Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

9

Jillian Hayle

1 año y 2 meses antes

_________________________

— Si no sales ahora de ese baño entrare y derribare la puerta ahora mismo. — Me gritó Leia desde afuera del baño.

Me mire al espejo y me encantó la elección de mi vestuario. Tenía puesto un hermoso vestido color marrón claro, tenia pequeñas piedritas adherida, tirantes delgados, escote ovalado, apretado y me quedaba a la mitad del muslo con una abertura en mi pierna izquierda.

Me encantaba ese vestido. Al verlo en la tienda hacia una semana me había enamorado de el. Su color y esas pequeñas perlas le daban un toque de magia que lograba fascinarme. Lo compre sin siquiera medírmelo por lo emocionada que estaba. Cargue con la gran bolsa color crema hasta llegar a la casa. No me importó el precio ni el peso, lo adquirí sin pensarlo apropiadamente.

Lo deje en mi closet para que ahora, días después, me lo pusiera y hechizara a cualquiera que me viera. Bueno, así me sentía. Segura y bella. El vestido en si me quedaba bien. Me hacia resaltar las pocas curvas que tenia y eso me encantaba. Tal vez si hechice a algunas personas esa noche y me hechice a mi. Y eso era lo mas importante.

No me quedaba como al maniquí, me quedaba como le quedaría a mi cuerpo. De manera imperfecta y defectuosa pero que aun así creaban una sinfonía de belleza.

Mi cuerpo no era la gran cosa. Era un poco alta, demasiado delgada y con unas curvas casi no muy vistosas, pero a pesar de todo, lo quería, era mi cuerpo. Y verme con ese vestido apagó todas las inseguridades que empezaban a estrangularme. Era mi cuerpo y por esa razón debía amarlo.

Mi maquillaje también era un poco atrevido. Un delineado negro y largo estaba en las orillas de mi parpado y terminaba hasta el final de mi ceja. Traía base, corrector, polvos, rubor y un labial nude. Lo que resaltaba eran mis verdes ojos con ese negro osado. En conjunto me daban un look peligroso e intrépido.

Salí al checar que estaba hermosa. Afuera Leia me esperaba parada, con los brazos cruzados y una mirada impaciente. Vestía una hermosa falda color marrón corta, una camisa colorida con un largo escote y el pelo rojo caoba en una trenza. Tal vez me había tardado mucho tiempo en arreglarme. Unos 30 minutos máximo.

— Te tardaste una hora. Una hora. Ya llegaron los chicos hace 5 minutos y tu encerrada en el baño arreglándote. — Comenzó a sermonearme para después salir de la habitación. La seguí. — Una hora.

— En mi defensa quiero verme bien. Imagina si encuentro al amor de mi vida mientras bailo. Quiero que se lleve una buena impresión de mi. — Me defendí mientras buscaba las llaves de la casa.

— Claro, lo conocerás en un antro. — Ironizó mientras yo las agarraba de el sillón.

— Puede ser, yo puedo conocer al amor de mi vida en cualquier momento o tal vez ya lo conocí.

— Tú dices cualquier bobada para defender que te tardaste una maldita hora arreglándote. — No dije nada porque había un poco de verdad en sus palabras. Solo un poco.

Ya vivía en mi actual casa. Leia se había venido a arreglarse conmigo después de clases porque no quería estar sola. Yo acepte y fuimos a su casa por sus cosas y después aquí.

Eran las 7:46 de la noche y estábamos en la calle buscando a nuestros amigos. El miércoles habíamos decidido ir al establecimiento para celebrar que habíamos pasado los exámenes. Acordamos que ellos vendrían por nosotros.

Cinco minutos después de llamarlos y preguntarles un coche negro de cuatro puertas se estaciono frente a nosotros. Al parecer también se les había hecho tarde.

Toma eso Leía.

