3
Jillian Hayle
Burn Out-Imagine Dragons
_________________________
Me tiro a la cama mientras suspiro llena de cansancio. Hoy fue un día que me dejo abatida por tanto esfuerzo.
Primero los niños se tardaron años en levantarse así que salimos tarde de la casa. Mientras el chofer nos llevaba a la escuela el trafico de esa hora nos comió para hacer que tardáramos mas tiempo en llegar. Cuando nos postramos en la gran puerta de madera del prescolar la prefecta me dio un sermón sobre la tardanza y lo importante que es seguir el horario escolar.
Dejó entrar a los niños para después darme una mirada reprocharte.
Después, mientras caminaba hacia la parada mas cerca que estaba en el prescolar, porque si, al parecer esta familia no puede dejarme en mi propia casa, recibí una llama de la señora Sian y aguante 30 minutos de un regaño.
Decía sobre mi mal trabajo al despertar a los niños y como tarde tiempo en llevarlos a la escuela para que después los dejaran entrar por milagro y misericordia de la prefecta.
Si, así de exagerados y melodramáticos eran en esa escuela.
Y ahí no acabo el día. En el trabajo llego una señora con su hijo de 15 años. Mientras el niño coqueteaba conmigo de una manera un poco insípida su madre buscaba entre los estantes de pinceles uno en especial.
Cuando no encontró el que quería, uno alemán de alta gama, vino hacia mi mesa y con una sonrisa falsa y llena de superioridad, que me recordó al señor Alfred, me dijo que mi tienda no tenia los preciados y caros pinceles que quería.
Le pregunte cuales quería y después que me dijo cuales eran los busque por mi cuenta. ¿Adivinen? Si estaban solo que la bolsa era de un diferente color.
Se los mostré y ella me dijo que no eran, que los suyos eran verdes y esos rojos. Mi paciencia se agotaba con cada palabra que su boca llena de labial caro escupía. Le explique que el paquete era diferente porque era una nueva edición, pero aun así me llamo una ignorante de arte y me pregunto que hacia ahí para después llamar a mi jefa.
Cabe recalcar que mi jefa, una señora de nombre Victoria, es un poco exentica (por no decir rara). Sus pantalones son holgados y llenos de colores, sus camisas siempre son blancas y de manga corta, sus cardiganes son de un rojo o azul. No hay de otros colores. Sus zapatos son unas botas vaqueras, su cabello siempre esta amarrado en un chongo desordenado y sin importar que lo adorna con la misma pluma azul y sus ojos tiene sombras de diferentes tonos verdes.
Su personalidad es burbujeante y emocionada. Habla muy rápido y sus cejas siempre se mueven con cada palabra. Tiene mala suerte para el amor y eso siempre la pone de mal humor. Cuando su cita de la noche anterior sale mal es mejor no molestarla porque es como una bomba. Y hoy exploto.
Ayer había tenido una cita así que había decidido no molestarla, pero cuando la señora de labial costoso pasó la mesa y entró a la habitación que unas cadenas coloridas tapaban, gritó sobre los malos productos que había ahí y el mal servicio que le proporcione.
Cuando Victoria salió sus ojos estaban rojos, como si estuviera drogada, pero solo había llorado sin parar.
Mi jefa le mostro lo que quería y la señora solo le dijo que no. Y después el caos comenzó. Gritos chillones entre dos señoras, guiños de un puberto y paciencia acabada por mi parte.
Estuvimos 10 minutos así hasta que la señora tomo la mano de su hijo, gritó una tanda de groserías y salió de la tienda con un portazo. Juro que sentí que la tienda se movió y que casi todo se cae.
Victorio rodó los ojos y se volvió a meter a la oscura habitación para seguir llorando.
Suspiré y seguí trabajando. El día estuvo lleno de gritos y regaños. Me merecía un descanso.
Dejo de pensar en los eventos de hoy y me acomodo mejor entre la sabana morada y las almohadas. Toda esta tan suave y puedo escuchar como la cama me llama para dormir. Entre gemidos de placer por la comodidad de mi cama y movimientos mientras trato de acomodarme entro al mundo de los sueños para esperar no salir nunca mas.
...
