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Jillian Hayle

Actualidad

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Y como si la vida, el destino o cualquier mierda de esas estuviera en mi contra, mágicamente la neblina se dispersa y lo logro ver, su cara, su linda cara. Sus brillantes ojos me miran confundidos y serios, su cabello cae despeinado contra su frente, sus labios se humedecen por su lengua.

¿Por qué eres tan guapo, maldito?

Se ve igual de bien que la ultima vez que nos vimos. Se ve mas tenso y tal vez un poco mas delgado, pero es casi el mismo. Como si nuestra repentina ruptura de un día a otro nunca lo hubiera afectado. Como si su boca hubiera olvidado mis labios, mi cuerpo. Como si todo lo que vivimos, noches entre sabanas y humo de cigarro, complicidad y besos desenfrenados se hubieran esfumado de su mente de una manera instantánea. Como si nada hubiera pasado entre nosotros.

Cuando Lana se dio cuenta me llamó (Lana) a mi en la noche, me insultó y me llamo miles de cosas que me afectaron, lo admito. También vino la escuela para contar todo lo que había pasado. Pero nunca los vi juntos otra vez, nunca volví a encontrarme con Martin. El no me llamó y yo tampoco lo hice. Y como si desde el momento en que Lana se dio cuenta nuestro pequeño fraude se desmoronó y nadie se tomó el tiempo de recogerlo. Solo quedo, ahí, hecho polvo en un piso descuidado. El poco nerviosismo que noté me da leves esperanzas de que lo nuestro de verdad no queóo en una vieja cabaña junto a nuestro deseo, nuestro engaño, nuestras noches y todo lo demás que fuimos recolectando en un año. Leves esperanzas que tal vez podríamos limpiar la cabaña y dejarla ahí, como un recordatorio de lo que fuimos. Yo no quería recuperar nada mas, no cuando al mirarlo notaba la culpa en forma de lagrimas, no cuando se que merece algo mas que sexo sin mas. Y yo también merezco algo mas.

Parpadeo y vuelvo a la realidad. No puedo dejar llevarme por el pasado, si no, seré arrastrada.

— Hace un tiempo no nos vemos —me dice mientras me da una pequeña sonrisa incomoda.

— Si, desde lo de...—no puedo terminar la frase. El asiente como si entendiera y nos quedamos en un silencio que no es igual al que compartíamos después de una noche desenfrenada. Este no tiene cigarros ni placer. Este solo esta lleno de tensión y con sabor a recuerdos lejanos.

— Desde eso. Tres meses. Tres meses—lo ultimo lo susurra y me cuesta oírlo. Miro a mis botas que me parecen lo mas interesante. Necesito un cigarro. Necesito irme antes de explotar por este ambiente. Quiero irme a mi casa a dormir hasta no des... — Y, ¿Cómo has estado? — interrumpe mis pensamientos.

¿Cómo he estado? ¿Tu que crees? No tengo a nadie, mi mejor amiga me odia, hace tres meses no tengo sexo, la vida de la desconocida es complicada y tengo demasiada curiosidad, está este nuevo chico en mi trabajo y me parece guapo y para rematar todo me acabo de encontrar con el ex novio de mi mejor amiga con quien dormí en secreto por mas de un año. ¿Tu como crees que he estado? No he estado feliz. Pero no le digo nada de eso porque no tiene culpa de mi estrés y frustración.

Bueno, tal vez un poco.

Solo un poco.

Muy poquito.

Extremadament-

¡Concéntrate!

Lo miro y sonrío:

— Eh si, he estado bien. Con mucha tarea y proyectos y trabajo.

— Te gradúas en un año ¿no?

— Sip—mi sonrisa decae, pero la suya se hace menos incomoda. Ok, creo que eso es un avance— Bueno yo voy a ir-

— Espera —interrumpe mi trato de salida. Vuelve a interrumpir mi torpe trato de escapar de esta situación y veras niño bonito. Y veras.

Ya deja de amenazar, te ves pendeja.

Cállate.

—¿Quieres ir a tomar un café? Creo que tenemos que hablar—no. No quiero hablar contigo, pero si creo que es necesario.

Mira, comportándote como una adulta responsable.

Oyee.

— Si, conozco una buena cafetería por aquí.

— Te sigo — ni que fueras perro.

¡JILLIAN!

Perdón, pero este hombre me pone de los nervios y estoy nerviosa, además no hay cigarros.

Te vas a morir si sigues fumando.

Uy si, mira como me importa.

Caminamos entre la delgada neblina y esquivamos personas. Yo voy en el frente y el detrás de mi como perr-, digo, como un humano que se comporta como un mamífero que se dice que es el mejor amigo del hombre.

Santos cielos y las nubes, intenta ser amable.

