C16
June:
Mis pulmones exigían oxígeno, por lo que mi pecho subía y bajaba con frecuencia. Seth, se encontraba de la misma manera, las secuelas del orgasmo iban desapareciendo poco a poco.
Anoche tuvimos una cita en su piso, había preparado pasta carbonara con vegetales, él se encargó de decorar la mesa cuadrada con un par de farolillos de gas antiguos. Él bebió vino mientras yo disfrutaba de una naranjada natural que me había preparado; sabía que no era del todo amante de los vinos.
Mi madre se había puesto a la defensiva en dejarme quedar en la casa de una "amiga", por lo que tuve que usar a Angie como tapadera para que charlara con ella. Le pase un guion de un falso itinerario al que supuestamente nos apegaríamos, aunque yo saldría con mi novio. Toda una rebelde sin causa.
—Eso fue increíble —tomó mi mano —, amanecer de esa manera es suficiente para tener unas jodidas ganas de trabajar.
—Que no se te haga costumbre, se nos hace tarde. Tu padre nos quiere a las diez para la junta, ¿emocionado, futuro vicepresidente?
—Para nada, es solo una estúpida demostración del nuevo logo, nada que me interese, pero... —su mano se coló bajo la delgada sabana azul grisáceo que cubría mi cuerpo desnudo —, esto sí que me interesa y mucho.
Mi centro se humedeció de nuevo ante su toque, gemí a lo alto cuando metió dos de sus dedos. Sus movimientos eran correctos, sus besos cubrían mi piel y su miembro encajaba en mi cavidad. Volvimos a hacer el amor como hace media hora y como la noche anterior. Dando todo de nosotros.
Unos minutos después me encontraba tomando una ducha —sola —, ya que si nos metíamos los dos lo más probable era que volveríamos a hacerlo ahí dentro y seguramente tardaríamos más. Me vestí con un cambio que tenía en su cajón en caso de emergencia, consistía de unos vaqueros ajustados de la cintura y una blusa de botones azul marino, me puse mis botines de tacón no muy altos. Me sentía hermosa ante los ojos de Seth y ahora podía mirarme de la misma manera.
Ya en el auto hablamos de canciones que transmitían en la radio, le confesé que me gustaba mucho Conan Gray, su risa eliminó todo rastro de seriedad, se mofó de sus canciones al decir que eran cursis y para personas dolidas, cabe recalcar que le callé la boca cuando le puse Astronomy, al final la guardó en su biblioteca de Spotify. Puede que influyera el manotazo que le di en su hombro.
—Nos vemos más tarde, Tontín —besó dulcemente mi frente y se perdió por los pasillos.
La mañana fue de locos, bajé y subí miles de veces para recolectar papeles y luego subirlos a la sala de juntas. Me arrepiento de traer estos botines, estoy segura de que ya me provocaron una ampolla en el talón.
Tomé un breve descanso para ir por una bebida que tuviera un alto contenido de cafeína, anoche Sethi no me permitió dormir mucho. Ordené un frappe con extra de caramelo, sí, un exceso de calorías que no debí de haber ordenado. Terminé de engullir el muffin de arándanos con vainilla y regrese a la disquera danzando felizmente sobre mis pasos.
Seth tenía razón, tener sexo matutino te garantizaba un buen humor. Me sentía como una de esas chicas de comercial de toallas femeninas, que se muestran felices corriendo sobre un prado de flores silvestres.
Las puertas del elevador estaban por cerrarse cuando una mano masculina adornada con un reloj que seguramente costaba unos miles de dólares se interpuso entre las dos puertas. Sonreí por ser educada, pero tan pronto y el cuerpo apareció mi sonrisa se desvaneció.
Cameron Ritz. El hombre que me había tocado en su oficina. El hombre que amenazó con lastimar a mi madre si decía algo. El hombre que me hace sentir vulnerable con tan solo mirarlo a los ojos. Ese hombre estaba frente a mí con una sonrisa diabólica.
—Mira que coincidencia, mi corderito. Ya extrañaba ver tu carita tan dulce y temerosa. —Se inclinó para olfatear mi cuello y me sorprendió cuando dio un mordisco, el cual me paralizó por completo. Estaba aterrorizada —. Hum, hueles exquisita. Mi droga favorita.
—¿Q-qué haces aquí? —dije, apenas y con un hilillo de voz.
—Asuntos con tu jefe, ¿acaso también te lo tiras a él o solo al inútil de su hijo?
