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Dedicado a mi mmg favorito <3

James Martínez

Actualidad

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—¿Alcohol? —me pregunta Jil, mirándome fijamente.

—Alcohol —le reafirmo

—¿Ahorita?

—El alcohol es el mejor aliado para cuando te sientas mal, ¿qué dices? —me da un suspiro, probablemente lamentándose de la decisión que tomará.

—Está bien, pero un poco, no quiero emborracharme —me decepciono un poco al oír sus palabras, pero debo animarme, por lo menos no me corrió de su casa.

—Okay, ¿dónde está el alcohol?

—En la cocina, en la gaveta numero tres —le sonrió y me encamino a la cocina. Abro la gaveta que me ha dicho y encuentro tres botellas. Una de vino y dos te vodka.

—Ha alguien le gusta el vodka —la molesto, dándole la espalda.

—Era el favorito de Lana —la mención de mi prima y el tono de voz tan melancólico que usa me da una sensación extraña en el pecho. No se que pasó entre ellas, casi no convivo con Lana y la loca nunca me contó nada.

Solo sé que es un tema sensible y que mejor no hay que sacar a relucir.

Ver a Jillian en ese estado fue un golpe duro. Estaba emocionado por la cita y muy nervioso. Hacía un tiempo que no tenia una así que los nervios estaban permitidos. Pero al abrir esa puerta y observarla llorando me apachurró el corazón.

Lo primero que hice fue abrazarla. No pude pensar en nada mas. Nunca había tenido que consolar a alguien, eso de los sentimientos no se me da bien. Así que hice lo que hacen en las películas, abrazar a la persona y no soltarla. Me conformé con eso, aunque deseaba hacer mas creo que la ayudó, nunca me empujó o me canceló directamente la cita. Sólo dejó que la consolara, que la tomara entre mis brazos y la escondiera en mi pecho.

Sonrío sin pensarlo por ese recuerdo. Jillian me provoca cosas desconocidas y me hace hacer cosas igual de desconocidas. Y por la sonrisa tonta que he postrado en mi boca me doy cuenta de tanto. Dejo de sonreír mientras niego discretamente.

Agarro dos vasos de cristal y sirvo vodka en cada uno. Pienso sobre que podría echarle y rebusco en el refrigerador que podría haber. La maquina está bien surtida y junto a la leche encuentro un paquete de fresas. Se ven frescas y jugosas.

—Le pondré fresas, ¿está bien?

—Sí.

Cuando la abracé fue como si algo nuevo se posara en mi pecho. Tocarla y tenerla en mis brazos fue como si no necesitará algo mas en el mundo. Solo tratar de hacerla sentir mejor, solo susurrarle que todo estaría bien para después animarla con tragos.

Que cursi.

Lo sé y no me molesta.

Así que aquí estoy, deseando que no me eche de su casa y organizando unas bebidas para platicar sobre algo divertido.

—Ya está —le comento, dejando la tabla y el cuchillo con las cuales corté las fresas en el lavabo. Sujeto los dos vaso con pedazos de esa fruta y un liquido transparente y vuelvo a sentarme en ese sillón, frente a ella.

Posa su mirada y aún la noto cristalizada. Su nariz está roja y su pelo un poco despeinado. Bajo un poco mi mirada mientras le extiendo su licor, está usando un vestido que resalta cuerpo. Es hermosa.

¿Te perdimos?

Me agradece con una diminuta sonrisa y toma un sorbo.

—Guau, no sabia que hacías bebidas tan ricas.

—Sólo las hago cuando alguien se siente mal —le guiño un ojo con picardía.

—Ya debería llorar mas seguido, ¿dónde aprendiste? —los dos tomamos de nuestro bebida, mientras seguimos mirándonos. Sus ojos son de un tono claro, pero al mismo tiempo oscuro. Ese color que toman las hojas en otoño, secas y escandalosas. Sus ojos son escandalosos. Muestran tantas emociones y sensibilidad que te confundes entre ellos. Yo solo quiero descubrir cada uno de sus secretos, que me hable.