No quiero, este tipo me pone nerviosa, además estoy de mal humor, me dijeron que explicaba mal y no tengo cigarros. La soledad me abraza todos los días y hace unas horas empecé a sentir esta culpa que apenas me deja respirar. Tengo derecho a ser una perra, a mandar al mierda a todos.

No la tienes. Ellos no tienen la culpa de tus decisiones. No eres una mujer grosera, eres una mujer ADULTA que ha pasado por mucho pero que a pesar de todo debe mantener esa esencia suya, debe de dejar de comportarse como un monstruo y empezar a ser una persona que aporta amor y amabilidad a este mundo.

No se como hacerlo.

Cerrando este ciclo con educación y respeto será un buen inicio.

¿Para dejar de ser un monstruo?

Para dejar de sentirte como uno.

Llegamos después de unos minutos. Abro la puerta y el sonido de la campanita nos da la bienvenida. Dentro hay un calor cómodo y delicioso. Hil esta atendiendo a la señora Weis y sus hijos corretean entre sus piernas. Sam esta sentada en su mesa habitual mientras escribe algo en su computadora, muy concentrada. Mueve la cabeza tal vez siguiendo la melodía que sale de los audífonos morados que trae. Cuando entro, Frey está en las cafeteras, me ve confundido y su expresión se hace mas pronunciada cuando ve a Martin. Le hago una seña con la boca para decirle que se calle. Nos formamos detrás de la señora Weis y esperamos por nuestro turno. Hil no nos nota, esta muy enfrascada en su trabajo. Cuando finalmente nos toca ella me ve y sus ojos se agrandan. Sus labios crean una "o" y apuesto que en su cabeza de artista están pasando las diferentes respuestas a porque estoy aquí y con alguien.

— Hola Jil y amigo de Jil—ella me mira y lo mira y me vuelve a mirar y lo mira otra vez y todo para hasta que hablo.

—¿Qué vas a querer Martin? —lo veo y le sonrío con cordialidad.

— Un americano esta bien —asiento y me regreso hacia la pelirroja otra vez. Sus cejas se curvan hacia arriba con duda y se que quiere decir. Niego. Su cara decae y asiente. Perfecto.

— Yo quiero un frappe de moka —los dos meseros me miran mas sorprendidos si se puede.

— Lo cambiaste finalmente, las estrellas se alinearon. Hoy se acaba el mundo —me ruborizo por lo que dice Frey y lo miro mal.

— Cállate. ¿Cuánto será? — Regreso mi mirada otra vez a Hil que parece que se va a desmayar entre tanta emoción.

— Yo invito —dice una voz detrás de mi. Ah no, soy inteligente. Si pago yo me puedo ir cuando sea y no sentiré que le debo algo.

— Tranquilo —lo observo de reojo, nada.

— Serian 15 — le paso el dinero mientras sonrío nerviosa. Hil me mira y cuando nuestras manos se tocan me aprieta mientras me reconforta con cariño. Un cariño que siento diferente. No el cariño que sentía con la ruda Lena o con el cariñosa Jenny, no, este es otro tipo de cariño. El tipo de cariño que tienes con alguien que acabas de conocer, pero de alguna forma sienten que se conocen hace tiempo, como si tuvieran una relación anteriormente, pero es igual de lejana. Como un cariño de... hermanas.

— Gracias. Ya te lo entregamos por allá—señala la barra de mi lado izquierdo. Nos dirigimos hacia ella.

— Es un lugar muy pintoresco —comenta Martin mientras se apoya en la barra para verme a los ojos.

— Me gusta mucho aquí, es tranquilo y te deja pensar con calma. Hay pocos clientes y casi nunca llega alguien nuevo. De seguro tu eres uno de los nuevos clientes en meses, por eso te miran tan raro— los dos, sincronizadamente, volteamos a ver el lugar.

Sam esta demasiado concentrada para mirarnos de una manera directa, pero si noto sus ojos moviéndose entre la blanca pantalla y nosotros. Cuando este sola ella vendrá como la chismosa que es a preguntarme, igual Hil y puedo apostar que Frey escuchara desde la distancia.

Genial ¿Cómo explicaremos que es el ex novio de mi mejor amiga con quien me acostaba?

Escaparemos.

¿Escaparemos? ¿De ellas? Claro, sigue soñando.

La señora Wise no se percata de nosotros, esta muy centrada en su café con alcohol. Pero sus gemelos si, aunque aun siguen jugando en la mesa con unos dinosaurios pequeños nos ven con curiosidad. Susurran entre ellos y sus grandes ojos verdes nos observan.

— Si, ya veo —el café llega y nos vamos a la mesa que antes era donde yo me sentaba, antes de empezar a sentarme cerca de la desconocida.

— Mira mami, ahí esta Jil con un nuevo amigo—dice Alberto mientras Roberto asiente. —¿Tu crees que se besen? —le dice en un susurro mal disimulado a su hermano.

