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26. ¡Pum! La gran revelación

Capítulo 26

¡Pum! La gran revelación

⭐⭐⭐

Justo en la entrada de mi casa, decidí ir al parque. Ese era el lugar de la cita así que caminé esa noche fría por varios minutos hasta llegar. Rodeé los juegos infantiles en busca de él y lo encontré sentado en los columpios. Me acerqué con cuidado ya que pretendía asustarlo solo que éste se dio vuelta antes y no pude hacerlo.

—Viniste —murmuró sonriendo. Su cabeza la tenía apoyada en la cadena que sostenía el columpio.

Me senté en el otro, justo a su lado notando que su cuerpo parecía pesado.

—¿Por qué pensaste que no lo haría?

Soltó un pequeño suspiro y después se encogió de hombros.

—Es una noche linda, ¿no crees?

—Para nada —Miré hacia arriba—. No hay ni una sola estrella en el cielo y hasta parece que se avecina una tormenta.

Él hizo una mueca riéndose sin ganas. Nos quedamos un rato en silencio hasta que Ben decidió romper el hielo.

—Tengo que contarte algo.

—¿Es importante?

—Si, al menos para mí, lo es... y ya no puedo seguir ocultándolo más tiempo... duele demasiado.

—¿Qué pasa estás enfermo?

—No, yo —Me miró indeciso y noté que sus ojos estaban rojos e hinchados.

Me preocupé ya que parecía estar fuera de sí. Puse mi mano en su hombro y le brindé una sonrisa cálida.

—Tranquilo, respira.

—Hay una... una chica que me gusta —confesó nervioso y como yo no dije nada él continuó—. Me gusta demasiado. Cada vez que la veo mi pecho se aprieta hasta que se vuelve difícil respirar, a tal punto que duele.

—¿Por qué duele? Si se supone que debería hacerte sentir feliz ¿Acaso ella es mala contigo? ¿Te trata mal?

—No, ella es tan dulce conmigo que me confunde, me gusta desde que la conocí, es muy hermosa tiene una manera de ser muy extraña, pero es increíble... su sonrisa es hermosa lástima que ella no sonríe para mí —De repente se puso a llorar así que traté de consolarlo.

—Tranquilo, no llores, seguro ella no vale la pena.

—Si lo vale.

—Entonces, ¿por qué te hace sufrir así?

—El problema es que ella tiene novio.

—Oh —expresé sintiendo lastima por él. De verdad se notaba que estaba sufriendo por esa chica y yo no quiera verlo así.

Es por eso que tuve la peor idea que se me pudo haber ocurrido.

—¡Ya sé! —exclamé con entusiasmo ganándome su atención—, ¿ella te gusta mucho verdad?

—Si.

—¿Y crees que ella siente algo por ti?

—Eso creo.

—Bien. Entonces confiesate, dile tus sentimientos de frente.

Ben se sorprendió por mi idea descabellada y se puso de pie, aunque un poco tambaleante.

—Te volviste loca, como voy a hacer eso —habló dándome la espalda mientras se pasaba las manos por el cabello nervioso.

También me puse de pie.

—¿Qué tiene de malo? Yo pienso que si de verdad la amas debes luchar por ella. Ya si ella no te quiere, pues entonces ríndete.

Lo pensó mucho.

—Crees que es buena idea dañar la relación de una pareja —inquirió.

—No, sé que no es bueno, pero si ella también gusta de ti, entonces no se estaría dañando nada. Hagamos algo, no quiero verte así. Si quieres yo te ayudo, puedo escribir lo que le diras...

—Estela, no sabes lo que dices.

Me coloqué en frente de él con los brazos cruzados.

—Dime una cosa, ¿estás completamente seguro de que ella siente algo por ti?

Ben dudó un poco, pero después asintió sonriendo. Como si acabase de entender algo.

—Si.

Su voz ya no sonaba triste, aunque si parecía desesperado. Él se acercó a mí y puso sus manos en mis hombros. En mi cabeza yo creía que lo había ayudado a tomar una decisión y en realidad así fue.

Lentamente me abrazó mientras sonreía de felicidad.

—Gracias, Estela —murmuró pegándome a su cuerpo y como yo pensé que estaba bien también lo abracé.

Sin embargo, cuando quise separarme y terminar con el abrazo, él no me lo permitió. Me sujetó a su cuerpo a pesar de que yo intentaba alejarlo.

—¿Qué haces? —Me sentí bastante incomoda así que forcejeé con él—. Esto no es gracioso. Me estás asustando —Nerviosa al no obtener respuesta lo comencé a golpear—. ¡Suéltame! ¡Que me sueltes!

Nada que me soltaba y al contrario se aferraba más a mí. Tanto que me estaba haciendo daño. De repente sentí que puso una de sus manos en la parte de atrás de mi cabeza y con la otra, sujetó mi nuca. Se inclinó con rapidez y acercó su rostro al mío.

Sus labios buscaban los míos con desesperación al tiempo que los míos intentaban escapar. Él ganó el combate y terminó besándome a la fuerza. Por más que quise que no pasara no pude evitarlo. Y no fue algo agradable ya que por la fuerza que ejercía con sus dedos sobre mis mejillas parar abrir mi boca, me lastimó bastante.

Asustada y casi llorando le terminé mordiendo el labio inferior con tanta fuerza que se lo rompí. Ben se separó por el dolor y yo aproveche para darle una patada en los genitales. Esto fue tan efectivo que cayó al suelo retorciéndose de dolor y yo pues quise salir corriendo despavorida, pero antes le grité.

—¡¿Por qué hiciste eso?!

Él no se podía ni parar, aun así, yo no quise estar muy acerca de él. Me mantuve lejos por si volvía a intentarlo, además agarré un palo del suelo y lo amenacé con este.

—Que no es obvio, Estela —respondió quejándose—. Tu eres la chica de la que estoy enamorado.

¡Pum! La gran revelación.

Ben, el mejor amigo de mi novio estaba enamorado de mí. Me quedé pasmada y hasta se me bajó la presión, yo acaba de darle el grandioso consejo de que me robara. De verdad tenía que dejar de dar concejos.

Casi en shock di unos pasos hacia atrás mientras Ben intentaba sentarse en suelo. Caí en cuenta de mi error y es que, por ser amistosa, él creía que yo sentía algún tipo de atracción, pero ni siquiera lo topaba. Yo nada más tenia ojos para Ian y tenía que dejarse bien claro.

—Escúchame muy bien Ben, no sé qué te fumaste para tener el valor de hacer esto, pero entiende una cosa. Yo estoy enamorada de Ian, solo de él, por ti no siento nada solo te veía como un amigo, así que en la vida se te vuelva a ocurrir intentar hacer algo como esto porque no sabes de lo que soy capaz.

Mis palabras salieron duro y sin compasión. Pero estaba tan enfadada con él que me importó un carajo.

—Pero yo creí que...

—Nada, tu nunca me gustaste y con lo que acabas de hacer, créeme que jamás me gustarás. ¿Te quedó claro?

Él bajó la cabeza con los ojos llenos de lágrimas.

—Si.

Comencé a alejarme de él sin soltar el palo y cuando ya había dado varios pasos lejos me regresé y súper enojada le pegué con el palo en el cuerpo dos veces.

—¡Esto es por forzarme, imbécil! —exclamé y dejé de pegarle al escuchar sus gritos de dolor.

Era un exagerado, ni siquiera le había dado tan fuerte.

Solté el palo y corrí como si mi vida dependiese de ello. Corrí y corrí hasta que llegué a casa y como un correcaminos atravesé la sala en donde estaban mis padres tomándose un cafecito. Les pasé sin siquiera mirarlos, también le pasé por un lado a Brandon quien venía bajando las escaleras e intentó decirme algo, pero como seguí corriendo sin mirar a atrás, lo dejé con las palabras en la boca. Llegué a mi cuarto y me encerré.

Me escondí bajo mis sabanas traumada por lo que había pasado. De verdad que se sentía horrible esa sensación de que te obligaran a besar a alguien por el que no sientes ni lastima.

Además de que me asusté bien feo cuando me tenía sujetada y no me quería soltar. Nunca esperé eso de Ben. Pensé que era un buen chico, pero esa noche entendí que uno nunca deja de conocer a las personas. Y que éstas siempre cambian.

No sabía que pensar y menos que hacer. Estaba tan asustada que solo quería llorar. Mis piernas temblaban al igual que mis manos y cada vez que recordaba ese momento me estremecía. Intenté llamar a Ian para contarle, pero no encontré mi celular por ningún lado.

Comprendí que se me había caído en el parque y ni loca regresaba.

Dormí esa noche con el Jesús en la boca y apenas amaneció me alisté rápido parar ir a la escuela. Ese día casi ni me fijé que me había puesto o si me había peinado solo quería hablar con Ian sobre la revelación de la noche anterior.

Sin embargo, no imaginaba que las cosas se pondrían tan mal.

Ian estuvo ocupado casi toda la mañana y no pudimos hablar. Al que si me encontré fue a Ben quien tenía una pinta de vagabundo en la entrada de la escuela, pero lo ignoré y fui en dirección contraria.

Más tarde mientras guardaba unas cosas en mi casillero por fin divisé a Ian. Lo vi entrar con unos libros a su salón de clases y parecía algo distraído. Lo seguí y al llegar noté que no había ningún maestro así que entré. Cerca de la puerta estaba sentado Ben con la cabeza tumbada sobre el escritorio mientras los chicos le reclamaban haberse emborrachado después de cantar.