La ventanilla del copiloto se bajó y Martin, el novio de mi mejor amiga nos sonrió. Era una sonrisa amistosa y con un toque de coquetería. Su pelo era oscuro y sus ojos marrones claros. Martin tenia una personalidad coqueta que, hacia ruborizar a cualquiera, a veces era gracioso y siempre que lo era sus chistes eran muy malos.

Había conocido a Lana, mi mejor amiga, por un debate en su clase de ciencias. Seis meses de relación amistosa y después comenzaron a salir. Ahora tenían un año de relación. Eran lindos juntos, aunque muy callados. Se agarraban de la mano de manera formal y sencilla, sus platicas eran sobre lo que hacían en el día y Lana me había contado que el tipo era un poco frío con lo que venían siendo las citas. Pero a pesar de todo creo que se amaban.

De piloto iba su mejor amigo, Mika. Un rubio de sonrisa fácil y personalidad sencilla. Te hacia reír con cada payasada y estar a su lado era cómodo. Lo habíamos nombrado conductor asignado hace casi 8 meses porque el odiaba beber. ¿La culpa? De su alcohólico padre.

Saludamos con alegría y nos subimos en la parte trasera.

— ¿Y Lana? — Pregunte al no verla en ningún lado. Nos abrochamos el cinturón.

— Se quedo en su casa, estudiando. — Comentó Martin mientras me miraba por el retrovisor.

— Dijo y cito: me estoy ahogando en letras pendejamente estúpidas y materias hasta la mierda de aburridas. Beban por mi, perras, gracias. — Dijo Mika mientras giraba a la izquierda por una calle.

— Eso suena a la Lana borracha y mal hablada que conozco. — Dije mientras sonreía.

Después de 15 minutos de un viaje de risas y música rara de Leia llegamos. Bajamos y enganche mi brazo con el de mi amiga. Hicimos una fila de 30 minutos antes de pasar después de mostrar nuestra credencial.

Adentro, la música se escuchaba tan fuerte que creí que los tímpanos se me romperían. Las luces de colores colocadas en el techo me mareaban. Y la gente caminaba y bailaba por todo el lugar. El sudor les llenaba el cuerpo y podía oler el alcohol en sus bocas. Maquillaje corrido, ropa atractiva y besos desesperados era lo que mas se veía esa noche en ese lugar.

— Vamos a esa mesa. — Gritó Mika entre la música mientras señalaba un pequeño lugar en la esquina del antro.

Caminamos entre el gentío siguiendo a los dos chicos frente a nosotras mientras yo no me soltaba del brazo de Leia. Llegamos a un lugar semi cerrado, con un enorme sillón negro y una mesa de cristal en el centro. Mika se sentó en una orilla, después a su lado Martin, Leia en la otra esquina y finalmente yo entre ella y el castaño.

Los chicos se pararon para ir a la barra y yo me quede junto a mi amiga tratando de charlar un poco. Unos minutos después vinieron con bebidas coloridas y llenas de alcohol. Bebimos para platicar un poco sobre temas cotidianos. Después Leia y Mika contaron chismes jugosos sobre algunos compañeros. Yo sonreía y retenía la información porque chismosa se hace y no se nace.

Una hora después Leia se aburrió y me invitó a bailar. El alcohol ya hacia un poco de efecto en mi así que acepte sin pena y fuimos a la pista. Nos movimos tratando de seguir el ritmo de la música y el ambiente.

Creo que los chicos también se aburrieron porque se unieron a nosotras. Cuando la canción Pump It Up-Endor comenzó a sonar sentí unas manos en mi cadera. Me volteé y encontré a Martin mirándome con ¿deseo?

Comenzamos a bailar y por el efecto del alcohol nos olvidamos de Lana. Borre a mi mejor amiga mientras bailaba con su novio. Martin se me acerco y me beso con pasión. Me tomo tan de sorpresa que me quedé quieta, pero al sentir sus deliciosos labios abrí mi boca. Nos separamos para tomar aire y lo mire. Mis labios se sentían hinchados y la imagen de Lana y Martin besándose emergió en mi mente como si el cerebro me recordara quien era el.