Pero regreso a la realidad cuando analizo la pregunta. Dudo entre si decirle o no. Mejor no lo hago, no quiero que se aleje por mis malas decisiones. Ella, aunque tenga tantas dudas en esos hermosos ojos, el hecho de solo conocerla me hace asegurar que merece todo lo bueno, y yo quiero ser todo lo bueno para ella.

—Un amigo me enseñó, para ayudarlo en las fiestas que hacíamos.

—Pues espero más bebidas —nos absorbe un ambiente callado y tranquilo.

Memorizo esos momentos donde creía que la vida era fácil, emborracharse, tener fiestas y ninguna responsabilidad. Eché a la basura todo por eso. Perdí oportunidades importantes, como las de estudiar

—Estaba nerviosa por la cita —me comenta rompiendo el silencio.

—Yo también, me cambié de corbata tres veces hasta que Victoria me gritó que ya debía irme porque se me hacia tarde.

Alarga levemente sus comisuras, pero vuelve a quedarse seria luego de unos segundos —: ¿No crees que fue muy rápido? ¿Lo de la cita?

¿Creo que ha sido rápido? Hemos convivido por mas de dos semanas juntos, casi todo el día, y aunque ha sido un poco rápido ella de verdad me agrada. Me gusta estar cerca de la chica y me crea estas nuevas sensaciones, que no son malas. No había tenido buenas sensaciones hacía un tiempo.

—La vida me ha enseñado a tomar riesgos —recuero las luces y los regaños —, que solo hay una y que hay que aprovecharla al máximo —los gritos y el cansancio por correr—, que hay que tener cuidado pero aun así hacer lo que a tanto le temes —el olor y las miradas —, tú me gustas, me arriesgué a terminar rechazado pero no lo hice y aunque no es la cita que pensábamos me gusta estar a tu lado —el temor y sus caras de decepción. Sus mejillas se prenden y no necesito otra respuesta.

—Yo digo que animemos este ambiente —deja el vaso en la mesa y me sonríe maliciosa —, somos dos pero seguro nos divertimos.

Me tomo lo que queda, disgustando el amargo del vodka en mi garganta. También dejo el vaso.

—¿Segura que te sientes bien?

—Aburrido, estoy bien, ahora deja de amargar el ambiente —la veo, serio pero aun así asiento.

—¿Sobre que quieres hablar?

—¿Dónde están tus padres? —directa, ¿el alcohol ya le hará estragos? Pero no se ha tomado ni tres sorbos. La pregunta me incomoda, pero trato de no mostrarlo.

—¿Me crees huérfano? —mi tono es divertido aunque no me de tanta gracia.

—Nunca los mencionas y vives en la tienda de Victoria, en un colchón inflable.

—Trabajando —respondo simplón.

—¿Y no puedes vivir en su casa o algo así? Seguro es mas cómodo que eso.

—Digamos que no estoy en una buena situación con ellos —es la verdad a medias. Mi relación con esos señores no es la mejor, y lo entiendo.

—¿Puedo saber?

—Pero que chismosa — la molesto, tratando de aligerar el ambiente —, pero eso es privado.

—Lo siento —me ve avergonzada y me siento mal porque no quería demostrarle eso, solo quiero olvidar ese tema. Yo soy el que se avergüenza por eso y perderla por las malas decisiones que tomé hace meses no es algo que quiero hacer hoy, o nunca. Aunque sé que debo decirle.

—Tranquila, eso será otro día —hay un silencio y después yo noto algo —. ¿Dónde están TUS padres? —mira para otro lado unos milisegundos antes de volver a posar sus ojos en los míos.

—Digamos que tampoco me llevo bien con ellos —algo tenemos en común.

—¿Entonces no temas de padres?

—No temas de padres —me tranquilizo, aún es pronto a sacar a relucir el pasado —. Mejor sobre amor, ¿parejas? —sonrió ahora si es diversión. Esta chismosa.

—He tenido 3, una a los 15, duramos 4 meses, otra a los 17, duramos 8 meses y la ultima a los 19, duramos dos años. Ha sido la relación mas larga que he tenido —hablar de mis ex parejas me trae recuerdos. Algunos buenos y otros no tanto.

—Yo sólo una, a los 16 y duramos 6 meses. ¿Por qué terminaste con la de dos años? —toso un poco de la sorpresa por su pregunta.

— Sacábamos a relucir lo peor del otro. No funcionábamos como algo sano. ¿Tú?

—¿Lo peor? ¿Querer engañarse y golpearse mutuamente? Mis padres se entrometieron en la relación, hicieron que nos separábamos —río ante la ocurrencia de sus preguntas. Aunque este un poco distante de la realidad me causa diversión.

—Algo así, pongámoslo mejor como que había muchas fiesta con cosas ilegales.

—¿Será que tenemos un criminal por aquí? —me muevo un poco, tratando de no parecer algo penoso.

—Sí, pero shhhhh —nos echamos a reír y relajarnos. Cuando el silencio nos vuelve a engullir esta vez soy yo quien sonríe maliciosamente — ¿Sexuales? —se tensa.

—Una —dice algo tediosa.

—Suena como una historia que terminó mal —trato de quitar el ambiente, pero presiento que solo se puso peor con mi pregunta.

Diablos.

—Terminó mal —agarra el teléfono que tenía escondido entre sus piernas y lo prende. Me mira y después el teléfono —. Creo que tienes que irte, James, ya es tarde y mañana debo trabajar —creo que la he cagado.

Mucho.

—Ah sí, claro —me levanto y espero a que ella también lo haga. Nos paramos frente a la puerta, mientras ella la abre, trato de buscar sus ojos, pero nunca me mira. Me empiezo a estresar por la situación, no entiendo nada. Estábamos bien, divirtiéndonos hasta que mencioné lo sexual. ¿Habrá tenido una mala experiencia? —. Espero te hayas divertido.

—Mucho, gracias por animarme y prepararme esos tragos. Y perdón por sacarte tan pronto.

—No pasa nad- —el sonido de una notificación de mi teléfono me corta. Lo tomo de mi bolsillo derecho y lo prendo.

Nuevo mensaje

La Loca: ¿Películas el próximo sábado? Puedes llevar a Jil😏

—Es Victoria, pregunta por si quieres venir a ver películas el próximo sábado. Será en la casa de Max y habrá comida china.

—¿Max? ¿Su ligue? —al parecer ella también sabe de su catastrófica vida amorosa.

—Sí, ese —me mira dudosa. Que diga que sí, que diga que sí, que diga que...

—No lo sé. Tengo que estudiar y-

—¿Le dirás no a la comida china, películas y a íi? —interrumpo antes de que responda negativamente.

—Bajémosle un poco a ese ego.

—Por algo me llaman señor ego.

—La persona que te haya dado ese apodo es muy inteligente.

—Y hermosa —y no miento. Se sonroja y vuelve a girar la cabeza. Trato de cambiar el tema—. Además, si no te invito Victoria estará todo la semana insistiéndome que te insista —me mira, se vuelve a quedar pensando, con un largo suspiro.

—Está bien, pero quiero una sopa Wong Ton.

—Te daré lo que quieras con tal de que vengas, hasta un beso —muevo las cejas de arriba abajo con coquetería. Y tampoco vuelvo a mentir.

—Que coquetito nos saliste, anda ya vete antes de que se te haga tarde.

—Luego te mando la información, adiós, pequeña pervertida, descansa —le sonrío por el hermoso apodo que acabo de decirle. Mi favorito.

—Adiós, señor ego — también me guiña el ojo antes de salir. La puerta se cierra y me quedo parado, sonriendo como un bobo.

En una semana veré películas con Jil. 

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Adoro escribir el punto de vista de James. 

Instagram: chica_violeta_ 

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