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4

—Pues yo no tengo problema alguno con eso. —Namjoon frunció el ceño con enojo mientras Hoseok se tensaba por la conocida voz que los interrumpió en ese momento. —Lo siento, pero no podía dejar que te fueras así de mi casa.

—¿Quién carajo eres tú? —Namjoon no podía dejar de mirar al guapo chico que se encontraba parado a su lado, mirando al pelirrojo por sobre sus gafas oscuras, pasando de él por completo.

—Jimin ¿Qué haces aquí? —Hoseok no podía salir de su asombro, mirando al recién llegado desde su lugar, percatándose de las miradas que robaba por parte de todas las personas que pasaban por ahí.

—Ya te lo dije, no podía dejar que te fueras así de mi casa y ahora que escuché esto, menos dejaré que te vayas. —Namjoon aclaró su garganta, llamando la atención del rubio y haciendo que Hoseok por fin reaccionara.

—Lo siento Nam. —Hoseok se levantó de la banca, limpiando discretamente el sudor de sus manos sobre la tela del pantalón—. Jimin, él es mi mejor amigo, Namjoon… Namjoon, él es Jimin, el chico del que te hablé aquella noche.

Ambos se miraron durante un instante en el que los casi negros ojos de Namjoon no pararon de escudriñar el rostro del recién llegado, sin disimular su molestia, recibiendo una mirada cargada de aburrimiento por parte de esos intensos ojos color miel.

—Namjoon, te estoy hablando. —El aludido volteó el rostro con prisa ante el llamado de su amigo.

—Lo siento ¿Qué pasó?

—Ve a clase, te veo en la salida, donde siempre. —Namjoon aceptó a regañadientes, alejándose entre murmullos, refunfuñando como un niño pequeño.

Una vez estuvieron solos, Jimin tomó asiento a un lado del pelirrojo, robando una de sus galletas con chocolate.

—Escucha, Hoseok… no estoy acostumbrado a que alguien me quiera de alguna forma que involucre más de una noche ¿De acuerdo? —Habló el rubio con prisa, adelantándose a cualquier reclamo.

—O sea que creíste que yo era igual al resto. —Jimin se encogió de hombros, ignorando el tono herido y molesto de su amigo.

—No me detuve a averiguarlo, lo que me gusta lo tomo y punto; claro, con su respectivo consentimiento en el caso de las personas, por eso no insistí más anoche, no voy a obligarte a nada —aclaró con el mismo tono plano y pausado, provocando en Hoseok otra molesta punzada en el pecho.

—Pues ya viste que no soy como el resto, así que puedes irte de una buena vez, no es como si no me gustaras Jimin, pero yo quiero algo más y tú no.

—Eso no lo sé, podemos tomarnos nuestro tiempo si es lo que quieres, esto es nuevo para mí, pero no me cierro a experimentar lo que se siente gustarle a alguien por más de una noche o en todo caso, también de día. —Jimin se rió de su propio chiste, obteniendo una mirada de ceja alzada y reproche. —Bien, bien, sin bromas… ¿Quieres intentarlo?

—¿Qué se supone que quieres probar? ¿Quieres ver si eres capaz de salir, divertirte, conocerme y no follar conmigo mientras eso ocurre?

—Suena feo que lo digas así, pero sí. Al menos mientras tú no estés listo.

—¿Y después qué? ¿Obtendrás tu premio y te irás? —Hoseok tenía miedo, miedo de ser utilizado, de ser solo un experimento.

—No sé, quizá me enamoro, nos casamos y adoptamos un perrito al que llamamos Rex. —Se encogió de hombros, sacando un cigarro de una bonita caja de metal cuadrada, poniéndolo en sus labios para encenderlo y soltar el humo con calma.

—¿Y si no soy capaz de darte lo que quieres? —preguntó Hoseok en tono bajo, dejando de lado la molestia, dando paso a ese tono asustado que había estado tratando de ocultar.

—Podemos ser amigos. —Hoseok asintió, perdido en sus pensamientos y observando cómo la punta de aquél tubo de papel se encendía en un refulgente naranja, consumiendo todo a su paso, dejando un rastro de ceniza compacta tras de sí.

Con valor renovado, extendió la mano hasta los labios de Jimin, quitando el pitillo de esa zona. El rubio creyó que lo tiraría o algo parecido, por lo que se sorprendió al verlo dar una larga y profunda calada, con la vista aún perdida en el horizonte.