— No, ella es muy linda para el. — Y la señora Wise se ríe. Se carcajea de una manera fuerte y fácil. Hasta yo quiero reírme. Me muerdo la lengua para no hacerlo. Cuando la señora Wise se relaja mira a sus hijos con adoración y les sonríe con complicidad. Dios. Nos vamos de ahí y cuando estoy de espaldas a el se me sale una sonrisa. Si estuviera con James seguro nadie diría nada. ¿Qué estoy pensando? Se sienta frente a mi, de espaldas a la barra, y toma de su café. Agarro mi popote orgánico y sorbo del frappee. Esta helado y delicioso. Me gusta. Podría pedirlo mas veces. El silencio que llega es tranquilo, hay tanto que decir, pero nos olvidamos de todo eso mientras saboreamos nuestras bebidas.

—Esta muy buena, me gusta. ¿Cómo esta la tuya? —lo miro y sonrío. Me duelen los cachetes de tanto sonreír.

—También me gusta —y es verdad.

—Tal vez me veas mas seguido por aquí —bromea y acerca la taza a sus labios. Se mojan y recuerdo todo lo que hizo con esos labios.

Mierda Jil, concéntrate.

—Ay, no por favor —le sigo la broma y hago una cara de verdadero dolor. Nos reímos. Y el silencio regresa. Incomodo. Tamborileo mis zapatos contra el piso mientras los veo y comienza a tararear una canción que queda perfecta con este momento.

Cómo te atreves

a volver

A darle vida a lo que

estaba muerto

La soledad me había

tratado bien

Y no eres quien para

exigir derechos

¿Cómo el se atreve a volver después de todo lo que pasó? ¿Cómo el se atreve a volver después de que hicimos un pacto silencioso de no volvernos a hablar?

Porque el final que nosotros creamos rápidamente no era el final, aun queda vaciar esa cabaña, cerrar la puerta con candado y separarnos, esta vez para siempre.

—Jillian, de verdad necesitamos a hablar —murmura. Levanto la vista, pero ahora observo su cuello. La saliva baja de su garganta.

—Lo se.

—Hicimos mal, la cagamos y perdimos a Lana. No debimos haber hecho lo que hicimos, nunca.

—Pero lo hicimos y ahora la culpa nos carcome—lo miro y siento que voy a llorar. No quiero hacerlo, no frente a todos que nos observan detenidamente.

— Si. Lastimamos a Lana, mi novia, tu mejor amiga. Hicimos lo prohibido, hicimos lo que no debíamos hacer. Y ahora hay que arreglarlo. Lo trate de hacer con Lana, pero ella no me perdono, y lo entiendo, solo no quiero dejar ese ciclo abierto, ella fue una persona muy importante en mi vida—escucho arrepentimiento en su voz, se que la quería, pero no de esa forma. Su relación fue precipitada y mas cuando Lana estaba tan mal.

— Yo tampoco tratare de volver a conseguir nuestra relación, conozco a Lana. Solo quiero también cerrar ese ciclo, pero no se como. Ella no me habla, ni contesta mis llamadas. La ultima vez que mediamos palabra de manera civilizada fue esa noche —el corazón se me aprieta al recordar.

La lluvia cae en mi como recordatorio, los monstruos no bailan en la lluvia, se mojan y lloran.

Lo hiciste, Jillian, hiciste lo que mas inseguridad me daba y no te importó. Nunca te importe porque no tuviese los ovarios para decirmesu voz se rompe, pero no escucho lagrimas. Ella es fuerte, tal vez mas que yo.

Respira, tranquila.

—Solo hay que dejar algo claro, no podemos volverlo a hacer —Martin me recuerda lo obvio.

—Ni volver a tener esa amistad. No después de todo.

—Lo olvidaremos.

—Sera nuestro pasado oscuro—la voz se me rompe.

—El secreto que salió a la luz y lastimó a todos, nos lastimó. Olvidarlo será lo mejor. Para ellos y para nosotros—se levanta al terminar su café.

—Ten una buena vida, Martin y espero que logres encontrar a alguien—se lo digo y le doy una sonrisa frágil. Nunca lo conocí verdaderamente, solo teníamos sexo, solo teníamos pequeñas platicas entre cigarros, con Lana, sobre Lana.

—Y tu Jil, y tu— sale de la cafetería mientras esconde sus manos en sus bolsillos y regresa a afuera. A donde hace frio. Me despido de Martin, la persona con la cual no compartí casi nada pero que de alguna forma tejimos una mentira. Martin, la persona que podía denominar como un amigo. No lo siento, pero de alguna forma lo que hicimos, lo que paso nos junto. No duele, siento un alivio porque se que finalmente este capitulo cerró. Ahora debo acomodar mi vida, debo arreglar todo lo que hice mal y lo hare. Lo hare para dejar de ser este monstruo.

Adiós. 

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Sí, no es lunes pero este capítulo es necesario en la trama y no podía esperarme. No está editado así que... 

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