Lo mire consternada y el solo me sonrió de boca cerrada. Apreté mis puños con ira y decepción y salí de ahí. ¿Qué había hecho? Me interne al gélido viento que hacia fuera del bar y el silencio me dejo pensar con tranquilidad.

¿Por qué siempre me olvido de mi chaqueta?

Ay dios. Ay dios. ¿Qué había hecho? Me había besado con el. La había traicionado. A la persona que quería y que siempre me apoyaba. Los momentos felices con ella comenzaron a llegarme como un recordatorio de lo que había hecho, de lo que había arruinado. Nuestras risas alborotadas, nuestros secretos a mitad de la noche, los te quieres con un abrazo y un beso en la mejilla. Recordé todo lo que habíamos pasado y me sentí decepcionada de mi misma.

¿Qué había hecho?

¿Por qué?

Martin me atraía, pero no me gustaba. Carajo. Carajo. Carajo. Quería llorar, llamarla y pedir su perdón. Quería golpear al estúpido por besarme y a mi misma por seguirlo. El sonido de la puerta de metal siendo abierta me desconcentro y lo mire.

— ¿Qué has hecho? — Le grite con furia mientras caminaba hacia el.

— No se. — Me miró con arrepentimiento. — Yo, no se. Hoy nos peleamos, creía que ella me engañaba y me hecho la bronca de la vida. Grosería, insultos y gritos. Y después no quiso venir y me sentí solo. Solo olvidémoslo, por favor. — Sentía que su voz se rompería y tendría que consolarlo.

— Debemos decirle. No podemos ocultarlo. Carajo. — Sus ojos me miraban con terror, pero asintió lentamente.

Nos quedamos callados unos minutos, solo observándonos entre la oscuridad. Observe sus labios por unos segundos antes de ver de ver el piso con odio hacia mi misma. Y antes de poder pensar bien lo bese rápidamente. Lo bese de manera lenta y enrede mis brazos en su cuello.

Posó sus manos en mi cadera y nos acercamos peligrosamente. Nos besamos lentamente en ese espacio vacío. Nos olvidamos del mundo y de todo lo que debíamos hacer para detenernos. Nos volvimos adictos a nuestros toques, nuestros besos. Nos volvimos adictos al otro.

Paramos unos cuantos minutos y le avise a Leía que regresaría a casa porque me sentía mal. Él le dijo a Mika que regresaría con Lana porque quería acompañarla. Nuestros amigos no preguntaron sobre el tema.

Seguimos besándonos en un ambiente agitado y movido. La única luz que teníamos era la luna y los focos dañados de la calle. Paramos para inhalar lo que necesitamos como vital y después de un tiempo nos fuimos a mi casa.

Nos despojamos de ropa y vergüenza. Nos tocamos y sentimos la piel del otro en llamas. Nos volvimos uno solo esa noche en mi cama. Entre movimientos salvajes y cansados. No nos miramos como lo haría una pareja de verdad. No nos miramos con amor. Nos miramos con deseo, nos miramos de la misma forma que un alcohólico ve la bebida, como si nos necesitáramos de una forma mortal y dañina.

Terminamos tiempo después, los dos satisfechos de lo que habíamos hecho. La culpa y pena se había caído de la misma forma que nuestro vestuario. Me tape con la sabana y tome un cigarro de mi buró. Le ofrecí uno y el aceptó para después entre los dos inhalar y exhalar humo, creando un ambiente de aire gris y engaños.

— No podemos decirle a Lana. — Me dijo entre una calada.

— Debemos decirle a Lana. — Le contraataque. Ya no sentía esa culpa que hace horas me había abrumado, solo sentía que ella merecía la verdad. Por tantos años de amistad. Ya no sentía esa culpa porque él monstruo que era se estaba mostrando. ¿Tan mala persona era? ¿O es que después del sexo mi pensar se había dañado?