—De acuerdo… ¿Y ahora qué? ¿Estamos saliendo? ¿Solo somos amigos? ¿Qué es esto? —Preguntó Hoseok mientras veía fijamente al rubio, soltando el humo hacia un lado.

—Llamalo como quieras, como sea, a tu amigo no va a gustarle —respondió Jimin medio atontado por el sexy cuadro que se desarrollaba frente a él.

—¿De qué hablas? —inquirió Hoseok, volviendo a fumar, esta vez con menos prisa y de forma más superficial.

—A ese tal Namjoon creo que no le agrado.

—No seas tonto, ni siquiera te conoce. —Jimin se encogió de hombros, levantándose de la banca.

—¿Te llevo a tu salón? Hacía mucho que no estaba en una escuela. —sugirió para distraerse de ese arranque que de pronto surgía en su interior que le pedía a gritos lanzarse sobre el pelirrojo y besarlo hasta que se quedara sin aire. Ambos se levantaron, comenzando a caminar lentamente hacia las aulas.

—¿No estudias? —Hoseok no pudo evitar sonar sorprendido en lugar de hacer pasar su pregunta como algo casual.

—No, llevo tantos años de modelo, que dejé la escuela hasta antes de la universidad, tampoco estudié para serlo, como Taehyung, que lleva clases de cómo caminar, poses y demás cosas.

—Vaya, talento natural.

—Conocimiento empírico y experiencia de años diría yo, mi madre siempre fue muy especial con eso de verse refinada y elegante hasta para comer, así que mis clases empezaron desde que nací básicamente.

—¿Tu madre se dedica a algo de esto también? —Hoseok se sentía genuinamente curioso al respecto.

—Algo así, empezó como costurera en una compañía de las que ahora soy modelo, pero con el tiempo subió de puesto, adquirió más experiencia y ahora se encarga de organizar las nuevas líneas de ropa que van a salir.

—¿Y tu padre? —Se atrevió a preguntar. Jimin no hablaba con mucho cariño de la mujer, pero la nula mención de su progenitor lo hacía sentir curioso.

—Él trabaja en el extrangero, ahora mismo creo que va de camino a estados unidos, estaba en europa, en una firma de libros.

—¿Es escritor? —Jimin soltó una pequeña carcajada.

—No, es el guardaespaldas de una escritora famosa. —Jimin observó a Hoseok durante unos segundos, sonriendo ante la mueca seria que este ponía al asimilar toda la información. —¿Qué hay de ti?

—¿Uh? Oh… mi madre es enfermera pediatra y mi padre paramédico, así fue como se conocieron. —Jimin asintió sin dejar de observarlo, hasta que el pelirrojo se paró frente a una puerta y lo miró de manera seria. —Este es mi salón y mi clase empieza en dos minutos, así que creo que debes irte.

—Eso haré, nos vemos después Hobi. —El corazón de Hoseok se aceleró al escuchar el apodo cariñoso que Tae solía decirle, pero ya no rechazó el que Jimin se lo dijera.

Se despidió con un movimiento de su mano, entrando por fin al aula, en donde más de la mitad del salón lo observaba con una muda interrogante en la mirada.

Él nunca había sido el más popular de la escuela, ni siquiera quería serlo, pues tener tantas miradas sobre él lo ponían nervioso, como ahora que varios pares de ojos lo observaban caminar hasta su asiento. El profesor llegó poco después, robando esa indeseable atención de él.

—Buenas tardes, alumnos. Por favor saquen una hoja y un bolígrafo negro, hoy hay examen.

|♤|

Jimin caminó de vuelta a la salida de manera lenta, observando el campus sin un atisbo de añoranza. No extrañaba la escuela, ni a los compañeros de aula ni mucho menos las tareas, él era feliz así, trabajando y ganando su propio dinero solo por verse bien y usar ropa de marca.

Su teléfono sonó con un nuevo mensaje, el cual revisó al instante.

[SexyMin]

Tienes tiempo?

Hace unas semanas
que volví de Estados Unidos.

Y hasta ahora te acuerdas
de mí?
Eres muy cruel, Taemin.

[SexyMin]

“Oh vamos, trae ese trasero
a casa y juguemos un rato.

Los chicos de estados unidos
son unos aburridos y las
chicas creen que solo por ser
asiático la tengo chiquita
como sus novios.

