Jillian Hayle

Actualidad

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¿Por qué las inseguridades existen?

No les veo sentido, nunca les he visto sentido. Siempre he sido una persona con una autoestima pasable. A veces me siento como la mierda, pero no en un problema tan grande como para no seguir teniendo ese brillo en mi mirada.

Normalmente me siento normal, me gustan mis ojos y algunas cosas de mi cara, no me desagrada mi cuerpo y creo que con los arreglos necesarios puedo relucir un poco entre la multitud.

Pero al parecer hoy las inseguridades tuvieron que estrangularme. Hoy no es el día perfecto para eso.

Visto un corto vestido azur marino con tiras. Tiene un escote rectangular y me queda un poco suelto. Tener mucho pecho no es lo mío. Se ciñe en mi cadera y después se suelta a la mitad de la rodilla. Me gusta, pero a le vez no, me desagrada como se nota mas que no tengo tetas, o mis delgados brazos o mis piernas igual delgadas.

No me gusta la imagen que me da y lloraría si no tuviera maquillaje. Trato de calmarme y pensar. No tengo tantos vestidos y este fue un regalo de Leia. Lo había visto en el acapárate y me había enamorado. No lo compré y tampoco me lo probé, pero venía con mi loca amiga y después ella me lo regaló en mi cumpleaños. Le agradecí con gentileza, pero en la noche, sola y con las dudas en mi cabeza, decidí que no me gustaba ese vestido. Y aquí estoy, con el vestido puesto y las incertidumbres que se desplazan alrededor de mi mente y gritan que no use este vestido. Un solo vestido puede arruinarme esta noche. Una noche donde debería estar feliz. Pero no lo estoy.

¿Por qué las inseguridades existen?

Para acabar con la felicidad de alguien.

¿Y si mejor me pongo otro vestido? Es lo mejor. ¿El marrón? Ese es muy informal. No quedaría con alguna cena como la de hoy. ¿El negro y forro? Ese es hermoso y me encanta. Me cambio y termino otra vez junto al espejo. Juzgando como me veo para ver si de esa forma evito que los demás lo hagan.

Es un vestido negro igual corto y pegado. Su escote es de corazón, pero no resalta tanto. Las mangas son de una tela transparente igual negra. Me gusta la ropa pegada y con mangas. Lo pegado hace que mi cuerpo se vea mas luminoso y la tela en los brazos tapa estos. No sé porque hice tanto teatro cuando pude elegir este vestido desde el inicio.

Mi maquillaje es de lo mas sencillo. Base, polvos, rubor, un delineado negro que no quedó tan mal (gracias, Lana) y un labial con un poco de pigmento rojo. Yo creo que todo esta bien. Mi cabello aplanado y bien peinado, un perfume de lirios y un collar cuelga de mi cuello. Estoy bien. Me digo para tratar de tranquilizarme. Debo estar bien. Hoy es la cena con James y quiero estar bien para disfrutar de la noche.

Cuando decido que me veo maravillosa me calzo con unas sandalias doradas y abiertas. Doy una ultima repasada.

Ya, Jillian, te ves increíble, deja de chillar.

Mierda. Mierda. Mierda. Maldigo a las inseguridades y quien las ha creado.

Me voy a sentar al sillón con las manos sudadas encima de mis piernas. Estoy nerviosa y siento un nudo en mi estomago. Me retuerzo los dedos tratando de proyectar mi angustia ahí.

¿Y si no le gusto? Todo sobre la cita fue repentino, y aunque admito que me atrae un poco, y al parecer yo a él, no quita el temor que todo sea una broma de mal gusto. Hace mucho no tenia alguna cita. Con Martin todo era sexo, no había ningún interés romántico, ni citas ni chocolates. Estábamos bien con eso. A Martin nunca le enseñaron a ser así (ni con Lana era así) y yo sentía que no merecía nada. Aun lo sigo sintiendo. Parece irreal que le haya causado una buena impresión a James de manera tan repentina. Y mas con lo de su prima...

Significa que no le ha dicho. Significa que le debo decir. Tal vez así ese hechizo que tenga por mi se acabe y por fin regrese a mi cueva sin cariño. Porque no merezco nada de eso. No merezco nada de eso, por ser una mala hija, una mala hija y una mala persona.

Las villanas no merecen nada bueno, y las princesas no merecen nada malo. Pero yo soy una villana y estoy a punto de tener una cita, pero, ¿a qué costo? Al de las inseguridades y la culpa. Un costo tan mínimo al lado de la desconocida y Lana. Ellas merecen todo lo bueno y yo merezco arder.

Y sin quererlo y pensarlo me echo a llorar. Por todo, por mis padres, por mi vida que, aunque sea organizada y exitosa en mis estudios es una mierda en lo personal. Porque en vez de crecer como persona me he hecho mas insignificante.

Cuando siento que han pasado minutos desde que me puse a llorar suena el timbre. Voy a abrir la puerta, sé que es James y no quiero que me vea en este estado, pero tampoco puedo hacer mucho con él. Cuando abro la puerta lo veo sonriente, bien arreglado e igual de guapo que siempre. Pero al verme toda alegría decae y me mira confuso. Pero eso solo dura unos milisegundos antes de entrar (sin preguntar) y abrazarme fuertemente.

No se lo tuve que pedir, pero al parecer él sabe perfectamente que hacer para hacerme sentir bien. Hace tanto tiempo necesitaba un abrazo y junto a el siento la calidez mas asombrosa que haya sentido. No quiero salir de ahí, quedarme hasta que los dos muramos.

Bueno, eso es un poco oscuro.

Buen punto.

El chico cierra la puerta con una patada cuidadosa y me lleva al sillón. Nos sentamos y nunca me separo de sus brazos. Solo quiero que siga apretándome contra el, oler su aroma dulce y escuchar sus latidos.

—Jil, temo preguntar algo tan cliché y usado, pero, ¿estas bien? —sonrío en su pecho. Algo tan pequeño, tan extraño, me ha hecho sonreír a pesar de como estoy. Si este no es el indicado no se quien será.

¿Eh?

—No estoy bien —soy directa por como estoy. A pesar de estar apenada por como me veo la vergüenza se va poco a poco al sentir que no me juzgará. Lo puede hacer todo el mundo, pero nunca él. Es tan extraño.

—¿Me lo quieres contar? —su tono es preocupado.

—Algún día —no le puedo contar, no cuando hemos hecho este ambiente tan agradable. Un ambiente que tanto necesitaba. Y tengo el temor de que, si le cuento lo de Lana, sobre lo que hice, nunca volverá a abrazarme de esta forma.

—Está bien —lo escucho decepcionado, lo sé, pero no me presiona, solo me apretuja un poco mas fuerte. Esto es todo lo que deseo, sentir algo como amor sin pedirlo. Y sollozo mas fuerte al preguntarme si lo merezco, si el correrá. No nos conocemos de nada, pero siento que lo conozco de toda la vida. Siento que si corre lejos de mi nunca podre superarlo.

Tal vez no es la cita que teníamos pensado, tal vez lo eché a perder por mis tontas inseguridades, pero esto, de alguna manera, es lo que necesitaba y eso lo hace perfecto. 

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Primero hablemos sobre esta cita. Un desastre, eso se sabe. Pero también creo que demuestra un paso grande para Jil; ya está pensando en decirle todo a James. 

Segundo hablemos de que ya casi termino de escribir la historia. Voy por los epílogos. Al final son 31 capítulos y dos epílogos. Espero no decepcionarlos con la historia. 

En el próximo capítulo ya la habré terminado <3.