— Sabes como es ella, nos matará y nunca más nos volverá a hablar. Solo, guardémoslo como nuestro secreto. — Asentí no tan segura. Pero ¿de verdad acepte ese trato? Lo hice, lo hice y al hacerlo me convertí en esa persona. En esa chica que solo piensa en ella y en nadie más, esa chica que por años aborrecí, pero al final termina igual. Como un monstruo aborrecido por la sociedad y con razón.

—¿Lo seguiremos haciendo? — Pregunte con duda. ¿Yo quería seguir haciéndolo? Había sido el mejor sexo de mi vida. Pero ¿y Lana? La culpa ya no me absorbía de una manera errática, ahora está se deslizaba de mi cuello dejándome respirar. Dejándome ver la nueva realidad.

Eres un monstruo y de eso ya no hay regreso. Bienvenida, desde este momento solo serás usada y nadie nunca podrá amarte.

¿Qué pasará con ella? ¿Con mi mejor amiga?

Ella ya no es mi mejor amiga, ya no tengo el derecho de llamarla así, no cuando me acosté con su novio.

Admito que yo tenia parte de la culpa, de seguirlo, de llevarlo a mi casa, pero Martin tampoco salía ileso. El era el que me había besado primero, el que me había llevado a la tentación.

¿Quería seguir haciéndolo? Si, la culpa se estaba esfumando lentamente.

Los dos éramos drogadictos locamente obsesionados y ¿ella? Ella era una chica en la calle que saldría lastimada.

— ¿Quieres seguir haciéndolo?

— Si. — Respondí sin duda. Claro que quería. Ya podía. Ya podía porque en este nuevo universo ella no existía.

— No podemos decirle nada a nadie y menos a ella y será en tu casa. Seremos discretos. Estaremos rompiendo su confianza en el momento que sigamos.

—¿Por qué lo haces? ¿No la amas?

— Amarla es una palabra muy fuerte y más cuando su actitud me enfada. Cuando me controla de una manera obsesiva. Necesito un descanso de ella y sus gritos. Necesito un lugar donde todo sea despreocupado y creo que tú eres ese lugar. — Me miró y yo lo mire igual. En sus ojos solo vi sinceridad. Me quede callada antes de ver el techo y ponerme el cigarro en la boca.

— Comprendo, seré tu amante. ¿Yo ya te había atraído antes?

—¿Te molesta?

— No. Me gusta, se me hace caliente.

Río:

— Si me atraías antes. Cuando te vi con esos pantalones y esa camisa blanca supe que quería follarte. — Me reí. — ¿Y yo?

— Si. — Sencillo y corto.

— Será nuestro secreto, nuestra relación.

— Nuestro engaño. — Susurre para después dar la última exhala y ver el humo desaparecer entra la oscuridad y la habitación. Apagué el cigarro en el plato de cristal, me paré dejando mi cuerpo al desnudo, busqué mi ropa para dormir (unos pantalones largos negros y una camisa de manga corta del mismo color), me lo puse y después me tiré a la cama.

Martín se fue minutos después de que se vistió y salió dando un leve portazo, dejándome en la soledad con un sentimiento de vacío al no volverlo a tener dentro de mi. Lo necesitaba otra vez. Lo llamaría mañana y concordaríamos otra cita para el domingo a las 2 de la tarde ya que Lana tenía clase hasta las 8 de la noche.

Habíamos creado una relación secreta y ardiente. Unas miradas de complicidad cada vez que nos juntábamos. Mensajes prohibidos y enterrados en los archivados. Sabanas desordenadas y ropa caída cada vez que venia a mi casa. Una relación incógnita y discreta. Nadie sospechaba de nosotros, no cuando éramos tan buenos mentirosos.

Creamos una mentira a base de infidelidad y pasión. Un engaño a Lana, a los demás y a nosotros mismos. 

_________________________

También de mis capítulos favoritos, un poco complicado de escribir pero todo bien. Ahora conoceremos a también uno de mis personajes favoritos. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro