Capítulo 16
La playa
⭐⭐⭐
—¿Te gustó la pulsera? —Su voz rasposa provocó una corriente de electricidad en mi espina dorsal, aquella sensación que solo Ian me producía. Reaccioné cuando noté que él estaba mirando fijo mi mano izquierda, en la cual tenía la pulsera que me regaló Ben y entonces lo entendí.
—Sí, me encanta —murmuré haciendo un puchero—. ¿Por qué la pregunta?
—Es que Ben tenía tantas ganas de darte algo, no sabía qué darte, así que me pidió ayuda y le recomendé que te regalara una pulsera.
—Ben me dio un regalo, atrasado, pero me lo dio ¿Qué hay de ti?
—¿Yo que?
—¿Cuándo me piensas dar algo? —bromeé.
Ian sonrió con timidez y se mordió el labio. Debía mantenerme fuerte para no caer en la tentación.
—Estela ¿Quieres que te regale algo? —Asentí con emoción—. Bien, que tal si me aceptas una invitación a Myrtle Beach.
—Estas bromeado ¿Verdad? —resoplé con incredulidad y él negó.
—Es en serio, pero tendría que ser para mañana mismo, claro si quieres ir.
—¡Genial! —chillé con tanta emoción que casi di brinquitos en la silla—. Ah, tengo que contarles a las chicas ahora mismo para que les dé tiempo de comprar sus trajes de baño y lo que sea que piensen llevar —exasperé sacando mi celular para envíales un mensaje a nuestro chat grupal, Ian dejó de sonreír y se quedó en blanco—. Gracias por invitarnos, Ian —Me abalancé sobre él y lo abracé con tanta fuerza que casi lo dejé sin aire.
—De nada —dijo con dificultad mientras lo asfixiaba. Me separé porque recordé que no tenía mucho tiempo y además que no tenía su contacto—. Ian, llevamos siendo amigos un buen rato y aún no tengo tu numero —expresé y recobrando la cordura.
Ian se mojó los labios provocando gritos internos de niña en mí. Ladeó la cabeza como pensando y me dio su celular para que agendara mi número, lo cual obviamente hice.
—Ok, pasa por nosotras a mi casa —dije poniéndome de pie—. Hasta luego y me gusta mucho tu bigote —bufé y él abrió los ojos sorprendido.
Mientras huía observé como él miraba su reflejo con ayuda de la cámara de su celular dándose cuenta que tenía una línea de marcador que comenzaba en su bigote y terminaba en su mejilla. Dejé la biblioteca con una risa malvada en mi rostro, y de inmediato me puse en contacto con mis amigas. Pasamos toda la tarde haciendo compras e hicimos una pijamada en mi casa.
⭐
—Chicas al final como nos llamamos? —cuestionó Pilar mientras le cubría unos mechones de cabello a Lau con papel aluminio.
Todas nos quedamos en silencio observando como ella le hacía un desastre en el cabello a Lau.
—Cómo es posible que, a tan poco tiempo de debutar como cantantes no tengamos un nombre oficial —murmuré tumbándome sobre la cama—, damos vergüenza.
Jena se sentó a mi lado y colocó mi tobillo lastimado sobre sus piernas para hacer dibujitos en el vendaje.
—Tu eres nuestra líder, alguna idea —inquirió y yo la miré con los ojos entrecerrados.
—Siento que se están aprovechando de mí.
—Sí, seguro —balbuceó Lau y yo le lancé una almohada
—Aunque ustedes dos sean mayores que yo —Señale a Lau y Pilar—; aun así, me deben respeto ¡Soy su líder! —reclamé indignada y ellas se carcajearon. En eso mi hermano entró a mi habitación como si nada. ÉL estaba con los audífonos puestos y por eso no escuchó nuestras voces y solo interrumpió llevándose una gran sorpresa.
Como teníamos puestas nuestros pijamas más sexys al él entrar, Jena no pudo ocultar su nerviosismo. Trató de cubrirse con las sabanas, pero ya era muy tarde pues mi bello hermano no despegó los ojos de ella.