Que gran error…
Te veo en mi casa a las
nueve, tengo una sesión
en veinte minutos.

Bloqueó su teléfono con una enorme sonrisa, esa noche sería una buena noche, su mejor amigo de toda la vida había vuelto, lo que significaba mucho sexo sin segundas intenciones ni compromisis, cerveza y videojuegos.

—¿Entonces vas a intentarlo? —Preguntó el castaño mientras caminaba de espaldas hasta que el colchón contra sus muslos lo hizo parar.

—Sí, no pierdo nada con hacerlo. —Respondió Jimin mientras deslizaba sus manos por el pecho de su amigo, delineando cada músculo debajo de sus dedos.

—¿Y no está mal que hagamos esto?

—No creo, no es como si le hubiera pedido ser mi novio, vamos a conocernos primero. —Un jadeo salió de sus labios cuando Taemin acunó su dura erección sobre su pantalón.

Con un último asentimiento, el castaño dió por zanjado el tema, comenzando a besar con ímpetu a aquél chico de rubia cabellera al que tanto había extrañado.

Durante un rato lo único que se escuchó en la habitación fueron los jadeos y gemidos mal disimulados de ambos chicos, la ropa desapareció rápidamente entre ellos, quedando regada por toda la habitación.

—Te extrañé tanto, Jiminie…

—Sí claro, tanto que en las dos semanas que llevas aquí, no me mandaste ni una señal de humo.

—Y tú me extrañaste tanto, que conseguiste a mi reemplazo.

—No es tu reemplazo Taemin, eres irremplazable.

—Qué cursi… —se burló Taemin mientras sonreía de lado, tomando a su amigo de la cintura, lo único que se interponía entre ellos eran sus boxers, más que ajustados y apenas conteniendo sus duros miembros. —Solo por eso, hoy te dejaré que me hagas tuyo, extraño sentirme lleno por ti.

|♤|

—¿Entonces qué Hoseok? Ahora irás con ese niño por todos lados, intentando hacer que le gustes?

—Namjoon, no tienes porqué ponerte tan agresivo.

—Es que no lo entiendo Hoseok. Llega de la nada y tú ya estás que te enamoras.

—Eso no es cierto. —Hoseok se cruzó de brazos, mirando hacia los lados para asegurarse que nadie los escuchara mientras ambos esperaban en la parada del autobús. —Solo me gusta, quiero conocerlo más.

—¿Y si él solo te quiere para…? ya sabes.

—No creo, no habría aceptado conocerme, salir conmigo y esperar a que esté listo.

—¿Entonces son novios? —Namjoon sintió su corazón contraerse dolorosamente mientras enfocaba su atención en la venda de su mano, intentando que Hoseok no se diera cuenta de su rostro dolido.

—Uhm… no. No realmente, estamos conociéndonos.

—Pero tú quieres que lo sean.

—¿Por qué tanta insistencia, Namjoon? —Hoseok podía imaginar cómo se estaba sintiendo Namjoon en ese momento, después de todo, tantos años soltero pudieron haber hecho que se acostumbrara y ahora quiere los detalles de todo.

Namjoon quiso responder, declararse de la manera más impulsiva que existía, pero se contuvo, observando el semblante serio de su amigo y, a lo lejos, el autobús apareciendo para poder ir a casa.

—Por nada, solo… lo acabas de conocer y me preocupa que pueda hacerte daño. —Susurró antes de subir al autobús detrás de su amigo, cuidando de no posar la mano herida en ningún lugar.

—Hyung, por favor déjame hacerlo.

—No es necesario Nam. Estás herido y la cocina es mi fuerte, así que puedes poner la mesa si quieres, yo serviré la comida.

Namjoon hizo lo que le pedían, saliendo de la cocina con platos, palillos, vasos y una jarra con agua. Seokjin detrás de él sonrió con ternura al verlo maniobrar con las cosas con suma concentración, añadiendo las últimas cosas a la sopa de mariscos que estaba preparando.

Hoseok seguía en la ducha, tomándose su tiempo ahora que no debía cocinar. Luego de un rato, los tres se encontraban sentados alrededor de la hirviente olla, con el delicioso aroma envolviéndolos, listos para empezar a comer.

—¿Qué tal te ha ido, Hobi? Hace mucho que no hablamos. —Preguntó Jin mientras tomaba la primera cucharada.

Hoseok sonreía a su celular, tecleando rápidamente sobre la pantalla y sin escuchar lo que Jin le decía. Su mejor amigo lo notó, rodando los ojos con hastío mientras le daba una ligera patada por debajo de la mesa.

—¿Eh? Ah sí, sí, muy bien hyung. La cafetería va de maravilla, el señor Oh quiere ampliarla y creo que me ascenderá pronto.

—¡Eso es genial! Verás que sí. Has hecho mucho por ese lugar.

—Gracias hyung.

—Aunque dudo mucho que esa sea la razón de tan enorme sonrisa. —Comentó distraídamente, provocando que Hoseok se ahogara con el vaso de agua.

—Hoseok ya tiene novio. —Respondió Namjoon con más brusquedad de la necesaria, cosa que no pasó desapercibida para el mayor.

—¿En verdad? ¡Felicidades!

—No, no, nada de eso. Namjoon exagera. No es mi novio, solo alguien con quien estoy empezando a salir. Lo conocí por casualidad, pero es muy divertido, así que… —Se encogió de hombros, restando importancia al resto de la explicación.

—Ya veo… no sabía que eras tan celoso, Namjoonie. ¿No te alegra que tu mejor amigo tenga a alguien que le gusta? —Seokjin se fijó en el rostro del mencionado, que intentó reprimir una mueca de desagrado, sin lograrlo del todo. Jin sonrió de lado de forma casi imperceptible.

—¡No soy celoso! Me alegraría si fuera alguien… mejor.

—¿Qué mierda, Namjoon? ¿Acaso es malo que él quisiera tener sexo conmigo? ¿Tan malo te parezco? En todo caso, el rarito aquí soy yo. ¿Quién no querría tener sexo con un chico tan guapo y divertido?

Seokjin no entendía nada, pero ver el rostro de Namjoon, apenas conteniendo el enojo y el de Hoseok, rojo de vergüenza, pero triste, era algo que lo tenía sumamente intrigado.

—¡No dije eso! ¡Eres maravilloso, Hobi! Un chico guapo, amable, alegre, divertido, comprensivo, empático, inteligente… —Se interrumpió al darse cuenta de la sonrisa y muda interrogante en el rostro de Jin. —No hay nada malo contigo ¿De acuerdo? Hay personas que necesitan tener sentimientos hacia su pareja sexual.

Namjoon dejó su vista fija en su plato, avergonzado y expuesto ante Jin. Hoseok también se quedó serio, sin querer ver a nadie al sentirse ridículo.

—Nam tiene razón Hobi. No todos tienen que follar a la menor oportunidad, no debes obligarte a nada de eso, puede ser no solo incómodo, sino también peligroso, podrías hacerte mucho daño y no solo físico. —Seokjin acarició brevemente la espalda de Hoseok, recibiendo una sonrisa pequeña de su parte.

—Gracias hyung. Lo siento Nam… me alteré demasiado.

—También yo, lo siento.

El resto de la cena transcurrió en silencio hasta que Hoseok se dispuso a lavar los trastes que habían utilizado. Seokjin habló con Namjoon durante un rato hasta que se hizo demasiado tarde, acordando volver pronto a visitarlos. El de cabello verde lo acompañó hasta la calle, en donde Seokjin montó su motoneta con el casco ya puesto.

—En cuanto te recuperes, vuelve al trabajo, es extraño estar por ahí sin ti. —Seokjin sonrió y encendió el motor, provocando una tímida sonrisa en los labios de Namjoon.

—Gracias hyung, eso haré. Aunque… ¿No se supone que lo habías cerrado por un tiempo?

—Sí, pero en lo que tu mano se recupera del todo, tal vez sea suficiente para que yo pase mis examenes.

—En ese caso, ahí estaré hyung. Volveré cuanto antes. Ten un viaje seguro y avisa cuando estés en casa.

—Nos vemos Namjoonie.

Namjoon observó a Seokjin alejarse, preguntándose el por qué no lo había interrogado, estaba seguro de que se había dado cuenta de su disyuntiva mental y el conflicto interno que mantenía con respecto a Hoseok y su “nueva relación”.

Con paso lento, volvió hasta su departamento, intentando dejar de lado cualquier idea para poder concentrarse en su tarea de programación, que llevaba días consumiéndolo y no estaba ni cerca de terminar

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