—Seth, no es un inútil —caminé lo más rápido a la puerta, con la idea de apretar el botón del siguiente piso para salir de inmediato, sin embargo no logré ni tocar el tablero cuando me tomó de los brazos y me aventó a la pared del otro lado —. Suéltame. Quita tus manos de encima.
—¿O qué? —Se burló.
Mi cuerpo comenzó a temblar, mis músculos estaban tensos y estoy segura de que si pudiera, mis ojos hubiesen explotados de la presión que ejerció cuando su cuerpo se restregó contra el mío, sintiendo el bulto duro bajo sus pantalones. Me sentía asqueada, aterrada y con unas inmensas ganas de llorar, obviamente no lo haría; no frente a él, no me mostraría rota.
La campanita de las puertas abrirse me despertó, le propicié un golpe en la entrepierna con mi rodilla y salí corriendo antes de que las puertas se cerraran. Me refugie en el baño de mujeres, dentro del cubículo me senté en el suelo y me permití llorar abrazando mis piernas, sintiendo refugio en ellas.
Cuando volví a estar con Seth no mencioné lo ocurrido, aquella tarde después del trabajo me llevó a la universidad. Intente mostrar mi mejor cara, trasmitiendo una tranquilidad que no sentía, al contrario, me sentía más alterada que nunca. Intenté prestar atención a lo que mis profesores decían, pero mi mente estaba divagando por los suelos.
—
Por fin era fin de semana, no tenía nada que hacer y mi madre estaba también aquí. Desde temprano comenzamos con los deberes del hogar dejando limpio todo. Le propuse pintar mis paredes del cuarto, a pesar de que al inicio se opuso, logré que aceptara.
—Anda, mueve es buró de ahí que yo no puedo —refunfuñé cuando la vi bailar una canción de Juan Gabriel en modo diva.
—Lo siento, me emocioné.
Amabas reímos y acomodamos los muebles en forma estratégica para no mancharlos. Mis paredes originalmente son de un color amarillo, las tenía así desde que yo era una niña. Comencé a sentir repulsión por ese color cuando en mis sueño aparecía la pared en la que mi cama estaba pegada y las sensaciones de ese momentos. Me quedé mirando el color con los brazos cruzados, recordando:
El dolor que sentía entre mis piernas era horrible, me ardía y la respiración del hombre era ruidosa. Mis ojos se perdieron en el amarillo de la pared que tenía tras de mí, era un bonito color y me gustaba mucho. Me perdí en mis pensamientos, intentando alejarme de la realidad. Ojalá todo fuera de ese color, y ojalá yo pudiera escapar de este lugar que me hacía sentir encerrada.
Las lágrimas comenzaron a caer de repente, no sabía de donde eran esos recuerdos, si eran míos o solo eran algo que mi mente creaba. Tomé la brocha y comencé a pintar de color blanco esa pared, dejando atrás lo que sea que necesitaba quedar en el pasado. El blanco se llevaba el amarillo, dejando un color puro y limpio. Así seguí hasta terminar, otra de las paredes fue de un color nude, se veía hermoso y adecuado para mi edad.
Aspire la pequeña alfombra quitando las partículas de polvo. Quité las sábanas dejando unas rosa pálido que mi madre me había regalado de una tienda de remate. Me gustaba este nuevo cambio.
Seth:
Me despedí de June, creí que ella también estaría en la junta, pero al parecer le tocaba la parte de secretaria. Estaba sentado a la izquierda de mi padre que escuchaba atento a las tres propuestas del cambio de logo, eslogan y un posible cambio de sede. Rojo con blanco, blablablá; México, blablablá; Seúl, blablablá; Dejemos a considerar el proyecto, blablablá.
—Gracias caballeros, ahora si me disculpan debo tener una charla con mi hijo —mi padre se abotonó el saco y se acercó a la ventana.
—Te escucho.
Jonathan Harrow, era posiblemente mi futuro —físico —: Teníamos el mismo tipo de facciones en el rostro, ambos éramos altos, una complexión similar, sonrisa parecida. Lo único que no compartía de él eran los ojos y el cabello, estos los heredé de mi madre.
—¿Qué está pasando en tu vida?
—¿A qué te refieres?
Sonrió, algunas arrugas se presentaron alrededor de sus ojos y su frente. La edad comenzaba a notarse.