Hay que decir que soy mala para los despertadores. Siempre se me olvidan ponerlos. Y ahora debido a un despiste por mi cansancio no lo he puesto y voy 7 minutos tarde hacia la cafetería.
Llego con rapidez y me voy quitando mi suéter rosa para dejarlo en el respaldo de la mesa, mi mochila se va al piso y yo me dirijo hacia Frey.
A esta hora la clientela cambia.
A veces la señora Weis viene aquí cuando sus hijos terminan de jugar en el parque. Se relaja aquí con una taza del café mas fuerte del local. Se sienta en la misma mesa que el señor Alfred. Su pelo color caoba lo trae en un chongo desordenado, su ropa es muy ligera y cómoda y su cara siempre dentona agotamiento.
Hoy tristemente esta aquí. Así que por una hora escuchare gritos infantiles.
Después viene Sam, una chica con un pelo morado que te marea por tanto color. Su cabello es increíble, es corto, con rulos y un fleco muy pequeño y abierto. Después casi todo el cabello esta pintado de un morado chillón y brillante, excepto la raíz, esa no esta pintada. Su cara es delicada siempre usa un delineador negro con brillitos en el lagrimal.
Se sienta en la mesa frente a la mía y siempre esta leyendo un libro mientras escucha música y se come un panecillo de chocolate y un capuchino.
Finalmente estoy yo.
Frey me da mi capuchino y un cupcake de chispas de chocolate. Le pago y le sonrió de boca cerrada para que el otro solo me mire con escepticismo.
"No le hagas caso Ji, es que hoy Hil se fue rápidamente porque tenia una cita." Grita Sam mientras ríe suavemente.
También ro y el chico solo nos mira con asco para volver a trabajar. Paso por la mesa de la chica con cabello morado y le aprieto el hombro con cariño. La conocí hace dos años, cuando vino aquí de refugiada porque sus padres se volvieron locos por su pelo.
Desde esa tarde hemos molestado a Frey con las millones citas de Hil y como este se amarga cuando el nunca ha sido al que invita.
Si, su humor es de perros.
Mientras me voy sentando y acomodando todo llega la señorita desconocida. Pide un latte y el mismo cupcake que el mío. Se sienta en su lugar y solo se concentra en observar fuera de la ventana.
Pasan 5 minutos en que solo mira mientras toma pequeños sorbos. Hasta que la campanilla suena. Volteo rápidamente al notar que nadie falta, que es alguien nuevo.
Un chico. Hay que aclarar algo, tengo ojos y un buen gusto y el nuevo que acaba de entrar esta para comerse.
Es alto, probablemente unos centímetros mas que yo, también es delgado. Su cabello es tan oscuro que me recuerda a un bosque sin la luz de la luna. Sus ojos son igualmente oscuros y me hipnotizan aun cuando solo los veo de reojo. Sonríe mientras va caminando hacia la mesa y santo del olimpo pecador es la sonrisa mas perfecta que he visto en toda mi vida. Sus dientes son blancos y pliegues largos y rectos se crean en sus mejillas.
Ok, si me lo cojo. Perdón, pero esta para comérselo y después chuparse los dedos.
Se siente en la silla frente a la chica. Ella no se da cuenta, esta demasiado concentrada divagando en su mente.
Pero si ese dulce se sentara frente a mi lo lamo en seguida.
Ok ya, no siempre soy así de pervertida.
El chico solo la ve de reojo mientras ve la carta con interés falso. Sonrió internamente. Cinco minutos después la chica lo ve por primera vez. No le sonríe, hasta parece que lo ignora. Regresa la mirada a la ventana de su lado. Y dos minutos después lo vuelve a ver. Y se ven por largos segundos.
Y antes de que lo sepa la chica ríe. Ríe suave y sencillamente y el chico también.
En 6 meses no la he visto sonreír ni una vez. Ni una sola. Ni de agradecimiento por su orden, o de algún cumplido de Hil o por ver algo gracioso.
Y ríe, ríe de manera simple, pero lo hace. Ríe por el chico que esta frente a ella, observándola. Ese acto tan sencillo le calentó el corazón. Y ríe, sin saber el porque.
_________________________
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro