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C26

Nota: Aquí les dejo dos capítulos cortitos que narran un poco de la niñez de June y otro de Seth. Espero les guste y prometo que pronto tendrá sentido todo eso jeje

Seth:

Año 2008.

El timbre seguía sonando mientras yo me sentaba en el banco que estaba situado fuera de la escuela, los niños se iban con sus madres o padres felices. Papá nunca había venido a recogerme, solo mamá y bueno, ya estaba acostumbrado. En mi mano llevaba una nota que era para ella, no me gustó la manera en la que me miró la profesora después del partido de fútbol.

Mi mente constantemente analizaba en que estaba mal con mis actos, no reconocía nada malo. Escuché el claxon de la camioneta color blanco y enseguida la vi con su cabello rubio al aire libre y su hermosa sonrisa. Mientras caminaba hasta ella tarareaba la canción que más me gustaba de la banda que papá ponía a diario.

—Hola, cariño. —Le di un beso sonoro en la mejilla como saludo.

—Hola, mami.

—¿Cómo te fue hoy en la escuela? —preguntó.

—Hum, me fue bien... Aunque la maestra Kiara te ha enviado esto —le entregue la hoja bien doblada.

—¿Ahora que hiciste Seth? —no dije nada, así que ella la abrió analizando las palabras:

Señora Harrow, espero siga teniendo un buen día.

El motivo de este inesperado mensaje es para comunicarle el comportamiento violento de Seth, esta mañana tuvo una pelea durante el partido de fútbol; su compañero, Edwin, solo estaba hablándole como broma y su hijo no pareció tomarlo a juego, por lo que le dio en el estómago con el balón, provocando que se sofocara. No pareció ser suficiente para su hijo, así que se subió a él a horcajadas y le dio un puñetazo en el pómulo derecho.

Ahora los padres de ambos niños están al tanto de la situación, no quise recurrir a dirección de inmediato ya que por este tema podrían expulsar a Seth, debe entender que la violencia no está permitido en el colegio y menos entre compañeros.

Le pido que por favor se tome un momento para hablar con él y hacerlo reflexionar, sé que es un buen niño y que jamás volverá a hace eso.

Quedo a sus órdenes, atentamente: Profesora Kiara Davis.

Ella guardó la nota y me miró claramente molesta. Me preocupaba que ella también estuviera enojada conmigo como lo está papá siempre, ahora tampoco ella me hablaría.

—Qué sucedió, Seth? Tú no eres así. Jamás te he enseñado a ser violento, al contrario, te he dicho que lo mejor es hablarlo.

—Es que él i-inició tod-do —en ese momento derramé el llanto que tenía guardado —. Dijo que mi papá ya no me... ya no me q-quería y que prefería pasar tiempo e-en su trabajo antes que estar conmigo.

—Ay cariño mío —me rodeó con sus brazos, abarcando todo mi cuerpo escuálido y pequeño —. Él sí que te ama y mucho, solo que su trabajo es demandante y además, trabaja para que tengamos una vida sin carencias.

De nuevo esa excusa. Honestamente ya no le creía.

Mi padre se la pasaba dentro de la disquera, no había día en que no estuviera metido en ese lugar. Había intentado infinitas veces acercarme a él prometiéndole que podía ayudarle y que su carga se aminorara un poco. Todo esto para pasar tiempo juntos en familia. "No Seth, ve a tu cuarto a jugar con tus muñecos" me llegó a decir cientos de veces, hasta que me di por vencido.

—¿Soy un niño malo?

—¿De qué hablas?

—Debo ser un mal niño para que mi propio papá no quiera pasar tiempo conmigo o que mis compañeros de escuela se burlen por ello. Mi amiga Sarah, me dijo que los niños malos suelen estar rotos por dentro. No sé qué quiere decir con eso, pero no quiero seguir siendo un niño malo.

—No estás roto y tampoco eres un niño malo. Yo te diré quién eres: eres mi hijo. Mi niño con ojos tan profundos como el océano, ¿y sabes que es lo mejor del mundo? El océano. Tu eres mi océano, eres lo mejor de mi vida.

Después de eso pude entender que tenía que comenzar a entender muchas cosas sobre crecer.

Mi madre terminó por conducir a la plaza comercial para comprar malteadas y panqueques con maple en ihop. Ambos éramos mejores amigos, ella sabía que yo era su pequeño cómplice.

—Seth, el sábado será tu fiesta de cumpleaños y he encontrado a una mujer que vende postres fenomenales.

—¡Fantástico! Ojala tenga pasteles con crema de mantequilla. —Me metí un gran bocado de panqueque a la boca.

—Lo tienen y lo ordené porque sabía que ese sabor es el que más te gusta. Tendrá el diseño de Spiderman.

—Mi superhéroe favorito, gracias, mamá. Estoy muy emocionado.

El despertador sonó anunciando mi cumpleaños número diez. Ya era un niño grande. Bajé hasta la cocina y me encontré con un plato de macarrones con pollo ya que esa era mi comida favorita, a un lado estaba un regalo con la inicial de mi nombre gigantesca. Mamá se acercó con un mini pastel y diez velas, cantándome el cumpleaños feliz. Dentro de la caja había un carro a control remoto con un estuche de colores de madera.

Al mediodía los invitados ya comenzaban a llegar, yo estaba disfrazado del hombre araña aunque también llevaba unos tenis porque no me dejaron andar descalzo. En fin, también los superhéroes hacen caso a sus mamás, es lo más inteligente.

—¡Feliz cumpleaños, camarada! —dijo mi mejor amigo Silverio cuando me vio en el recibidor.

—Gracias, mi capitán. Vayamos al patio a jugar con mi nuevo carro a control remoto.

—Sí, yo quiero ver como corre.

Nos apresuramos hasta el patio trasero, jugueteamos con el balón y luego con el carrito. Hubo un momento en el que perdimos el control y fue a parar a la maleza detrás de la casa.

—Descuida Sil, ya me encargo yo; es una misión para el increíble Hombre araña.

Corrí a través de la maleza con cuidado de no tropezar con las ramas secas y la maleza, cuando visualicé el carrito me percaté que una niña estaba llorando al lado de toda esa maleza, llevaba un par de trenzas de cabello color castaño oscuro como la noche. La pequeña niña de bonitos ojos me miró, estos asemejaban a un reflejo húmedo de cristal precioso.

—¿Estás bien, niña?

—No me llamo niña, mi nombre es J-Ju... —Su tartamudeo entrecortado por las lágrimas me pareció interesante y tierno a la vez.

—Bien Ju, ¿estás bien o quieres que llame a tu madre?

—¡No! —gritó. Me pareció una niña algo rara —. Es que mi papá se fue hace muchos meses dejándonos solas, pero mamá sigue triste todo el tiempo, y temo decirle que yo me siento más feliz desde que ya no está con nosotros.

—¿Entonces por qué lloras?

—Porque soñé con él. Me hacía cosas malas.

Me senté a su lado y le tomé la mano, ella no debía ser tan menor que yo, sus mejillas estaban rojizas y sus dedos eran delgados y alargados. Las niñas no solían acaparar toda mi atención, pero ella me parecía la niña más bella que haya visto en toda mi vida, mi corazón lo sabía porque estaba palpitando muy rápido.

—Solo son sueños Ju, cuando tengas pesadillas de nuevo, solo piensa en algo que te haga feliz y verás como se marcharan. Tu padre ya no te hará nada, te lo prometo. —Le di un beso en su cachete y ella me miró confundida —. Te diré lo que me pone triste: mi papá no me hace caso.

—¿Por qué?

—Se la pasa metido en su trabajo, ya estoy acostumbrado a eso. Y además, estoy castigado por tener una pelea con un niño de mi escuela.

—¿Castigado? ¿Te pegan como castigo?

—No, no lo hacen. Solo me prohibieron los videojuegos y salir por las tardes en bicicleta. Pero da igual, ahora tengo lápices de colores nuevos para colorear cuanto quiera.

—Vaya, yo nunca he tenido tantos colores para colorear. De hecho tengo un libro que me regaló mi maestra, lamentablemente mis colores son muy pocos. No puedo colorear a Ariel solo con gris y amarillo. Sería triste.

Pobre niña, pues claro que no se puede colorear solo con esos colores. Se me ocurrió una maravillosa idea.

—Ju, espera aquí.

Corrí de nuevo al interior de la casa en dirección a mi cuarto, rebusque en mi baúl de cosas y saqué una estuchera vieja, ahí metí colores viejos y también nuevos, crayones y gomas de borrar. Cuando tenía todo lo necesario regresé hasta la niña.

—Ten, esto es para ti.

—¿Tus padres no se enojaran contigo?

—No, anda llévatelos, con ellos le darás vida a Ariel y a todo el mundo oceánico. —Sonreí y ella me respondió igual.

—Gracias... —hizo una esperando mi nombre.

—Seth, me llamo Seth.

—Gracias, Se. —No pudo pronunciar correctamente mi nombre, pero me dio igual. El intento de mi nombre en sus labios era lo más bonito del mundo.

—No hay de que, Ju.

Me fui de ahí sonriendo, continué jugando con mis amigos y después mi madre me llamó para partir el pastel. Cuando soplé las velas atisbé que la niña se marchaba por la puerta con una mujer tomada de su mano.

—Mamá, ¿quiénes son ellas? —señalé a la puerta.

—Ella es la mujer de la que te hablé, hizo todos estos postres deliciosos. Y la pequeña es su hija, es lindísima.

—Sí, lo es. —Me quedé mirando a la puerta un segundo más y ella captó mi mirada porque volteó y me sonrió con aquella sonrisa de dientes carentes.

—————
Bueno, bueno, aquí están dos capítulos cortitos que son esenciales para los capítulos siguientes🥲

Se que estos capítulos han sido pesados y delicados, créanme que me ha costado escribir cada palabra.

Preguntas de este día:
—> ¿Qué opinan de que Taylor venga a latam?
Yo estoy de lo más emocionada, espero obtener mi boleto jeje ❤️‍🔥
—> ¿Les gusta México?
—> ¿Cuál es su libro favorito?
El mío es Tal vez tú, de Alice Kellen

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