—Creo que tengo motivos para cuestionarte sobre tu repentina decisión de quedarte y tomar el puesto del que tanto tuve que rogarte tiempo atrás. ¿Alguna razón? Quiero decir, ¿alguien por la que quedarte? Y se honesto, no creo que estes aquí por tu viejo.
—No voy a hablar de esto contigo, pero si tanto quieres saberlo, pues sí, estoy aquí por alguien.
—Ya. Espero que no embaraces a la señorita Garrido, los Harrow solemos tener buen material, ya sabes, donde ponemos el ojo, ponemos la bala —hizo un guiño.
—No debes de preocuparte por eso, no pienso hacerte abuelo.
—Por ahora —susurró.
Puse los ojos en blanco y salí de la sala de juntas. De camino me topé con el idiota de Ritz, quería borrarle esa sonrisa con un puñetazo. Pasé de largo y me metí a mi oficina, miré los pequeños portarretratos que tenía instalados en el escritorio, en uno de ellos aparecíamos mi madre y yo en el jardín de casa, sonriendo. En el otro era Ivy, riendo a carcajadas con un disfraz de pato, en la foto tal vez tendría unos ocho años. Y en el último, aparecíamos June y yo, cargándola en el muelle de Santa Mónica. Me sentía como uno de esos magnates poderosos.
—
Deje a un lado las pesas para tomar un descanso de las repeticiones que ya había finalizado. Había estado retomando el ejercicio en el gimnasio privado del edifico, no era tan grande, pero tenía los aparatos necesarios.
Noah, mi vecino, estaba frente a mi hablándome de la cita que tuvo la noche anterior. El chico era de mi edad, lo conocí recién me mude, fue amable y de vez en cuando me incluía en sus planes de los viernes por la noche, en la mayoría declino esas ofertas. El chico era pelinegro, tenía un cuerpo musculoso y lleno de tatuajes, y su humor era contagioso en plan buena onda.
—Entonces, después de beber su margarita de un sorbo se abalanzó a mis brazos, amigo, me dejó los labios rojísimos de lo intenso que fue ese beso —comenzó a reír —. Es una chica dulce, cuando la conocí me miraba con esos ojillos de ternura, por eso acepté salir con ella. Te juro que en su mirada vi algo diferente a las otras, pero luego llegó ese ataque sorpresa y ¡pum! Se desató y me encantó. Me trae loco esa mujer.
—Vaya, es verdaderamente interesante porque lo mismo dijiste de la chica de cabello rosa chicle hace una semana, ¿qué pasó con ella?
—Iris, que guapa chica... —suspiró —, resulta que ella tenía novio y bueno, yo solo fue el cuerno de una noche. Maldita sea, dicen que nosotros somo los que jugamos con ellas y mírame, yo parezco un juguete con el que pueden jugar cuando se les venga en gana.
Noah podía parecer un mujeriego con todas las letras en neón, que usaba a las chicas para satisfacer sus necesidades y equis cosa, sin embargo él era la otra cara de la moneda. Era apasionado, romántico y cuando iba con una chica se aseguraba de ir con todo.
Una vez, me tocó consolarlo a mitad de la madrugada y es que mientras yo soñaba con la nave de Los vengadores y con Natasha diciéndome lo bueno que era, escuché el ruidito del timbre, así que tuve que abrir con los ojos hinchados. El pobre iba con la ropa desalineada y lo ojos tan rojos que al inicio creí que se había inalado toda la reserva de Pablo Escobar. Noah había estado llorando a mares, me abrazó y sin saber que hacer le di unas cuantas palmaditas en la espalda. El tío estaba destrozado.
—Es que eres guapo y las chicas quieren cogerte. Es por eso que debes ser listo y no caer tan fácil, créeme que las mujeres pueden ser un tanto arpías, y unas muy listas.
—Ya. ¿Qué hay de tu chica? —dejó su botella de agua en el suelo.
—Va todo bien, las cosas fluyen. Hace unas semanas conoció a mi prima y se llevaron bien. Como toda pareja tenemos nuestros roces, a veces discutimos por tonterías, pero se arreglan. Diría que viento en popa.
El me felicitó y continuamos con la rutina de tríceps. Los músculos se me habían fortalecido al grado de que se me marcaban y June parecía disfrutar de eso, le gustaba aferrarse a mis brazos constantemente mientras decía una y otra vez que en una relación debía haber un balance.
—Tu eres el activo, el que toma el papel de fitness, siendo un buenote envidiable. En pocas palabras, la cara de la relación. Y yo, soy la que disfruta de la vida, me mata dormir y pasar el tiempo tirada en el sofá viendo series chuscas, ¿lo ves?
—Hum, no, no lo entiendo —dije, comiendo un tomate.
—Somos el Big Bang, Seth.
—Cariño, es el Yin y el Yang.
—¡Pues eso, el Yin y el Yang! Encajamos perfecto. —Y así de feliz le dio un enorme mordisco a la hamburguesa doble queso que tenía frente a ella.
Dejé ese recuerdo a un lado para terminar la rutina. Cuando terminé me fui a dar un baño ya que había quedado en ir a cenar con algunos de los pocos amigos que tenía.
Quedamos en vernos en Kali, un restaurante minimalista que sirve muy buenos cocteles. Tenía algo de tiempo sin verlos, algunos después de graduarnos obtuvieron sus puestos de trabajo en editoriales en Italia o partes de Europa, Vincent llegó al mismo tiempo que yo, era el mismo chico flacucho de la universidad con su barba impecable y ese acento italiano marcado. Nos dimos un abrazo como los viejos amigos que éramos, me dijo que su esposa estaba embarazada de su primera hija.
Pam y Louisa eran mejores amigas en aquellos tiempos, ahora eran pareja que planeaban casarse el siguiente año en las tierras de Grecia. Al parecer la mayoría de ellos ya pensaba en sentar cabeza y hacer una familia. No comprendía del todo que pasaba por sus mentes, apenas rondábamos por los veintitrés y otros por los veinticinco.
—¿Qué hay de ti viejo? —Kevin, preguntó dándome un apretón en el hombro —. ¿Sigues en problemas con tu padre?
—No del todo, ya lo hemos estado solucionando. Acepté estar a su lado en la directiva mientras él se desocupaba un poco.
—Seguro que fue más por un par de tetas que por volver con papi —rio Pam.
—Ese par de tetas es mi novia, así que si fuera tú, cuidaría mejor mis palabras o en todo caso cerrar el pico —mascullé molesto —. Louisa, por qué no mejor la llevas al tocador y mantienes la boca de tu novia entre tus piernas, creo que ahí la ocuparía mejor antes de decir estupideces.
—Amigo cálmate, fue solo un comentario.
Ignoré a las chicas, seguí hablando con Vincent que siempre fue con el que mejor me la llevé, con él me daba escapadas nocturnas para ir a alguna fiesta de fraternidades. Cada uno en busca de alguna chica.
Noches en las que nos perdíamos en el alcohol, a veces perdíamos el control de nuestras vidas después de inhalar cocaína, fumar marihuana después de clases o mezclar sustancias nocivas para la salud. Solíamos terminar en la habitación de alguna chica extraña, mareado y con las bolas entumecidas.
Es un pasado del cual no me enorgullezco, de echo me entristece mirar al pasado y ver lo que era. Lo bueno fue que salí de eso a tiempo. Todos tenemos un pasado oscuro, algunos con las drogas, otros con los comics o las mangas porno, azúcar, compras y podría continuar, el mío fue esa basura denigrante. Me prometí no volver a caer en esa mierda y lo sigo cumpliendo, ahora más que nada lo hago por la persona que amo en todo el mundo y la única a la cual le daría mi vida si así lo necesitaras. O me lo pidiera.
Al finalizar la reunión me despedí de ellos y preferí irme a casa para relajarme un poco, recordar lo que viví en esos años me agotó mentalmente. Era horrible tener que pensar en todo el tiempo que perdí. Nunca he llegado a comentárselo a June por miedo a que se avergüence de mí y me deje. Cabe aclarar que nunca dejé mis estudios y fui el mejor de la clase.
Le envié un texto a June antes de dormirme, ella había estado distante y creí que era de nuevo por la presión que sentía por la universidad así que lo dejé pasar, no sin antes decirle lo mucho que la amaba y lo orgulloso que estaba de ella.
Seth [22:48pm]: He llegado a casa y estoy agotado.
June [22:59pm]: Yo estoy igual, juro que no entiendo nada de las rutas metabólicas. Siento que no aprobaré el parcial :c
Seth [23:02pm]: No digas eso amor, tú puedes con eso. Sabes que estoy orgulloso de todo lo que haces. Te amo mucho, descansa.
June [23:16pm]: Tuve que darme una ducha. Descansa, espero y mañana el día mejore para ambos. Te amo devuelta, Pitufo gruñón.
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