Pasé a su lado ignorando su presencia y fui un poco más atrás del salón en donde estaba el lugar de Ian, quien estaba sentado mirando su celular muy concentrado. Me posicioné delante de su escritorio y cuando intenté llamar su atención observé que él estaba mirando unas fotos en su celular.

Unas fotos en donde Ben y yo nos estábamos dando un beso muy apasionado. Mi mundo se paralizó en ese instante. Mi cuerpo no reaccionó y solo quería llorar.

Creo que hasta sentí mareo y nauseas.

Fue horrible.

Ian alzó la mirada y sus ojos cristalizados a punto de romper en llanto, se encontraron con los míos.

Él estaba tan desconcertado que no quiso seguir mirándome. Se puso de pie y guardó su celular en los bolsillos de su chaqueta color rojo y blanco.

Se quedó en silencio un rato y lo vi tragar saliva en varias ocasiones.

—Ian, déjame explicarte por favor —Me apresuré a decir y esto hizo que por fin me mirara, aunque hubiese preferido que no. Ya que su mirada fue tan fría que dolió.

—Está bien, te escucho —Su voz sonó tan severa que me tomó desprevenida, jamás lo había oído hablar así—. ¿Se besaron o no?

Estaba tan nerviosa que no sabía ni que responderle.

—¡No!... si... bueno... si fue verdad lo del beso, pero no es como lo muestran esas fotos.

Ian asintió y lo siguiente que vi fue como pasó a mi lado hecho una furia. Caminó hacia el puesto de Ben y a pesar de que sus amigos estaban junto a este. Ian le dio un puñetazo que mandó a un despistado Ben a volar y estrellarse en el piso.

Ante la sorpresa de todos los estudiantes presentes Ian se subió sobre Ben y lo sujetó del cuello de su camiseta.

—¡¡Eres un malnacido!! —Le dio otro puñetazo y enseguida Max y Josh se metieron para evitar que volviera a pegarle. Max sujetó los brazos de Ian y Josh lo apartó de encima de Ben.

Ian seguía molesto, pero no forcejo con los chicos.

Ben parecía una pequeña oveja con cara de que no sabía que estaba pasando.

Yo estaba ahí parada como estatua sin saber qué hacer. Era la primera vez que veía a Ian así.

—¡¿Por qué me hiciste esto?! ¡Creí que eras mi mejor amigo! —Ian se encontraba muy mal. Estaba tan dolido que incluso se le rompió la voz.

Ben a pesar de encontrarse herido y confundido habló.

—No sé qué de que me hablas.

Eso hasta a mí me tomó por sorpresa. Ian sacó su celular y le enseñó las fotos. La cara de Ben reflejaba que de verdad no lo recordaba lo que había hecho, sin embargo, había pasado y esas eran las consecuencias.

—No lo recuerdo. No recuerdo eso.

Ian se puso de pie y soltó una risa con amargura.

—Me vas a decir que no son ustedes dos.

Ben negó con la cabeza agachada.

—No, yo.

—Dime la verdad, ¿te enamoraste de Estela aun sabiendo que es mi novia?

Todos los estudiantes me miraron, incluso Brandon quien apenas iba entrando al salón y estaba perdido ante la pregunta de Ian.

—Sí, estoy enamorado de ella —confesó Ben mirando al suelo y tocándose el labio que yo había mordido tan duro que dejé una marca y esa marca no pasó desaperciba de los ojos de Ian.

Lo que él no sabía era que yo la había hecho en un acto de defensa.

De repente el sonido de las notificaciones sonó en todos los celulares. Todos comenzaron sacarlos y al ver lo que les enviaron, comenzaron a murmurar cosas al tiempo que me miraban de forma despectiva. Brandon se puso a mi lado y me mostró confundido una nueva foto.

En esa foto, Ben y yo estábamos entrando a un motel.

Lo que me faltaba. Ahora todos en la escuela creían que también me había acostado con el mejor amigo de mi novio.

Alcé mi vista hacia Ian quién también había visto esa foto del motel. Su expresión era de decepción y dolor.

Él se veía tan derrotado y roto que de verdad me hiere recordar ese momento, cuando sus ojos azules por primera vez no me miraron con ese brillo con el que solían hacerlo. Más bien pude sentir que esa vez, me miró como si yo fuera lo peor que le hubiese pasado.

Podía sentir mis lágrimas cayendo sin control ante su gélida expresión.

Quise correr hacia él y explicarle que no era lo que estaba pensando. Yo jamás lo había traicionado. Yo lo amaba con toda mi alma. Sin embargo, cuando me acerqué a él, este se alejó en rechazó.

—Lo nuestro se terminó —dijo y salió del salón dejándome destrozada.

Era la primera vez que algo así me pasaba. El pecho me dolía demasiado que incluso llegué a pensar que este sangraba.

Brandon me abrazó así que me puse a llorar como niña pequeña en sus brazos. Podía escuchar las burlas de los demás estudiantes y sobre todo sus comentarios respecto a mí.

—Estela, te juro que yo no quería que esto pasara —Escuché a Ben hablar. Lo miré aun llorando—. Yo no recuerdo nada del beso porque estaba muy ebrio, pero de verdad... lo siento.

Él dio unos pasos hacia mí. Enojada me solté de los brazos de mi hermano y empujé a Ben con fuerza lejos. Este retrocedió y yo le grité:

—¡¡Te odio!!

Corrí en busca de Ian en todos los rincones de la escuela y no lo encontré, se había ido y para mi mala suerte no fue a su casa. Su abuela no sabía nada de lo ocurrido aún, pero más tarde se enteró.

Esa tarde estuve llorando como magdalena, aunque todavía guardaba la esperanza de poder hablar con Ian y aclararle las cosas. Si le explicaba que ese beso fue un abuso por parte de Ben quizás todo hubiese mejorado.

Por eso fui a la habitación de mi hermano para prestarle su celular y mandarle un mensaje a Ian.

Brandon me hizo acostarme a su lado en la cama según él para "conversar" ya que, en realidad, yo todavía no le había contado nada y se lo debía.

—Toma —Me dio mi celular.

Me di cuenta que tenía la pantalla rota.

—¿Dónde lo encontraste?

—Me lo dio ben, después de que saliste corriendo. Él me dijo que te cayó anoche en el parque.

Brandon estaba tratando de contenerse para no exigirme como buen hermano toxico, que le contara todos los detalles de mi encuentro con Ben.

Acostada y con la mirada en el techo se lo dije.

—Ben me envió un mensaje diciendo que quería hablar conmigo algo importante, me citó en el parque y cuando fui él estaba muy extraño. Parecía que se había trabado porque sus ojos estaban rojos y tenía la mirada perdida. Me dijo un montón de cosas sobre que estaba enamorado de una chica y luego me...

Dudé en si decirle a Brandon cómo fue el beso y cómo me sentí porque no quería que su amistad se arruinara luego de todo lo que los chicos dijeron en la despedida de Brandon. A demás si era verdad que Ben estaba drogado y por eso no recordaba lo que había pasado, no tenía sentido que mi hermano dañara su amistad con Ben.

A pesar de todo.

—¿Qué pasó? —cuestionó mi hermano mirándome muy preocupado ante mi silencio.

—Me besó. Obvio yo no quería y por eso lo separé de inmediato. Le dejé bien clarito que yo no quería nada con él porque amo a Ian... Y lo del motel fue otro día en donde estábamos siguiendo a su papá —Me limité a contar lo del motel.

Jugué con mis dedos algo inquieta, aunque Brandon asintió y se quedó callado un ratito. Eso me calmó ya que no se veía molesto o algo parecido.

—¿Tu nunca sospechaste algo?

—No.

—Lo digo porque yo ya me sospechaba algo. Ben estaba muy raro con Ian y hubo veces en que me di cuenta que se ponía celoso cuando los veía juntos.

Brandon estaba muy pensativo, algo se veía diferente en él. Me levanté un poco para mirarlo y de repente vi algo que me asustó. Su camiseta se había levantado un poco dejando ver su abdomen y que, sobre la piel que rodeaba el obligo había un sarpullido muy feo.

Él ni siquiera se había dado cuenta y estaba muy relajado.

—¿Qué es eso? —expresé preocupada, señalando su abdomen y él de inmediato se cubrió.

—Oh esto, me salió después de que regresamos del campamento —contestó restándole importancia.

—Se ve grave ¿Qué te lo causó?

Me sonrió relajado y me jaló hacia su cuerpo para abrazarme.

—Quizás los insectos, dormimos una noche en medio del bosque lleno de estos, era obvio que me iban a picar. Sabes que mi hermosa piel es muy deseada por los bichos.

Me hizo reír con eso último. Sonreí hasta que recordé que estaba triste porque Ian terminó conmigo y me puse a llorar de nuevo. Le pedí que me cantara una canción para hacerme olvidar mi tristeza y este lo hizo.

Cantó esa canción que escuché por primera vez el día que mis padres decidieron adoptarme y registrarme bajo el nombre de Estela Brillith Jones Herrera, la gemela de Brandon que habían perdido unas semanas después de haber nacido.

Canción que me solía cantar cada vez que me sentía triste. Por suerte mi hermano era tan paciente que me dejó llorar en su pecho hasta que me quedé dormida en su cama.

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