—Brandon ¿Qué quieres? —cuestioné y él reaccionó desviando la vista hacia el suelo, tímido.
—Eh, venía a preguntarte si querías un poco de fruta, no sabía que tus amigas estaban aquí —explicó visiblemente nervioso y rojito como un tomate. Es que quien puede resistirse a las piernas de Jena.
—Si quiero, puedes traernos una bandeja repleta de fruta —dije cariñosamente y él me miró con cara de ¿Acaso soy tu sirviente?
—Estela, a la próxima avisa —reclamó.
—Sí avisé, pero fue a mamá ya que tu no estabas —Me defendí y él quiso responderme, pero no se lo permití—. ¿Listo para mañana?
—¿Qué hay mañana? —Sus palabras fueron interrumpidas por el sonido de su celular el cual contestó.
—Sí, dime —habló y luego permaneció en silencio—. Sí, tengo un poco ¿Por qué? —mientras él atendía su llamada miré a Jena quién estaba un poco incomoda así que la abracé.
Talvez para nosotras era algo normal mostrar un poco de piel, pero para Jena era un suplicio, sé que ella estaba esperando que echara a mi hermano de la habitación; no obstante, decidí no hacerlo, no es que quisiera exhibir su cuerpo frente a Brandon. Yo solo quería que ella se diera cuenta que no hay nada de malo con su cuerpo, todos tenemos inseguridades y no hay nada de malo en eso.
—¿Cómo que una reunión de urgencia? ¡Están locos! —Brandon se quejó y todas lo volteamos a mirar, al parecer los chicos necesitaban hablar—. ¿Ah? Estoy en el cuarto de Estela —susurró mirándonos de reojo y luego suspiró—. Ok, llama en un minuto —Colgó.
—¿Qué pasa? —Me atreví a preguntar, pero solo fui ignorada.
—En la cocina está la fruta —Fue lo único que dijo y salió de mi habitación para después encerrarse en la suya.
Dejando a un lado esa fastidiosa interrupción lo que siguió de la noche fue muy divertida, estuvimos cantando y haciendo bailes ridículos por horas y aunque estuvo bueno el desmadre, luego nos arrepentimos pues Ian pasó por nosotras muy temprano en la mañana así que tuve que recibirlo con unas trenadas ojeras y el rostro hinchado. Para tratar de disimular mi falta de sueño me maquillé y vestí con unos shorts, un top rojo que resaltaba mis limoncitos de una manera espectacular, también me puse una gorra y unos tenis.
Esa mañana Ian estacionó frente a mi casa un Camper de color blanco y de su interior emergieron: Max, Josh y Ben vestidos lo más playero posible.
—Brandon —llamé a mi hermano quién estaba con sus audífonos puestos recostado en el umbral de la puerta, él también estaba vestido con una pantaloneta y una camiseta negras por supuesto y uno lentes de sol, ya que tenía unas ojeras enormes según porqué no lo dejamos dormir con nuestro desorden.
Él me ignoró.
—¡Brandon! —Al fin me miró—. Lleva nuestras mochilas dentro del camper —ordené y él con su cara de limón agrio, lo hizo.
Las chicas aún estaban dentro de mi casa terminando de arreglarse así que cuando Ian bajó, tuve que decirle que esperara.
—Hola —susurré mirando como resplandecía ante mis ojos.
—Hola, pulguita —respondió sonriendo, parecía muy emocionado—. ¿Estás lista?
—Bueno yo sí, pero las chicas aún no —dije, sin embargo, Josh apareció y arbitrariamente me arrebató mi gorra dejándome con los cabellos como un nido de pájaro. Enojada me abalancé sobre él para quitarle mi gorra, pero éste corrió y como yo no podía correr debido a mi lesión, él se aprovechó y empezó a mofarse de mi poniendo la gorra en el aire lo más alto posible ya que sabía que yo no podía alcanzarlo.
Me pasé toda la mañana persiguiendo a Josh hasta que le di una patada en la pierna y así fue como me devolvió mi gorrita, las chicas subieron al camper al igual que todos.
Yo fui la última en subir y cuando entré me sorprendió lo lindo que era su interior, era muy espaciosa y útil, al lado izquierdo había una mesita con dos asientos plegables a cada lado y ahí estaban las chicas sentadas y luego había otra mesa fija, donde había un lavamanos y un espacio para cocinar arriba de eso, estaban dos estanterías. Al lado derecho había dos camarotes en los que estaban sentados los chicos. En el fondo había una puerta que supe era el baño. Mientras admiraba el lugar caí en cuenta que no tenía donde sentarme ya que no quedaba espacio.
Miré a las chicas quienes se encogieron de hombros y luego Pilar propuso:
—Qué tal si vas al frente, junto Ian.
Aunque quise negarme no tuve más opción, rendida me pasé al frente sentándome en el puesto de copiloto al lado de Ian. Nunca te han dicho que el alcohol pone agresivos a los adolescentes, pues eso no era muy cierto, ya que dentro del camper se volvió un caos de cantantes muy desafinados y bailarines ridículos. Los chicos de atrás sacaran unas latas de cerveza y armaron un karaoke mientras Ian conducía. Claro que él no tomó, pero yo si me pude dar el gusto.
Como tenía la ventana abierta las fuertes corrientes de aire entraban y sacudían todo a su paso inclusive el hermoso cabello dorado del chico a mi lado, ese que se mantuvo riendo, pero concentrado en el camino hasta que esa misma brisa con olor a mar nos reveló que habíamos llegado a nuestro destino.
Ian se estacionó y de inmediato todos bajamos para apreciar la hermosa vista frente a nosotros, el azul resplandeciente del agua siempre mezclándose con el celeste intenso del cielo. Una fuerte corriente de aire sacudió mi corto cabello al tiempo que las risas de personas jugando en la orilla invadían mis oídos.
Era la primera vez que iba a una playa de agua dulce tan grande y bonita.
Di pasos lentos con la intensión de llegar hasta el agua, pero mi tranquilidad no duró mucho ya que el rubio de iris azul me cargó sobre sus hombros sin darme tiempo de reaccionar, en cuestión de segundos ya nos encontrábamos dentro del agua. A pesar de mis gritos amenazantes él me arrojó al agua provocando que todo mi cuerpo se hundiera, abrí los ojos en la profundidad y lo vi justo frente a mi observándome con esos bellos ojos. Su silueta parecía solo una ilusión, su imagen era casi traslucida gracias a los rayos de sol que hacían resaltar su piel amarillenta.
Reteniendo la respiración vi a Ian nadar a mi alrededor con la sensación de felicidad más intensa que jamás había sentido. Pero como era humana y podía morir con facilidad me vi en la obligación de salir a la superficie y eso hice, saqué la cabeza e intenté respirar ya que sentí que me estaba quedando sin aire.
Ian también salió y comenzó a deslizar sus manos trazando un recorrido desde su rostro hasta su cabello. Estábamos muy cerca, solo unos cuantos centímetros nos separaban y el agua llegaba hasta mis hombros y él, gracias a su altura tenía su cabeza y parte de su torso fuera del agua.
Escuché su risa juguetona y eso me molestó, quise enfadarme por haberme arrojado así al agua, pero no pude. Él volvió a sumergirse y en un segundo desde el interior del agua sujetó mi cintura y salió del agua al tiempo que me alzó provocando que enroscara mis piernas en sus caderas y nuestros rostros casi se rozaran.
Sentí que mi corazón iba a explotar.
O quizás él pudo sentirlo porque parecía un tambor.
—¿Qué haces? —cuestioné un poco atontada.
Él sonrió y miró mis labios cosa que casi me da un infarto.
¡Emergencias, rápido vengan que me muero!
Sentí que pasó una eternidad solo mirándonos hasta que finalmente decidió hablar.
—Estela —pronunció mi nombre de una forma tan gloriosa—. No debiste hacerte el delineado de ojos —reaccioné y puse cara de WTF. él me bajó muerto de la risa y mis piecitos tocaron fondo; sin embargo, yo seguía sin entender sus palabras.
—Ah —emití confundida y él acercó sus manos mojadas a mi rostro.
—Si me aparecieras, así como estás a media noche, te juro que me cago del susto —dijo riendo y comenzó a frotar sus dedos en mis pómulos y parpados. Su gesto me puso a temblar, pero me hice la digna y aparté sus manos de mi cara.
—Mi delineador no se hubiera corrido, si tu no me hubieses arrojado al agua —me quejé y sin esperar que él hablara, comencé a caminar fuera del agua. Casi echando humo dejé la orilla y llegué hasta donde estaban mis amigos, los vi tratando de levantar las tiendas.
Sin que se dieran cuanta corrí hasta el interior del camper donde lo primero que hice fue buscar un espejo y mirar mi aspecto. Una delgada capa de tinta negra casi gris manchaba mis ojos al estilo panda. Maldije internamente y luego solo me lavé la cara para después cambiarme de ropa.
Ahora si era mi entrada, era mi momento, no había comprado ese traje de baño súper pequeño y caro para guardarlo, no. Ese día después de mi extraño encuentro con Ian elevé mi autoestima al 100% y claro que no lo hice sola, las chicas también usaron sus trajes de baño.
—Lau, deja de comer y mira si los chicos aún están afuera —dije buscando unos lentes. Ella se comió su ultimo pedazo de Hot Dog y se asomó a la ventana.
—Sí, ya terminaron de armar las tiendas y ahora están sentados en unas sillas tomando cerveza.
—¿Ya se cambiaron? —cuestionó Jena con interés y Lau asintió.
—Aja, pero solo se quitaron las camisetas, los pantalones y los zapatos.
—O sea, que no compraron ropa —exclamé y luego solté un quejido por que me golpeé la cabeza con el camarote de arriba.
—Al menos si compraron bastante comida —comentó Lau aun observándolos.
—Que injusto —me quejé, en eso se me ocurrió una idea—. Chicas, que tal si bajamos modelando —propuse y ellas cedieron.
Después de gritar y reírnos como locas pusimos en marcha el plan, modelos de Victoria Secret. En orden una por una salimos del camper haciendo nuestro mejor intento de seducir con nuestro caminar a las piedras en la arena.
Inserta música bien chida de modelaje.
Jugamos piedra, papel y tijeras para decidir el orden y adivina a quien le tocó primero. Me puse mis lentes y yo y todo mi flow comenzamos a lucirnos. Mostré mis curvitas con ayuda de un bikini rojo.
La siguiente fue Lau quien usó un bikini color negro con estampados de telarañas y murciélagos, a la vez que su cabello fucsia la hacía ver despampanante.
Luego fue el turno de Pilar, quien camino con si el mundo pudiera observarla. Su andar y actitud de verdad me sorprendí, uso el traje más revelador ya que ella sabía lo que tenía.
Y por último, pero no menos importante, Jena. Ella caminó al principio con timidez sin embargo todos comenzamos a alentarla y eso le dio seguridad, incluso hizo un bailecito. Ella uso un bañador de una pieza que cubría su traserito, pero dejaba ver sus curvas.
Miré de reojo a Brandon y casi me morí de la risa al verlo con la boca abierta mientras observaba a Jena modelar. En eso mi mirada se cruzó con la de Ian quién se encontraba mirándome, pero enseguida él desvió su vista.
Sonrisa de satisfacción activada.
Josh sacó una pelota y una maya de quien sabe dónde y propuso:
—Chicos contra chicas ¿Qué les parece? —lanzó la pelota a Lau quién le sonrió con malicia.
—Vale, si ganamos dormimos en el camper y ustedes en las tiendas —Señaló las muy mal armadas tiendas de campaña.
Josh hizo una mueca, pero aceptó.
—Ok, y si nosotros ganamos ustedes duermen afuera.
Eso era justo, todos terminamos aceptando y el juego comenzó. La verdad yo no sabía en que estaba metida porque la verdad ayudé más al equipo de los chicos con mi torpeza. Pilar y Lau eran muy buenas, rayando en lo profesional y Jena al menos estaba haciendo el intento, por mi parte puedo presumir que solo me caí cinco veces.
El equipo contrario sí que estaba bien formado, Ian como siempre bueno en todo, lideró el equipo y el resto tuvieron un desempeño excelente.
Al final solo me puse a distraer a los chicos y aunque no lo creas funcionó ya que perdieron el partido. Por un punto
La virgen de la papaya siempre de mi lado.
Toda la tarde la posamos jugando en la arena o en el agua, al final del día mis amigas ya yo nos pusimos unos shorts porque teníamos el trasero lleno de arena y cuando muchas de las personas se habían marchado nosotros encendimos una fogata y ahí en medio de un hermoso atardecer y las llamas ardiendo comenzamos a hacer lo que más nos gustaba. Cantar y bailar.
Mientras Ian tocaba la guitarra, sentado en un tronquito y Brandon unas maracas el resto bailamos alrededor del fuego. Para ese punto todos estábamos en nuestro máximo nivel de euforia así que no nos importó nada más.
Recuerdo que mientras bailaba me sentí como si flotara, mi voz se fundió con las de los demás y mis pies danzaron con plena libertad. Abrí los ojos y mi mundo donde antes veía miles de estrellas en el cielo pasó a ver solo una, solo un lucero el cual, se encontraba frente a mi sonriendo.
Lo jalé y lo hice bailar conmigo esa fantástica noche.
Esa vez me puse una coronita de flores en la cabeza y aunque el tobillo aún me dolía me concentré en pasarla bien y nada más. Cansada de tanto bailar, tomé asiento en el mismo tronco donde Ian se había sentado.
Él me miró y me ofreció una soda la cual bebí como si se tratara de la última bebida en el mundo. Todos tomaron asiento para comer y luego de un rato uno por uno se fue marchando para ir a dormir.
Miré a mi alrededor y solo quedamos Ian y yo, él estaba en completo silencio como si pensara y eso me puso nerviosa, decidí que era hora de descansar así que me puse de pie con la intención de irme, pero de repente Ian sujetó con delicadeza mi brazo y me lo impidió.
—Espera —susurró con la cabeza baja y luego me miró—. Tengo que hablar contigo, Estela.
Reí con nerviosismo, pero él mantuvo su rostro neutro.
—Parece algo serio así que mejor me siento —bufé y vi como él intentó hablar, pero no pudo. Suspiró un par de veces y luego me mostró algo que guardaba en sus manos.
—Quiero contarte una historia —susurró con suavidad mientras yo observaba aquel objeto bríllate en sus manos.
Algo en mi interior se removió al ver aquel collar que tenía un dije en forma de estrella.
Sentí que me era muy familiar.
hola gente lectora.
He estado perdida mucho tiempo y de verdad lamento hacerlos esperar. Este capítulo llevaba días con la mitad escrito pero por una serie de sucesos no pude continuarlo. Quizás algunos no lo sepan pero la ultima vez que actualicé fue para dar la noticia de que estaré publicando mi primer libro en fisíco, bueno, después de eso varios mensajes crueles aparecieron en mi Facebook, Instagram y aquí en wattpad diciendo que mi libro "La sonrisa del mal" no mercería ser publicado en papel.
No diré lo que escribieron en esos mensajes pero si que me dolieron mucho, y a pesar de eso quise seguir escribiendo pero cuando me senté a escribir, vi la pagina y simplemente no pude hacerlo. Es la primera ves que tengo un bloqueo y déjenme decirles que es frustrante querer escribir, tener la idea y al final que esa magia que te motivaba a escribir ya no esté.
Terminé este capítulo y debo admitir que no lo he leído, disculpen si hay errores, es que no soy capaz de ver como quedó el capítulo que escribí sin inspiración. Ahora me encuentro mal de salud, y quizás no pueda escribir pero lo intentaré porque en realidad amo hacerlo. Hasta luego.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro