2
Namjoon despertó con música de fondo, el volumen era bajo, pero aún así lograba escucharla, igual que el dulce tarareo de una conocida voz. Con cuidado de no lastimar su mano, tomó el teléfono a su lado, el reloj marcaba las ocho de la mañana. Era sábado y no entendía qué es lo que Hoseok hacía despierto tan temprano si su turno en la cafetería comenzaba hasta dentro de más de cuatro horas.
Se levantó lentamente, siseando cuando por accidente su mano se posó sobre el colchón.
—Oh, Namjoonie ¿Te desperté? Lo siento. —Hoseok entró sigilosamente, creyendo que su amigo seguía dormido.
—Para nada, me desperté solo ¿Qué haces tú a esta hora?
—Preparé waffles, un batido de chocolate y el agua con la que debo lavarte la mano, así que me alegra que hayas despertado. —Namjoon observó a Hoseok salir por la puerta y volver a entrar con una bandeja ya lista, gasas y el jabón quirúrgico que habían comprado en la farmacia.
Sin mediar palabra, el pelirrojo se arrodilló frente al de cabello verde, sacando la venda con extrema delicadeza, frunciendo el ceño a medida que la herida era descubierta. Por su parte, Namjoon no podía apartar la vista de aquellos ojos color chocolate sumamente concentrados en su mano.
Los largos y delgados dedos de Hoseok tocaban su piel como si fuera lo más delicado que hubiese tocado en toda su vida.
—Ok... esto puede doler, pero es necesario, por favor resiste, Nam. —Namjoon pudo distinguir la genuina preocupación en el semblante del contrario, asintiendo en consolación.
—No me harás daño Hobi, tranquilo. Confío en ti. —Hoseok no parecía muy convencido, pero no quiso demostrarlo, comenzando con la limpieza de la forma más delicada que pudo, intentando no parar a cada pequeña mueca de sufrimiento por parte de su mejor amigo.
—Listo. Hora de desayunar. —Suspiró cuando al fin pudo terminar, dando los últimos toques con sus dedos para poder esparcir bien la pomada regenerativa.
Namjoon sonrió ligeramente, marcando el par de hermosos hoyuelos sobre sus mejillas.
—Gracias Hobi... no sabes cuánto te quiero.
—También te quiero, Nam. —Hoseok se puso de pie, recogiendo todo y depositando un pequeño beso sobre la coronilla de su amigo.
La preocupación que estaba sintiendo desde la noche anterior comenzaba a menguar en su interior al ver a su amigo tranquilo y la herida de un color rosado, como el enfermero dijo que debía verse.
Ambos salieron de la habitación en silencio para poder desayunar tranquilamente mientras llegaba la hora en la que Hoseok debía ir a trabajar.
~☆~
—Ahora sí llevo mi cargador y el paraguas, no dudes en llamar si necesitas algo. Tus medicamentos están en el buró. —Hoseok tomó sus cosas mientras se despedía de su amigo.
—Aún faltan dos horas para que empiece tu turno...
—Visitaré a Seokjin hyung para informarle de tu situación, pasaré a la tintorería para ver si pueden sacar el tinte rojo de mi camisa y para que laven lo que me prestaron, así que pasaré a recogerlo luego del trabajo y llegaré algo tarde.
—Ya veo... ten un buen turno, Hope.
—Gracias Nam.
Hoseok salió por la puerta, directo al restaurante de uno de los amigos de su mejor amigo.
~☆~
—Hoseok ¿Qué trae por aquí? Estaba por llamar a Namjoon.
—Hola hyung, justo de eso quería hablarte... ayer Nam se lastimó y me temo que no podrá trabajar por un par de semanas.
—¿Fue grave?
—No demasiado, una quemadura en la mano... pero no podrá venir al trabajo.
—Ya veo... bueno, me alegra saber que está bien, de cualquier forma iba a cerrar por un tiempo el lugar.
—¿Está todo bien hyung? —Seokjin sonrió para tranquilizar al pelirrojo.
Si bien ellos no eran los mejores amigos, sí que se llevaban bien, Namjoon los había presentado hacía unos años y su relación se había mantenido algo cercana.
—De maravilla, pero estoy en mi último año de gastronomía, los exámenes y la escuela en general me consumen mucho tiempo.
—Oh vaya... en ese caso, creo que Nam se sentirá aliviado, ayer se preocupó solo de pensar que debía dejarte solo.
—Tan tierno... dile que puede estar tranquilo y que se mejore pronto.
—Mucha suerte en los exámenes hyung, aunque no la necesitas, eres un magnífico cocinero.
—Gracias Hoseok.
—Me iré, cualquier día que desees ir a la casa, eres bienvenido. —Hoseok se retiró luego de una ligera reverencia, siendo correspondido por el mayor.
El restaurante de su amigo estaba bastante cerca de una tintorería y la estación de autobús, por lo que fue su segunda parada del día, encargando las prendas como urgentes para poder pasar por ellas esa misma noche.
Llegó a su trabajo veinte minutos antes de lo normal, por lo que pudo tomarse su tiempo para arreglarse e incluso, beber algo refrescante.
—Hola Taehyung ¿Me prepararías un jugo de frutos rojos? Por favor.
—Claro hyung, en un momento lo tengo listo. —El pelirrojo asintió, yéndose a sentar en uno de los pequeños sillones del lugar a espera de su bebida.
—Vaya, vaya. Bien dicen que el mundo es pequeño. —Hoseok levantó la vista hasta toparse con un par de ojos color miel que lo miraban casi cerrados por la sonrisa que su portador le dirigía.
—¡Jimin! ¿Me estás siguiendo? —Se levantó de su asiento, sorprendido por la repentina aparición.
—Para nada, yo solo...
—¡Jiminie! Tú pedido está listo. —Taehyung se acercó hasta ambos chicos, dejando sobre la mesa la bebida de su compañero y entregándole al rubio una bolsa de papel.
—¡TaeTae! Muchas gracias. Ya llevaba algo de prisa, supongo que tú aún no estás listo.
—Hoseok hyung ¿Conoces a Jiminie? —El pelirrojo negó lentamente, intercalando la mirada entre el rubio y su compañero de cabello castaño.
—Es el chico del que te hablé anoche, al que le presté la sudadera —habló Jimin.
—Oh... ya veo. Sí que es un mundo pequeño. Bien, mi turno casi terminó ¿Te importa si me voy antes, hyung? Tenemos una sesión de fotos en un rato. —Hoseok negó, aceptando empezar un poco antes su turno.
—Eres fabuloso, te debo una. Me iré a cambiar, espera un poco Jiminie. —El de cabellos castaños corrió a los vestidores, dejando a los casi desconocidos a solas.
—Supongo que entonces también eres modelo ¿Verdad? —Hoseok rompió el silencio, bebiendo un poco de su té.
—Sí, Taehyung y yo nos conocimos en una sesión de fotos hace unos años.
—Eso quiere decir que eres de la misma edad que él... —Jimin tomó asiento frente al chico de cabello rojo, inmerso en sus facciones y esos delgados, pero bonitos labios.
—Sí, somos de la misma edad.
—¡Ja! Soy tu hyung también entonces, yo soy mayor que Tae. —Hoseok no sabía por qué se sentía tan emocionado por descubrir que era mayor que ese chico de lindos ojos.
—No me importa, no llamaré hyung a alguien que olvida cargar un suéter y un paraguas. —Jimin extendió la mano para tomar el vaso de Hoseok, bebiendo un pequeño sorbo de jugo.
Hoseok no pudo evitar sentirse fascinado ante la confianza de Jimin, absorto en esos ojos pequeños y sus abultados labios.
—Sé que soy guapo, pero tu mirada empieza a ponerme nervioso. —Habló el de cabello rubio, fijando la mirada en los ojos cafés de su nuevo amigo.
Hoseok se sorprendió al haber sido descubierto, sus mejillas tomando un color rojo que fácilmente competía con el de su cabello.
—Lo siento... y-yo... no sé qué decir. —Tartamudeó, sabiendo que era demasiado tarde para desviar la mirada y habría sido demasiado tonto negarlo.
—Que soy guapo. —Sonrío Jimin, divertido al ver a Hoseok tan nervioso.
—Sí que lo eres, Jimin. —Hoseok no sabía de dónde había reunido el valor para decirlo, pero lo hecho, hecho estaba y no se iba a arrepentir ahora.
Jimin dejó de sonreír, sorprendido ante la repentina toma de valor. Su corazón dio un brinco con emoción y alegría, no había muchas personas que se atrevieran a seguirle el juego de esa forma, por lo que era nuevo y agradable.
—Veo que ya se están conociendo más, me alegro por ustedes, pero me temo que debemos irnos. Hasta mañana Hobi hyung. —Taehyung interrumpió el cómodo silencio, provocando que ambos chicos cortaran el contacto visual.
—Sí, nos vemos... Hobi. —Se despidió el rubio, caminando junto a su amigo hasta perderse de vista, sin darle tiempo a Hoseok para despedirse.
La campanilla del lugar resonó, sacando al de cabello rojo de su estupor para poder atender a los recién llegados.
~☆~
—¡Namu! ¿En dónde estás? —Hoseok entró a su casa, le dolía todo el cuerpo y se sentía sumamente agotado. Los fines de semana solían ser los más atareados.
Con extrema pesadez, se arrastró hasta el sofá sin siquiera prender la luz, dejándose caer en el mueble, siendo recibido por una superficie poco blanda y un quejido.
—Hola Hobi... —Pujó Namjoon.
—Oh... aquí estás. Lo siento, estoy muerto de cansancio y no pienso moverme. —Hoseok rodeó el cuello de Namjoon, acurrucándose en ese cálido lugar. Su amigo suspiró, resignado a abrazarlo por un rato.
El silencio en la sala reinó durante un momento, lo único que podía escucharse era la acompasada respiración del recién llegado, anunciando que estaba dormido.
—Sí que estás cansado ¿Verdad? —Susurró Namjoon, acariciando el suave cabello de la persona entre sus brazos.
Hoseok se removió ligeramente, escondiéndose un poco más en el cuello de su amigo, provocándole cosquillas y una suave risa.
—Lo siento, es que eres muy cómodo —susurró aún adormilado luego de que la vibración bajo su oreja lo despertara.
—No pasa nada ¿Por qué no vas a ducharte? Calentaré la cena, prometo ya no quemar nada.
Hoseok se levantó de su cómodo escondite, asintiendo. —Pero... no hay comida —susurró al recordar que la sopa se había derramado y era la última ración, además de que no pasó a comprar nada para poder comer.
No se sentía con el mejor de los ánimos para cocinar, mucho menos de volver a salir. Sus ojos, al fin acostumbrados a la oscuridad, se toparon con los de su mejor amigo, que le sonreía ampliamente.
—No te preocupes, yo hice la cena. —Eso terminó por despertarlo al cien por ciento.
Hoseok miraba a Namjoon en busca de un mínimo atisbo de broma.
—No me mires así... era lo mínimo que podía hacer. He estado aprendiendo muchas cosas con Seokjin hyung, así que quise ponerlo en práctica.
Namjoon elevó su mentón, confiado y satisfecho de aquello que había hecho.
—Waaa... Mi Namjoonie está creciendo tan rápido. —Con los ánimos renovados, el de cabello color cereza se levantó de su improvisado asiento, corriendo hasta el baño para hacer lo que le habían dicho.
Namjoon se levantó del sofá, suspirando pesadamente al sentir el repentino vacío sobre sus piernas, pero decidió ignorarlo por completo, igual que sus sentimientos como venía haciéndolo desde hace unos años.
Con calma y suma atención, calentó la comida y sirvió los platos justo cuando Hoseok salía ya vestido de la habitación.
—Wow... hace tanto que no como Tteokbokki casero. Gracias Namjoonie, este día no puede ser mejor.
—Espero que te guste.
Ambos comieron en silencio, suspiros de placer por parte de Hoseok desconcentraban ocasionalmente al de cabello verde, que intentaba no ahogarse cada vez que su amigo hacía aquellos sonidos que eran inocentes, pero empezaban a hacer estragos en su mente.
Namjoon carraspeó, intentando no sonar tan alterado como se sentía. —Seokjin hyung me llamó, me dijo que cerrará el restaurante por un tiempo y me deseó una pronta recuperación, gracias por ir a hablar con él.
—No fue nada, me alegra saber que ya está por terminar la escuela, sin el título su restaurante va de maravilla, no imagino cuando logre obtenerlo, va a volverse famoso.
Namjoon se relajó ligeramente al obtener una buena respuesta por parte de su amigo, lejos de esos sonidos que lo estaban volviendo loco.
—¿Qué me dices tú? La cafetería no es tuya, pero sin duda ha crecido desde que estás ahí y utilizas las técnicas de la escuela.
—Me siento optimista... por cierto ¿Recuerdas a Taehyung?
—Claro, el chico del turno antes del tuyo, el que es modelo.
—¡Es amigo de Jimin! —Namjoon no entendía nada.
—¿Quién?
—Jimin, el chico que me prestó la sudadera. Hoy fue a la cafetería... me sentí tan extraño. Como esas veces que acabas de conocer algo y luego de eso lo ves por todas partes. —El ánimo de Namjoon cayó en picada ante esas palabras, pero no se atrevía a cortar el ánimo de su amigo. —Cuando venía en el autobús vi un cartel de Dior y ¡Ahí estaba él! Fue tan extraño.
—Vaya... sí lo imagino. Entonces Taehyung está bastante decidido a seguir ese sueño ¿Verdad? —El más alto intentó desviar la conversación.
—Eso parece. Parece que son grandes amigos, y me enteré que Jimin es menor que yo. —Un sonoro suspiro abandonó los labios del moreno, resignado a tener que seguir ese tema.
"¿No quieres confesarte? Aguanta esto entonces" Sé regañó intentando forzar una sonrisa.
—Así que ya se presentaron oficialmente. —Una risita de parte de Hoseok lo hizo levantar la vista de su plato, encontrando a su amigo ligeramente sonrojado y con una pequeña sonrisa en sus finos labios.
—Algo así... me intriga un poco, es tan seguro y atrevido, sus ojos se cierran cuando sonríe y hacen que se vea tierno. Es extraño, me siento extraño.
—Sí, no te había visto así desde que Wheein y tú terminaron.
—Sí, es tan raro, porque esta vez es un chico.
—¿Es un inconveniente?
—Para nada, sabes que eso no me importa en absoluto mientras sea una buena persona.
—Ni siquiera lo conoces.
—Esa es la cosa... quiero hacerlo, porque creo que podría enamorarme después de tantos años.
Esas palabras terminaron por romper a Namjoon, casi podía jurar que escuchó su corazón haciéndose trizas. Su nariz ardió ante las ganas de querer llorar, por lo que se apresuró a terminar la comida en su plato y se levantó de la mesa.
—¿Estás bien? —Hoseok no se percató de los ojos llorosos de su amigo, pero sí de la repentina prisa por abandonar la mesa.
—Claro, de maravilla. Es solo que... olvidé que le prometí a Jungkook ir a verlo hoy en la noche.
—¿El chico del seven eleven? —Namjoon asintió, tomando las llaves y calzándose los zapatos con prisa.
—No sé cuánto me tarde, ve a dormir, Hobi. Que descanses. —El aludido siquiera tuvo tiempo de responder, en solo segundos el seguro automático de la puerta resonó en el lugar, haciéndole saber que estaba solo.
Namjoon caminó lentamente por las silenciosas y vacías calles, intentando reprimir las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos, fallando casi de inmediato, obligandolo a acuclillarse.
Estaba dicho, no había nada que él pudiera hacer y era momento de aceptarlo, Hoseok jamás lo vería de otra manera que no fuera como su mejor amigo, por lo que él debía hacerse a la idea y comenzar a superar esos sentimientos no correspondidos.
—Vaya, por un momento creí que era el vagabundo que suele venir por los productos caducados. —Una voz lo hizo reprimir un sollozo. Con prisa, limpió sus mejillas, levantando la vista hasta aquél chico que lo miraba con una mueca de pena. —¿Estás herido hyung?
—Jungkookie... no, estoy bien.
—Y yo no estoy enamorado de Justin Bieber.
—¿Qué?
—Oh, es que creí que estábamos diciendo mentiras demasiado obvias ¿Qué pasa?
—No quiero hablar de eso.
—Entonces al menos entra y toma una cerveza conmigo.
—Pero estás trabajando.
—Tú bebes, yo te veo. —Namjoon sonrió, agradecido con el joven de cabello morado que siempre sabía sacarle una sonrisa.
Aquella noche fue larga para ambos, por una parte la ansiedad que el pelirrojo sentía ante la sola idea de poder volver a ver a Jimin lo mantenía girando en su cama sin cesar, al parecer esa noche no dormiría muy bien.
Y luego estaba Namjoon, con su quinta lata de cerveza en mano y un cenicero lleno de colillas, junto a un muy cansado joven que no sabía qué decirle a su querido hyung para consolarlo, optando por solo acariciar su espalda mientras el de cabello verde se deshacía en llanto.
La madrugada dio paso a una fresca mañana, Hoseok se levantó más cansado de lo que se fue a dormir, pero con el ánimo mucho más elevado de lo que solía estar un domingo por la mañana.
Ese día trabajaba desde temprano y salía por la tarde, por lo que tenía toda la noche para divertirse ya que al día siguiente sus clases comenzaban después de las nueve de la mañana. Su teléfono anunció un nuevo mensaje justo cuando tomaba las llaves para salir.
[Jimin(?]
"¿Sabes qué es lo que más
me molesta? Que te di mi
número y ni siquiera recibí
un "gracias" de tu parte,
pero afortunadamente Taehyung
no tuvo mayor inconveniente
en pasarme tu contacto."
Hoseok se sonrojó, ese era Jimin, había guardado su contacto, pero no se sentía listo para enviarle un mensaje, sin embargo, ahora no tenía otra opción.
"¿Jimin?"
[Jimin(?]
"¿Quién si no? Me enteré
que hoy tienes la tarde libre
¿Te importaría regresarme
mi sudadera? Es una prenda
importante para mí. "
En ese momento el corazón de Hoseok se detuvo una fracción de segundo.
"¿Y si tiene pareja? Ni siquiera sé si gusta de chicos. Me estoy emocionando demasiado y apenas si conozco su nombre..." Los pensamientos llegaban en ráfaga, poniéndolo nervioso. Hoseok agradeció que Namjoon no estuviera en el apartamento, de lo contrario, el grito de frustración que salió de su boca lo habría asustado.
"No, tranquilo, eso se descubre con el tiempo. Encárgate de primero conocerlo, es muy anticipado pensar en esto." Intentó calmarse.
"Lo lamento Jimin, he estado algo
atareado y no me di el tiempo
para contactarte. Sí, hoy tengo la tarde
libre ¿Te gustaría ir a tomar algo?
Como agradecimiento por salvarme
de tener que caminar a casa bajo
la lluvia."
Dudó un momento en enviar el mensaje, pero recordó las palabras de su madre "el que no arriesga no gana" y se obligó a tomar valor, después de todo, si quería que algo pasara, no podía quedarse quieto. Presionó enviar y rápidamente guardó su teléfono, saliendo del apartamento con prisa.
Un nuevo mensaje llegó a su celular, pero prefirió dejarlo así hasta que llegara al autobús.
[Jimin]
"Por supuesto, me encantaría
ir a tomar algo contigo, Hoseok."
Una enorme sonrisa lo acompañó hasta su trabajo, el cansancio ya ni siquiera figuraba en su cuerpo.
~☆~
—Namjoon hyung despierta. —Por décima vez, Jungkook agitaba el hombro del muy dormido moreno. Un cuenco de sopa caliente y algo picante esperaba en la mesita de noche.
—¿Qué pasa? —La ronca voz por fin respondió al llamado.
—Uf... comenzaba a temer que hubieses entrado en coma. Despierta, mi madre me dijo que debías comer esto para aliviar la resaca.
Namjoon se sentó de golpe, reconociendo la voz que lo llamaba y percatándose de que el lugar en el que estaba, no era su casa.
—¿Qué mierda pasó? ¿Cómo llegué aquí? ¿Qué hora es? —Una punzada en su cabeza lo hizo callar de golpe. —Auch... ya no soy tan joven.
—Sí, nunca vi a alguien caer dormido luego de beber solo seis latas de cerveza. Aunque puedo apostar mi sueldo a que la resaca es por la casi media cajetilla de cigarrillos que fumaste, hyung. Alguien de veintidós años no debería fumar tanto, vas a morir antes de los sesenta.
—¿Yo hice eso?
—¿Por qué no mejor comes, te das un baño y luego hablamos de eso? Mi madre odia el aroma a cigarrillos. —Namjoon se sentía avergonzado, pero aceptó la comida, realmente la necesitaba.
Luego de hacer todo lo que Jungkook le había pedido, al fin estuvo presentable para conocer a la madre de aquél amable chico que conoció unos meses atrás.
—Tú madre no me vio anoche ¿Verdad?
—¿Te sentirías más tranquilo si te digo que no?
—Prefiero la verdad.
—Uhm... ella no te vio, pero tuve que contarle por qué había un tipo ebrio, casi inconsciente y desconocido para ella durmiendo en mi habitación.
—Mierda...
—Tranquilo hyung, ella es buena persona, de lo contrario, no me habría dado la sopa mágica.
—Se los agradezco mucho. —Jungkook sonrió mostrando sus dientes, luciendo mucho más joven de lo que realmente era.
Namjoon salió de la habitación, llevando consigo una bolsa plástica que contenía su ropa sucia, saludó, agradeció y se disculpó antes de salir por la puerta, prometiendo devolver las prendas limpias que le habían prestado.
—Hyung —lo llamó Jungkook, jugando con un mechón de su cabello morao. Namjoon se detuvo al otro lado de la puerta, observando a su joven amigo para que continuara hablando, parecía nervioso, pero esperó pacientemente. —Y-yo... usted sabe que puede confiar en mí y contar conmigo para lo que sea ¿Cierto?
Namjoon asintió, sin entender muy bien a dónde quería llegar Jungkook.
—No sé qué es lo que pasó anoche, pero debe saber que siempre que lo necesite, estaré para usted, puede visitarme cuando quiera, aquí o en el trabajo.
Ahí fue donde Namjoon entendió y, sonriendo con algo de vergüenza, se acercó hasta el más joven, envolviéndolo en un rápido abrazo. —Gracias Jungkookie, por todo. —El aludido solo pudo sonreír, intentando controlar sus latidos y el sonrojo que amenazaba con cubrirle la cara.
Namjoon se alejó del lugar, sintiéndose extraño por haber sido consolado por alguien más joven que él, pero al mismo tiempo, extrañamente cálido.
"Vaya ridículo acabas de montarte. Bien hecho Namjoon." Se regañó mentalmente, caminando hasta su casa que, afortunadamente, quedaba cerca.
Su teléfono timbró con un mensaje de la persona en la que menos deseaba pensar.
HopeHope:
"Volveré por la noche,
saldré a tomar algo con
Jimin después del trabajo.
Deseame suerte!!"
👌🏻
Un emoji fue lo único que se le ocurrió para responder, no se sentía con las ganas de fingir una respuesta amable o entusiasmada.
~☆~
La tarde llegó más rápido de lo que Hoseok quería que pasara, había estado intentando tranquilizar sus nervios, pero a medida que las horas transcurrían y se acercaba el momento de ver a Jimin, su corazón solo se aceleraba más y más.
La hora de cerrar por fin había llegado, pero antes de que él pudiera darse cuenta de esto, la campanilla de la entrada anunció a un nuevo cliente mientras limpiaba los filtros de café que había utilizado.
—Buenas tardes, sea bienvenido.
—¿Aún no estás listo? —Hoseok miró en dirección de donde provenía aquella voz, dando con el bonito rostro y los ojos color miel de Jimin que lo observaba con una ceja alzada.
—J-jimin... ¿Qué hora es?
—Casi las cinco treinta.
—¡Mierda! No me di cuenta de la hora, perdóname Jimin. —Hoseok comenzó a acomodar todo en su lugar y a limpiar como loco bajo la atenta mirada de un muy divertido Jimin.
—Listo... Yo te preparé algo, espero que te guste. —Hoseok le entregó un vaso alto con hielo, leche, una especie de papilla en la parte alta y un popote en él.
Jimin lo recibió con una ligera mueca de asombro. —¿Qué es? —Preguntó como si no supiera ya la respuesta.
—Oh... es un café dalgona. Ya tiene azúcar y solo debes remover todo para poder beberlo.
—Ya veo... pero no me gusta el café. —Hoseok abrió mucho los ojos, deseando esconder la cabeza en el suelo.
"Tonto, debí preguntarle antes a Taehyung." Se regañó.
—Vaya, lo siento, debí... debí esperar a que llegaras en ese caso. —Jimin no pudo aguantar más ante la cara de desilusión del pelirrojo, soltando una pequeña carcajada al aire.
—Mentí, me encanta el café, sobre todo este. Muchas gracias Hoseok. —El aludido puso cara de pocos amigos, pero no le duró mucho, ya que ver a Jimin disfrutando de la bebida lo hacía sentirse satisfecho.
—Me alegra que te guste. —Sonrío mientras Jimin daba varios sorbos.
—¿Y bien? ¿Vamos a quedarnos en la cafetería o iremos a otro lugar? —Hoseok reaccionó luego de unos segundos, disculpándose mientras corría a cambiarse de ropa.
Minutos después, ambos se encontraban dentro de un bar restaurante, habían acordado ir a un lugar tranquilo para poder conversar.
—Te agradezco mucho que me hayas prestado esto y que hayas intervenido entre ese anciano y yo.
—Ah, no fue nada, no tenías pinta de querer caminar hasta tu casa.
—Y tenías razón, estaba muerto de cansancio. Aunque no sirvió de mucho llegar a tiempo, Nam se lastimó y tuvimos que correr al hospital.
—Ok... tengo que preguntar esto ¿Nam es tu novio?
Hoseok casi se atragantó con su cerveza, negando efusivamente ante la pregunta del rubio.
—¿Qué? No, no, no, para nada. Él es mi mejor amigo. Vivimos juntos para compartir gastos, pero solo es eso.
Jimin asintió lentamente, comiendo otra papa de la canastilla entre ellos.
—¿Tú tienes pareja? —Se atrevió a preguntar Hoseok.
—Qué sutil, me gusta la forma en la que no asumes mi sexualidad. Y no, no tengo pareja. —Hoseok se sonrojó al ser evidenciado por el rubio, pero no pudo importarle menos luego del alivio que su respuesta le provocó.
—¡Genial! —El sonrojo en su rostro aumentó al grado de emparejarse al tono de su cabello luego de mostrar tanto entusiasmo por la soltería de su nuevo amigo. —L-lo siento.
—Tan lindo... —Susurró Jimin antes de beber el resto de su cerveza y alzar la mano para llamar al mesero. —Cuéntame más de ti, Hobi.
—No me digas Hobi. —Se quejó el aludido.
—¿Por? Tae te dice Hobi.
—A Taehyung lo conozco hace un tiempo, es un apodo demasiado cariñoso.
—¿Y no quieres que me encariñe de ti? —Jimin recargó los codos sobre la mesa y la barbilla sobre sus dedos, observando al nervioso chico con atención.
Hoseok casi se ahogó con la papita en su boca. —No, no... que diga sí... es decir... yo...
El mesero llegó en ese momento, permitiéndole a Hoseok tomar un respiro.
—Nos traes una botella de tequila, hielos y un refresco de toronja, por favor. —Pidió Jimin con una sonrisa traviesa.
—Jimin, mañana tengo escuela.
—Entonces qué bueno que empezamos temprano. —Hoseok no pudo responder, la bebida y todo lo que el rubio había pedido estaba siendo colocado en la mesa frente a ellos.
Jimin sonrió ampliamente, haciendo que sus ojos se cerraran por completo, hipnotizando al de cabello color cereza, que no se pudo negar a que le prepararan un vaso con tequila y refresco.
—Salud. —El rubio golpeó su vaso con el del contrario antes de beber un gran sorbo de aquella bebida, siendo imitado por Hoseok, que no podía parara de ver esos bonitos ojos color miel.
La tarde pronto se convirtió en noche, con los recién conocidos hablando un poco más sobre ellos y sus trabajos. Hoseok se enteró que Jimin llevaba ya muchos años en la empresa del modelaje, siendo conocido gracias a que su madre una vez lo olvidó en los vestidores de un local y el pobre chiquillo anduvo paseando por ahí con ropa de diseñador hasta que alguien lo vio, simplemente recostado en el suelo, pero luciendo maravilloso.
—¿Es en serio? —Hoseok no podía parar de reír y al mismo tiempo, sentir preocupación por imaginar a un pequeño solo en una enorme tienda de ropa.
—¡Sí! Mi madre olvidó que me había mandado a probarme la ropa para la boda de una de sus amigas y siguió viendo vestidos.
—¡Yo no habría parado de llorar!
—Lo dudo, cuando tienes una madre que jamás ha estado muy presente, su ausencia ya no representa gran cosa. —Hoseok se quedó serio de golpe, incapaz de formular una respuesta adecuada.
—Vaya, eso arruinó el momento. Lo siento, mejor cuéntame más de tu carrera ¿Cómo terminaste amando el café tanto como para pasar el resto de tu vida encerrado detrás de un mostrador, oliendo a leche tibia y granos tostados?
—¿Huelo a leche tibia? —Hoseok olfateó su brazo, sorprendido, pero no detectó nada aparte del suavizante de ropa.
—Sí, es como estar con un bebé que acaba de merendar. —Por millonésima vez en el día, el rostro del mayor igualó el tono de su cabello.
—Yo... creo que se lo debo a Nam. —Respondió con una pequeña sonrisa en sus labios, recordando esos tiempos con su mejor amigo. —Durante toda la preparatoria, él nunca paró de beber café, al punto que me acostumbré a su aroma y me intrigó por qué había tanta gente obsesionada con esa bebida. Con el tiempo descubrí las miles de preparaciones y beneficios que tiene la planta, aunado al hecho de saber que Nam se iría al extranjero durante casi un año.
Un largo suspiro salió de sus labios, casi volviendo a sentir la nostalgia y angustia del momento en el que se enteró que debía separarse de su persona favorita en todo el mundo.
—Me había vuelto tan cercano a él y al constante aroma que lo rodeaba, que luego de una semana sin él, parecía un adicto intentando desintoxicarse. La ausencia de mi amigo y su aroma a café me afectaron tanto, que comencé a preparar la bebida constantemente, sin llegar a consumirla, dejando que mi familia lo hiciera y así poder mantenerme ocupado, con el tiempo probé algunas técnicas que veía en internet y los elogios llegaron, igual que mi gusto por ver a mis seres queridos disfrutar de lo que les preparaba.
Hoseok guardó silencio, bebiendo de golpe el resto de su vaso con tequila. La botella entre ellos estaba casi vacía y sus mejillas no perdían el tono rojizo, su cuerpo se sentía mucho más relajado y su rostro reflejaba el cansancio que le provocaba el alcohol.
—Wow... eso es mucho más profundo de lo que pensé. Es muy... cursi.
—Sí bueno, soy una persona cursi cuando me lo propongo. —Hoseok hizo un patético intento de guiño, que terminó por sacarle a Jimin una sonora carcajada.
La noche se volvió fresca, y el viento sopló suave, trayendo consigo el aroma a lluvia. Dentro del local se escuchaba el murmullo de los comensales y una música bastante movida, incitando a algún valiente a abrir la pista de baile.
—Ya veo... —Jimin sonrió ampliamente, volviendo a recargarse sobre sus manos para contemplar a Hoseok.
—¿Acaso te gusto Jimin-ssi? —Se atrevió a preguntar el pelirrojo, envalentonado por el alcohol en su sistema.
—Es lo que trato de decidir. —El repentino arrebato de Hoseok mengüó ante aquella respuesta, pero prefirió no dejarse intimidar, por lo que, con algo de torpeza, se puso en pie para tomar una de las suaves manos del rubio, que se dejó hacer, intrigado por el comportamiento de su nuevo amigo.
Ambos caminaron en silencio hasta la pista de baile, guiados por los tambaleantes pasos del mayor.
—¡Un aplauso para los primeros valientes de esta noche! —Se escuchó de pronto cuando el DJ interrumpió la música para hablar.
Todos los presentes acataron la orden, animando al par de amigos a seguir con su plan. La música electrónica aumentó de volumen y las luces del lugar bajaron dando paso a una esfera llena de espejos y láseres de colores que rebotaban en todas direcciones, creando un ambiente mucho más apropiado.
El cuerpo de Hoseok comenzó a moverse al compás de la música, dejando a Jimin contemplarlo de cuerpo entero, sonriendo divertido por el comportamiento del pelirrojo.
—Vamos, no me dejes solo. —Articuló el mayor para que Jimin pudiera leer sus labios, animandolo a unirse a él.
Jimin negó, pero comenzó a moverse a la par de Hoseok, recibiendo ambos estruendosos aplausos por parte de todos los presentes.
Por un momento no hubo nada qué decir entre ellos, sus cuerpos se dejaban guiar por el beat resonando por todo el lugar y cada uno, perdido en sus pensamientos, se dejaba llevar.
La música terminó luego de una eternidad en la que ninguno se percató que habían bailado más de veinte minutos seguidos; el sudor bajaba por la sien del rubio, pegando sus cabellos entre sí y haciéndolo ver completamente sexy ante los achocolatados ojos de Hoseok.
—Bailas muy bien. —Fue lo único que el mayor atinó a decir, aún algo embobado por la belleza de su amigo.
—Digo lo mismo, Hobi. —Respondió Jimin, sonriendo por un instante, mientras comenzaba a caminar hacia su mesa.
Hoseok lo siguió de cerca, soltando el aire en sus pulmones, sintiendo el efecto del alcohol desaparecer un poco luego de haber estado bailando tanto.
—¿Pedimos algo más? —Sugirió el pelirrojo.
—Creí que tenías escuela mañana.
—Tú mismo lo dijiste, empezamos temprano, aún hay tiempo. —Jimin sonrió con diversión, aceptando la oferta.
Hoseok levantó la mano para llamar al mesero, que se acercó de inmediato a su mesa con una botella en mano.
—La casa les invita un par de "Charros negros" por haber abierto la pista de baile. —Mencionó el chico apenas llegó con el par de hombres.
Hoseok y Jimin se miraron entre sí con sorpresa.
—¿Y esto es...? —Cuestionó Hoseok mientras observaba el vaso alto frente a él.
—Es una bebida hecha con cocacola, tequila y limón, lo escarchado no es más que sal. Espero que lo disfruten.
Hoseok olisqueó la bebida y de inmediato sus papilas gustativas se hicieron agua ante el aroma dulzón de la gaseosa, combinada con el limón y el toque de alcohol.
—Bien... pues salud. —Habló el pelirrojo, tomando su vaso mientras Jimin hacía lo mismo y chocaban el cristal.
—Wow, sabe muy bien ¿Desde cuándo hablas español? —Jimin no salía de su asombro, cada vez más interesado en el curioso chico que parecía tímido, pero algo en su interior le decía que no lo era realmente.
—Mi madre es mexicana, crecí escuchándola hablar el idioma y aprendí algunas cosas. —Jimin levantó las cejas, asombrado y asintió con entendimiento.
—Bien, bien, bien, como saben, es domingo y eso solo quiere decir una cosa ¡NOCHE MEXICANA! —Los aplausos resonaron cuando el DJ gritó eso último.
—Ahora veo por qué nos dieron tequila. —Susurró Jimin sin esperar ser escuchado.
En los altavoces comenzó a resonar el clásico ritmo de la música mexicana, no eran mariachis, pero sonaba bastante bailable y pegajoso.
—¡Wuuuu! —Gritó Hoseok, agitando sus manos a cada costado de su cabeza, con los dedos pulgar y meñique estirados, manteniendo el resto doblados.
—¿Te gusta? —Gritó el rubio para hacerse oír por sobre la estruendosa música.
—¡Claro que me gusta! ¿A quién no le gusta la música? —Sonrió Hoseok, bebiendo de golpe el resto de lo que él mesero les había servido. —¿Bailamos?
Jimin se carcajeó al ver el entusiasmo con el que hablaba su amigo, pero tuvo que negarse rotundamente a su petición.
—No tengo idea de cómo bailar esto.
—Yo te enseño, anda... no me dejes solo. —Hoseok extendió la mano frente al rostro de su amigo, esperando pacientemente para que este la tomara, pero justo cuando iba a aceptar, alguien le ganó.
—Yo sí que quiero, guapo ¿Vamos? —Hoseok abrió ampliamente los ojos, dejándose arrastrar por el chico desconocido que lo estaba sacando a bailar.
Sin esperar a que Hoseok se negara, el recién llegado colocó una de las manos del pelirrojo sobre su cintura, sosteniendo la otra entre sus delgados dedos.
Aún sin entender qué estaba pasando, Hoseok comenzó a moverse al ritmo de la música, dejándose llevar por el pegajoso ritmo.
El joven frente a él tenía rasgos extranjeros y la tez mucho más morena que cualquier otra persona a su alrededor, de ojos brillantes y cabello súmamente lacio. Sus pasos de baile fueron interrumpidos por la negativa del chico, que le mostró cómo debía moverse.
Hoseok se mantuvo atento a los pequeños pasos que daba él en su lugar mientras movía los hombros al mismo ritmo.
—¿Hablas coreano? —Fue lo único que atinó a decir el aún sorprendido pelirrojo.
El hombre frente a él asintió, moviendo las caderas al ritmo de la música mientras volvía a tomarlo de un hombro para seguir bailando con él.
—Veo que te gustan las rancheras. —Gritó para poder ser escuchado.
—¿Rancheras? —Hoseok no entendía aquella palabra.
—Así se llama la música que estamos bailando.
—¿Eres mexicano? —El aludido sonrió en grande, asintiendo. Hoseok se sintió tímido de repente al imaginar que podría estarse viendo ridículo frente a él al intentar bailar música que no conocía realmente.
—No te preocupes, así se aprende. —Respondió como si hubiese leído sus pensamientos.
—¿Qué se supone que dice la letra? —Hoseok no sabía de dónde sacaba valor para hablar tan despreocupadamente con aquella persona, pero sentía la alegría que emanaba y, por alguna razón, la confianza que le transmitía.
—Un hombre le canta a su ex pareja, diciendo lo celoso que se siente al verla con otro hombre. —Resumió el chico, dando una amplia vuelta junto a su pareja de baile. —Wow, bailas muy bien.
Hoseok se sonrojó ante el elogio.
—¿Celos? Pero suena tan alegre... —Era extraño para él bailar algo que hablaba de celos y una ex pareja con otro hombre.
El joven se encogió de hombros, sonriendo ampliamente mientras la canción terminaba.
—Sí, celos como los de tu novio que me ve como si quisiera comerme en salsa. —Hoseok volteó rápidamente hacia donde él observaba detenidamente, topándose con la penetrante mirada de Jimin.
—N-no, él no... nosotros...
—Calma, no diré nada, no pienso delatarlos ni mierdas así, lo que pasa en México se queda en México y por hoy, es como si estuvieramos ahí. —Aplausos se escucharon cuando las pocas personas que se habían decidido a bailar terminaron de moverse.
Hoseok no pudo salir de su asombro hasta que el chico se alejó de él, sin siquiera despedirse, por lo que tuvo que volver solo hasta su lugar, siendo recibido por la mandíbula apretada y una ceja levantada de Jimin.
—¿Qué? —Cuestionó el pelirrojo.
—Parece que le gustaste.
—Solo Bailamos, Jimin. —"¿Por qué le estoy dando explicaciones?" Sé preguntó Hoseok.
—Sí, que bueno. —El tono cortante de Jimin hizo enojar a Hoseok.
—No habría pasado si hubieses aceptado bailar conmigo en primer lugar. —Contra atacó entre dientes.
—A bailar entonces.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro