Despedida
Eran ya las 10 de la mañana y todos los clientes se iban pero en manada. Todos sosteniendo su maleta, caminando como monjas peregrinas una al lado de la otra.
Los que aún no se iban hacían sus maletas en su habitación. La mayoría tuvo la bochornosa costumbre de llevarse ya fuera bien la toalla de baño, algunos jabones, unos cigarros que estaban en el baño, alguna cómoda almohada o ya de plano una de las Carpetas de tela que adornaban las mesas de los cuartos.
Pero al fin y al cabo todos se marcharían del Hotel Overlook y regresarían al año siguiente o en 6 meses. O incluso algunos no regresarían jamás.
No porque el hotel tuviera mal servicio, era caro lógicamente. El hotel era grande, comida y bebida cuanto quisieras, hora del té, (algo que pocos hoteles ofrecen), servicio de televisión, internet con señal excelente, lugares para visitar y vistas increíbles para admirar.
La familia de Javier que solo era de 4 personas había pagado la ingente cantidad de 20, 000 pesos...algo que no es barato.
Pero eran 3 semanas después de todo, ahora que cada una persona pagara 5000 grandes era algo caro pero que valía la pena.
Javier estaba listo para irse aunque lógicamente no quería, ¿el por qué? Porque la chica que había conocido en ese verano se iría junto con la estancia del hotel.
Claramente a ella tampoco le gustaba la idea, puede que vivieran en la misma ciudad, pero eso no quería decir que se reencontrarían tan fácilmente.
Pero claro, los dos estaban dispuestos a luchar contra los cuatro elementos de la naturaleza con tal de reencontrarse.
Podrían darse sus números telefónicos, pero Javier tenia –para su mala suerte -un celular el cual no recibía ni podía hacer llamadas, básicamente inútil.
-Ojala se pudran los de et&ti, inútiles de mierda. –Estaba enojadísimo ya que ese proveedor de telefonía siempre le quedaba mal.
-¿Dónde está Javier, Mario? –Pregunto la madre.
-No se...no me dijo. –Contestó.
-¿Cómo que no sabes? –Dijo ella de manera enojada.
-Pues no sé. –Se encogió de hombros.
-Luis, ve a buscar a tu hermano, ¡pero de ya!
Luis salto de su silla y busco a Javier lo más rápido que pudo para no provocar la furia de su madre.
Ellos nunca serian una familia normal, el simple hecho de como se trataban dejaba a delatar que siempre pero siempre, serian una familia muy disfuncional.
Y ese hecho ya poco le importaba a Javier, el cual estaba buscando con la mirada a esa chica que había sido tan importante para él, no podía, no quería y no dejaría irla escapar sin antes saber por qué nombre debía de buscarla.
Esa sería la única pista que tendría de su paradero junto con las indicaciones que ella le había dicho.
De ser necesario tiraría abajo todas las casas que hubiera en la colonia donde estaba esa escuela y esa iglesia con el único fin de encontrar a su amada de nuevo.
Y es que a ella la estaban apurando, pero estaba esperando a Javier en la puerta para cuando el saliera.
Lo curioso es que él estaba buscando en todo el primer piso, pero el último lugar en el que se le ocurría buscar era en el living que estaba enfrente de la entrada.
Luis lo vio correr rápidamente, así que ni corto ni perezoso fue tras él.
Javier era mucho más rápido que Luis, por lo cual lo volvió a perder más pronto incluso de lo que había llegado a verlo.
Seguía buscando, con miedo en su corazón de que ella ya hubiera ido sin poder preguntarle su nombre. El no saberlo aterraba todo su ser que su cuerpo se estremecía y las piernas se le debilitaban al pensarlo.
-¡Tengo que saberlo, debo saber su nombre! –Se repetía en su corazón a cada segundo.
Llegaba incluso a empujar gente, chocaba hombros con otros tantos únicamente diciendo "Perdón" sin dejar de correr.
Ella ya estaba preocupada, Javier bien se podía haber ido ya, inclusive su espina dorsal tenía escalofríos de solo pensarlo, no quería irse sin antes decirle su nombre.
Como todo buen mexicano, ambos habían dejado lo más importante hasta el final, si se hubieran presentado formalmente desde el comienzo ellos no estarían pasando por aquella tenebrosa situación.
-¡Rápido, rápido, rápido! –Pensaba Javier hasta que llego al living, ahí estaba ella, con su semblante preocupado.
-¡Por aquí! –Gritó él con toda la fuerza de sus pulmones.
-Javier. –Contestó ella con alegría en su corazón. -¡Javier, Javier! –No dejaba de repetir.
Ambos se abrazaron con la fuerza que les quedaba, Luis solo los miro haciendo una mueca de repudio, así que mejor se fue para dejar de mirar aquella "horripilante" escena para él.
-Pensé que no te encontraría. –Exclamó Javier conteniendo el llanto.
Las personas pasaban junto a ellos, pero en si no existía nada ni nadie más que los dos en ese instante.
Aquel sueño de vivir en un mundo donde solo vivían ellos dos se había cumplido a solo minutos antes de decir adiós.
-Yo también estaba preocupada Javier, creí que te habías ido dejándome sola.
-Ya, ya, ya no te preocupes. –Javier dijo eso como si tratara de consolar a un niño pequeño.
Y es que los dos estaban llorando como tal, muchos se les quedaban viendo mientras trataban de asimilar aquella escena tan melancólica.
Pero ellos nos los veían, estaban inmersos en su paraíso de fondo rosa clavel, abrazados juntando sus frentes en lo que parecía el inminente adiós.
Pero esa ilusión se rompió como un espejo, la madre de Javier, (que estaba furiosa como un toro), le grito desde afuera.
Lo mismo pasó con la familia de la chica, se sentían como Romeo y Julieta, separados por sus familias.
El hizo caso omiso, pero ella no, rompió el abrazo y se fue corriendo.
Pero Javier la alcanzo rápido y la tomo de la mano.
-¡Dime tu nombre! –Suplicó.
-Está bien Javier...pero júrame que me buscaras cuando llegues a Morelia.
-¡Lo juro, tu misma sabes que te amare por siempre!
Ella suspiro satisfactoriamente ya que era verdad lo que Javier le había dicho. Ahora le diría su nombre después de tanto tiempo.
Antes de decirle su nombre los dos compartirían un beso ante su eventual adiós.
-Mi nombre es...
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Mi nombre es uvuvwevwevwe onyetenyevwe ugwemuhwem osas :v
Ni se crean que diré el nombre de la chica antes de tiempo >:v
Se podría decir que pasamos a la segunda fase del libro pero eso no quita que seguirá siendo buena historia.
Nos vemos el viernes.
-Arturo.
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