quiero comunicarles —anunció aumentando el tamaño del portal, invitando a ambos a entrar.

Pronto se encontraron en aquel pequeño bar dónde habitualmente se reunían. Black Mist les ofreció algo de beber, a lo que ellos se negaron con cortesía.

—Falta uno —comentó Stain al notar la ausencia del "líder" del grupo.

—Shigaraki Tomura está haciendo algo importante. Esperamos que entiendan —respondió serenamente posicionándose detrás de la barra—. Los he llamado para hablar respecto a la lista de materiales. Ya hemos conseguido una gran cantidad de ellos, sin embargo, quiero hablar acerca del número dos de la lista de sustancias —explicó sacando de su bolsillo el papel mencionado—. Plutonio. Nos ha sido muy complejo encontrarlo. No obstante, realizando unas investigaciones nos percatamos de que en el laboratorio estatal se encuentran trabajando con él.

—¿El laboratorio estatal? —preguntó Midoriya con estupefacción.

—¿Conoces ese sitio? —inquirió Stain.

—Una vez le permitieron a mi clase visitarlo. Pero, ese es un elemento muy peligroso, hasta dónde sé, ellos no tienen autorización para manejarlo.

—Exactamente —corroboró Kurogiri—. Ese laboratorio está trabajando de manera ilegal con el elemento. De manera que, no sería provechoso para ellos denunciar la desaparición de una sustancia cuyo manejo no les es permitido.

—¿Planea usted que lo... Hurtemos?

—Así es, señor Midoriya, no contaba con que lo haya visitado antes, eso es favorable.

—P-pero, ese es un sitio resguardado, ¿cómo podremos... ?

—He estado cavilando en un plan que nos sea de utilidad. Necesito hablar de él cuando todos estemos reunidos. Por ahora, quiero hacerle saber que necesitamos que mientras tanto, piense en el nombre clave que usará ese día.

—¿Nombre clave?

—Es el nombre con el que te llamaremos —explicó Stain—. Es peligroso exponer tu identidad. Aún tienes una vida cotidiana que te convendría mantener para tu perfil bajo.

—En éste lado de la moneda, eso es escencial —explicó Black Mist—, a diferencia de los héroes, un nombre no te sirve para ser reconocido, sino para protegerte a tí mismo. No define quién eres, define a quién creen que eres. Los voy a reunir nuevamente a las 2:00 AM. Tiene hasta entonces para pensar en ello.

N/A

Sólo quiero anunciar que las actualizaciones semanales ya no serán posibles.

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